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Mostrando entradas de marzo, 2011

Escenarios: Vivian Girls + The Last Dandies - KGB (Barcelona), 30 de marzo de 2011

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Sin desmerecer a las otras chicas, pero veamos: Cassie Ramone (guitarra, voz). Da lo mismo que rasgue durante dieciséis, veinticuatro compases un simple mi menor descacharrado a la guitarra eléctrica o que de repente se deslice hacia arriba en el mástil para atacar esos punteos que apenas repiten notas en su crescendo melódico. Esta chica es algo aparte, y para mí una imagen embelesadora y vehemente que no tiene competencia posible en su género musical. Lo dije cuando me sorprendieron en su anterior visita y lo voy a repetir ahora: hay algo muy tangible, real y creíble en Vivian Girls , y no se me ocurre nada mejor que decir de ellas Es una cualidad sólida que ayer destacó igualmente aunque el sonido en KGB no les hiciera justicia, al menos desde las primeras filas, donde solo era fácil seguir la voz si uno conocía las canciones y leía los labios para intuir las notas. En su nuevo álbum Share the Joy han potenciado una faceta más melódica y en cierto modo tierna que había asomado

Autobombo: Deserter -"'Whale Room" (2011)

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Algunos no conocen demasiado mi faceta musical, y es que tampoco la he promocionado mucho por timidez y por eso que suele pasar de estar orgulloso de algo pero empezar a sentirse inseguro al cabo de un (muy poco) tiempo. Dicha faceta había estado prácticamente dormida estos últimos meses (siendo benevolente, por no decir... en fin), pero de la nada este fin de semana se han materializado dos canciones que se recogen en un nueva nueva entrega de Deserter , que es el nombre bajo el que hago las cosas desde 2005. Teniendo en mente el clásico formato single de siete pulgadas, Whale Room tiene la pieza titular en la cara A, una extraña historia mezcla de insomnio, ansiedad y la yuxtaposición de una visita al museo de ciencias naturales con la idea de ser tragado por una ballena de verdad, en busca de refugio sin que sirva demasiado. El esqueleto de piano y la guitarra acústica inciden en su (triste) sensibilidad pop, algo de lo que no me puedo acabar de desprender, me temo. La ca

Minutos: Laura Veirs - 'I Can See Your Tracks' (2010)

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Últimamente es como si tuviera una fijación con las canciones que hablan de la expectación o del temor a lo que va a pasar; enseguida me pongo trascendental y sensible como un crío. Será que tengo una sensación de inmovilismo y cambio de manera simultánea, que es muy rara. También será que tiendo a agarrarme con fuerza a lo que no puede ser, a algo que sigo mirando con ojos brillantes pero que se aleja. Hay una parte de mí que sigue muy conectada a la conducta que tenía los primeros días que mi madre me llevó a la guardería: se ve que cuando estábamos a punto de llegar a la puerta, solía vomitarme encima y tenía que llevarme a casa a cambiarme. Evidentemente no tenía aún ni el conocimiento ni la astucia para actuar con alevosía, pero veo ahí un precedente de ese miedo al mundo real y del intento por rascar unos segundos más de la calidez y la seguridad de estar cobijado en los brazos de una figura afectuosa. Sin duda una necesidad visceral más que un capricho.   Mediante el uso

Escenarios: Marina Gallardo - Heliogàbal (Barcelona), 18 de marzo de 2011

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A uno siempre se le queda una agradable sensación de tranquilidad cuando ve cómo se llena el local donde va a acontecer un concierto que considera destacable y ha esperado con ganas. Es como si respiraras aliviado en lugar del artista. Heliogàbal quizás sea la sala cálida y hogareña por excelencia en Barcelona: cuenta con un público asiduo que confía en su programación, y los artistas que tocan ahí guardan una relación muy especial con los propietarios, algo que siempre se percibe con simples cruces de miradas. Verdad es que la banda de Marina Gallardo utilizó un poco más de espacio del habitual en el suelo para establecerse, pero el lleno absoluto era una evidencia que pagamos con incomodidad, aunque poco importaba. La cantautora gaditana no había presentado aún su último trabajo Some Monsters Die and Others Return (2010) en la ciudad (su única fecha en Cataluña el año pasado fue en el festival Faraday de Vilanova i la Geltrú) y había cierta expectación, en mi caso porque iba a

Imperdible: Marina Gallardo - "Working to Speak" (2008)

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Una noche de verano de 1994, estaba jugando al escondite con los hijos de nuestros vecinos. Le tocaba contar y buscarnos a la pequeña, a quien solíamos tomar el pelo. Lo hacíamos en una zona de las afueras del pueblo que en mi última visita estaba completamente irreconocible: tomada definitivamente por los ricos, el tambaleante caserón que nos alquilaron durante unos años había sido derribado, y en las hectáreas de tierra y maleza que lo rodeaban había medrado el tipo de casa a la que aspira todo matrimonio conservador para sentir que puede mirar por encima del hombro a cualquiera. Observando a la pequeña Maria Dolores detrás de una esquina para saber cómo de perdida estaba buscándonos, su hermano había metido los dedos en los agujeros de un ladrillo que, como el resto de toda la hilera de esa esquina, quedaba al descubierto. Al poco empezó a gritar y a agitar la mano. En uno de los agujeros había un nido de avispas y ante su intrusismo no tardaron nada en defenderse. Su hermana nos

Minutos: The Creatures – ‘Killing Time’ (1989)

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Hace muchísimo tiempo decidí dejar de llevar reloj. Mi muñeca es huesuda y no me quedaba bien, y además ahora puedes leer la hora prácticamente en cualquier parte. Pero en cierto modo hubo también un punto de autocensura: mirar la hora compulsivamente, saber cuánto llevas ya y cuánto falta aún, se me cruzó como una fijación que empezaba a molestarme y que empeoraba esa (mi) leve intranquilidad ya intrínseca. Rara vez me suponía un alivio mirar el minutero cuando esperaba algo: si falta mucho, te impacientas más; si queda poco, te sobreexcitas ante la idea de la inminente caída del fruto del árbol. Todo esto, al fin y al cabo, no es más que una abreviación de algo que es en realidad mucho más impreciso: la espera no siempre es un recorrido con una última parada, ya sea llegar a un sitio, conocer los resultados de un análisis o comerse, al fin, la cena. Hay veces que sientes esa urgencia y no esperas nada concreto (o eso crees). Hay veces que escenificas una espera basada en la ensoñ

Imperdible: Tones On Tail – “Pop” (1984)

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Muchas veces, como hace poco en otras colmenas , no explico íntegra la historia de cuál fue la base de mi educación musical porque no parece venir a cuento adentrarme en el ámbito familiar. El hecho es que mi padre diseña ropa desde mediados de los años 80 y en 1986 empezó a hacer desfiles variopintos para presentar su trabajo. Igual que sus primeros diseños, esos pases eran anárquicos e incorrectos: solían tener lugar en pubs y los vestidos los llevaban amigas y conocidas de diversa índole y grados de excentricidad, generalmente con buen tipo. A partir de los 4 o 5 años recuerdo la fascinación que me producía estar en uno de esos pubs como quien está en el set de rodaje de una película. Luego me encargué de magnificar todo eso viendo repetidamente las cintas de vídeo que los inmortalizaban. El amigo de mi padre que se encargaba de filmarlo todo y editarlo tenía un excelente gusto musical, y con la tendencia que había en la época de hacer que las modelos se pasearan veinte veces p

Minutos: Tamaryn – ‘Dawning’ (2010)

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Suelo tener la apariencia de alguien muy tranquilo, sobre todo en las primeras impresiones o ante esas personas con las que no llegas a sobrepasar un nivel muy superficial aunque las veas reiteradamente. Mi silencio puede ser interpretado como escrutiñador, no sé si incluso podrá verse como el mutismo de alguien arrogante o desinteresado, y menudo disparate sería ese. Solo hace falta adivinar esos ojos que no aguantan las miradas directas durante muchos segundos, o cómo doblo cincuenta veces y reduzco a trizas las etiquetas de una botella de cerveza si la tengo a mano. Habitualmente me están pasando muchas cosas, demasiadas, por la cabeza aunque se materialicen en ese bloqueo formal. Soy un manojo de nervios, en definitiva. Cuanta energía desperdiciada por aturdimiento. Rara vez puedo remover esa inquietud de mi ser; a veces, eso sí, es prácticamente indetectable, pero otras me sume en un estado de abstracta expectación. Es como una cacerola llena de agua sobre un fogón manejado

Imperdible: Nick Cave & the Bad Seeds – “The Boatman’s Call” (1997)

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¿Qué relación pueden tener Ray Loriga, Björk, porno de madrugada, Lars Von Trier y Nick Cave? Los recuerdos son extraños. En algún momento del año 1999 le presté a mi amiga Irene una cinta de vídeo de las que había ido reutilizando varias veces. Lo último que había grabado era el debut cinematográfico de Ray Loriga, La Pistola de mi Hermano , un film que solo podría impresionar a un adolescente y que quería que ella viera. Inmediatamente después aparecía una película porno terrible que tenía lugar en la consulta de un dentista y que recuerdo perfectamente (los tiempos en los que mi abuelo tenía Canal +: para mí la única manera de ver algo de sexo explícito entonces), y se cortaba más o menos hacia la mitad desvelando todo lo que había debajo, básicamente videoclips grabados de Sputnik . Irene se enamoró de ‘Isobel’, de Björk, y se convirtió en una seguidora acérrima de la islandesa. Por ello, al cabo de un año fuimos juntos a ver Dancer in the Dark de Lars Von Trier y repetimos ha