tag:blogger.com,1999:blog-4072570019716189892024-03-13T20:55:04.375+01:00picadura de abejacuidados intensivos para música imperdibleEstanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.comBlogger393125tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-24862237884019310752024-02-16T12:09:00.004+01:002024-02-16T14:01:34.829+01:00Caso abierto: Dover - "The Flame" (2003)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFZUTv1Ny1t_vQgMvNrR_AEZc0dJWvaUyo0N2xxkH_to2-Dcm28ESxjSZjq9dy18wRbPNsQAZV2YnkWdiJYsmfWyJ16_c08mfyqh7QxMgffN74rtXxk9BSBsmYKab0i-AOE5jNDPRpM2GsmK201l8_OrfgBFMg1YX-Bt555gEc6f_JoZg4DAzFY32_WpI/s953/dover-the-flame-2003.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="953" data-original-width="953" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjFZUTv1Ny1t_vQgMvNrR_AEZc0dJWvaUyo0N2xxkH_to2-Dcm28ESxjSZjq9dy18wRbPNsQAZV2YnkWdiJYsmfWyJ16_c08mfyqh7QxMgffN74rtXxk9BSBsmYKab0i-AOE5jNDPRpM2GsmK201l8_OrfgBFMg1YX-Bt555gEc6f_JoZg4DAzFY32_WpI/s320/dover-the-flame-2003.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">En un mundo donde atizábamos los últimos rescoldos de ingenuidad de la era pre-internet -y poco antes de que llegasen las redes sociales para devorarnos-, había cosas objetivamente triviales que podían convertirse durante semanas en un escándalo imborrable de la conciencia colectiva. Igual que mucha gente recuerda dónde estaba y qué andaba haciendo cuando supo que habían muerto Kurt Cobain, Lady Di o Amy Winehouse, estoy seguro de que hay muchísimos que recuerdan sus coordenadas y su posición la primera vez que vieron <a href="https://www.youtube.com/watch?v=DAznFZc67bM" target="_blank">el videoclip</a> de una canción llamada 'Let Me Out' en septiembre de 2006, porque lo vivieron como un acontecimiento impactante (por no decir directamente tragicómico). Yo me acuerdo; estaba en mi cuarto en casa de mi madre, delante de una pantalla de ordenador que todavía no era plana, conectado al módem que ocupaba la línea de teléfono fijo mientras lo usabas y asimilando entre píxel y píxel que el grupo que tenía ante mis ojos era <b><a href="https://hausofdover.jimdofree.com/" target="_blank">Dover</a></b>. Costaba entender que <b>Cristina Llanos</b> (voz, guitarra), hasta entonces una cantante de rock más duro que suave aun considerando su evidente inclinación melódica, se reflejase en los cristales de una bola de discoteca bailando eufóricamente una canción electropop; que los matices rosados y el look pelirrojo remitiesen tantísimo a la Madonna que un año antes había estrenado personaje disco con <i>Confessions on a Dancefloor</i>, y que la influencia del último gran pelotazo de la estrella del pop mundial en aquel momento ('Hung Up') se inmiscuyera hasta en la letra (parecerá anecdótico, pero ambas mencionan el tic-tac del reloj y el timbre del teléfono) de una canción que pilló con el pie cruzado a todo el que conocía la trayectoria de Dover. Es innegable que fue su mayor éxito comercial en una larga temporada, pero a expensas de ser percibido como un giro deshonesto y frívolo que despertó reacciones viscerales, algunas de verdadera histeria. Los fans que habían leído emoción, honestidad e integridad en su dedicación al rock hasta entonces, se sentían defraudados por una salida de tono que el grupo justificó como un deseo de cambio, de experimentación, quizás pecando de cinismo o poca comprensión al abaratar los sentimientos de sus seguidores con el tópico de la libertad del artista para seguir su camino y la del público para acompañarle o no, por otro lado muy respetable. Pero en su caso y en esa época todo era más complejo que eso. No era tan simple como reducirlo al rechazo de un estilo musical; era algo más cercano a la esfera filosófica. Si ocurrió cuando Hole dulcificaron estilo y contenido en el álbum <i>Celebrity Skin</i> y ni siquiera habían abandonado el rock, qué no les iba a pasar a ellos con esto. Diría que ahora estamos acostumbrados a que este tipo de decisiones radicales sucedan más a menudo en el pop-rock y hasta las leemos naturalmente con ironía en vez de dramatismo, pero en 2006 no había ese relax y, desde luego, a Dover no se les conocía un sentido del humor que pudiera llegar a ser motor de algo así. Ponerse a la defensiva y sonreír se convirtió para ellos en algo casi obligatorio ante los comentarios humillantes, porque todo lo que rodeó esta transformación tuvo tintes más propios de la revista <i>Cuore</i> que de <i>Rock Sound</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Haciendo trabajo de hemeroteca en internet, la mayoría de veces que aparece mencionado el disco <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/2420126-Dover-The-Flame" target="_blank">The Flame</a></i></b> (2003) no es para enlazarte a una entrevista publicada cuando se editó, ni a una reseña, sino a los artículos escritos desde 'Let Me Out', donde solo se cita para marcar el fin de la etapa rockera de Dover. <i>The Flame</i> es un mero dato cronológico, su disco menos susceptible de análisis -en su día o en retrospectiva- solo por detrás del desapercibido <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/2228953-Dover-Sister" target="_blank">Sister</a></b></i> (1995) con el que debutaron. Cristina Llanos <a href="https://scontent.fbcn7-3.fna.fbcdn.net/v/t1.18169-9/559964_213894758749981_1460131497_n.jpg?_nc_cat=110&ccb=1-7&_nc_sid=4dc865&_nc_ohc=kOx7m6A3Q6gAX_hEn4Z&_nc_ht=scontent.fbcn7-3.fna&oh=00_AfBwgRfaRxQBZ9w2zGtcxcKxwaWhxfCvikBTOgxIwwigzg&oe=65F5C708" target="_blank">contaba al periodista</a> Richard Royuela en 2003 que durante la gestación del álbum había estado enganchada a ver la serie documental <i>The Beatles Anthology</i>, y que a menudo se sentía inspirada para componer justo <i>"después de haber oído a los Beatles. Es la emoción que transmitían en sus inicios, la frescura, el fenómeno, que nos incitaban a escribir"</i>. Salvando las distancias y las dimensiones, entre los años 1997 y 1998 en España su grupo fue un fenómeno de ese tipo; es algo que puede justificarse con cifras (las más de 700.000 copias vendidas de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/935662-Dover-Devil-Came-To-Me" target="_blank">Devil Came to Me</a></b></i>, primer disco de un sello independiente estatal que logró tal hito; los llenos de sus conciertos en pabellones a lo largo y ancho de la geografía del país), pero lo digo también como el treceañero conmocionado que vivió su ascenso en tiempo real, pendiente de cada visita a Radio 3, de cada mención en el periódico, de cada reportaje en televisión, y cantando en casa con una voz todavía blanca el repertorio de sus dos primeros discos acompañado de una guitarra española que sabía tocar hacía a penas un año. La voz de Cristina, esas canciones y esa energía capturaron algo que fue inspirador para muchos como yo, y para Dover lo que pasó fue una suerte de fantasía hecha realidad parecida a lo que vivieron sus admirados Nirvana en 1991, que además atrajo lo mismo que el grupo de Kurt Cobain: hordas de fans emocionados; interés en la escena independiente española por parte de discográficas multinacionales, de medios de comunicación generalistas y de un público que no sabía nada de esa música; y el inevitable <i>backlash</i> que se da cuando el éxito llega a cualquiera de una forma tan sorprendente. La inquina, los rumores, las suspicacias y las críticas destructivas se aceleraban cuantos más discos vendían, y el grupo respondió siguiendo adelante con una disciplina de trabajo extraordinaria, aprovechando un <i>momentum</i> que se intuía irrepetible.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhQXEdRmTTPcaPm0Sonzar7DLV8b0llzO8yOyVsaiKPQ8NHsMOmh_dfUq9gKFmRs9_ZPgwjJW9KDjoXrI163oROF5W5_EI_FS2qJ0U6wbi4_RlAuN2018vCii7ndKil3BRpYvAPAOKS4k_6u2VOrKcB85ND6tXmaw3sAru_VsOimGJK0bJNFeTtztUneU/s16000/dover-2003.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Dover en 2003: Amparo Llanos, Álvaro Díez, Cristina Llanos y Jesús Antúnez. (Autor desconocido)</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">En 2003 el <i>fenómeno Dover</i> en sí mismo quedaba lejos y la banda -añadamos a <b>Amparo Llanos</b> (guitarra), <b>Jesús Antúnez</b> (batería) y <b>Álvaro Díez</b> (bajo)- ya iba a preparar su quinto disco, para el que tenían claro que querían un enfoque más fresco y directo. Venían de dos proyectos grandes en todos los sentidos: <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/935668-Dover-Late-At-Night" target="_blank">Late at Night</a></b></i> (1999) y <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/874277-Dover-I-Was-Dead-For-7-Weeks-In-The-City-Of-Angels" target="_blank">I Was Dead for 7 Weeks in the City of Angels</a></i></b> (2001) fueron producidos por Barrett Jones en Seattle y Los Ángeles, respectivamente, y exhibieron la rápida progresión de Amparo como una guitarrista implacable cuyo estilo -macizo, dinámico- era la columna vertebral de unas canciones donde la melodía siempre tiene cabida, pero que son eminentemente arrolladoras. <i>I Was Dead...</i> en particular era una estampa brillante de la compenetración sin fisuras que tenían como músicos, pero la complejidad estructural de muchas de las piezas y el hecho de que fuese un disco largo (quince temas en total) dejaba una sensación de linealidad y agotamiento si se escuchaba de un tirón. Ellos mismos se dieron cuenta de que necesitaban un cambio de aires, <a href="https://www.perezventana.es/hemeroteca/dover-nuestro-trabajo-es-hacer-rocanrol-the-flame-de-marcha-el-correo-16-oct-2003/" target="_blank">como explicaba</a> Amparo a Quico Pérez-Ventana en octubre de 2003: <i>"La idea fue hacer un disco lo más conciso posible, recrearnos menos en el lucimiento de cada uno; aquí un riff, aquí una intro, esto tan complicado lo puedo tocar... Un disco menos denso, así nos apetecía por nuestro estado de ánimo"</i>. En esa misma línea, en lugar de viajar a los Estados Unidos se trajeron a los estudios PKO de Boadilla del Monte (Madrid) a <b>Rick Will</b>, elegido por su excelente labor mezclando el disco anterior. Si el trabajo de Rick era de los mejores recuerdos que se habían llevado de la problemática grabación en Los Ángeles, produciendo <i>The Flame</i> se llevaron <a href="https://scontent.fbcn7-3.fna.fbcdn.net/v/t1.18169-9/559964_213894758749981_1460131497_n.jpg?_nc_cat=110&ccb=1-7&_nc_sid=4dc865&_nc_ohc=kOx7m6A3Q6gAX_hEn4Z&_nc_ht=scontent.fbcn7-3.fna&oh=00_AfBwgRfaRxQBZ9w2zGtcxcKxwaWhxfCvikBTOgxIwwigzg&oe=65F5C708" target="_blank">una sorpresa</a>: (Jesús) <i>"Era algo así como la niña del exorcista"</i> (Amparo) <i>(...) Él estaba como una chota y a veces te entraban ganas de partirle la cara, pero la grabación en sí creo que es la mejor que hemos tenido nunca (...) Lo mejor que tuvo Rick fue que nada más llegar quería grabar en directo. Nos quedamos muy parados, pero tampoco lo cuestionamos"</i>. Con ese planteamiento, que también estaba en sintonía con el tipo de disco inmediato que querían hacer, la grabación duró a penas un mes, a lo que solo se sumaron un par de semanas para mezclarlo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>The Flame</i> es una colección de doce piezas melódicas y sin rodeos que suman 31 minutos de duración. Me recuerda a otro disco que me encanta de unos compañeros de generación suyos, <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2020/06/imperdible-australian-blonde-extra-1999.html" target="_blank">el <i>Extra</i> de Australian Blonde</a>, que ahí hicieron el mismo ejercicio de depuración de sus filias para dar con un repertorio luminoso y pegadizo. Revisado ahora, es sorprendente que <i>The Flame</i> quede en la discografía de Dover como un disco maldito, infravalorado por haber una sensación generalizada -y equivocada- de que ofrecían más de lo mismo cuando se publicó, porque me parece uno de sus trabajos más consistentes y memorables como <i>álbum</i>, acercándose al pop como no habían llegado a hacerlo en los anteriores (repasándolo para este artículo me ha costado quitarme de la cabeza más de la mitad del repertorio durante días). A la altura de un quinto disco, lo raro sería que una canción de Dover no fuese reconocible como tal, pero si alguien tiene la sensación de que Cristina Llanos recurre demasiado a transitar lugares que ya le habíamos oído en las melodías y en los acordes, que piense si no hacen lo mismo Robert Smith o Morrissey. La cuestión es que haciendo confluir la estima de las hermanas Llanos por los Beatles y su interés por los grupos que en los 2000 habían devuelto el foco al rock con un punto <i>garagero</i> (The Strokes, The Libertines, The White Stripes), incluso con pinceladas joviales que van desde unos aires new wave hasta ecos de The Clash y Green Day, produjeron un disco de punk-pop tan entretenido como emocionante. De hecho, es en las canciones más deliberadamente punkis y enfadadas ('Afterhours', 'One Black Day' o 'My Fault', que arranca con un guiño al 'Breed' de Nirvana) donde leo más fórmula que pasión, como si los escuchase en autopiloto repitiendo cosas ya explotadas en <i>Late at Night</i> y <i>I Was Dead...</i> No meto en ese saco a la salvaje 'Die for Rock & Roll', donde multiplican por 100 la energía que vertían en su versión de 'Cold Feelings' de Social Distortion (un clásico en sus conciertos de 1997) y sacan una pieza física a rabiar, que no en balde alude al desgaste que se padece saliendo de gira y dándolo todo sobre el escenario.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj8_xBvtoBuf2HRqW9OKtDolf1eGopu8m0ndha2Z6TJLNj8e3sAElf9JEzwdB3CSDyz8a7ikxd0ag9g3vrIgfeyGfBgnlGC8QSgt_rHNsTQdXZ8ZrZyEKL0zOA7U3_Wbvx9S2zzZBSGxyPOo9QVqYXZM7ExrhVN3q-VB7IZUL_ZQ7yrkxeBQFqNbFynaho/s16000/dover-collage.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Polaroids de Cristina Llanos que se utilizaron para el diseño del disco y los singles.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Nunca se analizaron demasiado las letras de Dover, pero vale la pena destacar que en <i>The Flame</i> hay un rastro de vulnerabilidad bastante explícito, como si Cristina anticipase una crisis de los 30 (había cumplido los 27) que la empujase a reflexionar sobre el estado de sus relaciones sentimentales y amistosas (hay muchas alusiones a la sensación de que se pasen contigo, a los tira y afloja de cariño y desafección entre dos personas), así como sus miedos recurrentes y cierta tendencia autodestructiva. Todo esto casa con la melancolía de muchos de los estribillos, casi todos: '27 Years', 'Honest' (el momento pop más retro), 'Leave Me Alone' (atención también al trote canalla de las estrofas), 'Mi Sombrero', 'On My Knees'... Sea en un tono más pendenciero ('The Flame' recoge un sentimiento pletórico de amor) o más solemne ('All My Money', que termina el disco con las imágenes de una separación) el brío que mueve a estas canciones está perfilado con un lápiz de lágrimas; como en una película de <i>coming-of-age</i>. Se nota que todos se pusieron al servicio de los temas para permitir que respiren desde esa fragilidad intrínseca; Jesús más contenido a la batería, Amparo con una paleta versátil de texturas para las guitarras (la apisonadora metalera de antaño queda aparcada y el grado de distorsión varía en cada tema, haciéndolo todo más suculento para el oído), y Cristina entonando en algunos momentos con una suavidad inaudita, aunque siempre alternada con el rasgado de cuerdas vocales que el ritmo bruto de la gira de 1997 adelgazó para siempre de serrucho a sierra de marquetería. <i>The Flame</i> nos deja también, como quien no quiere la cosa, una píldora intimista donde su voz parte la oscuridad como un faro en la noche, 'Someone Else's Bed'. Cristina y Amparo solían tocar versiones acústicas de su repertorio a modo y semejanza de esta pieza, y una muy parecida ('Silver Ray') se quedó fuera de <i>Late at Night</i>, pero aquí te quedas magnetizado por su lamento cada vez que canta que no quiere saber lo que es dormir en una cama ajena, como si ya no pudiera hacerlo en la que ha compartido tantas veces con alguien. El ensamblaje desnudo es anecdótico en el catálogo del grupo, pero esa cualidad anhelante y desamparada es algo a tener en cuenta; si te fijas, está ahí desde el principio de su carrera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aun con todo lo contentos que quedaron con el resultado -al menos de cara a la galería- la tibia acogida (el periodista Carlos Marcos, en <a href="https://elpais.com/cultura/2022-04-10/dover-la-luz-y-la-oscuridad-de-lo-nunca-visto-en-el-rock-espanol.html" target="_blank">un artículo</a> sobre Dover de hace un par de años, apuntó que de <i>The Flame</i> se habían vendido unas 30.000 copias) hizo que les quedase un regusto irremediablemente agridulce. Con la perspectiva del tiempo, paulatinamente fueron confesando que se sentían estancados. <i>"</i>The Flame<i> es un disco que ya haciéndolo tanto Cristina y yo no estábamos convencidas, queríamos hacer un cambio y no lo habíamos hecho aún"</i>, <a href="https://sempons.wordpress.com/2010/12/16/entrevista-a-amparo-llanos-dover/" target="_blank">comentaba</a> Amparo en 2010. Cristina, el mismo año, <a href="https://elpais.com/diario/2010/09/17/tentaciones/1284747772_850215.html" target="_blank">opinaba</a> en la misma línea: <i>"Lo peor es cuando no hay ni críticas. Pasó con </i>The Flame<i>. Al principio fue como '¡Guay, qué alivio, no se meten con nosotros!'. Después... comprendimos que el problema era el disco. No nos habíamos dado cuenta, pero estábamos al final de ese camino, cansados y faltos de inspiración"</i>. Jesús Antúnez, en su <a href="https://www.youtube.com/watch?v=hPUV2W-fElM&t=1955s" target="_blank">entrevista más sincera</a> publicada por <i>Supersónica Podcast</i> este mismo mes, admite que <i>"seguramente, de mis canciones favoritas están en </i>The Flame<i>, pero había un cansancio (...) no todo es una máquina de hacer churros, y Amparo es una persona muy ambiciosa en ese sentido. (...) vino un poco la caída, y asusta (...) había mucho miedo a no estar ahí"</i>, explicando con eso que el grupo abandonase la idea de publicar un disco acústico en 2005 -se llegó a mencionar en prensa que sería una de las novedades del año- e hiciese tabula rasa, desembocando en esa transformación electropop que reconoce que nunca le gustó como rumbo para Dover. Lo mejor de los discos malditos es tener la posibilidad de redescubrirlos fuera de su contexto histórico, y ya va siendo hora de que ellos mismos lo hagan y se reconcilien con uno de sus trabajos más reivindicables. La llama se conserva y el título no engaña. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/intl-es/album/7tFu9Q6Q0DGrafmYeWGFkA?si=XpelAsTXSK-Xw4QdP7XrFw" target="_blank">Dover - <i>The Flame</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-82601529981586663472024-02-07T21:31:00.000+01:002024-02-07T21:31:02.914+01:00Imperdible: Moloko - "Statues" (2003)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd94hH9t1Dh-0FKjDvn3o5hSQTAtTMds-cooFeE-20dlWGbVu1gTS9SUSDg2SBZtD70TwlpuE28tJGj-R42BmvAtebT4lRzezFEexFqHPBqeegNUbgHls2WelP6_JtdyYMNK_P8USiYvcr1FC9aRlfK9wcfz-JBbGNAkh8bi6o7uHhoNIFXaEco9MPI00/s1400/moloko-statues-2003.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1400" data-original-width="1400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgd94hH9t1Dh-0FKjDvn3o5hSQTAtTMds-cooFeE-20dlWGbVu1gTS9SUSDg2SBZtD70TwlpuE28tJGj-R42BmvAtebT4lRzezFEexFqHPBqeegNUbgHls2WelP6_JtdyYMNK_P8USiYvcr1FC9aRlfK9wcfz-JBbGNAkh8bi6o7uHhoNIFXaEco9MPI00/s320/moloko-statues-2003.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Tengo un recuerdo agridulce de cómo acabó mi adorada década de los '90 en el plano musical, porque todo lo que me parecía valioso empezó a desaparecer de la primera fila en los medios de comunicación. La irrupción de Britney Spears confirmó que los mejores médicos de la mutua del establishment habían curado al mainstream de esa gripe que pilló en 1991 llamada música alternativa. El tinglado de pop pedófilo alrededor de Spears era como una invasión retrógrada a los mínimos contraculturales que se habían infiltrado en la música popular, y la combinación de su dominio mundial con el énfasis en hacer estrellas a grupos machistas como Limp Bizkit, Slipknot o Linkin Park me dejaba un panorama desolador para fantasear. Si era el signo de cómo serían las cosas en el nuevo milenio, me repugnaba, así que me centré en seguir haciendo arqueología de cada subgénero de rock alternativo al que había llegado tarde por edad con la actitud purista que tanto define a un quinceañero. De haber sido más abierto de miras, quizás hubiese encontrado consuelo en la luz que ofrecía la redefinición de la música de baile que también se coló en el mainstream gracias a la influencia de artistas como Daft Punk. A caballo entre 1999 y 2000, la reactivación de la música disco y el house como conductos para el pop era un hecho con canciones que sonaban en la radio como 'Music Sounds Better with You' (Stardust), 'Red Alert' (Basement Jaxx), 'Lady (Hear Me Tonight)' (Modjo) o 'Sing It Back', de <b>Moloko</b>, que con esta pieza tuvieron una doble sorpresa: el productor alemán Boris Dlugosch la remezcló por iniciativa propia y se la envió por correo, y apostar por su arreglo para el single les dio su primer éxito global. Si algo asombró a <b>Róisín Murphy</b> y <b>Mark Brydon</b>, más allá de las cifras que poco a poco engordarían sus cuentas bancarias, fue que se les revelase el poder de la simplicidad; Róisín había regresado de un viaje a Nueva York con la melodía de 'Sing It Back' en la cabeza y la idea era hacer con ella un tema disco inspirado por lo que vio allí en sus salidas nocturnas, pero <i>"en aquella época no nos atrevíamos a hacer un </i>four-on-the-floor<i>, e intentábamos que todos los ritmos del disco </i><b><a href="https://www.discogs.com/release/9642862-Moloko-I-Am-Not-A-Doctor" target="_blank">I Am Not a Doctor</a></b><i> fuesen obtusos"</i>, como <a href="https://www.soundonsound.com/people/mark-brydon-roisin-murphey-recording-molokos-sing-it-back" target="_blank">contaba</a> Mark. Aunque encargaron una remezcla al solicitado Todd Terry (cuya elevación house del tema 'Missing' relanzó la carrera de Everything but the Girl), fue Boris Dlugosch quien tuvo el mejor oído para reconocer el potencial de esa melodía y reencarnarla en un lugar no muy alejado de donde había saltado la chispa inicial en el cerebro de Róisín.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Otro aspecto que el dúo puso en valor a partir de esta experiencia fue la gratificante sensación de ver a tanta gente distinta conectando con una canción suya y exudando felicidad. Aunque al conocerse en Sheffield (Reino Unido) ambos coincidían en su gusto por el R&B, el funk y el house, juntarse para hacer música tuvo una parte importante de reacción al tono acomodadizo que habían adquirido esos géneros en el crossover hacia la cultura de masas, así que desde el principio jugaron a que todo fuese un poco desconcertante como contraataque. En los discos de Moloko podía haber destellos melódicos pero las canciones estructuradas al uso como 'Fun for Me' no abundaban; cada álbum era un laberinto de estilos y arreglos discontinuos con un sabor ácido, y sobre todo un trasfondo de humor negro dado por el carácter que Róisín imprimía a unas interpretaciones vocales caladas de jazz. Era como si volcasen una gran bolsa de plástico llena de marcianadas, experimentos e inocentadas para jugar en el suelo de la habitación partiendo de ese colorido desorden. A la altura de su tercer disco, <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/100953-Moloko-Things-To-Make-And-Do" target="_blank">Things to Make and Do</a></b></i> (2000), las cosas seguían teniendo ese cariz pero la reacción del público a 'Sing It Back' les dejó un anhelo que nunca debían haber imaginado que tendrían trabajando en los márgenes de su sarcástico art pop; les dejó el gusanillo por volver a conmover a la audiencia, y lo mataron con un single de lujo, desvergonzadamente disco que servía carpe diem envuelto en seda y cintas de luz. Con su elegante sentimentalismo, 'The Time Is Now' funcionó con la gente en el frente emocional, satisfizo el deseo de Mark y Róisín y, de nuevo, les dejó con ganas de más. </div><div style="text-align: justify;"> </div><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPQiMgASd6lvf9Md6XsFeLAOuv__Gz8dFrOm3QHEcfcKU_Awu1mfU49P7Rbg1AlsfZkR6ZEeUr8tEybUHywBFIrt6m4GrbeJlryf5eBeKSeSF2t3_Dd3co1Y26iPtNVstN2Mmf1Rjf__k8PODadCXR3047E3X-HKjtj3EI5G81pEql3UMO3d0g7E2lklY/s1229/moloko-2003.jpg"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPQiMgASd6lvf9Md6XsFeLAOuv__Gz8dFrOm3QHEcfcKU_Awu1mfU49P7Rbg1AlsfZkR6ZEeUr8tEybUHywBFIrt6m4GrbeJlryf5eBeKSeSF2t3_Dd3co1Y26iPtNVstN2Mmf1Rjf__k8PODadCXR3047E3X-HKjtj3EI5G81pEql3UMO3d0g7E2lklY/s16000/moloko-2003.jpg" /></a><br /><div style="text-align: center;">Mark Brydon y Róisín Murphy fotografiados por Elaine Constantine.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: justify;">'The Time Is Now' es, sin duda, la soberbia plantilla de trabajo sobre la que querían desarrollar su música en el futuro más inmediato: la guitarra y el bajo acústicos, la sección de cuerda, el espíritu de la primera música disco con influencias latinas y la exposición personal sin tapujos en las letras. Estaban decididos a completar un álbum que solo tuviera grandes canciones-canciones; sin interludios, sin experimentos abstractos, sin distracciones. Habían ido perdiendo esa timidez o reticencia del principio para aventurarse a tomar una dirección más pop y sabían exactamente cómo querían hacerlo. Entonces la vida dobló el peso del salto mortal: la relación sentimental entre ambos, que había empezado prácticamente cuando se conocieron en una fiesta en 1993, acabó en 2001, pero pese a la dificultad que podía implicar volver a embarcarse a crear un nuevo disco de Moloko codo con codo -y además uno que pretendía ser tan íntimo- no querían disolver el grupo sin entregar el manifiesto para el que tenían esa gran clarividencia. Tras darse un tiempo de unos diez meses separados después de la ruptura, comenzaron a encajar las piezas de una obra que sería un tributo a la humanidad de la música de baile y a su profundidad, tan a menudo no reconocida. Róisín intentaba <a href="https://www.hotpress.com/music/happy-50th-birthday-roisin-murphy-revisiting-a-classic-interview-22977745" target="_blank">explicarlo apasionadamente</a> en la revista irlandesa <i>Hot Press</i>, en 2003: <i>"La mejor música disco te rompía el corazón (...) El baile en sí, es sagrado. Para empezar. Es algo sagrado. La gente no se lo toma lo suficientemente en serio, creo. (...) Meterse en la pista de baile sin ningún respeto, derramando cerveza unos sobre otros y simplemente... siendo agresivos con algo que es tan especial, edificante e importante. Toda la cultura de la música de baile que conozco en Inglaterra procede de la música con la que crecí [en Manchester y, más tarde, en Sheffield], que era el northern soul. Se trataba de gente corriente, con trabajos corrientes -y probablemente en la mayoría de los casos trabajos que odiaban, vidas que no les llenaban- que necesitaban salir y bailar una vez a la semana, toda la noche. Y saberse cada palabra de esos discos de soul lastimero, que hablan de dolor, desesperación y amor. Bailando, bailando, bailando hasta que se animaban"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la misma entrevista, Murphy reconocía que <i>"a medida que uno se hace mayor, se siente más seguro a la hora de expresarse, de decir lo que le sale de forma natural. Y tal vez eso vaya en detrimento de una cierta dosis de jovialidad. Pero lo que se gana es una especie de franqueza y sinceridad"</i>. Quizás Moloko perdiera el toque excéntrico que tanto los definía, pero esta maniobra de redimensionamiento emocional ya no tenía vuelta atrás. En la mente y bajo la piel de gallina, tenían todas las canciones que adoraban de figuras fuertes y colosales ante el micrófono (de Shirley Bassey y Mina a Grace Jones y Gwen McCrae), las producciones de Nile Rodgers y las de Sly & Robbie, y todo el amasijo de sentimientos que había disparado la ruptura entre los dos, un manjar de los dioses para alimentar las letras. Junto al que se había convertido en su mano derecha desde que lo incorporaron a la banda en directo, el teclista <b>Eddie Stevens</b>, echaron toda la carne en el asador y compusieron arreglos para una gran orquesta de cuerda y viento, y con todo esto se forjó <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/127558-Moloko-Statues" target="_blank">Statues</a></b></i> (2003) en los estudios Metropolis de Londres (excepto las cuerdas de dos canciones que se grabaron en los estudios AIR Lyndhurst). En la portada del álbum, <b>Elaine Constantine</b> había capturado a Róisín en el agua, con vasos de cerveza en ambas manos y un gesto de violenta celebración; una foto que como <a href="https://www.planet-interview.de/interviews/moloko/33716/" target="_blank">contaba</a> Mark Brydon había sido tomada tiempo atrás <i>"cuando empezamos a tomar caminos separados en privado, así que se hizo en un momento bastante loco y difícil. Pero se ha convertido en una imagen de libertad, de cambio"</i>. El álbum arranca con su expresión disco más monumental, un 'Familiar Feeling' que empieza con dos minutos de jam trepidante y cada vez más acalorada; una introducción atropellada que alcanza un clímax dramático y te abandona a los brazos de una canción tierna, un 'The Time Is Now' elevado al cubo que captura la euforia de tener una conexión mágica con alguien y a la vez la melancolía de saber que ni esa complicidad tan fuerte puede salvarte de una separación. En 'Forever More', con una interpretación vocal poderosa y manchada de dolor, es como si Róisín fuese la guía de todas las almas cándidas que deambulan hambrientas de amor pero recelosas después repetidos desengaños, marchando en formación de guerra sobre esa línea de bajo agresiva y un ritmo que la sección de viento y las ráfagas de órgano se llevan al éxtasis. Esta es la cualidad catártica de la música de baile que Murphy reivindicaba entrevistada en 2003, ejecutada con una nota altísima.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0v8LK27GLgnw66BJ-p8X3cNmzkPAPLvOxEAiC7nhMli3TQVoqB6GUX-lo94l0Gd8uptSGCuQrH8VYTwmJSeFG-PNSwKNBbmdNY-YFfWdOOg8Hvox8gPxyHaA-77abBEVh-JzFu_AprnZfOVLaBKJh7aKR2cIMMFtRVv-Zh3s8VUsdyvi3nQvGxjiyrvA/s16000/moloko-statues-2003-back.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mark Brydon fotografiado por Elaine Constantine.</td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">Como no podía ser de otra manera, las reflexiones alrededor de las distintas fases de la ruptura son el meollo de cada una de las canciones; desde un cínico desencanto (<i>"¿Te acuerdas de cómo bailábamos? / ojalá yo pudiera olvidarlo / dije que te daría la última oportunidad / ojalá no lo hubiese dicho nunca"</i>; canta en 'Come On', una pieza de funk con un punto tragicómico donde se reconoce a los Moloko de antaño) a la fe en que el cambio será para mejor ('100%', de la que Rósín <a href="https://timstwitterlisteningparty.com/pages/replay/feed_252.html" target="_blank">dijo</a> en 2020 repasando el disco que <i>"tiene un toque camp"</i>); desde las caricias de consuelo (el R&B celestial de 'The Only Ones': <i>"A los afligidos / propensos a las adicciones / a los usuarios y perdedores / a los que dudan y a sus hijas e hijos / tu ángel vendrá"</i>) al deseo de golpes que maten en seco lo que eres demasiado cobarde para rematar con decisiones (la magnética 'Blow x Blow', donde Murphy demuestra que puede sonar igual de autoritaria que sensual); desde una ardiente dependencia ('I Want You', que estruja el difícil sentimiento de no saber desengancharse de la otra persona y con ello saca otra edificante canción disco) a la necesidad de huir de tu propio pellejo con urgencia ('Cannot Contain This', la que tiene un tacto más electrónico y agitado). No es casualidad que las cuerdas de 'Statues' y 'Over and Over' se grabasen en AIR Lyndhurst, una de las salas de estudio con mejor acústica y mayor capacidad del mundo para acoger a orquestas sinfónicas. Son las dos piezas que más directamente abordan el mal trago de soledad en el amanecer de un romance acabado, y lo hacen reconociendo cómo flaquean las piernas cuando uno debe volver a andar solo. <i>"Si todas las estatuas del mundo / se volvieran de carne con dientes de perla / ¿serían tan amables de consolarme?"</i>, canta en una 'Statues' marcada por una desolación de dimensiones cinematográficas. Con 'Over and Over', estirándose al final del álbum en un círculo de casi diez minutos, es como sufrir el dolor de huesos de una fiebre para llegar a aceptar definitivamente que lo que fue, ya no será. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Curiosamente, un disco donde la sinceridad vertida es tan evidente y la artesanía para llegar a sus intenciones tan memorable, no fue recibido con el reconocimiento que Mark y Róisín esperaban. Si con sus discos anteriores los críticos no sabían cómo clasificar a Moloko y se veían abrumados por su dispersión, cuando salío <i>Statues</i> no se molestaron en leer todas las capas y algunos medios culturales de referencia (como <i><a href="https://www.theguardian.com/music/2003/feb/28/popandrock.artsfeatures1#:~:text=The%2010%20tracks%20seem%20aloof,over%20it%2C%20step%20right%20up." target="_blank">The Guardian</a></i> o <i><a href="https://www.uncut.co.uk/reviews/moloko-statues-26429/" target="_blank">Uncut</a></i>) publicaron reseñas especialmente tibias e injustas vistas con la perspectiva que dan dos décadas de distancia, reduciéndolo a un disco de pop retro superfluo. El público también estaba a otra cosa y no lo encumbró como una obra maestra en su momento (aunque llenaron los espectaculares conciertos que dieron en una gira larguísima entre 2003 y 2004), pero con los años se ha ido reivindicando como tal, confirmando que Murphy, en la misma entrevista con <i>Hot Press</i> citada arriba, no estaba equivocada con sus expectativas, solo falló en el plazo: <i>"Pase lo que pase, apoye la gente este disco o no lo apoye, nos feliciten o no, creo que al final, dentro de un año, será un gran álbum. Porque siento, intuitivamente, que crecerá, y crecerá, a través del boca a boca, y que a la gente le encantará este disco"</i>.</div><br /><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/intl-es/album/0nZUgRGeIf1YcKmAK6F5yq?si=661N3TJQQsGfFErnOG1jVQ" target="_blank">Moloko -<i> Statues</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-78700001856537919092024-01-25T20:40:00.002+01:002024-01-26T13:52:28.587+01:00Tarde o temprano: Kristin Hersh - "Clear Pond Road" (2023)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAuerD4VNhC7wc87dd5qZZAZwREAmlpS2W1V0Vb2iAQ6NItB5RMNUNJIRzbKz5U5xa_-FRnyxvg1qfFe9rdXxj8FMF9pvjdguSj8EEh9TigeVZjO3DKPBernaeRKLo3GlLQfriSAAtu3hK1S_4lyk5TqC1TC6nGcmNIqQiPp5tk3ATzp6VYUvq0aMnPnc/s1000/kristin-hersh-clear-pond-road-2023.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjAuerD4VNhC7wc87dd5qZZAZwREAmlpS2W1V0Vb2iAQ6NItB5RMNUNJIRzbKz5U5xa_-FRnyxvg1qfFe9rdXxj8FMF9pvjdguSj8EEh9TigeVZjO3DKPBernaeRKLo3GlLQfriSAAtu3hK1S_4lyk5TqC1TC6nGcmNIqQiPp5tk3ATzp6VYUvq0aMnPnc/s320/kristin-hersh-clear-pond-road-2023.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">La última vez que escribí largo y tendido sobre <b><a href="https://www.kristinhersh.com/" target="_blank">Kristin Hersh</a></b> fue acabando el libro que dediqué a su carrera, <i><b><a href="https://www.edmilenio.com/esp/peace-isn-x02019-t-quiet-la-musica-de-kristin-hersh.html" target="_blank">Peace Isn't Quiet</a></b></i>, que ya lleva -la verdad es que el tiempo vuela- unos cinco años en la calle. Fue pura coincidencia pero lo cerré a principios de 2017, dejando la historia en un interesante suspense servido por las resoluciones y las incógnitas conjuradas en su vida poco antes; entre ellas, la separación después de más de 25 años de su compinche en la cruzada por dignificar el oficio de músico al margen de la poca ética de la industria musical corporativa; y la cura de un trastorno de identidad disociativo tras muchos diagnósticos erróneos y medicaciones tan inservibles como perjudiciales. <i>"Cuando empecé tratamiento para el trastorno de estrés postraumático"</i>, <a href="https://bigtakeover.com/interviews/InterviewKristinHershofThrowingMuses" target="_blank">explicaba</a> en 2020, <i>"se reveló un aspecto disociativo del mismo. Todo acontecimiento traumático de mi vida lo experimentaba otra personalidad que se expresaba en la música, así que tenía que cambiar de personalidad para escribir o tocar una canción. Cuando hablaba de esto, y lo hacía muy honestamente, los periodistas asumían que era metafóricamente. Pero mis compañeros de grupo sabían que yo desaparecía"</i>. Tras décadas sintiendo que su proceso creativo no era tanto eso sino que las canciones se le aparecían como entes borrosos pero ya realizados, y que ella solo tenía que afinar el oído para enfocarlos y tomar nota, Hersh no sabía qué pasaría una vez ambas personalidades estuviesen reconciliadas. Esto la dejaba con un enorme interrogante en el paisaje. A la pregunta en 2016 de si había escrito algo nuevo después de curarse, <a href="https://www.portsmouth.co.uk/whats-on/arts-and-entertainment/kristin-hersh-makes-her-peace-with-music-at-the-coyote-palace-1183540" target="_blank">respondía</a>: <i>"No he tenido tiempo, quizás me pone más tensa de lo que admito. Puede que ahora sea solo escritora y ya no música, ¡pero mi sospecha es que en algún momento cogeré una guitarra y sabré cómo hacerlo!"</i>. Es en ese impase de incertidumbre cuando termina un disco doble en el que llevaba trabajando varios años, <i><b><a href="https://kristinhershfire.bandcamp.com/album/wyatt-at-the-coyote-palace" target="_blank">Wyatt at the Coyote Palace</a></b></i> (2016); publica un EP de su grupo <a href="https://50footwave.bandcamp.com/" target="_blank">50FootWave</a> que también había esperado en la recámara debido a su prolífica actividad, <i><b><a href="https://kristinhershfire.bandcamp.com/album/bath-white" target="_blank">Bath White</a></b></i> (2016); y arma <i><b><a href="https://kristinhershfire.bandcamp.com/album/possible-dust-clouds" target="_blank">Possible Dust Clouds</a></b></i> (2018), un álbum con material escrito también antes de la cura. La despensa estaba limpia, y el momento de enfrentarse al enigma de la nueva corporeidad de sus musas parecía inaplazable. Por suerte para todos nosotros, solo fueron un par de años de silencio en los que <i>"<a href="https://therecoup.com/2016/05/23/a-piece-of-ground-where-i-can-lay-my-head-a-conversation-with-kristin-hersh/" target="_blank">ya no oía canciones.</a> (...) Volvieron, pero ahora es diferente. No tengo que 'oírlas', estas canciones no son síntoma de nada, simplemente son"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y estas canciones <i>son</i> tanto como siempre y <i>son</i> tanto como nunca antes. Coincidiendo con el 30 aniversario de la grabación de <a href="http://www.discogs.com/release/403253-Kristin-Hersh-Hips-And-Makers" style="font-style: italic; font-weight: bold;" target="_blank">Hips and Makers</a> (1994), el primero a su nombre, Hersh regresa a las sonoridades acústicas que demasiado pronto creímos que definirían su obra al margen de la de sus bandas, porque los chorreos eléctricos han coloreado la mayoría de sus trabajos aun reteniendo una sensación de intimidad que te lleva a entender por qué una canción pertenece a un disco de Kristin Hersh y no de <a href="https://throwingmuses.com/" target="_blank">Throwing Muses</a> o 50FootWave. Desde finales de los años 2000, cuando cofundó la plataforma pionera CASH Music para financiar sus proyectos a través de sus oyentes, hizo del estudio Stable Sound en Portsmouth (Rhode Island) su laboratorio de ideas, y del propietario <b>Steve Rizzo</b> el cómplice que la alienta a probarlas todas. Todo ese trabajo atlético -una explosión de artesanía para fabricar texturas y sonidos con peso narrativo- ha sacado a relucir a una productora creativa que hace salivar a nuestro instinto más sinestésico. En <i>Wyatt at the Coyote Palace</i> los cimientos eran de madera y los experimentos añadidos te atrapaban como bombas de humo; en el anterior <i>Possible Dust Clouds</i> llevó al límite su deseo de ruido nebuloso y electricidad metalizada. En <i><b><a href="https://kristinhershfire.bandcamp.com/album/clear-pond-road" target="_blank">Clear Pond Road</a></b></i> (2023), <a href="https://feversofthemind.com/2023/09/01/a-fevers-of-the-mind-interview-with-kristin-hersh-a-small-inspired-by-anthology/" target="_blank">dice</a>, el panorama vuelve a ser eminentemente acústico pero nada al uso: unas guitarras suenan percusivas porque las cuerdas se apoyan -literalmente- en espuma y cinta americana, mientras otras sobresalen por encima del ritmo afinadas como barítonos en un <i>"contrapunto casi celta o español (...). Los graves muy bajos y los agudos muy altos crean una imagen sonora amplia, en vez de las acústicas rasgueadas típicas en discos más tranquilos como este"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpNOX8843u2qZGyyJMu-CKMs5TU6zfrp4JJh4KVxICnyh-qnMscxSo2FjU7IYTP9uxKFN7QvZO9fiTzP6RR5zR94AOOAkoAv4RkzeEcbyWei9UZNyeJV1su10bvGDJKJsccT0V8xyn0mC2hzs85jYXlqnr-lpzb74eGwl8VTexKMntpKh7jFJsHHdwQZg/s16000/kristin-hersh-peter-mellekas.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Kristin Hersh fotografiada por Peter Mellekas.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tomando el título de una señal comprada en una tienda de segunda mano que atrajo a Kristin y a su hijo Bodhi <i>"porque la energía nerviosa que compartíamos era como olas de agua sucia, y se nos ocurrió que si poníamos [la señal] a la vista en la cocina acabaríamos volviéndonos calmados y cristalinos"</i>, <i>Clear Pond Road</i> no solo suena como si hubiesen alcanzado la serenidad a la que aspiraban, sino que veo en él un último capítulo para el arco narrativo iniciado en <i>Wyatt at the Coyote Palace</i> y reanudado en <b><i><a href="https://throwingmuses.bandcamp.com/album/sun-racket" target="_blank">Sun Racket</a></i></b> (2020) de Throwing Muses, que junto con este constituyen tres obras colosales que nos dan una idea de cómo Kristin sigue desarrollando músculo para colmar su música de una humanidad curativa. En <i>Wyatt</i>, las canciones parecían avisar de que la vida que tanto atesoraba iba a sufrir un cambio irreversible, y un remolino recogía la mezcla de confusión, soledad, miedo y conmoción que venían con el vértigo de asumir algo tan grave; en <i>Sun Racket</i> es como si estuviese en medio del vendaval tormentoso, viendo como el agua se lleva pedazos de puentes y escalones de moradas familiares pero aceptando la pérdida de bienes con un firme instinto de supervivencia. <i>Clear Pond Road</i>, después de eso, es un álbum hermoso y nutritivo que me habla de cómo mirar hacia adelante, de abrirse a un nuevo amor, de lealtad, y de aceptar que es natural pasar el duelo por las cosas que amabas de una vida que ya no existe mientras aprendes a desapegarte de ellas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En su trabajo habrá un estilo reconocible, pero nunca nostalgia; la vida sigue, el tiempo no se detiene (<i>"El tiempo nos salta a los paletos, señorita Kris / somos demasiado lentos para seguir el ritmo"</i>, dicen los primeros versos del disco) y la música hace crónica de los nuevos desafíos, de las miradas de ternura y compasión que aún pueden sorprendernos de nosotros mismos y de los demás; incluso el vocabulario sónico se ha amoldado a la madurez de su voz, rodeándose de esas afinaciones graves porque es donde sus cuerdas vocales -tan robustecidas como rasgadas; tan dulcificadas como avinagradas por la experiencia- nadan más cómodamente. <a href="https://www.rnz.co.nz/national/programmes/music101/audio/2018906903/kristin-hersh-talks-about-her-new-album-clear-pond-road" target="_blank">Hablando</a> con el locutor australiano Elliot Childs hace unos meses -que hasta ahora ha sido el más astuto para preguntarle por un par de canciones específicas- Kristin daba pistas sobre una de las piezas capitales del álbum, 'St. Valentine's Day Massacre', explicando que una vez la invitaron a pinchar discos en una radio local de Chicago y la temática de fondo tenía que ser el amor porque iba a emitirse el día de San Valentín. <i>"Estuvimos toda la noche repasando su preciosa colección de vinilos en medio de una tormenta de nieve, hablando de lo que podría ser el amor... Y era en plan: 'Cuando pasó esto, fue como si me diesen un puñetazo en la cara, y cuando pasó esto otro, como si me arrastrasen por el cemento' </i>(risas)<i>"</i>. La primera estrofa captura su destreza para esquivar lo obvio, tal y como enfocó la conversación en esa noche nevada (<i>"Necesitas un trozo de papel para explicarlo / necesitas cinco minutos en el hueco de una escalera / o una hora con la frente sobre el volante del coche / te ahogas con un sobre rojo"</i>), y ya nos ha dado cobijo a todos los que no podemos entender el amor como un simple idilio romántico sin intriga, sin temer por lo que entregas o sufrir por lo que recibes. Las guitarras suenan contraídas para luego dilatarse a lo ancho y Kristin se deja arrastrar: <i>"Focos rojos, todos los corazones son brillantes y cálidos"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En 'Dandelion', cuyo trenzado de guitarra acústica, xilófono y violonchelo remite a la oscuridad medicinal del álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1963168-Kristin-Hersh-The-Grotto" target="_blank">The Grotto</a></b></i> (2003), el mismo amor queda suspendido en el aire convertido en diente de león, pero hay una sensación terrenal que te recuerda que a estas alturas ya sabes que la magia inicial de un romance fresco es inconstante; en 'Eyeshine', una canción fascinante que nos pasea por paisajes tornasolados para dejarnos de la mano en un torbellino emocional de tintes casi cinematográficos, hace hincapié en lo valioso de una complicidad tan sólida que no precisa ni de palabras. 'Palmetto' y 'Thank You, Corner Blight' se adentran de verdad en esas texturas graves que afianzan el sonido del disco, y recogen la mezcla de agitación, cansancio y esperanza que se da en una huida hacia adelante. 'Ms. Haha' y 'Constance Street' (<i>"Preguntaste por mí, siempre / esta blasfemia, siempre"</i>) conectan explícitamente con flashbacks de esa vida que quedó atrás y, curiosamente, tienen un aire más rítmico y juguetón que el resto. Pero el momento más brutal, en lo que se refiere a leer una situación dolorosa con la claridad que dan el tiempo y la distancia, me ha parecido 'Reflections on the Motive Power of Fire', donde la sensación de intentar conmover por última vez a quien ya ha decidido abandonarte duele a rabiar: <i>"Puedes verme a través de los barrotes / donde me tienes en un rincón de tu habitación / feliz sólo de ver la parte de atrás de tu camisa (...) Buscando la llave me dejas salir / baila conmigo un ratito / mis alas sucias ya no son lo que eran / girando, mareando, dignificando lo que fuimos / ahora sé que no puedo volar / no estoy en tu vida / el tiempo mintió"</i>. Son palabras en crudo, valientes, que me retrotraen a las de 'Teeth' (del treintañero <i>Hips and Makers</i>), recordándome otra vez que estamos en territorio familiar, pero virgen. Y entonces vuelvo al goteo de notas mágicas con las que polvorea 'Bewitched Reruns' para abrir el disco y me quedo con esa sensación optimista (<i>"Una vez más con sentimiento"</i>, dice con más buen humor que ironía) de que en la vida no hay otra que seguir, seguir y seguir.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar y comprar en <b>Bandcamp</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://kristinhershfire.bandcamp.com/album/clear-pond-road" target="_blank">Krstin Hersh - <i>Clear Pond Road</i></a></b></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">También <a href="https://open.spotify.com/album/6zJSjhTjCS8FKOxS9M5D4s?si=Q3U3jNHKShG4jMFnNsKVKA" target="_blank">en <b>Spotify</b></a></div><p></p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-31170134677117208352023-10-28T17:55:00.005+02:002023-10-28T18:23:42.791+02:00Escenarios: Luna + Gold Lake - La [2] de Apolo (Barcelona), 27 de octubre de 2023<div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg07n2deuxqP6qW4k0YpTsftMbMnsC3W09ujebAq_TESvt_kZ9wKcp5fePhI7Uhk_5BpPR3qqf1f2yt1PlxzKSF7WruWJOQeyC8eqjyPEgajyZ6HlXtSDzL2dG418S93jHd7Gw9kQqp-mUpTO-kMx_15jgbPcOIsBv_lKxd5IsUWRCa6ZNOcj2Hjb0Gaw4/s16000/luna-la-2-de-apolo-27-octubre-2023.jpg" /></div><p></p><div style="text-align: justify;">Justo a la mitad del concierto de ayer, <b>Dean Wareham</b> (voz, guitarra) preguntó a la audiencia si alguien sabía qué día era. Dejó unos segundos para que nos lo pensásemos pero no se escuchó ninguna respuesta en voz alta, al menos desde donde yo estaba. <i>"Es 27 de octubre; hoy hace diez años que murió Lou Reed"</i>, acabó resolviendo mientras se revolvía el pelo. Añadió que <i>"yo no estaría donde estoy si no fuese por él"</i>, reconociéndole como su mayor maestro, algo que nunca ha ocultado y que tampoco se le escaparía a nadie. Antes de llegar a Barcelona, <b><a href="https://lunamusic.com/" target="_blank">Luna</a></b> habían pasado por el valenciano <a href="http://www.larambleta.com/eventos/ver/perfect-days" target="_blank">Perfect Days</a>, un festival que en los últimos días ha conmemorado justamente el décimo aniversario del fallecimiento de Reed y los 30 años que han pasado desde que reunió a The Velvet Underground para una gira -la última antes de disolverse para siempre- en la que Luna fueron sus teloneros. En La Rambleta de Valencia dedicaron medio setlist al cancionero del autor de <i>Transformer</i> y en La [2] de Apolo pudimos escuchar una selección de tres piezas (una lectura ágil y especialmente memorable de 'New Sensations', de lo mejor de la producción de Lou Reed en los '80; y las emblemáticas 'Satellite of Love' y 'Femme Fatale', esta cantada por la bajista <b>Britta Philips</b> como primer bis), pero Luna no necesitan interpretar las canciones del mentor para honrar a su memoria: los ecos de cada una de sus enseñanzas están bien imprimidos en su música, y esa ha sido siempre la mejor reverencia.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Cuando bajaba por el Paral·lel camino de la sala Apolo, una luna llena, fría y limpia de nubes coronaba el cielo barcelonés como si fuera un buen augurio. Quizás esa apropiada estampa <i>lunar</i> conjugada con la evocación de Lou Reed fuesen factores esotéricos que acabaron de sembrar una noche inspiradísima para Luna sobre las tablas. El cuarteto (añadamos al guitarrista <b>Sean Eden</b> y al batería <b>Lee Wall</b>) dio una lección de profesionalidad bien entendida -la que tiene como base un absoluto amor por el oficio-, demostrando que una banda con más de tres décadas de trayectoria puede tener un directo tan sólido como el que tenía en sus años más laureados y, sobre todo, que puede estar tan <i>presente</i> en lo que hace. En una era donde llevamos 20 años de reuniones de bandas como la suya -con un estatus de legendaria aunque sea en un círculo minoritario- motivadas exclusivamente por el caché que están dispuestos a pagar los festivales o por la nostalgia, Luna se presentan humildes, sin cinismo, sin postureo y sin autopiloto, y eso que también lo hacen sin disco nuevo (el último, <b><i>A Sentimental Education</i></b>, fue de versiones y ya data de 2017; y <b><i>Rendezvous</i></b>, el más reciente con temas propios, de 2004). Estoy seguro de que si pueden permitirse una gira en seis ciudades distintas de España es porque en cada parada cuentan con un público cómplice y emocionado como el de ayer en Barcelona, una emoción que fue recíproca encima del escenario. </p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRP_2xbpP31lmz8JmZk1v5Z4loHlbNxaky5JO0ds2giWCh0K7tfl7AtnrQXEBcQJULnh5ssBCJGewKFp4Ce8hrJhhQgSWZ7bpp1RlVe35lFuVmnMN2eC1slTE0Cu6dychyphenhyphenYoDSbrKQv1WQuwfrbQ60yf1otEbouL3AzpvZn7sTHEw4oVZ5H5413m20V84/s16000/luna-la-2-de-apolo-27-octubre-2023-2.jpg" /></div><p style="text-align: justify;">Así que lo único que tuvo de nostálgica la velada fue que iban sonando canciones que conocemos desde hace muchos años (eso no podemos cambiarlo), pero defendidas con un vigor propio de haberlas alumbrado ayer; y es más que eso, porque el extra de brillo en los ojos y de amplitud en la sonrisa que exhibían Dean y Britta escuchando el volumen de los aplausos después de cada tema solo lo da la historia; la conmovedora sensación de ser significativo. El repertorio en estos días de gira española ha ido variando lo suficiente como para que aquí nos quedásemos sin delicias emblemáticas como 'Moon Palace' o 'Sideshow by the Seashore', pero Barcelona fue la primera ciudad donde sonó 'Slide', canción que abrió el concierto como abrió su primer álbum en 1992. Se nota que <b><i>Penthouse</i></b> (1995) sigue siendo el trabajo del que están más orgullosos en retrospectiva, pues fue del que más picotearon a lo largo del setlist: 'Chinatown' y 'Double Feature' en la primera parte, y juntas en la recta final la tierna 'Lost in Space' (una petición, según dijo Dean; gracias a quien la hiciese) y la ineludible '23 Minutes in Brussels', una favorita de sus seguidores que también es de las que más deben a los The Velvet Underground de los primeros discos. Fue un colofón psicodélico ejemplar, solo superado cuando en el último bis también quisieron rendir tributo a Tom Verlaine -fallecido el pasado enero- interpretando una sólida versión de 'Marquee Moon' de Television. Entre medias, rescates de piezas consensuadas como lo mejor de su repertorio ('Superfreaky Memories', 'Friendly Advice') y agradecidas lecturas de canciones menos obvias que brillaron como para revisitarlas y revalorarlas luego en casa ('Tracy I Love You' y 'Still at Home', esta en voz de Sean Eden, me parecieron particularmente sublimes). La manera de tocar el bajo de Britta Philips, a quien pude ver muy de cerca, me pareció tan prodigiosa que solo puedo asumir que si no lo decimos en todas las reseñas la estamos infravalorando. Britta rellena cada acorde de raíz con notas preciosas, incansable, y aun con todo ese adorno nunca flojea como cimiento sobre el que se sostiene la combinación de mordiscos de guitarra rítmica y punteos derramados en cascada que Dean y Sean se alternan en sus manos.</p><div style="text-align: justify;">Abrieron la noche <b><a href="https://www.goldlakeband.com/" target="_blank">Gold Lake</a></b>, un dúo español que sin embargo ha desarrollado su carrera desde Brooklyn y que debutaba ayer en Barcelona. Con el añadido de un batería pero conservando un enfoque minimalista, sus canciones tienen un punto de anhelo que la cantante <b>Lúa Ríos</b> lleva más allá del universo underground al que apunta la guitarra de <b>Carlos del Amo</b>; como si Anna Calvi cantase canciones de pop apasionado como las que compone Robyn. </div><br /><p>Setlist de Luna:</p><p>Slide / 4000 Days / Chinatown / Superfreaky Memories / Double Feature / Great Jones Street / Malibu Love Nest / New Sensations / Satellite of Love / Still at Home / Tracy I Love You / Friendly Advice / Lost in Space / 23 Minutes in Brussels // Femme Fatale / Marquee Moon</p><p><br /></p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-46122765367413864162023-07-24T19:08:00.002+02:002023-07-24T19:47:28.247+02:00Caso abierto: The Amps - "Pacer" (1995)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6vb4gF1b5h6PuMup3VPBNIfrcKwU6N3TljKKJmyG5oqzR-vzcoFeW7_9taf4bh70KvIkYcI0ryVxSxSKWlMHLIROPn7PkOHdLm8OAQ3idE1fPYf7zvg2gZWCYk1_oYsQ9gLjtgUhQhvk/s900/the-amps-pacer-1995.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="900" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6vb4gF1b5h6PuMup3VPBNIfrcKwU6N3TljKKJmyG5oqzR-vzcoFeW7_9taf4bh70KvIkYcI0ryVxSxSKWlMHLIROPn7PkOHdLm8OAQ3idE1fPYf7zvg2gZWCYk1_oYsQ9gLjtgUhQhvk/s320/the-amps-pacer-1995.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Poner a <b>Kim Deal</b> (voz, guitarra, etc.) a hablar delante de una grabadora en los años 90 tenía un punto imprevisible que servía a muchos entrevistadores para dar color a las entradillas de sus artículos, donde describían el nervio atropellado con el que Kim se implicaba para no dejar ningún cabo suelto. Lo mismo se ponía a detallar su proceso creativo minuciosamente, improvisando esquemas sobre papel y gesticulando cual profeta, como empezaba a desembuchar al respecto de la complicada situación en la que se encontraba The Breeders, grupo que lideraba y que no tuvo más remedio que dejar en <i>stand by</i> en su momento de mayor popularidad. El otoño de 1994 y en solo dos meses, su hermana gemela Kelley (guitarrista en The Breeders) pasó de darse un baño de masas en el festival itinerante Lollapalooza a ser arrestada por aceptar un paquete de heroína en su domicilio, y de ahí a un centro de rehabilitación para curarse de su voraz adicción. Josephine Wiggs, la bajista, pronto se puso a otra cosa al ver que la banda que había despachado más de un millón de copias del álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/396179-The-Breeders-Last-Splash" target="_blank">Last Splash</a></b></i> (1993) no iba a funcionar a corto plazo. Como Kelley, Kim también había vuelto a su casa de Dayton (Ohio) ese otoño y para enfrentar la resaca de un año de gira y toda esta situación, básicamente, se dio a la bebida mientras grababa maquetas sin saber por dónde tirar. Empezó a juntarse con Guided by Voices, un grupo local recién fichado por el sello Matador (casa de Yo La Tengo, Pavement o Liz Phair) que pronto se consolidaría como un referente en la facción lo-fi del indie rock americano. <a href="https://jericsmith.com/1997/01/21/interview-with-kim-deal-1997/" target="_blank">En una</a> de sus cándidas entrevistas, Kim se burlaba de que su gemela grabase un dúo con Kris Kristofferson cuando salió de rehabilitación (<i>"Se me atribuye un montón de mierda que ha hecho Kelley (...) La primera vez que alguien me preguntó sobre mi dueto con Kris Kristofferson, me puse en plan '¡Oh, dios mío! ¡Auuuuu! ¡Ayyyyy!"</i>), pero es de justicia destacar que ella selló la tontería que se traía en aquella época con Robert Pollard (el líder de Guided by Voices) cantando con él una <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Icva5yTTlAQ" target="_blank">versión acaramelada</a> de 'Love Hurts', un tema country de los años 60. <i>"Mi esposa odia esa versión"</i>, <a href="https://magnetmagazine.com/2014/09/19/robert-pollard-scalping-the-guru/" target="_blank">dijo</a> Pollard. <i>"Es con Kim. Cree que estábamos enamorados. En cierta manera lo estábamos </i>(risas)<i>"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo que es incuestionable es que Kim Deal encontró un espíritu afín en Robert Pollard, en el enfoque lo-fi y <i>maquetero</i> que tenía para la música de Guided by Voices. La admiración mutua y su estrecha relación la llevaron a producir para ellos varios cortes del disco <i>Under the Bushes Under the Stars </i>(1996) pero, más que nada, estar cerca del grupo fue el golpe de inspiración que la ayudó a decidirse sobre cómo grabar las ideas que tenía en la trastienda. Como ya demostró en el último EP de The Breeders hasta entonces, <i><a href="https://www.discogs.com/release/389017-The-Breeders-Head-To-Toe" target="_blank"><b>Head to Toe</b></a></i> (1994), Kim necesitaba ser más espontánea de lo que se había permitido en el exitoso <i>Last Splash</i>, un álbum lleno de ideas electrizantes para las texturas y los tonos, rico en estímulos sinestésicos, cuya frescura sublimó laboriosamente en el estudio. Lo que le apetecía era grabar rápidamente y dejar la música en una fase más sucia y natural, sin llegar a pulsar veinte botones para probar lo lejos que podía llegar en busca de lo que escuchaba en sus fantasías. Lo más gracioso es que su obsesión con el sonido -con la elaboración de la música en sí misma- no le permitía relajarse, coger una grabadora de cuatro pistas y quedarse conforme con el resultado, así que llegó a pasearse hasta por seis estudios (de Dayton a Memphis, de Dublín a Los Ángeles) para dar con, irónicamente, un sonido de <i>baja fidelidad</i>. Ivo-Watts Russell, el entonces director de su sello 4AD, <a href="https://archive.bookfrom.net/martin-aston/page,55,368923-facing_the_other_way.html" target="_blank">explicó</a> al periodista Martin Ashton que <i>"francamente, me resultaba muy difícil lidiar con el lo-fi de Kim. No sabía si era realmente una maqueta o si era el sonido que estaba intentando conseguir. (...) [El álbum] me gusta, aunque para mí está teñido por la cantidad de dinero que se gastó en un disco que suena como si hubiera costado muy poco"</i>. En un momento en el que todo el mundo tenía expectativas altísimas por el retorno de The Breeders, Kim Deal ofrecía un doble reto: ni pensaba repetir la carambola que funcionó comercialmente ni iba a ser un disco de The Breeders.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbX26lfGG9WEHuBD_rpGM2VtQhVavew15cMdHpczDu_lqg7BEvbkfut3GTtRDS51xM9znzjj3G_GNr6hSqJ3GIrruykcVLWyb6sBQVNFDlCf_IJBZC3UdrhXeg_yiRXPnA8fDTvBVCo0gzNMYkhly1pJ0v4PWQTzKMLTSp6Mbg8_rJhPwuRJX99q5w/s16000/the-amps-1995-by-gie-knaeps-1.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">The Amps fotografiados por Gie Knaeps a finales de 1995.</td></tr></tbody></table><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>"Es raro, pero ahora que empieza la primavera, echo de menos la época en la que todo era una mierda en mi sótano"</i>, <a href="https://books.google.es/books?id=mPK6NgwlOaAC&lpg=PA86&dq=interview%20%22kim%20deal%22%20spin%201995&hl=es&pg=PA39#v=onepage&q=interview%20%22kim%20deal%22%20spin%201995&f=false">contaba Kim</a> en un artículo de portada para el número de julio de 1995 de la revista <i>Spin</i>. <i>"Aprendí a tocar la batería, hice estas canciones, me inventé un nombre. Voy a llamarme Tammy and the Amps, porque yo soy Tammy y solo toco con un montón de </i>amplis<i>"</i>. El disco no saldría hasta bien entrado el otoño, y para entonces Kim ya había abandonado el pseudónimo de Tammy (<i>"<a href="http://cuandoeramosalternativos.blogspot.com/2010/07/amps-factory-9-enero-marzo-1996.html" target="_blank">en América</a> es un nombre típico, como Debbie o Candy, para chicas tontitas y sin cerebro"</i>) en favor de reducir el nombre a <b><a href="https://4ad.com/artists/theamps" target="_blank">The Amps</a></b>. Tenía sentido, porque el proyecto que empezó como un disco donde ella tocaría todos los instrumentos (<i>"Kelley se refería a mí como The Artist Formerly Known as Kim"</i>, en alusión a Prince) acabó convertido en una banda formal. Su primer fichaje fue <b>Jim Macpherson</b>, el batería de The Breeders, que también estaba en Dayton sin saber qué sería de él. <b>Luis Lerma</b> (bajo) y <b>Nate Farley</b> (guitarra) entrarían después e incluso Kelley Deal se sumaría a las grabaciones un par de veces, pero el intento de mantenerla ocupada y alejada de las drogas pronto se confirmó como fallido y fue entonces cuando entró de cabeza en rehabilitación. En los créditos desfilan ingenieros de primera línea del indie rock como <b>Steve Albini</b> (bajo el nombre de su gato, Fluss), <b>Bryce Goggin</b> o <b>John Agnello</b>, certificando el despilfarro de dinero, pero solo una foto borrosa en la contraportada nos dice algo de los músicos.</div><p></p><div style="text-align: justify;">Aunque siempre simbolizará el aborto del momentum que gozaron The Breeders y muchos lo reseñen a la sombra de <i>Last Splash</i>, <i><b><a href="https://www.discogs.com/The-Amps-Pacer/release/670611" target="_blank">Pacer</a></b></i> (1995) está entre los trabajos más apreciados por quienes conocen bien la obra de Kim Deal. En la sección 'Baker's Dozen' de la web musical británica <i>The Quietus</i>, donde los artistas eligen y comentan los discos que han marcado su vida, <i>Pacer</i> ha aparecido en las listas <a href="https://thequietus.com/articles/20308-elijah-wood-bakers-dozen?page=8" target="_blank">del actor Elijah Wood</a> (<i>"Creo que </i>Pacer<i> tiene de todo. Es como experimental (...) Hay una mezcla increíble de canciones pop y otras que son como raras, abrasivas y casi punk-rock, en este disco creo que hay verdadera belleza"</i>) y <a href="https://thequietus.com/articles/22764-perfume-genius-interview-favourite-albums?page=3" target="_blank">del músico Perfume Genius</a> (<i>"Creo que esta súper infravalorado. Si puedo tener un lugar para meterlo en una lista, ¡voy a meterlo siempre! (...) Es como si [Kim] estuviera conectada a algo, a su propia longitud de onda. Es muy evidente en cada proyecto que realiza"</i>). <i>Pacer</i> es el menos art rock de los artefactos que Kim había lanzado al mundo hasta entonces. Aunque más cerca de la concisión del debut de The Breeders, <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2009/07/imperdible-breeders-pod-1990.html" target="_blank">el magistral <b><i>Pod</i></b></a> (1990), este tiene un punto más campechano que insólito; más deslavazado que minimalista; más inmediato que enigmático, dicho teniendo en cuenta que su forma de entender la música ya escapa la obviedad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoB8frQSDINss8xgNPDBGbzB_7BBHTdAt-xj0UFad-YO9lSknTEe2jNOfLo73xoPMvoWnTq9WgG12C8RAEXoXlaVPFrc1IZ9Qh55jSbmLicighGBhFQpFcI7av4VPLe_nZ9Khm4awmqzKo8h9y1oqFC-ANuUWJ5IW16oLGyWkv0goniszdbojOkiUw2oo/s16000/the-amps-1995-by-gie-knaeps-3.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">The Amps fotografiados por Gie Knaeps a finales de 1995.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El disco arranca con la pieza que le da título y enseguida estamos expuestos a lo que marcó la génesis de estas canciones: sus excesos con el alcohol ese invierno en Dayton y la preocupación por Kelley. La deriva de su hermana gemela con las sustancias se traduce en un melancólico lamento donde Kim las retrata desacompasadas (<i>"Íbamos de excursión en excursión / ligeras como la brisa / tú rompiste el ritmo / una niña retorcida que nunca aprendió a montar"</i>), un sentimiento de tristeza y desconexión también presente en 'Breaking the Split Screen Barrier', en cuyo estribillo ensoñador hay un intento de comunicación con una Kelley a quien siente tan lejana como un astronauta. El alcohol sobrevuela todas las canciones desde una producción donde la suma de la voz doblada en varias capas y la batería distorsionada emula la nebulosa que te regala la ebriedad, apoderándose de Kim hasta las últimas consecuencias en 'Mom's Drunk' (la borrachera que te deja balbuceando, con su punto ininteligible y desordenado), la arisca 'Empty Glasses' (la borrachera agresiva, buscando pelea mientras exclama: <i>"Vasos vacíos / solo hay cubitos de hielo / ¿dónde está la camarera? / ¿dónde está mi otro zapato?"</i>) o 'Hoverin', que ya habían grabado The Breeders para una cara B el año anterior. La bebida tampoco se queda fuera en canciones inspiradas por los días en Dayton, o más bien las noches, como la sarcástica 'Tipp City' (un derechazo de punk-pop que siembra el caos en un estribillo que es puro desfase) o 'Bragging Party' (un momento sedante que tiene ese aire nostálgico de las fiestas caseras que acaban con espontáneos dormidos en los rincones y conversaciones que derivan en envalentonamientos sentimentales). Robert Pollard aparece como co-autor de 'I Am Decided' (Kim la armó juntando dos bocetos que él no había utilizado para Guided by Voices), un momento vitalista que equilibra el lado más oscuro de <i>Pacer</i> junto con el country satírico de 'Full on Idle', la coqueta y luminosamente pop 'She's a Girl' o 'Dedicated', que echa el cierre al disco con un riff de guitarra memorable.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque aún tardarían en volver a publicar un disco, Kim Deal empezó a revivir el nombre de The Breeders para dar conciertos en 1997 y Kelley se reincoproró a la banda ese mismo año. Las canciones de <i>Pacer</i> se han entremezclado desde entonces en su repertorio, reconociendo con ello que el álbum forma parte de la historia de la banda, y si uno escucha los trabajos que publicaron en los 2000 (<b><i><a href="https://www.discogs.com/release/16280230-The-Breeders-Title-TK" target="_blank">Title TK</a></i></b>, 2002 y <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/2088098-The-Breeders-Mountain-Battles" target="_blank">Mountain Battles</a></i></b>, 2008) es obvio que <i>Pacer</i> desbloqueó en Kim un propósito estético para su sonido, muy orgánico y abierto a las impurezas, que se dedicó a seguir investigando de ahí en adelante. Dejó de beber definitivamente en 2002.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/49D2pvyVisDJgySZLgHOkZ?si=6eunIuY0Rn2GZuZ-HOyfNQ" target="_blank">The Amps - <i>Pacer</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-29788794229220979122023-05-16T15:42:00.007+02:002023-05-16T20:05:19.601+02:00Escenarios: Renaldo & Clara - Sala Modernista del Casino de Vic, 13 de mayo de 2023<p></p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghSGl-EPHYWSdI8qmW7ZvqjBJXLD2Zhzv9Ie2dGf6d56Uyll1BlmfIH74cIZ-_uiFqqG1gpYX77kuCbm5sqdA-Too1830Wmhd-hfLdJ_ykcLryBMIXXh3UFr4z4a8emoAs4oi_1fGpTUFv3Vox2w1DySYIYo-sY2jbVpYsULEvR-YrWPvBVhz7TPjC/s16000/renaldo-clara-casino-vic-2023.jpg" /><br /><span style="text-align: justify;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;">Si para <b>Clara Viñals</b> (voz, guitarra, sampler y alma máter de <b><a href="https://ca.wikipedia.org/wiki/Renaldo_%26_Clara" target="_blank">Renaldo & Clara</a></b>) el corazón es como un globo, con la canción donde lo dice me llevé un flechazo que hizo explotar el mío. 'Globus' salió del horno a principios de marzo como cebo antes de publicar su nuevo álbum, <i><b><a href="https://renaldoiclara.bandcamp.com/album/la-boca-aigua" target="_blank">La Boca Aigua</a></b></i> (2023), y a la primera escucha desperté como La Bella Durmiente con el beso del príncipe. Es de esas composiciones que te atrapan porque todos los estímulos están cuadrados para que la seducción sea directa y fácil: juguetona a través de un ritmo hip hop y el bajo funky; coqueta desde un lugar intrigante (al fin y al cabo, habla sobre lo temerarios que somos cuando nos enamoramos y nos dejamos llevar); concisa; cero obvia, cero afectada. Me alegro de que mi primera vez con Renaldo & Clara me impactase así, porque me ha llevado a recuperar en pocas semanas el tiempo que perdí dormido, desoyendo su voz como un canto borroso a lo lejos. Viñals ya tiene una trayectoria larga -su primer EP data de 2009- pero fue sobre todo con los hallazgos estéticos de <b><i><a href="https://renaldoiclara.bandcamp.com/album/lamor-fa-calor" target="_blank">L'Amor Fa Calor</a></i></b> (2020) que su nombre saltó a la primera línea del pop catalán, demostrando con ello que su apuesta por cantar en lleidatà desde el principio no era ninguna limitación. Como paisano de tierras ponentinas puedo afirmar que en Lleida, hasta estas alturas del siglo XXI, no hemos podido presumir de figura del pop.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entre las primeras fechas de su actual gira, la del <b>Casino de Vic</b> era de las pocas oportunidades para ver a Renaldo & Clara en un espacio que no estuviese enmarcado dentro de un festival. <i>"Hacía mucho tiempo que no tocábamos en un escenario tan pequeño, intentaré no chocarme o tropezar con un cable"</i>, dijo Clara. La Sala Modernista es un lugar muy especial (bastaba con mirar el techo y las vidrieras) y el concierto formaba parte de la celebración del 175 aniversario del casino, a la hora del vermú y con la degustación de una tapa preparada por el restaurante L'Horta de Tavertet, así que en el público se dio una mezcla de cómplices del grupo y socios del casino, de la tercera edad, que estuvieron contentos alternando y comiendo en las mesas que había en los márgenes, pero que fueron marchándose paulatinamente. Que la banda tuviese que batallar un poco con la cháchara que muchos parecían no poder contener a esa hora del día -criminal en momentos que requerían de una mayor atención como 'No Penso en Res' o el delicado principio de 'L'Atur És el Futur'- fue el único punto oscuro de un concierto eminentemente luminoso y sin fisuras.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgTs46n9HS7jXQ8sAmCj-mXRP5goFQlE13UtEy2ZKX_yxGgK8f_rZTLdXEkv64O4DKwdVvhXkukToImipAwkA5-ps9t4khH8KBhaoFodElpKlr6eEX-npiEqLp4jtqVfazQ_D_TLusZw1BIMSTd-Uy0KRtDLzsdJEHdHYa4oOop6progdOhlLoErY8U/s16000/renaldo-clara-casino-vic-2023-2.jpg" /></div><br /></div><div style="text-align: justify;">Con una formación reducida a la propia Clara, <b>Óscar Huerta</b> (bajo, guitarra, sampler), <b>Hugo Alarcón</b> (teclado, sampler) y <b>Rodrigo Hernández</b> (batería), la banda consigue recrear las atmósferas que hacen inconfundible su personalidad en el estudio, esos tornasoles de tacto futurista que irradian una temperatura estival. Viñals ha encontrado una voz propia que suena serena y pragmática, como esas voces incorpóreas que te avisan de todo lo que se te escapa en las películas de ciencia ficción. La esencia de sus últimas canciones no está divorciada totalmente de las de un álbum como <b><i><a href="https://renaldoiclara.bandcamp.com/album/els-afores" target="_blank">Els Afores</a></i></b> (2017; del que repescaron una única pieza, la fresquísima 'Fent Amics'), pero con la libertad que se ha tomado para jugar con sintetizadores y samples en sus últimas aventuras, su pop se ha vuelto poliédrico a los oídos; desde los flashes helados que adornan la sensual 'Fins que em Quedi Clar' a los paseos por la urbe con las gafas de sol puestas de 'Globus', 'Rodones' o 'Trobo a Faltar' (en esta, gafas de <i>thug life</i>: <i>"Passo a veure't quan em ve de pas / i aquest és tot l'esforç que faig"</i>); desde el punto ensoñador de 'La Finestra' al aire retro que tiene el estribillo de 'Retrovisor'. Por cada lengüetazo dulce que te regala la música hay un verso que lo desasocia de la ingenuidad, dejándote clavado en el suelo con su sensatez. En ese sentido, 'El Riu' i 'Per Fer-te Una Idea' son momentos más intensos si cabe en el setlist porque resulta cautivador que en ellas Clara encarne emociones directamente agridulces, sin contrastes. Alguien lanzó un silbido de emoción cuando el grupo iba a enfilar la última parte de 'Per Fer-te Una Idea' (<i>"Te me'n estàs anant de les mans"</i>) y se me saltaron las lágrimas. La velada termina con dos de sus experimentos más arriesgados y resultones, 'L'Amor Fa Calor' -¡qué expansiva suena en directo!- y la reciente 'S'Està Millor al Carrer', que la gente se toma al pie de la letra como si saliese de verbena -es ese contagioso ritmo UK garage- sin saber que, cuando la escribió, bajar a la calle era para Clara una vía de escape de una situación tormentosa. <i>"Un día tocaremos en una pastelería"</i>, dijo ella después de halagar al gremio repostero de Vic. Tendrá que ser una pastelería de trampantojos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Setlist:</div><div style="text-align: justify;">Trobo a Faltar / La Finestra / Retrovisor / Fins que em Quedi Clar / Globus / Història / Fent Amics / El Riu / Per Tu el que Faci Falta / No Penso en Res / La Palma / L'Atur És el Futur / Per Fer-te una Idea / Rodones / L'Amor Fa Calor / S'Està Millor al Carrer</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-28970671605794140692023-04-30T21:18:00.007+02:002023-05-16T14:45:49.215+02:00Tarde o temprano: Najwa - "Viene de Largo" (2020)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkCcqqRxxcHg6L2mDzrf68yZOpZZRS_jBwP8G5S13UkTVbqTPjnGIDFvgAUrBxALW3CYCYLARbiA-J5pnz-EGAnhV6sj-FZOi26pyGPhvJJgmT113KGNdNckcjWoECuddrUFCEkb0Dd-Eiu4xkjgGLovJAPEAu1ALWiJ5bXURZGAOnlBWz1eINhcT7/s1800/najwa-viene-de-largo-2020.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1800" data-original-width="1800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkCcqqRxxcHg6L2mDzrf68yZOpZZRS_jBwP8G5S13UkTVbqTPjnGIDFvgAUrBxALW3CYCYLARbiA-J5pnz-EGAnhV6sj-FZOi26pyGPhvJJgmT113KGNdNckcjWoECuddrUFCEkb0Dd-Eiu4xkjgGLovJAPEAu1ALWiJ5bXURZGAOnlBWz1eINhcT7/s320/najwa-viene-de-largo-2020.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Llego del trabajo a casa y, nada más acabar de comer, cojo el ordenador, entro en Youtube y en el cuadro de búsqueda escribo "najwa no tengo miedo a llorar". Llevo tres días enganchado a esta canción y se la quiero mandar a una amiga para ver si le hace la misma gracia que a mí. El disco al que pertenece ya lleva dos primaveras en la calle pero hasta que hemos estrenado la tercera, la de 2022, no me lo he puesto entero, en plan lúdico, un día que andaba huérfano de banda sonora. Me ha acabado seduciendo sibilinamente y sin mucho esfuerzo. Copio <a href="https://www.youtube.com/watch?v=D5lnJUWRjD8" target="_blank">el enlace</a> de Youtube y antes de mandarlo hago <i>scroll</i> hasta los comentarios que hay debajo del vídeo; en el primero (aupado hasta esa posición por unos 700 <i>likes</i>) leo (sic tras sic): <i>"Tengo 16 y me enamore de una señora de 48 años jsjsjs"</i>. Y ahí recibo el golpe de realidad. No, no me coge desprevenido que <b><a href="https://www.instagram.com/najwanimri" target="_blank">Najwa Nimri</a></b> haya logrado un crossover generacional del que pueden presumir menos artistas de las que creemos; esa frase me hace dar cuenta de que ha tenido que ser la voz familiar de Najwa la que me acercara <i>a mí</i> a los gustos de la chavalada. Desde mediados de la década pasada, he sido básicamente un inútil para conectar con los sonidos quebrados que han venido salpicando la música urbana contemporánea en España; no me encuentro en Rosalia, Yung Beef, Bad Gyal o C. Tangana, ni conozco al montón de imitadores que les pisan los talones. Me estaba rindiendo ante la idea de que ya había firmado para disfrutar de una vejez prematura y acomodarme escuchando la música con la que había crecido, pero resulta que no me estaba enterando de la misa la mitad. Un año después de descubrirlo, no me cabe duda de que absorber la sobriedad de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/14869872-Najwa-Viene-De-Largo" target="_blank">Viene de Largo</a></b></i> (2020) y aclimatarme a sus códigos ha sido lo que me ha abierto la puerta a artistas de la generación Z como irenegarry, interrogación amor, Jimena Amarillo o lusillon, cuyas canciones de corte minimalista me han ganado en los últimos meses y han puesto al día mi discoteca.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay una característica que coincide en los mejores discos de Najwa: la economía de ahorro en el plano sonoro. Fiarlo todo al menos es más. Cuando ha limitado la paleta de color -cuerdas y ritmos rugosos en <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/233061-Najwa-Carefully" target="_blank">Carefully</a></b></i> (2001); guitarra acústica y electrónica suave en <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/652836-Najwa-Walkabout" target="_blank">Walkabout</a></b></i> (2006); sintetizadores blancos, verdes y azules en <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2012/06/mutli-track-suggestion-najwa-donde.html" target="_blank">la que quizás sea su obra maestra, <i><b>Donde Rugen los Volcanes</b></i></a> (2012)- ha conseguido elaborar un discurso sólido que en trabajos dispersos como <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/221324-Najwa-Mayday" target="_blank">Mayday</a></b></i> (2003) o <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/5717167-Najwa-Rat-Race" target="_blank">Rat Race</a></b></i> (2014) no luce igual. La lente del minimalismo saca de ella una expresividad más rica, aventurada. Aun así, todavía no había dejado un disco tan en los huesos como <i>Viene de Largo</i>; y lo digo así porque fue literalmente un proceso de despojo, como si hubiese empezado mareando cada canción a vueltas como a la gallina ciega y, en un impulso, las hubiera empujado a un mar de pirañas. El criminal arrebato tuvo lugar cuando la austeridad de la única colaboración que pudo grabar con <b>El Guincho</b> ('Lento') le inspiró la dirección que debía tomar finalmente el proyecto. <i>"Es el resultado de un montón de años, pero te aseguro que esos mismos </i>tracks<i> han sido dos veces más largos, han estado en formato para baile y en todo tipo de estilos"</i>, <a href="https://www.ocimagazine.es/entrevista-najwa-nimri/" target="_blank">contaba</a> a Pablo Luna Chao en 2020. <i>"Al principio tenía como siete páginas escritas por cada canción y las empecé a hacer en techno, haciendo </i>spoken word<i> por encima. (...) y después de la punta de lanza que fue ‘Lento’, adapté las canciones: quité mucha letra, las hice más canción y un poco más rítmicas dentro de un ambiente un poquito más comestible"</i>. Por el revuelo que armó su trabajo para Rosalía, El Guincho empezó a estar solicitadísimo como para que Najwa pudiese volver a contar con sus servicios, así que hizo caso a la sugerencia de colaborar con <b>Josh Tampico</b>, un ingeniero de sonido curtido en discos de nombres grandes de nuestro <i>mainstream</i> con quien se avino pronto para deconstruir de manera definitiva todo el material que tenía.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi11IU78MC9fx0JYExPFQo309GYyd7zgfQI08CLsfZnHWAoTcx8r_0Uentk3toKFrIIlCBo9pNd6wsjUrrQh-kl5f2YKBUfpDEXK-iQmpKoaKp8x36EMG9BW561bReMCPLNTtW8eSDenUS5s273ME8WUkA-dkL3oG3tlA2OCtzjaulixTAhAjfyvO-z/s16000/najwa-virgili-jubero-2020.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: left;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Najwa Nimri por Virgili Jubero en 2019.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: left;"><div style="text-align: justify;"><i>Viene de Largo</i> es su parcela de suelo en la extensa aldea de la música urbana (<i>"Llevo haciendo música urbana un buen rato… Si es la etiqueta que se usa ahora, perfecto, pero yo siempre he sido urbana"</i>, discutía <a href="https://shangay.com/2020/02/27/najwa-nimri-viene-de-largo-loser-lujo-entrevista/" target="_blank">en <i>Shangay</i></a>), gobernada desde un edificio negro y escarlata que tiene sus cimientos en el sentido del humor, su ingenio para el vacile, el hiphop, la electrónica que dibuja huecos en lugar de efectos especiales y el <i>downtempo</i> con un regusto latino. <i>"</i><span style="text-align: left;"><i>Decidí entrar en lo latino, en todo ese idioma nuevo, sin tener que menear el culo necesariamente"</i>, <a href="https://www.elperiodico.com/es/ocio-y-cultura/20200305/entrevista-najwa-nimri-7876227" target="_blank">comentaba</a> a Jordi Bianciotto. <i>"Descubrí el ‘tumbao’, desde los pianos de El Guincho, un lugar donde se te permite tener 48 años y explorar lo latino desde un lugar más elegante, y vi que ahí había un camino"</i>. Este lugar de conexión con artistas veinteañeros, y en general la actitud pendenciera con la que Najwa se desenvuelve a lo largo del disco, se asociaron rápidamente con el personaje de televisión que le estaba dando todas las alegrías profesionales cuando gestó las canciones, la villana que interpretó en la serie carcelaria <i>Vis a Vis</i> durante cuatro temporadas, Zulema Zahir; pero quien haya seguido a Nimri desde los primeros años de su carrera reconocerá en realidad su propia esencia, unos rasgos de carácter que el tiempo solo le ha enseñado a articular con más y más confianza. <a href="https://youtu.be/wmyK0JBdKzI" target="_blank">Revisando su primera vez</a> en el programa <i>Versión Española</i> en 1998, acompañada de Daniel Calparsoro y el director de fotografía Kiko de la Rica, uno ve a una persona insegura y tensa, pero su inconformismo de base ya se adivina. En veinte años se ha curado todas las contracturas, simplemente.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;">Así que 'Lento' nos introduce en un universo sensual, armado con raspas y cabellos enredados en los dedos de una mano, donde la repetición de unos acordes de piano sugiere la dilatación del clímax sexual. '¿Hay Alguien Ahí?' recoge esa misma intención intimista, de nuevo con el piano como mínimo acompañamiento entre percusiones que mutan en un ritmo escuálido, herido de arma blanca. 'Viene de Largo', la canción, quizás sea el mejor ejemplo de este sonido que se apoya en los espacios vacíos, utilizando como base la melodía deformada de un son cubano, un ritmo reducido a la mínima expresión y un par de samples como adorno. Najwa sigue escribiendo desde la perspectiva de la <i>outsider</i>, con el punto de vista maniqueísta de la humanidad que siempre la ha inspirado (y que la lleva a adaptar la letra de un tema antiguo, 'Pájaros de Mal Agüero', en una pieza endurecida pero no tan emocionante como aquella, 'Todos Respirando'), observaciones en tono callejero que funcionan a la perfección cuando las bases rítmicas suben enteros de potencia y clonan el repudio que escupe en 'Tasqtesales' (<i>"</i></span><span style="text-align: left;"><i>Un reflejo, un post en Insta, el viejo mundo en postales / Vidas que no vivo, paraísos fiscales"</i>) o 'Más Arriba' (ironizando sobre la xenofobia: <i>"</i></span><span style="text-align: left;"><i>Y llegaron los tullidos / A robar tus ilusiones / A quitarte los balones / Disfrazados de matones"</i>). Este es su trabajo más hiphopero, y canciones como la mencionada 'Más Arriba' o la vengativa 'Güija' (<i>"</i></span><span style="text-align: left;"><i>Soy una bruja / Juego a la oüija / Gano la puja / Me llevo a tu hija"</i>) </span><span style="text-align: left;">se vuelcan en ese estilo mezclándolo con influencias arabescas que las hacen de lo más excitante del lote, espacio destacado donde también meto a 'Madrid Vacío' (un tema de pop dirigido por las contradicciones de un <i>crush</i> en una noche de calor, bailando al ritmo entrecortado del coqueteo y el ninguneo) y a 'No Tengo Miedo a Llorar', la pieza que me informó de que existía este disco; un ramalazo salsero que insufla aire al final del álbum con otra letra armada de desparpajo (<i>"</i></span><span style="text-align: left;"><i>Te cortaste el pelo / Te creció el bigote / Ya no vas en moto / Ahora tienes coche"</i>) y unos arreglos de viento que te hacen levantar los brazos y menear las caderas. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><i>Donde Rugen los Volcanes</i> me sigue pareciendo su obra esencial; un manifiesto personal inspiradísimo que no tenía semejantes musicales cuando se publicó en 2012, y su primera vez encontrando en el castellano un equilibrio maravilloso entre su forma de hablar y la retórica. Ese disco encierra para mí lo que para otros encierra un libro de cabecera, algo filosófico. Pero <i>Viene de Largo</i>, aunque fue más permeable a los sonidos que Najwa escuchaba a sus vecinos en la aldea de la música urbana, me atrapó con su frescura.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/1bkNxiusyHz4lwgwSICa7L?si=vP359pOjSNurJGIXKBVz5A" target="_blank">Najwa - <i>Viene de Largo</i></a></b></div></div><p></p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-73750751045793935272023-03-06T19:17:00.003+01:002023-03-11T20:00:52.012+01:00Escenarios: Nina Nastasia + The Death of Robert - Antiga Fábrica Estrella Damm (Barcelona), 2 de marzo de 2023<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTgR3p8Sf7JDfPP94nl7O29fV450RIjUP7dcmt4gYGLdoDfaZpN8M0qM53Kg0XUHnlaSE9A7AohEZMYPVOCaQOumT5Zj4etdVz_93OuCoQYBgkaQbPuanzKRhvLPzM2Bs1ki--2nHhorkNNWGDQm8xFFHeGiZ2cVcQAHcRZeLibkOH0aj8L6y51aca/s16000/nina-nastasia-antiga-fabrica-2-3-2023.jpg" /><br /></div><p style="text-align: justify;">Llevábamos tres días confinados en marzo de 2020; era el primer lunes de los muchos que viviríamos encerrados y <b><a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2020/03/minutos-en-ausencia-indefinida-de-nina.html" target="_blank">Nina Nastasia</a></b> fue la primera artista de quien escuché todos los discos buscando aliento. Pensaba en ella, en Lisa Germano, en Emma Niblett; en aquella época en que trabajos tan emocionalmente significativos estaban en el centro de lo más relevante para los medios especializados en música. Todas llevaban siete, diez años sin publicar nada. En el catálogo de cada una había material de sobra para sentirse reconfortado en cualquier tipo de situación, pero me preguntaba cómo artistas tan sensibles con la humanidad articularían las emociones de esta era en la que parece que estamos más perdidos que nunca y a penas nos queda fe en la bondad de la especie. De Lisa y Emma nada hemos sabido desde entonces, pero Nina Nastasia regresó formalmente el verano pasado con un disco, <i><b><a href="https://ninanastasia.bandcamp.com/album/riderless-horse" target="_blank">Riderless Horse</a></b></i> (2022), y unos motivos personales dificilísimos <a href="https://elpais.com/cultura/2022-07-24/nina-nastasia-los-insoportables-12-anos-de-una-cantante-que-se-enclaustro-en-su-mejor-momento.html" target="_blank">que esclarecían</a> su prolongada ausencia. Nastasia ha explicado que este disco es su verdadero debut en solitario -no en balde se titula "caballo sin jinete"-, porque es el primero que no ha podido ser una estrecha colaboración con Kennan Gudjonsson, su compañero de vida y cómplice en todo su arte, que se quitó la vida en febrero de 2020. En los años que estuvo apartada de la música y del público su relación sentimental tocó el fondo cenagoso y negro del abuso psicológico. Nina se marchó para salvarse y Kennan acabó con todo el día después.</p><p style="text-align: justify;"><i>“Alguien… ha mencionado en Instagram…”</i>, empezó Nina Nastasia al acabar una de las canciones el pasado jueves, <i>“… que había ganado una entrada y… decía algo sobre las estrellas”</i>. <i>“Era yo”</i>, le tuve que responder desde la primera fila, levantando el brazo con timidez pero contentísimo. <i>“Decía que la invitación me había caído de la nada como un regalo de la vida y las estrellas”</i>. <i>“Es muy bonito cómo lo has dicho”</i>. Me temblaron las rodillas, pero ya hacía rato que me temblaba el labio inferior, soltando lágrimas intermitentes que venían bautizadas con palabras de sus letras. Últimamente parece que el simple hecho de tener delante a artistas que conozco bien me conmueve sobremanera, contento de que sigan en activo y de poder reencontrarme con ese calor familiar; pero con Nina se sumó el hecho de no saber que venía a tocar a Barcelona hasta un par de días antes de que llegase, participar en el concurso del programa de radio que la trajo -<a href="https://www.ccma.cat/catradio/delicatessen/" target="_blank">Delicatessen</a>, de iCat- para conseguir una invitación, ganarla y asimilar que la vería en concierto; sin tener ni la posibilidad de morderme las uñas durante semanas en anticipación, que es lo que hubiera ocurrido en una situación normal. El desarrollo de toda esta sorpresa hizo que estar allí, consciente de que Nastasia está recibiendo ahora todo el cariño de los que la hemos buscado cada uno de esos años de ausencia, fuese muy emotivo.</p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggBxOJTRQVZqN0tQS6oVSav1iGTr4gCJQxPD6fZgaZ975Ff5G3qvQHb-23K8b9cE-LlTGOL0-UO--PxuKQ_FEMr__lDDhp9Q8G0WtpX4JOtWc8oZfW0tIYwA1ONrNeYHMWcBQcAN7Sc6b5Y6kOBPjMo_uzuvT2uBZPMJRNUnE6peceyFLyGg6lX4dd/s16000/nina-nastasia-antiga-fabrica-2-3-2023-2.jpg" /></div><br /><div style="text-align: justify;">La de Barcelona era la primera parada de una extensa gira española para la que solo había calentado motores en Lisboa la víspera del jueves. En sus dos únicas visitas a la ciudad condal había venido con banda completa (en el Poble Espanyol, dentro del festival Primavera Sound de 2004) y acompañada del violinista Matthew Szemela (en la sala Apolo a finales de 2010, para nosotros el inicio de la década de silencio), pero a la <b>Antigua Fábrica Estrella Damm</b> acudió sola con su guitarra acústica, quizás una mera cuestión práctica pero también simbólica de este nuevo comienzo por su cuenta donde la serenidad ha ido apagando el ruido del duelo y la culpabilidad. Con el repertorio del flamante <i>Riderless Horse</i> como espina dorsal del setlist, la sombra de ese duelo fue el hilo que seguimos toda la velada. En el último álbum no escuchamos los exóticos arreglos de cuerda y acordeón que daban un aire tenebroso a muchas de sus piezas antiguas, ni el revoloteo de una batería que siempre tenía más carga psicológica que rítmica; Nina Nastasia ha dejado las canciones en los huesos y sobre el escenario las encarnó con la misma crudeza. En el roce de sus dedos contra las cuerdas de la guitarra podíamos adivinar a veces la vacilación de quien tiene que volver a adquirir rodaje, pero vocalmente estuvo impecable; una voz que brotaba de su garganta con total facilidad, todo aire puro sin pliegues, adornada con un mínimo de reverberación en el micrófono para realzar el esplendor de su belleza. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Bebiendo pequeños sorbos de una bonita petaca de cristal, y sonriéndonos siempre entre canciones, la secuencia de temas alternó la compasión y el desasosiego, aunque muchas veces vienen de la mano: Nina puede estar contemplando un paisaje calmado o describiendo un entorno doméstico para todos nosotros, pero enseguida te das cuenta de que viene subrayado por la idea de la muerte en vida, como en la inédita 'Where We Go' o en 'Lazy Road'. Las canciones que retratan con mayor impacto la violencia de sus últimos años en pareja ('Nature', 'This Is Love', 'The Two of Us') te arrebatan solo de pensar en su valentía para observar algo tan peliagudo con esa franqueza, pero también fue emocionante cuando se inclinó hacia el country en 'Long Hard Life' (un sentido canto a la resiliencia para el que alzó la voz con pasión) o en la repesca de 'In the Graveyard', monólogo dirigido a un ser querido fallecido que dadas la circunstancias fue escalofriante. Fue una de las veces que picoteó del disco <i><b><a href="https://ninanastasia.bandcamp.com/album/the-blackened-air" target="_blank">The Blackened Air</a></b></i> (2002), del que también escogió las agradables miniaturas 'I Go with Him' y 'Desert Fly', aunque las visitas más intensas al catálogo fueron las que nos recordaron su faceta más sombría: 'What's Out There' lució poderosa y aterradora aún sin los arreglos cinematográficos de <i><b><a href="https://ninanastasia.bandcamp.com/album/outlaster" target="_blank">Outlaster</a></b></i> (2010), y el retrato de un heroinómano que hace en 'Jimmy's Rose Tattoo' (único recuerdo a su primer álbum, <b><i><a href="https://ninanastasia.bandcamp.com/album/dogs" target="_blank">Dogs</a></i></b>) volvió a traer al centro esa manera única de comprender la naturaleza humana y ser misericordiosa. Miró poco más atrás. El peso lo apostó al material que la ha ayudado a articular la congoja y las ganas de salir de un hoyo profundo que tenía la forma de su figura; a las canciones, como 'You Were So Mad' o 'Go Away', que destapan cuántas líneas rojas se habían atropellado y cómo la culpa la perseguía incluso estando ya derrotada. Con todo el temple, en el último tramo del concierto cantó otra inédita que te hacía trizas como cualquier <i>murder ballad</i> celta, la solitaria despedida a capela de un amor fulminado por un suicidio, y a esas alturas nadie podría haber dicho que Nina se había borrado del mapa una temporada tan larga. No quiero tener que preguntarme dónde está nunca más.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Antes que ella, el grupo local <b><a href="https://thedeathofrobert.bandcamp.com/" target="_blank">The Death of Robert</a></b> completó el doble cartel con una actuación solvente. Aunque hubo un par de destellos de pop accesible, quedó claro que de su tintero se derraman aires dramáticos que manchan la música con el tono negro de lo gótico, insinuando parentesco con las secuelas del post-punk que se han dado de los 2000 en adelante. Cuanto más eléctricos, impredecibles y expresivos (<b>Pablo Salvadores</b> es de los que se contonean para sacar algo valioso de la guitarra, no por virtuosismo), cuanto más áspero el teclado de <b>Lara Giardina</b> y huidiza su voz, más cautivadores. </div><div><br /></div>Ambos conciertos pueden escucharse íntegros aquí:<div>https://www.ccma.cat/catradio/alacarta/concert-delicatessen/concert-delicatessen-nina-nastasia/audio/1164999/</div><div><br /></div><div>https://www.ccma.cat/catradio/alacarta/concert-delicatessen/concert-delicatessen-the-death-of-robert/audio/1164996/</div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-35811084153424853882023-02-25T13:43:00.009+01:002023-03-05T21:50:33.342+01:00Escenarios: Tulsa - La [2] de Apolo (Barcelona), 23 de febrero de 2023<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXbIPimrX6J5exzFcQ2CrASQiq6X7AdkNr7y9m0-s7k6OupFRKJQ64PCXw-gUaMEe1uQlUT5E707N43vlCF4EMbU0gp3uz8HcfeIEVh0wOhbleLqb6Oriuy5ozHQCrv4HTySLM5a4E6h-twXapV4DytCAb0duOAdbWic2ng4ut-zkb-kduVi5I6IrB/s16000/tulsa-barcelona-la-2-apolo-23-2-2023-1.jpg" /></div><br />Oí a <b>Miren Iza</b> (voz, teclado, guitarra) decir en una entrevista no muy antigua que alguna vez -y parafraseo- se preguntaba si tenía derecho a estar; si entre la frescura que empuja a las generaciones más jóvenes lo suyo no dejaría de ser relevante y habría que considerar una retirada a tiempo. Es algo, esto de ser mujer en la cultura pop y llegar a cierta edad, en lo que vengo pensando últimamente; cuando en los periódicos generalistas se firman artículos de opinión discutiendo la salud mental de una Madonna que no se jubila -en su caso, además, ciñéndose a juzgar cuestiones extramusicales- pero también cuando tengo delante a una Christina Rosenvinge radiante de felicidad y segura como nunca sobre el escenario hace unas semanas; o cuando escucho <i>Negative Capability</i>, álbum que Marianne Faithfull grabó habiendo cumplido los 70, y me conmuevo sobremanera porque en general nadie nos está explicando cómo son las emociones en esa a etapa de la vida. Todas son mayores que Miren Iza pero a todas se las empezó a cuestionar antes de cumplir los años que ella tiene hoy. El jueves la tenía a corta distancia por primera vez y me acordé de la madrugada de 2000 que trasnoché frente a la tele para grabar <a href="https://youtu.be/vkUb_dE8Yyg" target="_blank">la aparición</a> de su primer grupo, Electrobikinis, en <i>Los Conciertos de Radio 3</i>: el bajo, la minifalda rosa, la mirada airada... La frescura de la juventud, sin duda, y además empacada en punk rock. Sin embargo, el concierto de <b><a href="https://tulsa.bandcamp.com/" target="_blank">Tulsa</a></b> en La [2] de Apolo me confirmó lo que cada vez veo más claro: que la madurez trae consigo una manera desprejuiciada de jugar y una afinación de las aptitudes que, de verdad, agarra el alma con mucha más fuerza que la desfachatez del novato. Por favor; que nunca nos creamos que el pop tiene edad ni topes, porque nos perderíamos a autoras como ella conquistando cimas de oficio y arte que ni huelen en sus inicios, mieles que saboreamos y nos nutren a todos. Todo un país pierde si esta no es su cultura de masas. </div><p style="text-align: justify;">Puntual a pocos minutos de que tocasen las nueve de la noche, Miren atravesó el azul eléctrico del escenario sola, se sentó al teclado, y con un foco anaranjado sobre su figura nos inmovilizó por el estómago interpretando 'Amiga', la crónica de una amistad enrarecida por una deslealtad que dejó un daño irreparable; un ejemplo temprano en la velada de su talento para escoger las escenas cruciales de una narración y llevarte directo a sentir el golpe de los hechos. Para el primer concierto de Tulsa en Barcelona desde que presentase <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/11212381-Tulsa-Centauros" target="_blank">Centauros</a></b></i> en 2018, Miren vino rodeada de un trío sensacional -<b>Clara Collantes</b> (guitarra, voz), <b>Mariana Mott</b> (batería, voz) y <b>Javi Betacam</b> (teclados)-, sobrado de genio para recrear fielmente las texturas de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/18719338-Tulsa-Ese-%C3%89xtasis" target="_blank">Ese Éxtasis</a></b></i> (2021) y proyectar nuevos reflejos sobre las selecciones que nos llevaron a mirar atrás en su catálogo. Después de la introducción arrebatadora de 'Amiga', una primera sucesión de canciones del último disco nos situó en un plano desvergonzadamente pop, donde Miren ha hallado un tono de humor afilado con el que observa tanto lo que nos incumbe a todos (la sátira encabronada a costa de los ricos que es 'La Boda') como lo que ocurre en el marco más íntimo (en la balada 'La Piscina', la desincronización de los dos sujetos de una relación; en la brillante 'Destrucción Mutua Asegurada', los que tienen una guerra abierta de suspicacias en vez de una cita). 'En Tu Corazón Solo Hay Sitio en los Suburbios' supuso el primer aviso de violencia emocional, sonando más agresiva que en <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/6673613-Tulsa-La-Calma-Chicha" target="_blank">La Calma Chicha</a></b></i> (2015), antes de que Miren se calzase la guitarra acústica para abordar otra viñeta crítica con el capitalismo (<i>"Una vez me tocó la lotería y perdí el décimo, y por eso escribí esta canción"</i>, dijo para presentar 'Dinero Caído del Cielo') y dejarnos en una nube pero tocados con 'Os Oigo Follar', donde la comparación entre el amor recién estrenado y el de largo recorrido deja un regusto agridulce de nostalgia.</p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhT38ByNXztUwi8vQj4jJh6JBd0E6V6pIOAo8fi3uMtkHdiBEWPpOgvX_8J2BEluUBMawqwhGlIZU2bnoKUU7na7IBpD_e5tFKc0ro5pzKqamwfOwAE_RiICyAa_LKkQzaV866mgqqRMVbbzkC2MP0Gpo_J2HI62J3FMd8kP25uT7QwB-Y3cegQKFBL/s16000/tulsa-barcelona-la-2-apolo-23-2-2023-2.jpg" /></div><p style="text-align: justify;">Con la guitarra acústica todavía colgada atacó 'Bilbao', una de las piezas más rotundas de su discografía, que tuvo un pico gemelo de oscuridad en 'Verano Averno' (que tocaron seguida), un blues dominado por un deseo ponzoñoso que sonó más maligno que el original; como 'Bilbao', que sustituyó el ajetreo sintético del (soberbio) arreglo de <i>Centauros</i> por una encarnación más cruda y contundente. 'Autorretrato' vino a apaciguar esas emociones más sombrías y sobresalió como un pico blanco tras la dos cimas negras, una de sus canciones más desnudas y valientes. Fue entonces cuando se quitó la chaqueta y se enfundó un par de guantes azules, como hacía Cristina Lliso cuando actuaba con Esclarecidos (de quienes Tulsa ha versionado 'Arponera' al menos en una ocasión), y no sé si esa asociación me hizo proyectar más de la cuenta, pero quiero pensar que no es casual que tal complemento aparezca para interpretar piezas como 'Los Amantes del Puente', 'Gran Fuerza Domadora' u 'Oda al Amor Efímero', que explican cómo nos dominan las ganas de querer a alguien con una elegancia y una sensibilidad que me remitió a todos los aciertos de Esclarecidos en ese campo. Pero al final el setlist volvió a adentrarse en superficies espinadas con el ritmo tórrido de 'Centauros' -una suerte de himno comunal para alentarnos a aceptar nuestras contradicciones- y con 'Atalaya', una intimidación parida en la noche, apuntalada por alaridos que hielan la sangre. Fue entonces y también viendo con qué tono dinamitó 'Yo No Soy Penélope' junto a la banda cuando los guantes ya no me remitían a Cristina Lliso; me parecían el atrezo de una Diamanda Galas que estaba allí para asustarte con el fin de destapar algo en ti. 'Los Volcanes Avisan' fue, en ese contexto, la catarsis final perfecta.</p><p><br /><i>Setlist</i>:<br />Amiga / La Piscina / Destrucción Mutua Asegurada / La Boda / En Tu Corazón Solo Hay Sitio en los Suburbios / Dinero Caído del Cielo / Os Oigo Follar / Bilbao / Verano Averno / Autorretrato / Los Amantes del Puente / Gran Fuerza Domadora / Matxitxako / Oda al Amor Efímero / Centauro / Atalaya // Yo No Soy Penélope / Los Volcanes Avisan</p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-51133667546656507132023-02-05T21:07:00.006+01:002023-02-06T18:52:27.985+01:00Escenarios: Christina Rosenvinge - Paral·lel 62 (Barcelona), 4 de febrero de 2023<p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikHHIPkmpl5D33ft8hoTMOC-BFcwvQC2vbwxBcC-V1wxL0hBbVnKrYppPOksxw67WJAl1HJXydNSYOJpwoLHvfGT2vBYWC-iA8m2023xeCSPyz-0NhK-_E70JDBghGV1xOCl2lJb-JGYajZDvZ6XSFRxS-U8HVxZieShjQtyoHVfJXbSAUKoLbh7oa/s16000/christina-rosenvinge-barcelona-2-2-23.jpg" /></div><br /><div style="text-align: justify;">Si quieres escuchar <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/5497332-Christina-Y-Los-Subterraneos-Que-Me-Parta-Un-Rayo" target="_blank">Que Me Parta un Rayo</a></i></b> (1992) de Christina y Los Subterráneos y optas por alguna de las plataformas de <i>streaming</i> que lo tiene (porque ansiar la inmediatez se ha convertido en un hábito endemoniado), ocurre una cosa; y es que se trata de <a href="https://www.discogs.com/release/7348666-Christina-Y-Los-Subterr%C3%A1neos-Que-Me-Parta-Un-Rayo" target="_blank">una de las reediciones</a> que Warner sacó en los 2000 para capitalizar su fondo de catálogo, añadiendo al final cuatro versiones acústicas de ese repertorio que <b>Christina Rosenvinge</b> grabó para el disco <b style="font-style: italic;"><a href="https://www.discogs.com/release/6452641-Christina-Rosenvinge-Flores-Raras" target="_blank">Flores Raras</a> </b>(1998). En anticipación al concierto que Rosenvinge dio ayer en la sala Paral·lel 62 para celebrar el 30 aniversario de ese primer álbum en solitario, estuve escuchándolo vía <i>streaming</i> y en orden aleatorio. Fue cuando me di cuenta de que aparecían intercaladas las versiones de <i>Flores Raras</i>, y el contraste con las originales me golpeó como una revelación. La Rosenvinge de 1998 estaba hecha migas y desengañada, abandonada en un callejón sin salida por una industria musical que no entendía sus inquietudes como cantautora, grabando un disco acústico para finiquitar su contrato con Warner y así poder volar montada en una carta blanca a los Estados Unidos, donde pasaría una larga temporada. Para mí las versiones de '1.000 Pedazos', 'Pulgas en el Corazón' o 'Alguien que Cuide de Mí' que forman parte de ese <i>unplugged</i> comprometido fueron durante años las que salvaban a esas canciones de la producción blandita de <i>Que Me Parta un Rayo</i>, y eran las que siempre escuchaba. Ayer, sin embargo, me di cuenta de lo arrastradas y frágiles que sonaban, como si radiografiasen el apagón de fe de Rosenvinge en el momento más incierto de su carrera, y confrontadas a la frescura con la que arrancó su andadura en solitario tuve una sensación espeluznante. Lo que no me esperaba es que aún fuera más estremecedor comparar a la Christina ofuscada de 1998 con la mujer radiante de felicidad que ayer cantó todas sus primeras composiciones seguidas con mucho más desembarazo que en 1993.</div><p></p><p style="text-align: justify;">Una artista poquísimo dada al revisionismo como ella solo se ha permitido este tipo de ejercicios cada tantos años: el mencionado <i>Flores Raras</i>; la caja retrospectiva <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/3294372-Christina-Rosenvinge-Un-Caso-Sin-Resolver" target="_blank">Un Caso Sin Resolver</a></b></i> (2011); la (más que una) antología de sus letras <i><b><a href="https://www.penguinlibros.com/es/biografias/37128-libro-debut-9788439735540" target="_blank">Debut</a></b></i> (2019)... La idea de celebrar el 30 aniversario de <i>Que Me Parta un Rayo</i> con un puñado de conciertos -en España solo Madrid y Barcelona- le surgió de forma espontánea viendo el revuelo que levantó el año pasado solo con mencionar la efeméride en redes sociales. Es uno de esos álbumes que marcó un hito, y quien lo conoció en su día todavía lo recuerda fuertemente vinculado a un momento especial de su vida, a una historia. La mía es que regalaron <i>Que Me Parta un Rayo</i> en vinilo a mi padre por su 28 cumpleaños el mismo año que se separó de mi madre, y cuando se marchó se lo dejó en casa, así que me recuerda mucho a ella porque le encantaba. Es indudable que tener a Rosenvinge delante de ti, tocando entero un disco que conoces bien desde la infancia, te conmueve de una forma que trasciende lo musical; sientes que recibes un cariño difícil de explicar con palabras. Con todo y con eso, no sé si aún me estaba emocionando más ver lo satisfecha y contenta que está en este punto de su carrera. Desprende una alegría contagiosa. <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2018/03/escenarios-christina-rosenvinge-apolo.html" target="_blank">Una de las últimas veces</a> que la vi en directo ya destaqué que la madurez la había llevado a conciliar todas sus etapas artísticas sin que nada chirríe, y ayer en Barcelona quedó certificada esa impresión con un gesto triunfal. Guiarse por lo que ha querido hacer a pesar de que no siempre se entendiera ha acabado funcionando de la mejor manera posible y la ha hecho libre. Había algo de justicia poética para la Rosenvinge de 1998 viendo cómo recibía todo el calor de un público que ya hace muchísimo que no la sigue por nostalgia sino porque la siente; un público que aun así también sabía que lo de ayer era una oportunidad excepcional de volver a escuchar todas estas canciones en directo.</p><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxCTzgYqEJp7RgeqBaF_gYO4b7rEf5DpRi9Z2qSJmB4napBlLmAsi07LY1_HBVx8L8i30AXtFSx38qhi4L2apGC28Hl0UWO-xJ208GtvubmTZi8IniU86PtEy3GYGuDOtrEFGecIyBLIWFt10wFOoEo-OK8PolnFmDAhW2Xl9LxArtmddZmIQBMjDc/s16000/christina-rosenvinge-barcelona-2-2-23-2.jpg" /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Con el escenario bañado en un rojo intenso como el de la tipografía en la portada del álbum, aparecieron sobre las tablas los músicos que insuflaron toda la textura y el aplomo que podía faltar a los que tocaron en un disco que, como ha explicado muchas veces Christina, fue producido por un ingeniero que venía de trabajar con gente como Tears for Fears. Los Subterráneos en aquel entonces no era más que un nombre, sin una banda sólida y rodada detrás, y lo de ayer era todo lo contrario, un grupo integrado por nombres de su confianza: <b>Juan Diego Gosálvez</b> (batería), <b>Álex Flaco Hernanz</b> (bajo) y <b>Charlie Bautista</b> (guitarra, teclado), que fue su mano derecha durante diez años y con el que se ha reencontrado para esta gira tras casi otros diez sin acompañarla. Abriendo la velada con 'Tú por Mí', tal y como empezaba <i>Que Me Parta un Rayo</i>, se dio la primera ovación sentidísima y un coreo unánime por parte del público que ya no cesaría hasta el final, pero que no molestaba. La primera vez que vi a Christina en concierto fue en La [2] de Apolo en 2006, presentando el último disco de <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2007/05/momentum-christina-rosenvinge-foreign.html" target="_blank">su trilogía neoyorquina</a> ante una audiencia reducida, y aquellas eran veladas de atmósferas y partituras deliciosamente complejas a las que asistías a escuchar atentamente. Que el de ayer fuera un concierto en el que la gente se dejara llevar por la emoción y sus voces fueran inseparables de las de Christina era igual de lógico y le añadía significado. </div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Aunque en tiempos más o menos recientes ya había jugado a cambiar los arreglos de la mitad de estas canciones, a la otra mitad no le había sacado el polvo desde principios de los '90, y fue refrescante escuchar piezas como 'Tengo una Pistola' (de la que hubo un <i>reprise</i> para que Bautista pudiera tocar el solo que no se escuchó por un problema técnico), 'Las Suelas de Mis Botas' o 'Ni una Maldita Florecita' sonando con ese cuerpo musical rotundo y en la voz madura de Christina. Es gracioso; pensando en estas piezas de <i>Que Me Parta un Rayo</i> que pocas veces se comentan todavía me cuesta entender por qué en 1992 se otorgaba más credibilidad artística a un numerito afectado de Revólver o a cualquier canción que Los Ronaldos hiciesen de broma. Pero por si aún había alguna duda, este sábado quedó claro que este disco no tiene letras superfluas en ningún caso (en el núcleo de estas diez canciones yace la idea de la emancipación, sin sentimentalismos y con mucho desparpajo) y casadas con esa buena intuición para el pop no había manera de desmerecer su talento. Con los graves de la batería de Gosálvez, 'Alguien que Cuide de Mí' y 'Señorita' (cantada a dúo con su hijo <b>Willem Loriga</b>, que se colgó también la guitarra) se acercaron a sonoridades latinas, 'Pulgas en el Corazón' sonó agradablemente cercana a la original y '1.000 Pedazos' puso el acento en la atmósfera mientras las notas goteaban en una versión más etérea que la de 1992. Con su actual soltura escénica -paseándose por el escenario sin la guitarra y acercándose a desafiar al público con teatralidad- Rosevinge vendió con un punto cómico maravilloso el rockabilly de 'Yo No Soy Tu Ángel' antes de acabar el viaje con la emblemática 'Voy en un Coche'.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjs2ELYq3GLjLQfSy9TSb3g48Rrex42JkGSWf0OYg_o9MF0CakfQ3nR9LZ-Rdj1MK8H7SrAU2q5CutU_bweun4KopOWEbDCW9nrvdJM-iYP0CwqBWByaXi-7Uz1_lE27wpg0HBzLRfjbxfDSyNZdT7dTBep-Pegd_7iOo04NniRn1zTfthHN1jnsLLD/s16000/christina-rosenvinge-barcelona-2-2-23-3.jpg" /></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Aunque dejó caer que en estos conciertos se animaría a tocar canciones <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2019/04/caso-abierto-christina-y-los.html" target="_blank">del infravalorado <i><b>Mi Pequeño Animal</b></i></a> (1994), y a pesar de que le estuvieron gritando títulos y cantando estrofas enteras entre canciones para ver si accedía a las peticiones, se perdió una oportunidad de oro y nos tuvimos que conformar con 'Mi Habitación' y 'Pálido' en el primer bloque de bises. La última tanda la ocuparon tres piezas de <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/2988538-Christina-Rosenvinge-Tu-Labio-Superior" target="_blank">Tu Labio Superior</a></i></b> (2008) y no fue gratuito, sino que tenía todo el sentido que así fuera; por un lado, por su reencuentro con Charlie, que fue un estrecho colaborador en aquel trabajo, y por el otro, porque fue el disco que devolvió a Christina al púbico español después de los años de exilio y experimentación. Curiosamente, cumple la mitad de años que el primero y también supuso una especie de nuevo comienzo que la ha llevado al dulce momento que puede disfrutar ahora. El colofón definitivo al concierto lo puso 'Ana y los Pájaros', una canción exquisita de su último disco hasta la fecha que contrapone la solemnidad de las estrofas a un estribillo que sabe a festejo. <i>"Cuando acabe el mundo, ¡que se acabe así!"</i>, dice, y eso es lo que nos deseó a todos.</div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-86433671494533853172022-12-05T09:00:00.003+01:002022-12-05T09:00:00.191+01:00Tarde o temprano: Hand Habits - "Wildly Idle (Humble before the Void)" (2017)<p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2hwWqRMNy7hCV46hyFX6uuu5PlO_E5C7ME5PVYpsLGDND6o4IeMU7lub_JXVp_A4bvfq0v9QYASn46Fgi7f3lJD6UCIrI4xTfmtBFp8QyDdlnJF4oMCRbUMf0sn6FRvgySUYW7NGpoLGPiq4qDKyZj_3zegNzDQQ_ot_dMhz-XnTa-1UNzFO1Nx0s/s2400/hand-habits-wildly-idle-2017.jpg" style="clear: right; display: inline; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="2400" data-original-width="2400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2hwWqRMNy7hCV46hyFX6uuu5PlO_E5C7ME5PVYpsLGDND6o4IeMU7lub_JXVp_A4bvfq0v9QYASn46Fgi7f3lJD6UCIrI4xTfmtBFp8QyDdlnJF4oMCRbUMf0sn6FRvgySUYW7NGpoLGPiq4qDKyZj_3zegNzDQQ_ot_dMhz-XnTa-1UNzFO1Nx0s/s320/hand-habits-wildly-idle-2017.jpg" width="320" /></a></p><div style="text-align: justify;">A veces, una canción salida de la nada es como un flechazo que no necesita atravesarte; basta con un toque suave, como si penetrase en tu sistema nervioso con la punta untada en jabón líquido y, con solo rozar el ruido emocional que acumulas en el cerebro, lo disipase; como la gota que cae en el centro de un plato sucio en un anuncio de lavavajillas, reduciendo la grasa a un anillo que deja un gran vacío a su alrededor. Cuando la música se convierte en una revelación que me vacía para que pueda llenarme de lo que estoy descifrando en ella, perdido en esa fijación que me acompañará durante unos días mientras siento un cosquilleo en el esternón, es algo impagable. Si el creador teme no volver a recibir la visita de la divina inspiración cuando termina una obra, como receptor también te preguntas si algún día volverá a aparecer algo que te provoque ese cosquilleo sintomático. Y aparece, claro; asaltándote a traición cuando ni siquiera andas buscando nada. Creo que me cautiva muchísimo la valentía de quien se atreve a expresar las vulnerabilidades que habitualmente no decimos en voz alta, que extrae del plano íntimo secuencias que ayudan a que nos sintamos más enteros cuando están bajo la luz y las reconocemos. Me viene a la mente la primera vez que escuché <a href="https://youtu.be/NugP1OihztQ" target="_blank">'Darling Effect' de Insides</a>, una canción de 1993 en cuya introducción la letra dice: <i>"Odio a los amantes / odio cómo van al baño en turnos después de follar"</i>, una escena cotidiana que cualquiera puede identificar, cantada en una voz suave que a lo largo de la canción repetirá: <i>"¿En qué piensas cuando te sientes solo?"</i>, acentuando la crudeza de los primeros versos y la propia soledad de quien lo dice, mientras el paisaje queda abreviado a una música eminentemente delicada, nocturna. Estaba absorto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así que enfrentado a 'Flower Glass', la canción con la que empieza el primer álbum de <b><a href="https://handhabits.bandcamp.com/music" target="_blank">Hand Habits</a></b> -alias de la multi-instrumentista y productora americana <b>Meg Duffy</b>-, vuelvo a ser presa de una de esas revelaciones que me ablandan y pausan todo lo que me rodea. <i>"Te lo diré suavemente / es tan aterrador / cuando te sostengo como a una flor / te sostengo como a un reloj de arena / te sostengo como si fueras lo único que anhelo"</i>, dice en el estribillo; y la palabra clave en esta confesión es "aterrador", porque pone el foco sobre un elemento de tensión, el miedo, que es crucial en la ecuación del deseo y el amor. Ese miedo que nos tiene en vilo y que creemos haber despejado cada vez que un instante de ternura de la persona deseada atenúa nuestra inseguridad... hasta que vuelve a despertarse, inseparable como es de la acción de entregarse a otra persona. Meg se encoge ante las sombras de fantasmas (<i>"Sé que no soy la que hubieras imaginado que sería tu amor / repasas a fondo las páginas del libro que se olvidó"</i>) para luego dar una firme señal de fe en el amor (<i>"Es mejor creer en algo más grande que nosotros mismos"</i>), reflejando lo rápido que nos abandonamos indistintamente a la negatividad o al optimismo cuando nos arriesgamos a proyectar nuestro amor en el otro. Las imágenes de la flor y del reloj de arena te rompen porque simbolizan el temor a que se extinga aquello que de antemano ya sabes que es efímero, y esa intranquilidad empaña un sentimiento de amor puro que, de manera ideal, debería ser exclusivamente blanco y extático. Y ahí estás, como un niño sujetando algo que le han advertido que es importante y frágil y que no puede romperse; dividido entre la dicha, el orgullo y la angustia por una responsabilidad abrumadora.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCZAmaNv6oNeQTVPnjLYwwTnTHYyniBbwy8ksfhdIQSKXGBpuIE6HLufNfKkhmigbr1iclJHOkqUihbkmdfKnNJ_XO7lPO5TGDFbtQ8l5Oyp_-7U5ERApG-Rkkwi_qn7TGMMPab4jpTdJ_5Q3NIs9nmWH03L19PqX4V4XWIQVbUNDtzFWZEUbBgT2s/s960/hand-habits-by-chantal-anderson-2017.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgCZAmaNv6oNeQTVPnjLYwwTnTHYyniBbwy8ksfhdIQSKXGBpuIE6HLufNfKkhmigbr1iclJHOkqUihbkmdfKnNJ_XO7lPO5TGDFbtQ8l5Oyp_-7U5ERApG-Rkkwi_qn7TGMMPab4jpTdJ_5Q3NIs9nmWH03L19PqX4V4XWIQVbUNDtzFWZEUbBgT2s/s16000/hand-habits-by-chantal-anderson-2017.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"><span style="text-align: start;">Meg Duffy fotografiada por Chantal Anderson, 2017.</span><br style="text-align: start;" /></td></tr></tbody></table><br /><div style="text-align: justify;">Es una introducción de altura para <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/9821277-Hand-Habits-Wildly-Idle-Humble-Before-The-Void" target="_blank">Wildly Idle (Humble before the Void)</a></i></b> (2017), un disco que Meg Duffy empezó a escribir en un momento transicional de su vida, cuando decidió mudarse de Albany (al norte de Nueva York) a Los Ángeles después de terminar una larga relación sentimental. De las montañas de Catskill, donde había estado cuidando de la casa de unos amigos músicos que estaban de gira, se marchó con dos canciones grabadas junto a <b>Kevin Lareau</b> -que improvisadamente tocó instrumentos y las coprodujo mientras pasó tiempo allí con ella- y cuando el fundador del sello Woodsist las escuchó le propuso editar su primer álbum. Por entonces, Duffy llevaba utilizando el nombre de Hand Habits unos cinco años (<i>"<a href="https://www.reddit.com/r/indieheads/comments/avu6h5/im_meg_duffy_hand_habits_and_i_make_noise_and/" target="_blank">ojalá pudiera</a> enseñaros un vídeo de lo que hago, donde chasqueo los pulgares por la articulación muy a menudo, ese fue el inicio del nombre"</i>, explicó) pero ocupaba la mayoría de su tiempo como músico de sesión en discos y giras de gente como Mega Bog, Weyes Blood o Kevin Morby; su discografía se reducía a un single compartido y un par de EP's digitales. No tenía material en la recámara, así que cuando se asentó en Los Ángeles reunió el equipo necesario para poder grabar en casa según iba componiendo, asistida por los consejos de colegas y varios tutoriales de Youtube que fueron afinando sus aptitudes. <i>"Estaba sintiendo la novedad de Los Ángeles, y el aislamiento que eso conlleva. Bajé el ritmo en todos los sentidos. Me tomé más tiempo para hacer cosas y confié en la exploración. En los primeros meses conocí a unas cuantas personas muy cruciales que me llenaron de cambios de perspectiva"</i>, <a href="http://www.thereprise.org/features/2017/2/28/vulnerable-creativity-a-hand-habits-interview" target="_blank">contaba</a> en 2017, puntualizando que sus mayores influencias fueron <i>"mi habitación, [el artista de Los Ángeles] Robbie Simon, la lentitud que he mencionado, mi pareja de entonces, Linda McCartney, y el hecho de compartir el baño"</i>. En contra de lo que pudiese parecer, el "vacío" entre paréntesis en el título no se refiere a un abismo de índole sentimental, sino al espacio colmado de posibilidades que nos brinda cualquier cambio importante.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Wildly Idle (Humble before the Void)</i> está integrado por una decena de piezas divididas por tres interludios breves, fragmentos de una colaboración a dos guitarras con <b>Avi Zahner-Isenberg</b> para los que distintas poetas escribieron versos que acaban integrados en la música como recuerdos borrosos, distorsionados. Leyéndolos te das cuenta de que le ofrendaron poemas inspirados en ella, que capturan su desubicación como recién llegada a Los Ángeles o el florecimiento de su identidad no binaria (estremecedor <a href="https://genius.com/Hand-habits-cowboy-scene-lyrics" target="_blank">'Cowboy'</a> de <b>Catherine Pond</b>), y es una lástima que se queden en una decoración aural abstracta. Son los únicos momentos crípticos de un álbum donde incluso los sentimientos más tiernos siempre quedan a la vista sin pudor. Exhibe una coherencia ambiental que me recuerda al confort monocromático de un disco como <i>Ask Me Tomorrow</i> (1995) de Mojave 3, o al consuelo que la gente encuentra en la melancolía persistente de Cigarrettes After Sex, pero aunque la cadencia sea tan lenta como la que define a esos artistas, el paisaje balsámico que Meg creó para Hand Habits en su habitación tiene más capas: guitarras de seda caladas de humedad; las melodías de voz dobladas, como si el efecto de escuchar a un pequeño coro trajese aún más al frente la delicadeza del mensaje; arpegios acústicos que equilibran la cualidad nocturna de los sonidos reverberantes con la calidez de lo doméstico; percusión que puede sonar a pisadas en la nieve o a una caja de cerillas.</div><div style="text-align: justify;"> </div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Mf-JSbuLMGSUXAtQdeyQqNZKEWCaiYFjliVSlefmBvCCuoHp3g_sQFt9ikGZ4mvjOjFPRkxpgX1pWjDjQdHxIkONq0qzD76RsEDgOlfYPMv54eaYwxtvzS-B4feFzPKBEflBvWdjC6oYt76oPfbA9kFSJgb_RMNBGnCdhfn8Di0ndYqR98jOHUfn/s1438/hand-habits-by-robbie-simon-2017.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="770" data-original-width="1438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6Mf-JSbuLMGSUXAtQdeyQqNZKEWCaiYFjliVSlefmBvCCuoHp3g_sQFt9ikGZ4mvjOjFPRkxpgX1pWjDjQdHxIkONq0qzD76RsEDgOlfYPMv54eaYwxtvzS-B4feFzPKBEflBvWdjC6oYt76oPfbA9kFSJgb_RMNBGnCdhfn8Di0ndYqR98jOHUfn/s16000/hand-habits-by-robbie-simon-2017.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Meg Duffy fotografiada por Robbie Simon, 2017.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Si escuchando 'Flower Glass' te envuelve la ingravidez del cuidado con el que trata a su enamorada, acto seguido 'Actress' te arrastra hasta la orilla agridulce de la despedida (<i>"Es difícil contar un secreto / cuando sabes que es una mentira / y es difícil ser actriz / pero lo he estado intentando"</i>) alargándose hasta los seis minutos sin que te des cuenta, como si estuviese rumiando en el momento preciso en que está encarando la ruptura. Siguiendo esa secuencia y después del primer interludio, el punto inquietante de 'In Between' evoca el vértigo de iniciar la excursión hacia un duelo desconocido con imágenes potentes (<i>"En el jardín, flores ardientes / sello de oro, una noche mortal / y en los anillos de humo percibo la violencia / que oculta todo lo que estaba bien"</i>), mientras que en 'All the While' aborda ese duelo desde la vulnerabilidad (<i>"Abrázame como a la cría / que me has hecho ser / y llévame al Oeste Salvaje / donde puedes ponerme en libertad"</i>) y suena como una excursión distinta, la que te lleva del grado máximo de fiebre por la senda del distanciamiento hasta el olvido. 'Demand It' y 'Sun Beholds Me' muestran el lado más duro de la soledad y escuchamos un anhelo desconsolado en la voz, pero lo interesante es que todo esto -y, sobre todo, lo que queda en la segunda mitad del álbum- no son canciones románticas sin más sino que hablan de autoconocimiento, de observarse en circunstancias emocionales adversas y madurar. Las reflexiones serenas (embelesadoras 'The Book on How to Change' -sobre la muerte de su madre- y 'Nite Life') conducen en el último segmento a un nuevo despertar del deseo (en 'Bad Boy': <i>"La reina del metro / está rondando / pero no quiero averiguar / solo quiero andar por ahí / Dos pendientes de oro se balancean / ningún anillo de diamantes / pero no quiero ser un tonto / solo quiero ser un chico malo, nena / en tus brazos esta noche"</i>) con un punto de humor que sabe a etapa superada. Esta belleza nos escasea. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar y comprar en <b>Bandcamp</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://handhabits.bandcamp.com/album/wildly-idle-humble-before-the-void-2" target="_blank">Hand Habits - <i>Wildly Idle (Humble before the Void)</i></a></b></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">También <a href="https://open.spotify.com/album/6U8MP9A9MF2fTdFRf0RTr1?si=2StJKchTQHmFmWXkchGlrA" target="_blank">en Spotify</a></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-66357212370229972672022-11-24T08:43:00.005+01:002022-11-24T14:26:03.991+01:00Tarde o temprano: Fangoria - "Una Temporada en el Infierno" (1999)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjejrN9EgdgRD1RqmZnatJeTDXMf9wOhqCoOhTchGshGxI6t5lwV0CAqOvShWQke2o8XODA8aDKvocbBI2e0fX2CSgUYzOuUQOQL0omY477A4QmRCTwQz9Nx76f-7UW5FP-Vtd7QZvEgP1TrUeso2-fsH3XhG-1wx9oRwnZG7eiyi8FwjvQRDdspGuo/s1000/fangoria-una-temporada-en-el-infierno-1999.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjejrN9EgdgRD1RqmZnatJeTDXMf9wOhqCoOhTchGshGxI6t5lwV0CAqOvShWQke2o8XODA8aDKvocbBI2e0fX2CSgUYzOuUQOQL0omY477A4QmRCTwQz9Nx76f-7UW5FP-Vtd7QZvEgP1TrUeso2-fsH3XhG-1wx9oRwnZG7eiyi8FwjvQRDdspGuo/s320/fangoria-una-temporada-en-el-infierno-1999.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">La primera vez que vi el retrato de Arthur Rimbaud, entre las páginas de una antología poética de Patti Smith, me faltaban meses para tener la misma edad que él cuando posó para Étienne Carjat, diecisiete años. En la que debe ser <a href="https://imagenes.elpais.com/resizer/cvzdasPSAOXnWqtGwRrqScALrgo=/1960x0/arc-anglerfish-eu-central-1-prod-prisa.s3.amazonaws.com/public/ALKVLOI3GAPACSYKO7IEVB2T7A.jpg" target="_blank">la foto</a> más difundida y conocida del joven poeta, el pelo elegantemente revuelto, los ojos casi entornados y su fina tez no podían informarme de que en ese momento ya estaba metido en una relación sentimental imposible con Paul Verlaine, poeta veinte años mayor que Rimbaud que se quedó prendado de él en cuanto lo recibió en París el verano de 1871, un año antes del retrato. En <a href="https://gatopardo.com/arte-y-cultura/arthur-rimbaud-paul-verlaine-historia-de-amor/" target="_blank">un artículo</a> para <i>Gatopardo</i> sobre su relación, Jéssica Martínez Suárez escribe: <i>"Pronto Verlaine ya no tendría los pies sobre la tierra. (...) La relación entre los dos amantes se convirtió en un complemento: mientras el muchacho se llenaba de la experiencia que le llevó a París, Verlaine recuperaba el color en su vida, que describía aburrida hasta antes de embriagarse en la juventud de Rimbaud"</i>. Verlaine dejó a su familia y se marchó a Londres con Rimbaud, pero hasta allí les acompañó la naturaleza tempestuosa que definía su manera de quererse, y que acabaría con un Verlaine depresivo hiriendo de bala al objeto de su deseo. Rimbaud destiló la violencia y la pasión de su romance y concentró la turbia esencia en una obra nacida del delirio, <i><a href="https://cesarcallejas.files.wordpress.com/2018/11/unatemporadaenelinfierno-rimbaud.pdf" target="_blank">Una Temporada en el Infierno</a></i>, que introducía así: <i>"Antaño, si lo recuerdo bien, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos corrían. Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas. —Y la encontré amarga. —Y la injurié. (...) Llamé a los verdugos para morder, mientras agonizaba, la culata de sus fusiles. Llamé a las plagas, para ahogarme con la arena, la sangre. La desdicha fue mi dios. Me revolqué en el fango. Me sequé con el aire del crimen. Y le di buenos chascos a la locura"</i>. Cuando <b><a href="https://www.fangoriaoficial.com/" target="_blank">Fangoria</a></b> utilizó el título de este libro para dar nombre a su primer álbum en casi diez años -también el primero en su discografía que tenía un marcado carácter conceptual-, selló con un guiño oportuno el paralelismo entre el doloroso peregrinaje de Rimbaud para superar a Verlaine y la sensación de estar transitando de la oscuridad al sosiego que experimentas escuchando seguidas sus doce canciones, que empezaron a definir de verdad la identidad del dúo; esa forma de entender los altibajos de las relaciones sentimentales a través del melodrama y el tremendismo, sin pedir perdón ni sonrojarse, que ya hace años que los hace inconfundibles. <i>"Sí, las relaciones de las que hablamos en nuestro disco son bastante dramáticas</i>", <a href="https://www.mondosonoro.com/entrevistas/disco-infierno/" target="_blank">comentaba</a> en 1999 <b>Alaska</b>, mientras <b>Nacho Canut</b> puntualizaba que <i>"aunque el disco es bastante pesimista, el final sí es más esperanzador; al fin y al cabo, se trata de una temporada en el infierno, no toda la eternidad"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La única cita de Rimbaud reproducida en el libreto de <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/162426-Fangoria-Una-Temporada-En-El-Infierno" target="_blank">Una Temporada en el Infierno</a></i></b> (1999) reza: <i>"Hay que ser absolutamente moderno"</i>; una afirmación clarividente con la que el francés se declaraba libre después del estirón de madurez. El profesor de literatura Li Jianing <a href="http://fls.ccnu.edu.cn/EN/abstract/abstract3.shtml" target="_blank">explica</a> que al decir "moderno" Rimbaud no se refiere a <i>"estar al día, ni siquiera a innovar constantemente; en vez de eso, significa la búsqueda del progreso absoluto. No es solo un progreso en la poesía o en el arte, sino, aún más importante, un progreso en la sociedad"</i>. Como máxima filosófica, la cita encajaba a la perfección con la manera de hacer de Alaska y Canut a lo largo de su trayectoria, de la que Fangoria era la última manifestación de inconformismo; no en balde su primer álbum se tituló <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/921037-Fangoria-Salto-Mortal" target="_blank">Salto Mortal</a></b></i> (1990): con él daban carpetazo a las comodidades conquistadas con Alaska y Dinarama para inaugurar la década de los 90 haciendo borrón y cuenta nueva. Cambiar era obligatorio después de su ruptura definitiva con Carlos Berlanga -con quien uno diría que tuvieron una relación al estilo Rimbaud-Verlaine si tenemos que juzgar por los dimes y diretes que rodearon todos sus desencuentros-, pero también había la voluntad de renacer para operar desde un núcleo más reducido, enfocado a sus fans y a indagar musicalmente en la dirección electrónica que habían emprendido. A <i>Salto Mortal</i>, un disco que se fijaba en la escena techno de Sheffield a la vez que te divertía con puntos psicodélicos que podían emparentarles con Deee-Lite en el universo pop del curso 90-91, le siguieron años de experimentos en el lado opuesto a las radiofórmulas de los que no sabía nada el público que veía a Alaska por televisión, desde la trilogía de EP's <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/267949-Fangoria-Un-D%C3%ADa-Cualquiera-En-Vulcano" target="_blank">Un Día Cualquiera en Vulcano</a></b></i> (entre 1992 y 1995) a la banda sonora de la película <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/master/855902-Various-La-Lengua-Asesina-Banda-Sonora-Original" target="_blank">La Lengua Asesina</a></i></b> (1996), la remezcla de la 'Macarena' que <a href="https://www.legaltoday.com/opinion/articulos-de-opinion/el-superavit-creativo-remezcla-de-la-macarena-2022-03-04/" target="_blank">la convirtió</a> en un éxito internacional o los singles que publicaban anualmente en exclusiva para su club de fans, donde versionaban sus canciones preferidas acompañados de artistas afines como Le Mans, Madelman o Los Intronautas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvOZYy2fi6qw4CKCmkNGaAVrPEbJLJbm0cllzjg8l9QR1dV0VEfmf_W133a7Lj1CAB1wYHT0X3dwtWOlghS90pG99YTgortZ772Effr66Q8RhPbjxsFw8lhTGA_UF1VG3eID7qJyHFNRhTfw3z0tScGpRCzY__VTGTdr_f0pxfymvzGviTGf-2Q_2z/s16000/fangoria-misha-kominek-1999.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Alaska y Nacho Canut fotografiados por Misha Kominek. Fangoria en 1999.</td></tr></tbody></table><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque fue una etapa creativamente fructífera, no fue hasta que se acercó el final de los años 90 cuando dos Carlos -un nombre crucial en sus vidas- los sacaron definitivamente de la madriguera. Alaska lo resumía en su biografía de 2001: <i>"Carlos Galán, el dueño de Subterfuge, (...) nos propuso la idea del disco <b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1654898-Fangoria-Interferencias" target="_blank">Interferencias</a></b> </i>(1998)<i>, una recopilación de todos los temas que habíamos hecho durante esos años para el Club además de grabar dos más. Era una colaboración puntual, no teníamos contrato ni nada. Ahí descubrimos a </i><b>Carlos Jean</b><i> que nos pareció la persona ideal para lo que queríamos hacer, aunque evidentemente no podíamos contratarlo. (...) Todo eso coincidió con un momento en el que a Carlos le vendió Dover y se sintió con potencia para decirnos que nos ficha, que había dinero para grabar un disco"</i>. <i>Una Temporada en el Infierno</i> se grabó a principios de 1999 en el pequeño estudio casero de Jean, tal y como había grabado un año antes el <i>No Blood</i> de Najwajean que le sirvió como muestrario de sus ideas, gustos y capacidades en el campo de la música electrónica para futuras citas. Él mismo se encargó de las programaciones y de tocar varios instrumentos, a lo que solo se añadieron las colaboraciones de <b>Rafa Spunky</b> (voces), <b>Chris Khoo</b> (guitarras) y <b>Abel 'The Kid'</b> (scratchings), un equipo reducido para un álbum de interiores que marcaría un antes y un después en la andadura de Fangoria, artística y comercialmente. Si en 1990 <i>Salto Mortal</i> les alineaba con la facción más colorista de nuestro pop (allí donde bailaban Lions in Love o Los Sencillos), 1999 nos los devolvía con un disco que, no importan los bpm's, tenía más que ver con <i>Aquí Vivía Yo</i> de Le Mans; una declaración de intenciones contemporánea e introspectiva, emocionante por su sinceridad. Si el eclecticismo era definitorio de todos sus trabajos anteriores, en <i>Una Temporada en el Infierno</i> no nos abandona la sensación de cohesión, de -perdón por el tópico- viaje, de asentarse en una narración donde las transiciones entre capítulos son suaves, fluidas, afectuosas, y para cuando concluye te ha transformado.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Todo esto no salía de la nada. En los diferentes episodios de <i>Un Día Cualquiera en Vulcano</i> encontramos claros precedentes de esta madurada introspección en canciones como 'Vuelve a la Realidad', 'Sálvame', 'Hacia la Luz' o 'Dios Odia a los Cobardes', donde se persigue la espiritualidad como respuesta a las desventuras sentimentales y a las crisis de identidad. Con Carlos Jean en <i>Una Temporada en el Infierno</i> logran alcanzar la armonía absoluta. <i>"Carlos Jean nos lleva a un término medio, como de limpieza, muy inteligente"</i>, <a href="https://www.elmundo.es/laluna/2001/145/1003333402.html" target="_blank">decía</a> Alaska en 2001, cuando volvieron a trabajar con él. <i>"Es que somos muy barrocos"</i>, seguía Nacho. <i>"Él lo limpia todo; deja un bajo, un fondo y ella cantando, y ya está. En ese sentido nos fiamos de su criterio"</i>. Lo que se me ocurre es que en los trabajos anteriores, por la manera de usar los samples y los secuenciadores, escucharles tenía un punto intrincado que te recompensaba con el gusto que sientes girando las piezas del cubo Rubik, mientras que en este álbum las piezas están encajadas y es como si te quedases colgado de la suavidad de cada lado del cubo al pasar las yemas de los dedos. Incluso Alaska canta en un tono cuidadoso que quizás no se ha repetido desde entonces, y es que para esta colección de temas solo debía ser concebible que cantar significase arropar: las letras hablan de personas vulnerables que navegan la soledad del desamor y la compulsión autodestructiva que provoca, y Alaska entona correspondiendo a esa vulnerabilidad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tras abandonar a su suerte al protagonista del periplo como si Alaska fuese un ser etéreo que le protegerá en la distancia (<i>"Yo no te puedo acompañar / en tu viaje final"</i>, 'Cierra los Ojos'), nos deslizamos directamente en una canción monumental en su sobriedad, 'Me Odio Cuando Miento', una colaboración con <b>Lucho Prosper</b> (Oviformia SCI) que recoge la magia de una noche donde el amor se evapora en miedo y orgullo: <i>"Nos despedimos despacio / para alargar el momento / siendo prudentes / por no decir cobardes / y apretando los dientes / para no decir: yo me quiero quedar aquí contigo"</i>. Ni el arreglo house que se instala desde el primer estribillo puede barrer la melancolía de una historia inconclusa pero acabada, porque no va a llegar a empezar. 'No Será' reincide en la cadencia house para esquivar el motivo real del desaliento (<i>"Sé que no será porque no me has perdonado / y no será porque ya no soy feliz"</i>) y la seriedad de este primer segmento la corona 'Contradicción', una pieza breve firmada junto a <b>Mauro Canut</b> y <b>Pablo Sycet</b> cuyo tono funesto queda enmarcado en una atmósfera ideal de trip hop. Carlos Jean imagina junto a ellos paisajes variopintos, desde el trance para 'Electricistas' (un single de presentación con un estribillo inolvidable) a la convulsión agitada por el drum'n'bass y la guitarra eléctrica de 'Cenizas de Sangre' (el disco entrando en su momento más desolador: <i>"En el cáliz amargo que me ofreces / sólo hay odio y rencor, sólo hay pena / pero acepto beberlo entero"</i>) o los aires de world music de la balsámica 'El Glamour de la Locura'. 'Acusada, Juzgada y Condenada', la más contundente, sirve para hacer catarsis de los pensamientos más negros en pleno delirio, pero en el último tramo al fin se da el reencuentro con la tranquilidad espiritual en las preciosas 'Voy a Perder el Miedo' (la manera más tierna de decirse alguien en voz alta que va a quererse, y que vuelve a tener ilusión) y 'A Tu Lado' (la superación: <i>"No puedo entender por qué te cuesta admitir / que nunca fui feliz a tu lado / tan divertido, tan divertido / tan acabado, tan aburrido / tan olvidado"</i>), un tema de electrónica downtempo que acaba transformado en 'Abre los Ojos', adaptación al castellano de 'Open Your Eyes' de Marshall Jefferson (una de las primeras canciones de deep house, publicada en 1988) que pone el broche místico para cerrar <i>Una Temporada en el Infierno</i>, desvaneciéndose en una rave privada poco después de que Alaska haya recitado estas palabras: <i>"Puedes ser tu propio enemigo o puedes elegir ser libre"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con lo poco dados a la nostalgia que han sido Alaska y Nacho Canut a lo largo de los años, y lo ácidos que suelen ser si se les fuerza a mirar atrás, en la hemeroteca hay declaraciones suyas sobre <i>Una Temporada en el Infierno</i> que van de la lapidaria <a href="https://www.lavanguardia.com/cultura/20090304/53651509671/hemos-hecho-siempre-lo-que-hemos-querido.html" style="font-style: italic;" target="_blank">"malillo y con mucho relleno"</a> a <a href="https://www.elmundo.es/laluna/2001/145/1003333402.html" target="_blank">la observación</a> de Nacho en 2001 de que este disco había sido su <i>Canciones Profanas</i> (el primero de Dinarama) y <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/2423171-Fangoria-Naturaleza-Muerta" target="_blank">Naturaleza Muerta</a></i></b> (su continuación) su <i>Deseo Carnal</i> (el disco con el que Dinarama alcanzó su zénit comercial), por haber devuelto un acento pop rotundo a las canciones de Fangoria. Sea como fuere, <i>Una Temporada en el Infierno</i> ha sido muy reivindicado como uno de los mejores discos patrios de la década de los 90 y del siglo XX, y su calado relativamente modesto -dicen que inicialmente se vendieron 20.000 copias- fue crucial para que en poco tiempo Fangoria disfrutase de un estatus que nada tenía que envidiar a la etapa más dulce de Dinarama, avalado por una ristra de éxitos. No quiero saber qué barbaridad podrían opinar hoy de este álbum (la cita más cruel es la más reciente, de 2009), pero lo pienso y... claro: hay que ser absolutamente modernos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/2ZDVDQdIVp1XPQ5R8qSyzL?si=2f98da21e451432c" target="_blank">Fangoria - <i>Una Temporada en el Infierno</i></a></b></div><p></p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-56808648469464261592022-11-16T08:54:00.013+01:002022-11-16T11:25:41.539+01:00Imperdible: Camera Obscura - "Biggest Bluest Hi-Fi" (2001)<div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgttBtS6w02kt0iwQ6HuV0977RVih1t1ggP9N7y2bWY3EkDuRIpOuwraM1yLLgIo9wRBSBzAGwV0KsEID23Erq6_JQj92AY_YZCksQWP_54PxT90nHyS-zxo7g4FPRET6hrYyo2RT-cV7mz7ZWoE5xOagidGPJHy4pcVQxNTqqW8PC9y0gtU2soWE38/s1000/camera-obscura-biggest-bluest-hi-fi-2001.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgttBtS6w02kt0iwQ6HuV0977RVih1t1ggP9N7y2bWY3EkDuRIpOuwraM1yLLgIo9wRBSBzAGwV0KsEID23Erq6_JQj92AY_YZCksQWP_54PxT90nHyS-zxo7g4FPRET6hrYyo2RT-cV7mz7ZWoE5xOagidGPJHy4pcVQxNTqqW8PC9y0gtU2soWE38/s320/camera-obscura-biggest-bluest-hi-fi-2001.jpg" width="320" /></a></div>El verano de 2001 mi vida estaba lejos de encarrilarse hacia nada emocionalmente estable, pero al menos parecía que lo único que quedaba de las aguas que me habían ahogado a lo largo de la adolescencia era el sedimento, ensuciándome los zapatos. Enfilaba el último curso de bachillerato todavía dentro del armario, sin que nadie me hubiese tocado en toda la pubertad y ansioso porque ocurriese, con una camiseta verde donde dibujé el logo de Lush -el del disco <i>Split</i>- con poca finura, un reloj de inspiración náutica que subrayaba mi escuálida muñeca con su tamaño imposible y gafas con la montura dorada, pero me había reencontrado con una versión más socarrona de mí mismo que poco a poco había vuelto a asomar en cuanto se marcharon del instituto los memos que se metían conmigo. Unas semanas antes de que los dos aviones impactasen contra las Torres Gemelas, mi madre hizo una de esas (muchas) cosas que estaban por encima de nuestras posibilidades y contrató Canal Satélite Digital. De repente, había MTV y VH1 en casa, y aunque ambas cadenas ya estaban lejos de ser la cantera musical que yo imaginaba que eran en los 90, a lo largo del año que nos duró el capricho pude llenar varias cintas de VHS de cuatro horas cada una. Suerte que estaba MTV2, el canal donde apartaban lo que pretendían vender como alternativo pero, exceptuando un par de programas, funcionaba como cualquier emisora de radiofórmula. Yo estaba a la caza de tesoros de archivo, pero se olía el cambio de paradigma y el foco estaba en el revival de garage rock encabezado por The Strokes; en MTV2 los videoclips de The Hives, The White Stripes y The Vines se programaban con la misma insistencia que los de Jennifer Lopez y Britney Spears en la cadena madre. En medio de ese frenesí guitarrero empezó a colarse, muy de vez en cuando, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=ulnzKT1yrm4" target="_blank">un videoclip</a> en blanco y negro que no tenía nada que ver con los demás. La canción empezaba con el clásico ritmo desnudo de 'Be My Baby' de The Ronettes, y de debajo de un edredón salía una chica con la cara lavada, camisa blanca y corbata, que te cantaba desde la cama mirando fijamente a la cámara; mirándote fijamente a ti. Lo hacía desde un tono frágil que sonaba como cuando te quieres acercar a alguien para ayudarle y lo haces con prudencia, porque no quieres molestar ni entrometerte, pero con la determinación de no desistir hasta que rompa su coraza y te coja la mano que le estás ofreciendo. Era inevitable, si sabías qué era sentirse solo y soñar con dejar de estarlo, notar un cosquilleo en la boca del estómago cuando la canción llega a la mitad y las cuerdas replican la melodía vocal con ímpetu. Yo, con mis gafas doradas, mi reloj gigantesco y la psique todavía tierna por los años de marginado, lo noté. Había descubierto a <b><a href="https://www.camera-obscura.net/" target="_blank">Camera Obscura</a></b>.</div></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">El vídeo de 'Eighties Fan' fue dirigido por quien produjo magistralmente la canción, <b>Stuart Murdoch</b> de Belle and Sebastian, paisano suyo de Glasgow cuya conexión con ellos motivó que Camera Obscura arrastrasen la comparación con el grupo de su colega desde que se publicó ese single. Para mí no había comparación posible. Escocia era un territorio que no había rastreado como Inglaterra o Norteamérica en mis primeros años de descubrimientos musicales; aún faltaba tiempo para que me enamorase del debut de Aztec Camera o de las canciones que no grabaron como dios manda Strawberry Switchblade; tiempo para que fuera consciente de que Cocteau Twins, Edwyn Collins y The Delgados eran escoceses. En 2001 solo conocía el 'Get Me Away from Here, I'm Dying' de Belle and Sebastian porque Carol van Dyk (Bettie Serveert) lo versionó en acústico y lo colgó en su página web. Por algún motivo, era un grupo que había pasado por alto. Así que Camera Obcura, mediante el gesto cálido de <b>Tracyanne Campbell</b> (voz, guitarra) en 'Eighties Fan', fueron mi primera vía de acercamiento a todo un universo de referencias musicales y cinematográficas de los años 50 y 60 que de algún modo conectaba con el twee pop de los 80, que también desconocía. En la portada de su primer álbum <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/1351645-Camera-Obscura-Biggest-Bluest-Hi-Fi" target="_blank">Biggest Bluest Hi-Fi</a></i></b> (2001) había algunas pistas -la mirada de Catherine Deneuve en el poster; el diseño de la lámpara; la camiseta a rayas que lleva Fiona Morrison, una amiga suya fotografiada en la habitación de Tracyanne- que ayudaban a colocar lo que sonaba por los altavoces en el deseado marco espaciotemporal.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8MkWVkANTLHwNt-i8g8RiCn_p76m1ykXaEJOF77HgNm8QtxJ2yGX_w-fqtUSRtM3vyWEMzyjSTt1hsItcAG5mfKGsXJluVfuMvMYgB6TkBxAzI3lYwSJ0KDdlm0LeixzMvN-2Ct1ynvhHoOyp0uzSlhI0bkJ0P_wbRuBmsV_8_WlKtDHiDa6wnuFV/s16000/camera-obscura-by-david-sinclair-2001.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Camera Obscura en directo en Londres, el 5 de diciembre de 2001, fotografiados por David Sinclair.</td></tr></tbody></table><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para cuando la banda entró en los estudios Ca Va de Glasgow para grabar este disco, se habían tirado cerca de dos años ensayando y dando forma a las canciones en un local arruinado por la humedad que había pertenecido a los superventas Wet Wet Wet. El sonido y la formación de Camera Obscura venía perfilándose desde 1996, cuando Tracyanne y <b>John Henderson</b> (voz, percusión) se conocieron en un curso de grabación audiovisual de la universidad y aprendieron a armar canciones desde cero, sin experiencia previa. <b>Gavin Dunbar</b> (bajo), que tenía una pequeña tienda de discos por la que ellos solían merodear (<i>"<a href="https://web.archive.org/web/20030813225247/http://www.camera-obscura.net/bio.htm" target="_blank">a veces</a> la tienda olía a sándwiches de huevo, (...) era la habitación de Gavin, solo que en las Galerías Virginia, con una caja registradora en vez de una cama"</i>), se les unió. El incipiente sello local Andmoresound hizo de ellos uno de sus primeros fichajes y les publicó dos singles autoproducidos (luego recopilados en <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/1370367-Camera-Obscura-Rare-UK-Bird" target="_blank">Rare UK Bird</a></i></b>, 1999) donde ya se reconocía esa melancolía de tintes retro, pero desde una óptica más austera, más Lou Reed que Nancy Sinatra (<a href="http://www.therealstate.co.uk/3/9/227/Back-Catalogue/Music/Camera-Obscura.html" target="_blank">Tracyanne</a>: <i>"Mis primeras influencias fueron las colecciones de discos de mi madre y de mi abuela, incluyendo a Yo La Tengo, The Pastels, The Velvet Underground"</i>). Su experiencia en Ca Va grabando 'Eighties Fan' <i>"fue nuestra primera vez en un estudio, y fue el pistoletazo de salida para la grabación del álbum. Nos dimos cuenta de que podíamos hacerlo bien"</i>, <a href="https://timstwitterlisteningparty.com/pages/replay/feed_968.html" target="_blank">recordaba</a> recientemente Gavin. Stuart Murdoch firma los arreglos de cuerda junto al grupo pero no produjo más que el tema estrella, quedando en manos del ingeniero <b>Geoff Allan</b> el resto del álbum.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A Gavin, John y Tracyanne ya les acompañaba <b>Lindsay Boyd</b> (el director de su sello, a los teclados), <b>Lee Thomson</b> (batería) y <b>Kenny McKeeve</b> (guitarra), la formación que grabó <i>Biggest Bluest Hi-Fi</i> en un momento de dulce afinación y espléndido refinamiento. <i>"Para mí siempre es un cumplido cuando la gente dice que pueden oír cosas de los 60 en nuestra música"</i>; <a href="https://exclaim.ca/music/article/camera_obscura-underachievers_please_try" target="_blank">contaba</a> Tracyanne en 2006. <i>"Lo he romantizado un poco, porque los 60 no fueron tan estupendos, especialmente para las mujeres. Pero me fascina cómo suenan esos discos, tan grandes. El sonido es impresionante"</i>. Lo que ocurre con <i>Biggest Bluest Hi-Fi</i> es que, incluso en sus momentos más festivos, desprende un aura de intimismo y poca pompa que uno no acabaría de relacionar con el sonido grande de una producción <i>spectoriana</i> de los años 60 (a eso se acercarían más adelante en su carrera), pero es desde su manera de entender y proyectar las emociones, tan tierna y afable, que estas canciones se reflejan directamente en el encanto del mejor pop y el mejor cine romántico de esa época. Las letras tratan la amistad y los amores de principiante desde un lugar tan limpio que cabe imaginar a la banda tal y como Tim Pope retrató a The Cure en el videoclip de 'Boys Don't Cry': sustituida por chavales de trece años, arropados por las sombras de sus figuras adultas en un telón a sus espaldas, como si el candor propio de la edad en la que todavía se te permite ser crédulo fuese una llama inevitable y necesariamente viva en ti. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Más que idealizar el amor y la amistad, en <i>Biggest Bluest Hi-Fi</i> se apuesta por la intensidad de ambas cosas y sí, se exploran con sentimentalismo, pero también con naturalidad y abordando los grises con humor. La idea de estar juntos pero no revueltos planea sobre el jolgorio de 'Happy New Year', mientras que la posibilidad de separarse colorea de congoja la preciosa 'Swimming Pool'; en 'Anti-Western', donde sacan la misma carta conmovedora de 'Eighties Fan' en el arreglo de cuerdas, Tracyanne y John hasta juegan a tener una discusión en forma de dueto, y en 'Houseboat' -que tiene un tono de cómica ingenuidad- escenifican un amor no correspondido. Uno de los momentos mejor secuenciados está en el último segmento del álbum, cuando 'The Sun on His Back' nos colma de alegría marchando en acordes mayores para abandonarnos en 'Double Feature', una pieza que no hacía falta que mencionase el fin del verano en la letra, porque recoge exactamente esa sensación de nostalgia que llega con el fresco vespertino. ¿Qué decir de la voz de Tracyanne? Se mueve por todas estas canciones con presencia y seguridad, pero hay que escuchar atento cuando sostiene las notas acompañada solo del piano en 'Pen and Notebook', o cuando se muestra vulnerable y distanciada de sus amigos en 'Let's Go Bowling', los momentos más desnudos, para apreciar cómo de sutil es el quiebro de esa voz, como si luciera pequeñas rayaduras hechas con tres o seis granos de azúcar. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El secreto de por qué es tan cautivador <i>Biggest Bluest Hi-Fi -</i>que en España publicó <a href="https://elefant.com/grupos/camera-obscura/biografia" target="_blank">Elefant Records</a>, iniciando una larga andadura discográfica con la banda-, más allá de la artesanía de sus armonías, sus sonidos acústicos y cristalinos y las intervenciones puntuales pero cruciales de cuerdas, trompeta, cascabeles y pandereta, es su calidez. Camera Obscura no pueden esconder (ni quieren, ni lo intentan) que en el fondo de cada pieza yace una buena intención, una buena corazonada; un tipo de filantropía que ya en 2001 tuvieron que encriptar en el lenguaje de otra época, y que 21 años más tarde definitivamente escasea a nuestro alrededor. Acabando este texto, me quito las gafas para frotarme los ojos y cuando las acerco para volvérmelas a poner, son mis antiguas gafas de montura dorada. En la muñeca izquierda llevo el reloj gigante azul marino. Las manillas marcan las 12:58 de la noche.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/playlist/30ZHK17NJV3cOxyzV7vB2H?si=8bb68ef051214ee7" target="_blank">Camera Obscura - <i>Biggest Bluest Hi-Fi</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-82692762400244857092022-10-31T19:13:00.007+01:002022-11-02T16:40:38.583+01:00Imperdible: Bikini Kill - "Reject All American" (1996)<p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikU60fYquKMU5fIdibwc2dbqrAYVuv98oUxDV0icowY23OIZAPGOVkPyh4GBClLmHMRkx9aLb4ZTKDZG8FWF3c0P2UILLPGWmNaXZ99Ruh8RvUwy7-iQEpcM09vPpL0lnR80igUL4t8YI/s2048/bikini-kill-reject-all-american.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="2048" data-original-width="2027" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikU60fYquKMU5fIdibwc2dbqrAYVuv98oUxDV0icowY23OIZAPGOVkPyh4GBClLmHMRkx9aLb4ZTKDZG8FWF3c0P2UILLPGWmNaXZ99Ruh8RvUwy7-iQEpcM09vPpL0lnR80igUL4t8YI/s320/bikini-kill-reject-all-american.jpg" /></a></p><p style="text-align: justify;">Dice <b>Kathleen Hanna</b> (voz, bajo) que abandonar definitivamente <b><a href="https://bikinikill.com/" target="_blank">Bikini Kill</a></b> el Día de la Marmota fue algo apropiado porque formar parte del grupo había empezado a parecerse mucho a eso. Era 1998 y el periódico <i>Washington City Paper</i> <a href="https://washingtoncitypaper.com/article/277357/bikini-killed/" target="_blank">afirmaba</a> que <i>"la banda y su sello, Kill Rock Stars, se niegan a dar razones específicas para la ruptura"</i>, pero lo cierto es que sus cuatro miembros acusaban un cansancio más que lógico después de siete años de activismo, que no actividad, en estado de defensa. Es lo que ocurre cuando, en lugar de ceñir la música al aspecto lúdico y a la expresión personal, lo que haces es dotarla de un discurso incendiario, elaborarla al detalle como la munición que te llevará a conquistar espacios, a desafiar el statu quo, a despertar a aliados y sobre todo a aliadas durmientes en un mundo culturalmente misógino -lo era hace 30 años y lo sigue siendo hoy-, y todo ello llevando el peso de ser el grupo insignia de lo que se denominó la tercera ola de feminismo. Bikini Kill se convirtieron en el blanco fácil de las humillaciones y la condescendencia que disparan los privilegiados para debilitar cualquier corriente subversiva y hacer que desaparezca del mapa. Kathleen Hanna, <b>Tobi Vail</b> (batería, voz), <b>Kathi Wilcox</b> (bajo, voz) y <b>Bill Karren</b> (guitarra) encabezaron desde Olympia (Washington) un movimiento que se quiso reducir poco a poco a una etiqueta de género musical -riot grrrl- pero que ya hervía antes de articularse con el lenguaje del punk rock y que trascendió lo que tradicionalmente identificaríamos como <i>escena</i>, por lo inspirador y divulgador que fue a nivel político-social y haber traspasado fronteras. <i>"No creo nos identificáramos como activistas en ese momento"</i>, <a href="https://www.verbicidemagazine.com/2012/11/15/tobi-vail-bikini-kill-interview/" target="_blank">explicaba</a> Tobi en 2012. <i>"Tratábamos de cambiar la sociedad creando cultura a través de nuestra banda y fanzines, y animando a otras mujeres, feministas y jóvenes marginados a unirse a nosotras"</i>. Es fácil caer en la retórica bélica para describir su trayectoria, pero es que así se refería también Tobi a su misión en la misma entrevista: <i>"No recibes aprobación. Es difícil estar en ese lugar y permanecer allí; algo tiene que ceder, eso es lo que quise decir cuando dije que cada espectáculo era como una guerra o una batalla. Luchábamos constantemente por el derecho a existir"</i>. </p><p style="text-align: justify;">Atribuir la formación de Bikini Kill a la existencia de sus predecesoras inmediatas (Babes in Toyland, L7), aunque esas formaciones íntegramente femeninas fuesen un referente ineludible, es tan válido como superficial. Olympia tenía poco más de 30.000 habitantes en 1990 pero era una ciudad con una escena musical y contracultural de referencia en el circuito alternativo de los Estados Unidos, con un bullicio constante de conciertos de punk, hardcore e indie rock de naturaleza <i>do it yourself</i> del que pudieron empaparse los componentes de Bikini Kill; un mundo del que cada uno formaba parte en diferentes proyectos antes de juntarse. El verdadero catalizador para formar la banda, no obstante, no estuvo nunca en el plano estrictamente musical, sino en la idea de utilizar esa música primitiva para difundir un mensaje feminista directísimo y sin poesía, imperativo en un clima cultural y social que, a punto de empezar la década de los 90, seguía haciendo luz de gas a las mujeres. <i>"Nos decían que el feminismo ya no existía; que no había razón para que existiese porque las mujeres ya tenían la igualdad"</i>, <a href="https://www.dazeddigital.com/music/article/42923/1/kathleen-hanna-bikini-kill-interview" target="_blank">recordaba</a> Kathleen hace a penas tres años. <i>"Vivía en una ciudad pequeña y había trabajado en un refugio de violencia doméstica, donde vi de primera mano que la igualdad no existía para nada. 14 mujeres fueron asesinadas por un tío que salió a la caza de feministas en Canadá en 1989 y eso fue un gran ímpetu para mí para tocar música. Ellas fueron mi inspiración"</i>. </p><p style="text-align: justify;">Las viñetas cotidianas de opresión, de abuso sexual y de poder, o las consignas de autoafirmación femenina que nos hemos acostumbrado a escuchar en los últimos años desde que surge el movimiento MeToo ya las pregonaba Kathleen Hanna sin ningún eufemismo en 1991, con la voz potente de una líder carente de megáfono que no tenía más remedio que ser confrontacional y apabullar con verdades como estas: <i>"Esta canción es sobre las chicas de 16 años que se la chupan a feriantes a cambio de fichas gratis y caladas de marihuana"</i>; <i>"Me tragué mi orgullo, mastiqué tus llagas, me comí mi corazón, me tragué tu semen, esa es mi parte en esto"</i>; <i>"Come carne, odia a los negros, pega a tu mujer, es todo lo mismo"</i>; <i>"Lo siento mucho si estoy marginando a algunos de vosotros / toda vuestra cultura me margina a mí / no puedo gritar del dolor que tengo en las rodillas / ¡pido perdón por pensar!"</i>. El movimiento riot grrrl recibió el apoyo de la prensa musical y gozó del inevitable eco oportunista en los medios generalistas, pero simultáneamente fue tratado como una rareza intrascendente y ridiculizado por la insistencia de su discurso con las maniobras que siempre se usan con las mujeres que incomodan: reaccionando con una condescendencia equivalente a una pedorreta en la cara de una niña enfadada, o señalándolas de lunáticas aborrecibles. El libro <i><a href="https://www.harpercollins.com/products/girls-to-the-front-sara-marcus?variant=32207504310306" target="_blank">Girls to the Front</a></i> (2010) de Sara Marcus es testimonio de cuántas chicas escucharon y se sintieron acompañadas gracias a las riot grrrls, y de cómo Bikini Kill no solo sirvió para que esas chicas empezasen a tocar instrumentos y a formar grupos, sino para organizarse a nivel asambleario, a interesarse en la política y a crear comunidades interconectadas para luchar por los derechos humanos de las mujeres y de otros colectivos vulnerables.</p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGibG6_HoNq5WHBWtAVYmRYuw3odI0XO_thPCTKyu-Bz1q17bCMNBEJQ4iHYYoxy8d6hbs1-zMmr6GVFoufOKISVUIaHHRKyWgujxpYBN_39deb3bVEPxV0xlXIEVtxkVWfE8bgmUurGoWPcUyHPZw3LhNbNwJ6Bej4wPRd8GnbmT2hvsBFcYMJIw9/s16000/bikini-kill-by-alice-wheeler-1995.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Kathleen Hanna y Tobi Vail fotografiadas durante un concierto por Alice Wheeler, 1995.</td></tr></tbody></table><span style="text-align: justify;"><br /></span><div><div style="text-align: justify;">Si al principio se encontraron con las resistencias machistas de quienes juzgaban su manera de tocar y de componer (Tobi Vail ha llegado <a href="https://podtail.com/podcast/traegermethod-podcast/episode-34-tobi-vail-bikini-kill-gsp-jigsaw-zine/" target="_blank">a decir</a>, más en serio que en broma, que a ellas se las evaluaba según un baremo de rock progresivo, no de punk rock como a los grupos de chicos), cuando aparece su último álbum <a href="https://www.discogs.com/es/release/888949-Bikini-Kill-Reject-All-American"><i><b>Reject All American</b></i></a> (1996) resulta que el ataque había dado la vuelta y se les reprochaba que se hubieran domesticado. Las críticas eran mayoritariamente positivas, pero en ocasiones se destacaba su solvencia como grupo para ilustrar que el riot grrrl se había deshinchado sin alcanzar sus revolucionarios objetivos. Habían pasado solo tres o cuatro años, pero los tiempos en los que se trató el movimiento como un fenómeno de portada (como <a href="http://frog2000.blogspot.com/2013/07/ruta-66-numero-ochenta-y-cinco.html" target="_blank">en <i>Ruta 66</i></a>, que adocenó en un dossier con esa etiqueta a grupos que nada tenían que ver solo por tener a mujeres en sus filas) quedaban atrás. Por haber sido publicado la primavera de 1996, <i>Reject All American</i> puede simbolizar el fin de una era, la vía muerta en la que quedaron aparcadas temporalmente sus ganas de sublevación; nada distinto a que por las mismas fechas se certificase también el fin de la etapa en que el rock alternativo presidió la cultura de masas gracias al éxito de Nirvana. Esas ventanas de oportunidad en el mundo corporativo, que prometían un mínimo de esperanza para que las cosas cambiasen, se cerraron mientras dentro sonaba el flamante 'Wannabe' de Spice Girls, una versión infantilizada y tullida del <i>girl power</i> por el que habían estado peleando Bikini Kill y todos los grupos que le siguieron.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Reject All American</i> no es más que la evolución natural de una banda que en su breve recorrido aprendió a refinar su trabajo en el sentido más estricto de "enfocar", haciéndolo más conciso lírica y musicalmente, pero en ningún caso despojándolo de mordida. Los discos de Bikini Kill hasta su primer álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/9941838-Bikini-Kill-Pussy-Whipped" target="_blank">Pussy Whipped</a></b></i> (1993) tienen un carácter bruto, un sonido mugriento que los conecta a la no wave, a Lydia Lunch, a Pussy Galore o a la locura de Germs; pero lo que nos encontramos a partir del single <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/467524-Bikini-Kill-New-Radio" target="_blank">New Radio</a></b></i> (1993, producido por Joan Jett), y especialmente en este <i>Reject All American</i>, es a un grupo que maneja la precisión, la melodía y la potencia con la misma claridad que los mejores X o los Sex Pistols en sus canciones más emblemáticas. <i>Reject All American</i> es el culmen de algo que empezó a despuntar en los tres singles que lo preceden (recopilados a modo póstumo en <b><i><a href="https://bikinikill.bandcamp.com/album/the-singles" target="_blank">The Singles</a></i></b> [1998], una referencia imprescindible), todos ellos con <b>John Goodmanson</b> como ingeniero o co-productor. <i>New Radio</i>, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/master/1616789-Bikini-Kill-The-Anti-Pleasure-Dissertation" target="_blank">The Anti-Pleasure Dissertation</a></b></i> (1994) y <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/467526-Bikini-Kill-I-Like-Fucking" target="_blank">I Like Fucking</a></i></b> (1995) iban sobrados de riffs empoderantes y melodías en perfecto equilibrio entre el himno y la consigna. Su manera de abordar los sujetos, de retratar las situaciones violentas en las que se veían envueltas tanto en el plano íntimo ('Anti-Pleasure Dissertation', 'Demirep', 'I Hate Danger') como sus reivindicaciones (la desestigmatización del cuerpo y la sexualidad femenina en 'I Like Fucking'; la toma de los espacios controlados por los hombres en 'New Radio') era cada vez más aguda. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así que en el álbum que resultaría ser su canto de cisne cuentan con todo eso, pero sirviéndose de una paleta de tonalidades nueva para Bikini Kill que incluye guitarras limpias y melodías suaves ('For Only', con un arreglo de trompeta; 'False Start', con uno de xilófono) que expanden el marco emocional, permitiéndoles escribir reflexiones más personales sobre el estancamiento, la falta de motivación, o un tributo a un amigo que falleció por una meningitis derivada del SIDA ('R.I.P.') donde la vulnerabilidad de Kathleen conmueve más que la literalidad de la letra. Aunque el disco lo abre 'Statement of Vindication', que te deja aturdido en poco más de un minuto, para mí empieza de verdad con el riff contundente de 'Capri Pants', una pieza que ironiza sobre el sentimiento de culpa por el deseo sexual (<i>"Si salgo corriendo / no me sigas / lárgate / porque me gustas / pero esto está mal"</i>) seguida por 'Jet Ski', que no le va a la zaga en rotundidad (<i>"No soy tu banco de sangre / no soy tu chaleco salvavidas ni tu tarjeta Visa / para ti no tengo caramelos"</i>). Hay dos reivindicaciones feroces de la falta de aliento y reconocimiento que sufren las mujeres en las disciplinas artísticas, la primera en forma de punk acelerado ('Bloody Ice Cream', que dice: <i>"A las chicas que escriben les cuentan la historia de Sylvia Plath / quieren que creamos que ser una chica poeta significa que tienes que morir"</i>) y la otra una de las canciones más seductoras de su catálogo, 'Tony Randall', donde Hanna resume a la perfección en dos versos el menosprecio de la audiencia masculina al que se enfrentaron tantas veces estando sobre el escenario: <i>"Yo veo un club de punk / él ve un bar de strip-tease"</i>. 'Reject All American', la canción titular, es una llamada en contra del corporativismo y de los valores típicamente americanos, quizás su tema más pegadizo -una mezcla irresistible de X-Ray Spex con The Go-Go's y The Fabulous Stains- y la confirmación de que siempre estarían en la oposición.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aunque lo primero que hizo Kathleen Hanna al separarse la banda fue <a href="https://www.discogs.com/es/master/247960-Julie-Ruin-Julie-Ruin" target="_blank">un disco en solitario</a> bajo el pseudónimo de Julie Ruin, su reactivación empezó en serio con Le Tigre, un grupo derivado de la experiencia en Bikini Kill y de las ganas de canalizar sus propósitos de otra forma. En el año 2000, <a href="http://www.indexmagazine.com/interviews/kathleen_hanna.shtml" target="_blank">le contaba</a> a Laura Weeks para <i>Index Magazine</i>: <i>"No creo en lo positivo y lo negativo, pero sí que quería hacer algo esperanzador de verdad. Así que pensé en el montón de artistas fantásticas que hay, y en cómo siempre tengo sus obras a mi alrededor. Estoy por casa haciéndome una camiseta de Cecilia Dougherty o lo que sea. Quería que estas cosas que me han afectado tanto, que me hacen tan feliz y evitan que me desanime, siempre estuvieran cerca de mí. Y quería hacer una canción sobre eso"</i>. La canción abría <a href="https://www.discogs.com/es/release/11360640-Le-Tigre-Le-Tigre" target="_blank">el primer disco de Le Tigre</a> con una sección final en la que se menciona a un montón de mujeres influyentes casi sin respiro, con un entusiasmo que te hace imaginar a miles de personas vitoreando en pie a tu alrededor, sin parar. Era aire fresco para el movimiento riot grrrl y venía en la forma de una celebración jubilosa. <a href="https://www.youtube.com/watch?v=0idmTWxFs1A" target="_blank">Que suene 'Hot Topic'</a>.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar y comprar en <b>Bandcamp</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://bikinikill.bandcamp.com/album/reject-all-american" target="_blank">Bikini Kill - <i>Reject All American</i></a></b></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">También <a href="https://open.spotify.com/album/2FQqJCzYzA2Lmtb5XpEMon?si=mty99OYsTHSndy_ije_j7A" target="_blank">en <b>Spotify</b></a></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-47374873177979906282022-07-26T20:58:00.006+02:002022-07-27T08:51:32.025+02:00Caso abierto: Madonna - "Like a Virgin" (1984)<p><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0jbUX6IaWNQmVVP83-zfm2VeTTRDUH2LeS7JAXRwIP6HGZZQQP6K-Y6QZj_Qd-yPzJIbmFpUNCu6xnnGtij5rMVzdu-36SG26aHB6ArCYYG1bCjOKdlUPf1G13iGqrZKBQfDVsxI1MHczVmICVk0OO-bXpgRQ3JAKX7BFI7oAJIsJYOs6kH86TZmR/s1425/madonna-like-a-virgin-1984.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em; text-align: center;"><img border="0" data-original-height="1425" data-original-width="1425" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh0jbUX6IaWNQmVVP83-zfm2VeTTRDUH2LeS7JAXRwIP6HGZZQQP6K-Y6QZj_Qd-yPzJIbmFpUNCu6xnnGtij5rMVzdu-36SG26aHB6ArCYYG1bCjOKdlUPf1G13iGqrZKBQfDVsxI1MHczVmICVk0OO-bXpgRQ3JAKX7BFI7oAJIsJYOs6kH86TZmR/s320/madonna-like-a-virgin-1984.jpg" width="320" /></a></p><div style="text-align: justify;">En marzo de 2008, <b><a href="https://www.madonna.com/" target="_blank">Madonna</a></b> entraba a formar parte del Rock and Roll Hall of Fame a la vez que Leonard Cohen y John Mellencamp, y se volvía a abrir el debate sobre el atrevimiento de medir a una <i>cantante pop</i> a la altura de <i>genios</i> elogiados por su intelecto o su virtuosismo, nunca escrutados bajo el prejuicio que ha pesado y pesa sobre la música pop; como si el pop no pudiera ser más que una frivolidad ni considerarse de la misma calidad que otras músicas que gozan de un respeto consensual. Al final, la ceremonia anual de inducción, que se celebra en un museo de Cleveland (Ohio) inventado por los propios peces gordos de la industria musical, no deja de ser un alarde de vanagloria y poder cada vez más anacrónico en los tiempos que corren; es más una formalidad elitista y endogámica que un reconocimiento de prestigio, como cualquier festín de esa naturaleza, pero con su perpetuación en nuestra cultura también se perpetúan las sombras de sus peores mensajes. Que el encargado de dar un discurso de presentación en honor a Madonna fuese un peso pluma como Justin Timberlake, flor germinada en los mundos prefabricados de Club Disney y las boy bands, parecía hecho con retranca para aminorar el reconocimiento a su trabajo aunque a lo mejor no fue más que una decisión oportunista, pues acababan de colaborar en un single que, dicho sea de paso, inauguraba una etapa de desorientación artística que Madonna arrastra ya hasta nuestros días. Por suerte se dio el equilibrio en la clausura con la aparición de Iggy Pop, hijo del estado de Michigan como ella, que hizo suyas 'Burning Up' y 'Ray of Light' ante la mirada de una Madonna decepcionantemente pudorosa, distante. La presencia de Timberlake podía servir para reverenciarla como madre de todas esas estrellas de pop que desde los años 2000 saturaban las listas de éxitos aun siendo cabezas de chorlito, pero la de Iggy entroncaba más profundamente con la naturaleza artística de Madonna, una bailarina que transitó a cantante y compositora, que se acabó dedicando a hacer pop y cine comercial, pero que hizo su trabajo de trastienda desde lo más bajo y a quien no se puede discutir el discurso y la intención transgresora de muchas de sus manifestaciones artísticas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El mismo 2008, y aprovechando que esa noche de ceremonia ella le había mencionado en su discurso, Ed Gilroy, uno de los fundadores del grupo donde Madonna tocó la batería y la guitarra a finales de los años 70 (The Breakfast Club), <a href="https://www.thedailybeast.com/the-lost-madonna-tapes" target="_blank">cedió</a> a la publicación <i>The Daily Beast</i> fragmentos de una cinta en la que podíamos escucharla trabajando en sus primeras canciones, grabadas a guitarra eléctrica y voz en la sinagoga donde ensayaban y vivían juntos. Entre los breves cortes, <a href="https://youtu.be/SrVD_SnUq-k?t=89" target="_blank">un eco familiar</a>: <i>"Again and again, over and over..."</i>, canta Madonna, revelándonos que una de sus ideas más primitivas había acabado en el álbum que hizo de ella un fenómeno mundial, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/392825-Madonna-Like-A-Virgin" target="_blank">Like a Virgin</a></b></i> (1984), transformada en una pieza optimista ('Over and Over') que hablaba sobre la perseverancia y la ambición que tantas veces se le criticaría en el futuro. Thurston Moore (Sonic Youth), que coincidió con ella en Nueva York antes de que la fama se la llevase del underground, le dedicó <a href="https://www.theguardian.com/music/2018/jul/15/thurston-moore-on-madonna-credibility-new-york-downtown-scene" target="_blank">un texto</a> a propósito de su 60 cumpleaños donde resumía su genio con clarividencia: <i>"Estaba realmente adelantada a los tiempos. Tomaba elementos de lo que estaba de moda en aquella época: el punk rock, la new wave, la música de baile, el hip-hop y la música latina, todo ello mezclado en el gran patio sin jerarquía de Nueva York. (...) algunos arremetieron contra nosotros por darle algún tipo de credibilidad en el underground. Pero ella ya tenía credibilidad, por lo que a mí respecta; ya formaba parte de la escena. No creo que se aprovechase. (...) Cuando vinimos por primera vez a Londres, llevábamos camisetas de Madonna y recuerdo que los chavales que estaban en el concierto se acercaban y nos decían '¿Os estáis cachondeando?' y nosotros les decíamos 'No, ¿habéis escuchado este disco de Madonna? Deberíais escucharlo junto a vuestros discos de Swell Maps, de Wire, de Raincoats'"</i>. Aterrizó en Nueva York en 1978 con la idea de profesionalizarse como bailarina, pero la música se le presentó como una tentación persistente que acabó encarando desde la curiosidad más voraz. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj28hknoj-L50jpSCnjByBQmDx3OPhv0vjAEbHL-lb3MQncYy6JNsiqywmF-xODK2e2blyzfDAs91JnhzDg6VH4ev4OdktuFUVXafDXLJJA8iZ8v5qZzir4jzA2MaV5xDuEpWdl3-5acH-HYtso3dR7YAJcoa5a21MeNiOXU-P4dfkYliCKynMwGPFa/s16000/madonna-steven-meisel-1984.jpg" /></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">La disciplina para el trabajo que heredó de las academias de baile, sumada a su interés en aprender rápido para poder hacer las cosas a su manera, derivó en un progreso de vértigo en a penas tres años. Dejando a parte un viaje a París con los productores de Patrick Hernandez ('Born to be Alive'), quienes halagaron su carisma en un casting de coristas y se la llevaron con la idea de convertirla en el relevo de Donna Summer (los plantó al cabo de unas semanas consciente de que eso no era lo que vaticinaba para su carrera), Madonna aprovechó lo aprendido en The Breakfast Club para volcarlo en su propio grupo, Emmy, donde si bien es verdad que solo brillaba un poco cuando emulaba a Chrissie Hynde, supone un punto clave en su trayectoria porque entra en escena <b>Steve Bray</b>, un amigo de Detroit a quien pidió sumarse a la banda como batería. Con Bray empezó a trasnochar componiendo canciones bailables que compendiaban la mezcla cultural que la rodeaba en la calle, tal y como subrayaba Thurston Moore en la cita de arriba, y fue entonces cuando al fin definió su personalidad artística. Cajas de ritmos, sintetizadores, influencias negras, latinas y la voz en crudo de un temperamento irresistible: la plantilla de lo que fue su primer álbum, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/2930676-Madonna-Madonna" target="_blank">Madonna</a></b></i> (1983). Para cuando la fichó la filial hipster de Warner en 1982, lo mismo intrigaba a Jean Michel Basquiat que a Michael Gira de Swans. Su magnetismo y su determinación le ganaban las simpatías hasta de los círculos artísticos más eruditos de Nueva York porque reconocían algo genuino. Cuando propusieron a <b>Nile Rodgers</b> ser el productor de <i>Like a Virgin</i>, viniendo de cosechar éxitos con Chic y de producir a Diana Ross y a David Bowie, no aceptó solo porque consiguiese un acuerdo económico jugoso (que lo consiguió), sino porque vio a una artista tenaz.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Madonna ya estaba ansiosa por dar una continuación a su primer álbum cuando éste a penas llevaba seis meses en la calle. Tenía montones de ideas y Nile Rodgers solo era una de ellas. En una <a href="https://squaremadonna.files.wordpress.com/2013/12/letter.jpg" target="_blank">carta que escribió</a> a Seymour Stein -director de Sire Records- a principios de 1984, le planteaba<i> "el dilema del productor. Trevor Horn, 1 o 2 canciones. Jellybean, 1 o 2 canciones. El resto entre Nile Rodgers y Narada Michael Walden. Ahora empiezo a preguntarme si alguno es adecuado. Shirley sugirió a Laurie Latham, que produjo a Paul Young. ¿Tú qué opinas?? Aquí estoy, obligada a escoger a un hombre una vez más"</i>. Del bullicio dubitativo que tenía en la cabeza sobresalían dos objetivos: no repetirse y entregar un disco de pop más elaborado que la afianzase como una artista cuyo peso no era únicamente el del desenfado. Fue una decisión sabia ceñirse a trabajar solo con Rodgers para que la coherencia de gusto gobernase sobre un repertorio más ecléctico que el de su debut. <i>"Podíamos haber hecho </i>Like a Virgin<i> como su primer disco, con montones de secuenciadores"</i>, <a href="https://books.google.es/books?id=1A0EAAAAMBAJ&pg=PA72&lpg=PA72&dq=%22like+a+virgin%22+interview+%22nile+rodgers%22&source=bl&ots=8y-Bzn5AiD&sig=ACfU3U1zomcVHTnaudLh_N22rwooPbzAuA&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwi6kL-6h_T4AhXRiP0HHd0IAFYQ6AF6BAgHEAM#v=onepage&q=%22like%20a%20virgin%22%20interview%20%22nile%20rodgers%22&f=false" target="_blank">explicaba él</a> en 2000. <i>"Pero yo quería profundizar más. Le dije, 'Si dejamos que los músicos lo toquen, nos beneficiamos de su interpretación, su onda y su experiencia', y apostó por ello"</i>. Aun así, Nile buscó un equilibrio entre los aires tecno pop que defendía Madonna y la dimensión orgánica que aportaron músicos de Chic que hubiera sido un disparate rechazar: <b>Bernard Edwards</b> (bajo), <b>Tony Thompson</b> (batería) y el mismo Nile dejando la huella elástica de su guitarra rítmica en todas las piezas. El ingeniero <b>Jason Corsaro</b> <a href="https://www.soundonsound.com/techniques/madonna-virgin" target="_blank">recordaba</a> que fueron fieles a las maquetas que Madonna había grabado con Steve Bray: <i>"Las maquetas tenían una estructura bastante simple, y el disco también. Todo lo que hicimos fue traer a mejores músicos en la forma de Chic como sección rítmica, junto a </i><b>Rob Sabino</b><i> a los teclados, </i><b>Lenny Pickett</b><i> al saxo, y los hermanos </i><b>Simm</b><i> y </i><b>King</b><i> a los coros, y grabarlos en un entorno mejor"</i>. La realización del disco se completó entre marzo y mayo de 1984 en el estudio Power Plant de Manhattan.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiZ_XnkUCGk8RENlJPY3M9IR9wTYTg3oHvzFXYWbDGIEKZjHeF0YhW9tMjIWBsRdrnL3eUCPBbUqHrsMjympoli5J7O5JNAb4jw_qWhFYqJt0uL9XSCp7cRQIJg3N-SqOnZgKtcv_H0pjO-5XSOpZ_HOhlAtjhs1sxMlspcOa7EiCYtiGPGXhQAsBg/s16000/madonna-steven-meisel-blue-1984.jpg" /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><div><br />Desdeñar <i>Like a Virgin</i> como un álbum hecho de temas de relleno que solo vale lo que valen sus dos icónicos singles es una opinión popular, como he podido comprobar a lo largo de los años leyendo reseñas de críticos musicales y discusiones entre sus fans. A mí me ha ocurrido otra cosa: el verdadero interés, las ganas de volver a escucharlo me las producen las cinco canciones propias (todas menos una compuestas junto a Steve Bray), donde reconozco la sensibilidad de la autora cantando su propio material. 'Like a Virgin' -de <b>Billy Steinberg</b> y <b>Tom Kelly</b>- y 'Material Girl' -de <b>Peter Brown</b> y <b>Robert Rans</b>- son vistosas, coloridas, y le cayeron a Madonna del cielo para desarrollar una faceta más visual y provocativa centrada en la ironía; se distinguen de las demás en <i>Like a Virgin</i> porque fueron superéxitos que todos conocemos al dedillo, es inevitable, pero también porque notas hasta qué punto están actuadas. En ambas, ella se entrega al tono juguetón incluso afectando la voz para aniñarla, pero no la escuchamos en ese tono -ni literal ni figurado- en ninguna otra pieza de este disco infravalorado. Hay otras dos canciones ajenas que corren mucha mejor suerte a mis oídos: 'Dress You Up' -de <b>Andrea LaRusso</b> y <b>Peggy Stanzale</b>- es una joya de synth pop movido por puro deseo sexual; 'Love Don't Live Here Anymore', una composición de <b>Miles Gregory</b> para la cantante Rose Royce que Rodgers tuvo la idea de versionar a última hora, tiene quizás la mejor interpretación vocal de Madonna en toda la década de los 80. Abandonaron la sensualidad funky del original para convertirla en una balada bañada en un dramatismo intenso (sección de cuerdas incluida) pero con clase, y Madonna se crece con cada estrofa cantando con una emoción rotunda que seguramente la dejó sorprendida. Si con <i>Like a Virgin</i> quería asombrar con su progreso artístico y dar muestras de madurez que fueran como fuertes advertencias de su potencial, misión cumplida.</div><div><br /></div><div>Como ocurrió en el primer disco con 'Holiday' y 'Borderline', en <i>Like a Virgin</i> se confiaron los singles más radiados a otros compositores (volvería a pasar en <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/162682-Madonna-True-Blue" target="_blank">True Blue</a></i></b>), pero como decía antes, es mediante sus propias canciones donde podemos conocerla mejor. Me resulta chocante ese empeño en estimarlos como temas menores, cuando su intrínseca simplicidad -que seguramente inspiró la producción tan minimalista de Nile Rodgers- habla de un instinto muy determinado para la melodía, y con Steve Bray había una gran química para desarrollar sus ideas dentro de ese mismo margen de sencillez. 'Shoo-Bee-Doo' es la única que compone ella sola y con la introducción al piano uno se precipitaría a decir que es una cursilada, pero cuando entra la banda completa, Rodgers sabe cómo hacer de una balada romántica algo irresistible para el esqueleto -esa línea de bajo sintetizado que la alimenta de funk- y te deja enamorado (ni el saxo molesta). Para las que son a medias con Bray, el productor optó por acentuar el aspecto synth prescindiendo de la batería acústica en favor de las programaciones de <b>Jimmy Bralower</b>. Un ejemplo del refinamiento al que había llegado la pareja creativa lo encontramos en 'Stay', una pieza de cierre que suena carnal y con un punto grandioso que armaron fusionando tres canciones que no pasaron de maquetas en sus principios (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=QQ4q8ITKudw" target="_blank">'Don't You Know'</a>, <a href="https://youtu.be/wOn8CvJyYdA?t=9" target="_blank">'Drowning'</a> y una <a href="https://www.youtube.com/watch?v=bKgj237nX0Q" target="_blank">'Stay' distinta</a>). Es cierto que por el camino se quedó esa frescura callejera que ya se perdió un poco en el debut, pero ya estaban en otro escenario a estas alturas. Sea el anhelo de 'Stay' o el resentimiento reservado de 'Pretender', la tenue 'Angel' o la agitada 'Over and Over' (Nile la dejó demasiado apagada para el estallido de energía que contiene; <a href="https://www.youtube.com/watch?v=DNsrcCJTJF8" target="_blank">mejoró unos años después</a> remezclada), son canciones de pop sin complicaciones -eso sí, con unos puentes de ensueño en sus estructuras, marca de la casa en todas sus colaboraciones- pero que tienen el encanto especial que reconocemos en la figura de Madonna. Es un detalle curioso que sea en estas donde podemos disfrutar de su voz más natural y entera, incluidos los matices graves que se dedicó a eliminar progresivamente a partir de los años 90. </div><div><br /></div><div><i>"Nunca he trabajado con una persona a la que haya respetado más"</i>, <a href="https://www.thesun.co.uk/tvandshowbiz/7035181/chic-legend-nile-rodgers-tells-how-he-turned-madonna-into-a-superstar-as-the-queen-of-pop-celebrates-her-60th/" target="_blank">decía Nile</a> por el sesenta cumpleaños de Madonna. Unos años antes, en <a href="https://www.ciantraynor.com/nile-rodgers" target="_blank">otra entrevista</a>, recordaba: <i>"La mayor discusión que habré tenido jamás con alguien es con Madonna. Creo que tengo una ética de trabajo intensa pero ella lo era mucho más. En retrospectiva, tenía todo el sentido del mundo. Ella estaba trabajando con mi equipo; no había nadie de su confianza en el disco. Siempre hago eso a los artistas: los pongo en una situación donde están incómodos de verdad. Necesito que estén como un pez fuera del agua"</i>. Con el disco acabado en mayo de 1984, el mismo mes que 'Borderline' empezaba a escalar en las listas de éxitos ayudado por un sofisticado videoclip de Mary Lambert, Madonna tuvo que poner a prueba su paciencia hasta poder revelar el nuevo material. Empezó diciendo a todos los periodistas con los que se entrevistaba que lanzaría el primer single de <i>Like a Virgin</i> en junio mientras se le escapaba la risa de la excitación, pero no pudo verlo publicado hasta mediados de noviembre. Empezaría en breve la <i>Madonnamanía</i> en un 1985 de vértigo que la convirtió en un fenómeno fan con legiones de imitadoras, con una película en cartel y con singles extraídos de bandas sonoras -'Crazy for You', 'Into the Groove'- que competían con los que se extraían de <i>Like a Virgin</i> y con un primer álbum reeditado <a href="https://www.discogs.com/es/release/407879-Madonna-The-First-Album" target="_blank">con otro título y portada</a> para capitalizar la fiebre popular. Las <i>wannabes</i> no sospechaban lo pronto que mudaría de piel, dejando obsoleta en un tiempo récord toda la parafernalia de pulseras de goma y las prendas de encaje para reaparecer con la tez pálida, el pelo rubio en un moldeado perfecto y un sencillo vestido floreado <a href="https://www.youtube.com/watch?v=IzAO9A9GjgI" target="_blank">en el videoclip</a> de la que era su canción más intensa hasta la fecha, 'Live to Tell'. <i>"Al igual que Bowie, ella era arte viviente"</i>, <a href="https://www.thesun.co.uk/tvandshowbiz/7035181/chic-legend-nile-rodgers-tells-how-he-turned-madonna-into-a-superstar-as-the-queen-of-pop-celebrates-her-60th/" target="_blank">remata</a> Nile Rodgers.</div><div><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/2IU9ftOgyRL2caQGWK1jjX" target="_blank">Madonna - <i>Like a Virgin</i></a></b></div></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-1056062588711557252022-07-05T19:13:00.005+02:002022-07-06T13:13:38.612+02:00Imperdible: Suede - "Sci-Fi Lullabies" (1997)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXCflmYcYkC8BqGAvGDArwIQ70f6onqgMPstU1ub22-msXpGgJhOUkN0xZK2usbx7W2WuX4ksdVJM_ULIgZJk8WoPR_zXfJBFZ9Y1R3BKrenPfPuVXNJQodaO7Dh2tjAL5qsIbXa-AF02hduEuYghpUbUJ-HmqPZu-PmpIZF-6hhW5xDFHb63cARj1/s1000/suede-sci-fi-lullabies-1997.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXCflmYcYkC8BqGAvGDArwIQ70f6onqgMPstU1ub22-msXpGgJhOUkN0xZK2usbx7W2WuX4ksdVJM_ULIgZJk8WoPR_zXfJBFZ9Y1R3BKrenPfPuVXNJQodaO7Dh2tjAL5qsIbXa-AF02hduEuYghpUbUJ-HmqPZu-PmpIZF-6hhW5xDFHb63cARj1/s320/suede-sci-fi-lullabies-1997.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Unas semanas atrás, estuve en el concierto que dio <b><a href="https://www.suede.co.uk/" target="_blank">Suede</a></b> en la barcelonesa Razzmatazz como parte de una gira cuyo pretexto ha sido celebrar el 25 aniversario del álbum <i>Coming Up</i>, o como apostillo siempre en mi cabeza (no sin cariño), el disco donde al productor Ed Buller se le fue la mano con las frecuencias agudas para inmortalizar la voz de <b>Brett Anderson</b>. No les vi en directo en los años 90, cuando mi máximo acercamiento físico fue -solo podía ser- mediante la cinta magnética de VHS, los recortes y un libro firmado por Jesús Llorente que editó La Máscara (<i>"Póster de regalo y carátulas de CD"</i>), pero quedé impresionado por su energía cuando finalmente pude hacerlo en 2013. En Razzmatazz -para mí el primer concierto con el sudor estrujado a base de golpes en más de dos años-, la facción más bruta y cegada de sus seguidores me hizo sulfurar en algún momento y desconcentrarme de aquello que me estaba emocionando, pero al final hay que entender que así son sus conciertos: Brett Anderson hace que esas casi dos horas giren alrededor de la gente, aunque todo dependa exclusivamente de su incansable figura. Lo que quedó claro con el repertorio íntegro de <i>Coming Up</i> y la selección de la segunda parte (‘Killing of a Flash Boy’, ‘Metal Mickey’, ‘We Are the Pigs’, ‘Animal Nitrate’, ‘New Generation’) es el poder rotundo de unas canciones atemporales, impecables, que siguen levantando todas las pasiones románticas y violentas que pregonan de una forma sorprendente, produciéndose un auténtico feedback con la audiencia. Justine Frischmann se marchó de la primera formación de la banda y se planteó la génesis de su propio grupo Elastica como <i>"<a href="http://damonalbarnunofficial.blogspot.com/2012/04/love-and-poison-guardian-april-2003.html" target="_blank">una reacción</a> al drama de Suede"</i> porque <i>"estaba harta de todo el rollo del 'amor y veneno de Londres'"</i>, pero asumiendo que la música y las interpretaciones de Brett son teatrales, lo son desde un ángulo opuesto a la épica efectista. A mis oídos es una teatralidad finísima; la confluencia de sensibilidad, deseo y frenesí se derrama en cada canción con la convicción de que no existe nada más importante que las emociones encapsuladas en los cinco minutos que dura. En su libro de memorias <i><a href="https://www.littlebrown.co.uk/titles/brett-anderson/coal-black-mornings/9781408710500/" target="_blank">Coal Black Mornings</a></i> Brett dice: <i>"La prensa nos describió como la banda con menos sentido del humor desde Joy Division, que pretendía ser un desprecio irónico, pero yo me lo tomé como el mayor cumplido: ¿por qué algo tan transformador, apasionante y celestial como la música no iba a tener un peso y una gravedad que trascienda lo trivial y lo mundano?"</i>. Otra pista, también en el libro: <i>"Me di cuenta bastante pronto de que la gran mayoría del arte, si no todo, trata de alguna forma sobre el amor. Años después empecé a aplicar esto a mi propia escritura, siempre enmarcando las canciones dentro de un contexto humano y emocional, permitiendo que los dramas y las fricciones entre personas sean el vehículo que revela verdades más amplias y profundas"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Nunca he olvidado la primera vez que escuché a Suede la primavera de 1993. En la habitación donde trabajaba mi padre siempre estaba puesta Radio 3, y uno de los fines de semana que me tocaba ir a verle sonó 'Animal Nitrate'. Cuando llegó el estribillo pensé si no sería una canción de Siouxsie & the Banshees -esos "ohhhhh" magnéticos que desde preescolar había escuchado a la Sioux en canciones como 'Burn-Up' (la cinta de <i>Peepshow</i> corría por el coche)- y me sentí un listillo de nueve años. Más tarde <a href="https://www.youtube.com/watch?v=i7mEB2wnDLQ" target="_blank">vi a Brett Anderson</a> acurrucado en una butaca con un señor trajeado que tenía cabeza de cerdo, a quien besaba y golpeaba entre luces y sombras. Ver repetidamente el videoclip de 'Erotica' de Madonna unos meses atrás ya parecía algo prematuro, pero creo que el imaginario de Suede me resultó más apabullante con menos empeño; que esa historia de violencia psicológica donde el sexo adquiere la triste forma de la dependencia emocional, aunque aún no podía entenderla, agitó algo en mí. A un niño no le pasa por alto ese nivel de subversión viendo <i>Del 40 al 1</i> en el mundo de hace tres décadas. La libreta donde iba apuntando los discos que me compraba dice que <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/936324-Suede-Sci-Fi-Lullabies" target="_blank">Sci-Fi Lullabies</a></b></i> (1997) fue el primero que tuve de Suede; me gasté la paga para tenerlo en julio de 1999, mismo mes en que compré <i>Experimental Jet Set, Trash and No Star</i> de Sonic Youth y el debut de El Inquilino Comunista. Que me hiciese con una recopilación de caras B, en vez de con alguno de los discos donde estaban las canciones que adoraba, se explica por la atracción incontenible que siempre tuve por todo lo que oliera a retrospectiva, pero es que <i>Sci-Fi Lullabies</i> no es una cualquiera de su especie: muchos lo consideran el disco esencial del grupo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj0COy6vFYci24pGPmxTz4GFWs_Hg9kBn9x3c85pLGjzkphcubwYsEUMaLOShPxvO_qqZVmexF-oJNU5ThGwdMogt7tCc8OK2MD0L5CC7vHg3SIkHXsdlZzMAFrJ2HrHXuEdq6ju-PLVmq5qOdkyDILy4itZAz55zBj30Qel4x6zWAlv9dylAb_UERG/s16000/suede-by-pat-pope-1993.jpg" /></div><div><br /><div style="text-align: justify;">Curiosamente, la imagen elegida para el título ("Nanas de ciencia ficción") está vinculada de manera simultánea a la faceta más perversa de Suede y a la más enternecedora: proviene del verso de una de las canciones donde Brett llama al desorden público en su segundo álbum ('Introducing the Band') pero también aparece en la letra de una cara B sentimental que se quedó fuera de esta recopilación ('This World Needs a Father'), brindando un fondo estremecedor a esta colección de piezas que declaman sobre altas y bajas pasiones en las calles, encarnadas por personajes que se pavonean cegados por la lujuria mientras se rinden ante un romanticismo que sabe a furor; descarados o vulnerables, lúcidos o con resaca, o todo a la vez. Publicados entre 1992 y 1997, y en ningún caso incluidos en los álbumes, los veintisiete temas del doble <i>Sci-Fi Lullabies</i> vienen a atestiguar que Suede no fue una banda que reservase su mejor material para los álbumes y se desprendiera de las composiciones menores en las caras B de los singles, aunque <a href="https://www.vice.com/en/article/6x8knn/rank-your-records-suede-brett-anderson" target="_blank">entrevistado en 2016</a> Anderson admitió que las exigencias del mercado discográfico hicieron que la premura afectase a la artesanía: <i>"Algunas canciones del segundo disco no se acercan a la calidad de las del primero. Y es sobre todo porque para entonces ya había empezado lo de sacar varias versiones de un mismo single. La compañía de discos quería más canciones para las caras B. Con los primeros cuatro o cinco singles no tuvimos que hacerlo. (...) Al principio, las canciones nos salían solas, y más tarde nos metían en el estudio para escribir unas cuantas caras B. Creo que una de las cosas que hace que </i>Sci-Fi Lullabies<i> suene tan bien es que no nos estábamos esforzando demasiado. Y hay algo que decir al respecto. Volviendo a la producción de </i>Coming Up<i>, nos estábamos esforzando demasiado en ser ostentosos"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para muchos, la sensación de que el disco 1 de <i>Sci-Fi Lullabies</i> supera con creces al 2 se debe a que las primeras once piezas pertenecen a la época en que componer era labor exclusiva de Brett Anderson y <b>Bernard Butler</b> (guitarra, teclado) -que integraban Suede junto a <b>Mat Osman</b> (bajo) y <b>Simon Gilbert</b> (batería)-, un tándem creativo que podía recoger el cetro de Morrissey y Johnny Marr en el pop británico sin tiritar de miedo, dándose un claro paralelismo entre sus perfiles, sus virtudes y los emocionantes resultados. Butler se marchó en 1994 en medio de una fricción insoportable con sus compañeros y con el productor <b>Ed Buller</b> cuando aún tenían que acabar de grabar <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/386087-Suede-Dog-Man-Star" target="_blank">Dog Man Star</a></b></i>, pero junto a Brett concibió la identidad de Suede; un guitarrista sin igual que raras veces se acomodaba en un acorde de manual sin romperlo con alguna melodía abrasadora, que se educó de manera autodidacta tocando obsesivamente sobre las canciones de The Smiths, Aztec Camera o New Order cuando era adolescente y salió de la cáscara como heredero no solo de Johnny Marr, sino de otros aventurados con el instrumento como John McGeoch. Anderson, por su parte, traía consigo un amalgama de ideas que no podían rehuir el drama de la música clásica que escuchaba su padre y los poemas de Edward Lears que recitaba en voz alta, la bilis de Crass y los Sex Pistols, la esencia del Bowie que escribió 'Quicksand', los mundos sensuales de Kate Bush y Morrissey, y la perspectiva de un joven criado en un barrio de clase obrera, hábil para dar una pátina de belleza al desaliento y a los anhelos más descarnados. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De todo ello y más nacieron canciones excelsas que a menudo dejaba en el limbo de la ambigüedad sexual (<i>"<a href="https://www.theinsatiableones.co.uk/articles/mojo-interviews-brett-anderson-march-2016" target="_blank">cuando cantaba sobre 'él'</a>, quizás era yo cantando como si fuera una mujer que cantaba sobre mí"</i>), y de las que firma aquí con Butler no hay ni una que baje del sobresaliente: desde la electricidad psicodélica que colma 'He's Dead' y 'To the Birds' (ese estribillo que abre el cielo cuando estás absorto en un mantra sostenido en re) al deseo sexual sugerido en 'My Insatiable One' y el irresistible morbo de la temeridad y la violencia en 'Killing of a Flash Boy'. Esas son las que hacen vibrar la carne; luego están las que hacen temblar el espíritu, medios tiempos que al fin y al cabo son las verdaderas nanas de ciencia ficción. Algunas tienen tal cualidad narrativa en su desarrollo musical que parecen pequeñas películas ('High Rising'), algunas discurren etéreas ('Where the Pigs Don't Fly'), algunas con ese tono melancólico que solo Brett puede elevar a la categoría de capital ('My Dark Star'), algunas afinan tanto para capturar el sentimiento de pérdida que te pulverizan; en ese sentido, 'The Big Time' y 'The Living Dead' son fascinantes: la primera, una despedida de alguien a quien el éxito está dejando irreconocible (<i>"Ahora él está en su gran momento y tú estás en medio"</i>) que te conmueve con la frialdad que recorre el fondo de los acordes; la segunda, quizás la pieza más rotunda de <i>Sci-Fi Lullabies</i> a nivel emocional, es un desolador de tú a tú entre una pareja de adictos a la heroína (<i>"Si yo fuera la esposa de un acróbata ¿parecería un muerto viviente, chico? / estás sobre el alambre y no puedes volver / (...) Pero, ¿qué harás tú solo? Porque yo me tengo que ir"</i>). Las últimas canciones de Anderson/Butler que se publicaron fueron la dinámica 'Whipsnade' (los juegos de estéreo dándole un toque de misterio a las estrofas y haciendo del estribillo algo del todo ensoñador) y 'Modern Boys', uno de esos retratos románticos de la juventud en la periferia que tanto inspiraba a Brett. Es curioso y pertinente que sea esta, la más ligera de sus colaboraciones, la que abra paso a su siguiente etapa.</div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhFZ4zJJg7siWGdkqjw6M3S3pWIVXfdDNTi5lBfMGfO9_V4Ow8FO81TSqhmykHyhW9mxsLnQcgbSg1gbhht0yvZ99X1Xk00moY3Iadt7Oz4Jjp14_DH3Tz6QZ8pdzYs0IJkPwCuCqffKHU2ouWiDNkixW8iY97yz4j9YyGXxMxvGlmNQRVaBGoTJzTS/s16000/suede-1996.jpg" style="text-align: left;" /></div><br /><div style="text-align: justify;">Era difícil imaginar que Suede pudiera sobrevivir a la ausencia de un miembro crucial en el campo creativo y un guitarrista tan personal como Bernard Butler, el tipo de virtuoso que un músico de sesión académico y desalmado no puede imitar. Sin embargo, apareció un adolescente de diecisiete años que barrió a medio millar de candidatos emulando a Butler a la perfección, lo suficientemente valiente como para unirse al grupo con la publicación del álbum <i>Dog Man Star</i> a la vuelta de la esquina seguida de una gira mundial. <b>Richard Oakes</b> (guitarra) se convirtió enseguida en el nuevo partenaire musical de Brett y dio la talla con creces en su primera entrega: 'Together' era todo adrenalina, lo suficientemente compleja como para sorprender -esa transición inesperada entre estrofa y estribillo- suministrando la mezcla perfecta de lascivia, acritud y euforia para ser marca de la casa sin poder señalar carencias. 'Bentswood Boys', que como 'Together' apareció en el single <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/875602-Suede-New-Generation" target="_blank">New Generation</a></b></i> (1995), era más sencilla y agradable, una especie de secuela de 'Modern Boys'. A partir de ahí, el material de <i>Sci-Fi Lullabies</i> gira alrededor del tercer álbum del grupo, <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/414612-Suede-Coming-Up" target="_blank">Coming Up</a></i></b> (1996), un trabajo que partió de la premisa de simplificar, de ceñirse al pop como reacción a los momentos más oscuros y casi sinfónicos de <i>Dog Man Star</i>. Con la incorporación de <b>Neil Codling</b> (teclado) y de nuevo con Ed Buller en la producción, el glam opulento y retrofuturista de clásicos instantáneos como 'Trash' y 'Beautiful Ones' dio a Suede sus mayores éxitos hasta entonces, pero algunas caras B de 1996 y 1997 avalan que el apremio por sacar canciones como churros obstruyó el flujo de la inspiración: las melodías en autopiloto de las repetitivas 'These Are the Sad Songs' y 'W.D.S.', o la redundancia baladí de 'Money', quedan muy lejos de sus picos creativos y quizás se hubieran beneficiado de un tiempo de maduración que las hubiera transformado en algo más sustancioso. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es una certeza que el disco 2 carece de los arcos dramáticos que hacen tan intenso el recorrido por la era Butler, pero cuando las canciones tienen buena planta como para ser un digno apéndice a la chispa de <i>Coming Up</i>, uno se olvida. Pasa con una 'Young Men' tocada por la gracia de Ziggy Stardust ('Sadie' también juega la carta glam, pero con menos picardía); pasa cuando enfilan el estribillo exultante de 'Every Monday Morning Comes' (<i>"Tú y yo vemos los pájaros en el mar / la gente en las calles / hacemos lo que nos da la gana / pero todos los lunes por la mañana llegan"</i>); cuando Brett vuelve a cautivarte con la realidad de la vida en la periferia en 'Jumble Sale Mums' y 'This Time'; cuando te parece que 'The Sound of the Streets' es tan buena que podría ocupar el lugar de 'Lazy' en <i>Coming Up</i>. Esta es una de las que firma Brett en solitario, como la lírica 'Another No One' y 'Graffiti Women', que discurre con una sensualidad intrigante. Junto a Mat Osman escribe 'Europe Is Our Playground', regrabada expresamente para <i>Sci-Fi Lullabies</i> con el arreglo que adquirió en directo a lo largo de 1997, un envoltorio ambiental que es un beso lento en la boca de Brian Eno. Cierra el disco 1 porque cronológicamente así le toca, pero el grupo fue astuto dividiendo justo ahí los dos volúmenes porque su tono decadente es el colofón ideal para las emociones fuertes de la etapa 1992-1994. Despidiendo el disco 2 está la única colaboración de Brett con el teclista Neil Codling, 'Duchess', donde la decadente es la malograda protagonista. Las primeras veces puede parecer una cancioncilla, pero desprende una tierna compasión. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Me pongo a pensar en otros discos de caras B que conozco: <i>Dead Letter Office</i> (R.E.M.), <i>Pisces Iscariot</i> (Smashing Pumpkins), <i>The Complete 'B' Sides</i> (Pixies), <i>The Destroyed Room</i> (Sonic Youth), <i>My Body, the Hand Grenade</i> (Hole), <i>Incesticide</i> (Nirvana)... Todos me parecen artefactos que cumplen de forma sobresaliente con su función archivística y solo por eso ya son fascinantes. Pero Suede tiene en <i>Sci-Fi Lullabies</i> una obra magna indiscutible. Quizás la única recopilación de su especie de la que se puede decir tal cosa sin temblar ni hacer el ridículo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/6ukZd2059uQcHtJJ7BLfEG?si=cshNni9JRXSkLKxxI5UrLA" target="_blank">Suede - <i>Sci-Fi Lullabies</i></a></b></div><p></p>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-76671468019650102322022-05-06T11:54:00.005+02:002022-05-06T12:24:23.471+02:00Minutos: Carla Geneve - 'Greg's Discount Chemist' (2018)<div style="text-align: justify;"><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEyTr5jV-7h0vdbXSbUXI0fWbwJVsqyZLOabUUKaqkBhxWZYb9LqpoJVrK15aav3VUdUfJ0rnuCUH0qFtrAE58sL3TBDTafhtdNVarehxiUquBUSvyJtfIvDe42S1SE0LV51LfQk2_SLIYYhKeuG-yhv84RwVhNhpWd-WTTlxZyQFZ8-dEL3F8hzoP/s16000/carla-geneve-gregs-discount-cheist.jpg" /></div><br />Nunca me he mordido las uñas. Cuando de pequeño mi madre me las cortaba demasiado, no podía ni mirarlas porque aún me dolían más las puntas de los dedos. Sin embargo, a veces se apodera de mí tal desasosiego que me parece que solo podría quedar bien retratado con la estampa de ese cliché nervioso: la mirada clavada en un punto desenfocado; la mano pegada a la boca, recogida como una garra que, si te fijas un poco, tiembla; la uña del dedo corazón entre los dientes; y la respiración más ahogada de lo que querrías admitir, acelerada por lo que puede llegar a pasarte por la cabeza. No encarno la imagen, pero sufro la sensación con todas las consecuencias. Además ya es primavera: la astenia se alterna con los amagos de taquicardia, a traición. Entre semana, montado en una bicicleta de camino a una oficina, pienso en las canciones de Snail Mail y noto como si se acumulasen lágrimas en los huecos de la cara donde otros tienen sinusitis, pero no llegan a asomar nunca. El domingo cojo una bici distinta, lejos de la ciudad, y por un camino paralelo a la vía del tren llego hasta un árbol no muy grande que despliega su copa como un abanico. Camino por la tierra seca que hay a sus espaldas sorteando la maleza y los cardos, cantando en voz alta las mismas canciones que me dejan absorto los días laborables, y entre versos veo que el sol me ha enrojecido los bíceps, blancos como el papel.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En un par de años cumpliré 40 y no recuerdo haberme sentido así antes. Parece que últimamente ando buscando el equilibrio de la madurez en las cosas que me recuerdan a la inexperiencia. A menudo desestimamos como pueriles las sensaciones que nos remiten a la versión más crédula de nosotros que existió, rotunda, en la infancia y en la adolescencia, las etapas en las que vives exponiéndote a las emociones con la pasión del que aún no sabe nada. A los 38 me encuentro evocando lo que era mirar con los ojos todavía limpios, o el peso en el estómago que anticipaba lo que estaba por descubrir y, una vez descubierto, se convertía en una pequeña obsesión que prorrogaba el vértigo estomacal. Cuando me acerco a vivir una réplica de esa inocencia el cerebro me acelera el corazón tanto como la actividad física. No es tan sencillo como decir que es simple nostalgia; es volver a disfrutar de sentirme burro y vulnerable, relajarme y conmoverme con las alegrías cotidianas y también llorar un poco las adversidades; rozar el cosquilleo que recuerdo de cuando cuadraba la música y la letra de una canción en la que había trabajado todo un día sin darme cuenta, de cuando empezaba una amistad con alguien nuevo y me sentía su confidente, de las primeras veces que me escapaba a casa ajena para tener sexo y volvía resoplando entre la risa y el desastre... En definitiva, de cuando cualquier experiencia que te movía emocionalmente era crucial, intensa y para ti del todo relevante. De cuando confiabas tanto como desesperabas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhNbu2lAYTeA6lwP903j08lSE7e30GuCPbVZ7Q5OwUoFYD6JiocXJWG4R2Yq3HjJY1610_IqAJJwXcbeXTrkMAa3Ay0qRZejHl5sDEeubHKuxe2C_qu9KE7vJs151hMQc6EW8wQyks3HRJ484xK3hLQDaszYIs3zocfTSFRxDbpKbn_ybfCDzJ2NbVW/s16000/carla-geneve.jpg" /><br /><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Es del todo irónico que teniendo este escrito por la mitad, listo para encauzar esas reflexiones de la primera parte en el contexto de una canción donde la autora escribe que está enferma e inquieta, el que haya caído enfermo sea yo y ahora aún la entienda mejor. <b><a href="https://carlageneve.bandcamp.com/track/gregs-discount-chemist" target="_blank">'Greg's Discount Chemist'</a></b> (2018) sonó hace un año en un programa de cocina de sobremesa, flojito bajo la voz de la cocinera, y afiné el oído para quedarme con un verso y buscarlo en Google: <i>"Ojalá pudiera matar el tiempo, pero el tiempo me está matando a mí"</i>; quizás el más categórico de toda la letra. Fue así como encontré a <b><a href="https://carlageneve.bandcamp.com/" target="_blank">Carla Geneve</a></b>, una cantautora eléctrica que compuso esta canción -el single con el que debutó- con 18 años. Nació en el lado opuesto de Australia al que vio crecer a Courtney Barnett -una en la ciudad portuaria de Albany, que no llega a los 40.000 habitantes, y la otra en Sydney, que tiene más de cinco millones- y es lo bastante joven como para tenerla de referente, <a href="https://happymag.tv/guitar-and-isolation-getting-to-know-carla-geneve-at-bigsound/" target="_blank">reconociendo</a> que su paisana le influyó <i>"indudablemente como compositora. Tiene una manera de hacer las letras y una simplicidad que me encanta..."</i>. En esta canción se dejó llevar por ese tono conversacional que tan bien resulta cuando no solo eres capaz de describir una escena con pocos elementos, sino que además sabes darle un fondo que trasciende lo que podría quedarse en una observación aguda sin más. <i>"Tenía bloqueo del escritor. Me dije: 'Tengo que escribir una canción sobre lo que hago hoy', y fui a la farmacia. Tenía un concierto esa noche y estaba muy enferma y tuve que comprar pseudoefedrina. Se explica solo"</i>, <a href="https://www.theaureview.com/music/bigsound-interview-carla-geneve-perth-talks-about-developing-in-a-regional-music-community/" target="_blank">decía</a> poco después de publicarla.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Un riff de acordes mayores se repite, ahora suelto ahora contenido, a lo largo de una pieza de rock que cautiva con sus 360 grados de sencillez (la acompañan únicamente <b>Harry Johnston</b> al bajo y <b>Jack Hill</b> a la batería). Carla nos pone en situación (<i>"Llueve en martes / me he mojado las Doc Martens"</i>), nos explica que <i>"pillé un resfriado por compartir cigarrillos"</i> y deja entrever un primer atisbo de desasosiego afirmando que <i>"el domingo vi a una vieja amiga / y aunque tengo solo 18 años me hizo sentir que volvía a ser joven"</i>. En la segunda estrofa entra en la farmacia y sale cargada de <i>"pseudoefedrina, descongestionante nasal, Codral Cold & Flu"</i>, y es entonces cuando arroja la otra clave: <i>"Me tomo un comprimido nocturno y me acuesto pensando en ti"</i>. Uno ya no sabe si lo que intenta aliviar con medicinas para el catarro es la ansiedad sentimental de la postadolescencia, pero en cualquier caso nos lo pone en bandeja para dar por hecho que estando convaleciente se inflama la fijación romántica que roba sus pensamientos. <i>"Ojalá pudiese matar el tiempo pero el tiempo me está matando a mí"</i>, sigue,<i> "ojalá pudiese ir por el buen camino pero no siento los pies / estoy sola pero eso no es nada nuevo / no voy a dudar en fingir, si eso es lo que tengo que hacer"</i>. Es llegado este punto cuando mejor me reconozco a su edad a través de sus palabras, algunas de las cuales canta agitada con un punto de catarsis. Es como si, gracias a las molestias de un resfriado y a la impotencia que se siente estando enfermo en la cama, Carla hubiese encapsulado el desconcierto y la soledad a la que te aboca el anhelo por amar en ese momento vital donde se espera que empieces a actuar como un adulto. A la edad a la que compuso esta canción los miedos están muy presentes, la infancia no está tan lejos y, por mucho que nos empeñemos, es prematuro que nos las demos de curtidos por ahí. Lindsey Jordan de Snail Mail o Carla Geneve me hacen dar cuenta de que, sí, les saco más de quince años pero lo que escriben en sus letras me representa con mi edad actual, no solo remitiéndome a mi juventud. Hay maneras de sentir que no pueden encerrarse en una fase de la vida, ni clasificarlas como maduras o inmaduras. Y no, yo no me he curado de ese resfriado todavía.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;">Para escuchar en <b>Bandcamp</b>:</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><b><a href="https://carlageneve.bandcamp.com/track/gregs-discount-chemist" target="_blank">Carla Geneve - <i>'Greg's Discount Chemist'</i></a></b></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: right;">También <a href="https://open.spotify.com/track/0SmYlnFrrvegREf1pcTFJt?si=708f3c327e0547c1" target="_blank">en <b>Spotify</b></a></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-41302229690957976762022-02-22T18:01:00.010+01:002022-03-08T20:48:32.000+01:00Caso abierto: Vanessa Paradis - "Vanessa Paradis" (1992)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiiXvCx06NZEz-X2_ywkpVxQjg90NNw1PQhagUZl47hayrPE-4vFcPrKBJuta-OLsuu0m9o5mvB70XDBYLed49WCwjikZQ8mIsHXqMWqv-Gqx8fG8kjM0hV6nsuhdSrbqK-4HPhUOXQsLgANqtKvYN-5yqYh5GxYROqXJ-RYmDzV4thSwanxABxVV7H=s1400" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1400" data-original-width="1400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiiXvCx06NZEz-X2_ywkpVxQjg90NNw1PQhagUZl47hayrPE-4vFcPrKBJuta-OLsuu0m9o5mvB70XDBYLed49WCwjikZQ8mIsHXqMWqv-Gqx8fG8kjM0hV6nsuhdSrbqK-4HPhUOXQsLgANqtKvYN-5yqYh5GxYROqXJ-RYmDzV4thSwanxABxVV7H=w320-h320" width="320" /></a></div><p></p><div style="text-align: justify;">La revista <i>Interview</i>, que fundó Andy Warhol hace más de medio siglo, ha cambiado de manos varias veces desde que él murió (hasta la declararon en bancarrota y desapareció durante unos meses en 2018), pero en todas sus encarnaciones perdura la devoción de su creador por inmortalizar lo más mundano de una situación objetivamente glamurosa; como cuando en 2010 se dan cuenta de que Patti Smith y <b><a href="http://vanessaparadis.fr/" target="_blank">Vanessa Paradis</a></b> son amigas (Patti incluso <a href="https://www.gala.fr/l_actu/news_de_stars/patti_smith_enchante_vanessa_paradis_202688" target="_blank">regaló</a> a la francesa un concierto privado en Cannes ese mismo año) y las juntan para conversar distendidamente con el pretexto de una entrevista. Es en <a href="https://www.interviewmagazine.com/culture/vanessa-paradis" target="_blank">ese diálogo</a> donde leo cómo acabó Vanessa en un estudio por primera vez a los doce años gracias a Didier Pain, un tío suyo que era actor: <i>"De hecho, quien estaba grabando un disco allí era una actriz joven que a mí me encantaba. Él lo propuso en plan, '¿Quieres venir a ver un estudio de grabación? A lo mejor la conoces' (...). Ahí es donde conocí a los compositores [Franck Langolff y Étienne Roda-Gil] de la primera canción que fue un gran éxito para mí, 'Joe le Taxi'"</i>. Estoy seguro de que sin saber de su relación de amistad, la asociación de las dos mujeres en <i>Interview</i> le parecería a más de uno la típica genialidad enmarcada en la <i>frivolité</i> la publicación, concebida en una oficina por el morbo de ver de qué hablarían una artista intelectual y una cantante de pop a la que se presupone poco discurso. Pero el recorrido profesional de Vanessa Paradis no era el de una cara bonita sin nada detrás; antes de su lanzamiento internacional definitivo en 1992, con <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/342512-Vanessa-Paradis-Joe-Le-Taxi" target="_blank">Joe le Taxi</a></b></i> (1987) había pulverizado récords de ventas en Francia; había ganado el premio César a la actriz revelación por su provocativo papel en <i>Noce Blanche</i> (Jean-Claude Bisseau, 1989), película donde interpretaba a una estudiante que inicia un idilio con su profesor de filosofía; había trabajado con Serge Gainsbourg en su segundo álbum, <i style="font-weight: bold;"><a href="https://www.discogs.com/es/release/1488098-Vanessa-Paradis-Variations-Sur-Le-M%C3%AAme-TAime" target="_blank">Variations Sur le Même t'Aime</a> </i>(1990), su último proyecto antes de morir; y se había convertido en la imagen con la que Chanel quería rejuvenecer a su target en un <a href="https://www.youtube.com/watch?v=7VZvI0_Qj6U" target="_blank">anuncio icónico</a> dirigido por Jean-Paul Goude. Desde los catorce años había llevado con entereza lo de ser una celebridad que tenía el privilegio de codearse con algunos de los mejores artistas de su país; era el cliché de la <i>lolita</i> francesa lo que eclipsaba el talento precoz con el que poco a poco conducía su inquietud artística, tanto en la interpretación como en la música.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><a href="https://www.npr.org/transcripts/640288231" target="_blank">Contaba</a> una vez <b><a href="http://www.lennykravitz.com/" target="_blank">Lenny Kravitz</a></b> que después de pasear su primer disco por todas las discográficas que se le ocurrían y ser rechazado por cada una de ellas, cuando al fin tuvo una reunión fructífera con ejecutivos de Virgin pudo ver que en un papel habían escrito: "Un cruce entre John Lennon y Prince". Luego el resto del mundo añadió a Elvis Costello, a Marvin Gaye, a Jimi Hendrix. El neoyorkino ofrecía, a finales de los años 80, un antídoto a una década saturada de producciones flacas, trucadas con tecnología hortera. <i>"<a href="https://www.guitarworld.com/magazine/dear-guitar-hero-lenny-kravitz-talks-vintage-gear-let-love-rule-and-new-album-strut" target="_blank">Sabía</a> que iba en dirección opuesta a lo que hacían todos. Salió en 1989, así que lo estaba haciendo en 1988. Y entonces todo el mundo tenía este sonido tipo ochentas, muy afectado, muy grandilocuente, con baterías grandes. Así que me fui por el otro camino, hacia un espacio muy orgánico. Un espacio muy íntimo. Y utilicé un montón de equipo antiguo impresionante"</i>. Cuando en 1991 ofrecieron a Vanessa Paradis la posibilidad de grabar un disco en inglés, ella soltó el nombre de Kravitz como partenaire creativo más deseado. <i>"No creí que fuera posible, y al cabo de dos meses lo conocí"</i>, <a href="https://books.google.es/books?id=wJumg6TLv8EC&lpg=PT29&dq=%22lenny%20kravitz%22%20album%20%22vanessa%20paradis%22&hl=es&pg=PT29#v=onepage&q=%22lenny%20kravitz%22%20album%20%22vanessa%20paradis%22&f=false" target="_blank">dijo</a> en la revista <i>Spin</i>. Más allá de producir sus propios discos y el primer single realmente arriesgado de Madonna, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/58452-Madonna-Justify-My-Love" target="_blank">Justify My Love</a></b></i> (1990), Lenny nunca había trabajado en un álbum entero para otro artista, y requirió que ella se implicase de lleno en el proceso creativo y en la grabación. Vanessa se trasladó al centro de operaciones de Lenny, los estudios Waterfront en Hoboken (New Jersey) que regentaba su colaborador más estrecho <b>Henry Hirsch</b>, para estar presente en todas las sesiones. Kravitz se encontró componiendo y trabajando simultáneamente en su próximo álbum y en el de Vanessa. <i>"<a href="https://open.spotify.com/episode/1mt2pPfZn1jdl3eBnEhmvR?si=nt6loRt4Q_a_skC8cliplA" target="_blank">Grabamos</a> [la canción 'Are You Gonna Go My Way'] en cinco minutos. (..) Vanessa estaba lista para entrar en su sesión, era su tiempo en el estudio pero yo aún tenía que acabar, y pensaba: 'No puede oír esto' </i>(risas)<i>. Obviamente, hubiera sido demasiado dura para ella, pero cuando la estábamos grabando no sabía para quién sería, estaba haciéndolo todo a la vez"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgXBFT_TCvaX-y1BNltzorr6L8-mIphNwrpEw99zbEyp2hIl7GUosPD9N2ABPOBuZ09z_UlRYd58w8L0dTiee2dBNvX_E6XgtCzFvqXTKZTCSTqcrosq5z_BbPkgpyhmh8d8Dju_cB5dvDOwCMl_LqZWJ24muXev5C6-Y-n5gE_5ru_KR-g58lgwGMR=s16000" /><br /><div><br /><div style="text-align: justify;">Vanessa describió los meses que estuvieron trabajando en el disco como inolvidables, comparándose con un ratoncito que observaba con atención todo lo que hacía el equipo ensamblado por Lenny Kravitz, que incluía a Hirsch como ingeniero y coautor de varias canciones, además de repartirse la mayoría de instrumentos con él; y al mismo grupo de músicos que figuran en los créditos del disco <i>Are You Gonna Go My Way</i>: <b>Craig Ross</b> a la guitarra; <b>Tony Breit</b> al bajo; una sección de cuerda integrada por <b>Sarah Adams</b>, <b>Eric Delente</b>, <b>Soye Kim</b>, <b>Allen Whear</b> y <b>John Whitfield</b>; y el añadido de <b>Jamal Haines</b> al trombón. Como cuando Jean-Paul Goude sacó a la Grace Jones animal gracias a la química que había entre sus personalidades, o cuando un enamorado Dominique A fue capitán del primer disco de Françoiz Breut, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/5825548-Vanessa-Paradis-Vanessa-Paradis" target="_blank">Vanessa Paradis</a></b></i> (1992) es un trabajo fundado en lo que el director proyecta en su musa; un disco de los que se dejan sin título porque, aunque haya sido a través de la interpretación de otra persona, se ha logrado realzar algo intrínseco de la artista que no se había capturado antes. Kravitz <span style="text-align: left;">imaginó a una cantante de pop sensual codificada en el lenguaje de signos de su estilo retro, con un pie descalzo en los años 60 y la punta de una boa naranja enredada en los 70, teniendo la <i>chanson</i> francesa muy presente incluso cuando la cosa vira hacia el funk, el rock o el soul. </span><i>"Esta música esta completamente hecha a la medida de ella"</i>, <a href="https://youtu.be/JVrOSqgoBTY?t=381" target="_blank">explicaba</a> él en 1992. "<i>Intenté ajustar las melodías, entrar en su mente; llegué a pasar mucho tiempo con ella para ver qué pensaba, qué sentía"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Este disco se publicó cuando yo tenía ocho años y me empezaba a tomar en serio la artesanía de grabar canciones de la radio y videoclips de la televisión. A esa edad no percibes abismos de estilo ni de calidad entre Annie Lennox, Sade, Deee-Lite, The B-52's, Depeche Mode, Prince, Jordy, Björk, Roxette o The Beloved, por citar solo a parte del surtido que ofrecía <i>Del 40 al 1</i> los sábados en Canal +. Pero uno coge hoy 'Be My Baby', el single deslumbrante con el que se presentó el disco de Vanessa Paradis, y se hace evidente que esta canción era algo especial en el entorno de la radiofórmula de 1992: un homenaje ya desde el título -compartido con el single estrella de The Ronettes- a los grupos de chicas producidos por Phil Spector o salidos de Motown, con el sonido cuidadosamente reconstruido (atención a la decisión de mezclarlo en mono en lugar de estéreo) y el magnetismo candoroso de Paradis en el centro. Una anomalía cortada por un patrón clásico que se hizo un lugar propio entre los chubascos grunges, el pop-rock suave y el dance que saturaba las ondas por entonces. No había nada (nadie) igual. Kravitz comparte la autoría de la letra de 'Be My Baby' con <b>Gerry DeVeaux</b>, y con el encanto inherente que aporta Vanessa la pieza transciende el ejercicio de estilo. Sobre un ritmo insistente al estilo de 'Stop! In the Name of Love' de The Supremes y los coquetos arreglos de cuerda, se explica una historia más vieja que el mundo, la inquietud que siente el principiante en el amor cada vez que se separa de quien le ha robado el corazón; mitad celos, mitad puchero en busca de recompensa inmediata en forma de compromiso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgYfDO44AOnxCQg3VqgSUhctI0y0Hr3JtG52Yd49O_PI5RBSjER-iPku4BTfZxZ8xWe3QzV5P37o-Qs3eK3LgQDgJJL7ftCi0TUYQTzsIWIIhvXUzkrr8fLPB1mVS1z7zzrQKcsxiZTB0ItvwMt4A4ka5CyWaxlwbPFLDxVFEagHuq2fIca7ranjTKH=s1000" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="995" data-original-width="1000" height="318" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgYfDO44AOnxCQg3VqgSUhctI0y0Hr3JtG52Yd49O_PI5RBSjER-iPku4BTfZxZ8xWe3QzV5P37o-Qs3eK3LgQDgJJL7ftCi0TUYQTzsIWIIhvXUzkrr8fLPB1mVS1z7zzrQKcsxiZTB0ItvwMt4A4ka5CyWaxlwbPFLDxVFEagHuq2fIca7ranjTKH=s320" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">En todo el álbum no escuchamos nada más mezclado en mono; al contrario, nos encontramos con una mezcla llamativa que hace del sonido estéreo algo diáfano y tridimensional, físico como las piezas de un rompecabezas de madera, cálido y seco como el terciopelo. Vanessa Paradis acababa de cumplir diecinueve años y estas canciones la representan en el punto justo entre la celebración de la emancipación y la credulidad de la inexperiencia. De lo que se puede culpar a Lenny Kravitz es de un exceso de <i>flower power</i> en un par de letras demasiado simplonas: 'Silver and Gold', que suena como una cancioncilla de guerra, y 'Lonely Rainbows', que es una delicia de balada con un punto ensoñador, sonrojan con sus clichés hippies: <i>"¿Cuántos niños deben morir? ¿Cuántos ríos se tienen que secar? ¿Cuántos ángeles deben llorar por plata y oro?"; "Sé de un lugar sobre el arcoíris solitario / donde podemos hacer bien las cosas"</i>. Tampoco pudo resistirse a escuchar a Vanessa en una recreación bastante fiel pero suculenta del 'I'm Waiting for the Man' de The Velvet Underground, con el doble sentido potenciado en el galanteo de su voz (no era su primera vez interpretando a Lou Reed; <i>Variations Sur le Même t'Aime</i><span> se cerraba con una versión de 'Walk on the Wild Side'). 'Your Love Has Got a Handle on My Mind' se inspira en la elegancia de Dionne Warwick cantando 'Walk On By', una pieza de R&B manso e intimista, mientras 'Just as Long as You Are There' se acerca a clásicos del soul como 'Ain't No Mountain High Enough', coro gospel incluido, pero no se pierde esa sensación de distancias cortas que caracteriza al álbum, esa desnudez. Si en 'Natural High' tenemos la máxima expresión de sex appeal (el teclado Wurlitzer, los golpes secos de guitarra, Vanessa sonando tan exultante como seria en una ofrenda de amor que es una declaración de autonomía), en la psicodélica 'Sunday Mondays' nos encontramos con la evidencia de que sus días de adolescencia no están tan lejos, y se deja arrastrar a un desfile carnavalesco por el clavicordio, el trombón y unas armonías vocales propias de The Beach Boys. En la recta final, un experimento (la ambiental 'The Future Song', que no obstante tiene otra letra hippie reivindicativa), un instrumental de funky lento que es puro sexo ('Paradis') y un cierre en forma de rock ye-yé ('Gotta Have It') que deja a Kravitz como un caradura, porque solo un caradura escribiría a su musa una canción para oírla cantar piropos sobre él mismo: <i>"Le querría si pudiera / pero su corazón es como un trozo de madera / pero tengo que tenerlo / cuidado con los daños / de Nueva York a París / hablo de Lenny Kravitz"</i>. </span></div><div style="text-align: justify;"><span><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span>Esta fantasía de disco no tuvo continuidad (Paradis se centró en su carrera cinematográfica y no volvió a sacar un álbum de estudio hasta el año 2000), aunque hizo que germinase una relación sentimental entre los dos que duró aproximadamente cinco años. Por eso es de escucha obligada el álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1548274-Vanessa-Paradis-Live" target="_blank">Live</a></b></i> (1994), integrado por canciones elegidas de una actuación en directo en el teatro Olympia de París en 1993, la oportunidad de escuchar selecciones de su repertorio anterior ('Joe le Taxi', 'Marilyn and John', 'Tandem', 'Maxou') y algunas versiones imperdibles ('As Tears Go By' de Marianne Faithfull quizás no llega a prender, pero ¿a quién se le ocurriría la genialidad de que Vanessa se apropiase de 'Les Cactus' de Jacques Dutronc?) trasladadas a este sonido carnoso que Lenny Kravitz se inventó para ella.</span></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/2ZgeVQ8UFvx208WYn5MSef?si=NwfNZxaHQEioQjKHHjpqkQ" target="_blank">Vanessa Paradis - <i>Vanessa Paradis</i></a></b></div></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-62769522475137448322022-02-07T18:48:00.007+01:002022-02-07T20:41:35.272+01:00Momentum: Esclarecidos - "Esclarecidos 2" (1985) / "La Fuerza de los Débiles" (1996)<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhfPUC24BGYfS50_XYgWaFrouloO_Ltnq6S48whfZv9eg68tAeogiI5t8f3zJJRy0z1eAyxTfq39CBeAcrbDpPvrTv_VHLyBhY-t3dlndhf4GH36VSpv1_ivtNvhaL16tiswhxa-bj93roEe1zKMQXBV3M_4pSHy6VSx1n69IQrOaQGfAdiPE8hH-B_=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esclarecidos por Jesús Peraíta, 1985</td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;">El verano de 1984 da sus últimos coletazos y el periodista Miguel Ángel Arenas se reúne con <b><a href="https://lafonoteca.net/grupo/esclarecidos/" target="_blank">Esclarecidos</a></b> para una entrevista que aparecerá en el primer número de <i>Rockdelux</i>, la revista musical que en noviembre va a tomar el relevo a <i>Rock Espezial</i>. Es todavía en esa donde Ignacio Julià reseña el flamante single del grupo madrileño, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/2973954-Esclarecidos-Arponera" target="_blank">Arponera</a></b></i> (1984), tal que así: <i>"¿Qué ocurriría si tú, gamberro incurable, deslizaras un buen tajo de LSD en la cena de la banda que ameniza la fiesta mayor de tu pueblo? Pues algo parecido a lo que han condimentado los Esclarecidos, gente sensata y lúcida, como su nombre indica, inventores del sonido pachanga para esta década. No te lo pierdas"</i>. Lejos de ser una humillación, es un elogio golfo a lo que tanto costaba calificar de la música de Esclarecidos: la sensación de reconocerse en un costumbrismo que cautivaba desde un humilde de tú a tú; de que su inspiración lo mismo bebía de otras épocas que de observar al prójimo en el día a día. Le cuentan a Arenas que 'Arponera' fue un accidente inspirado por las ganas de escribir una <i>"canción, canción de toda la vida (...) que se pueda escuchar dentro de diez años, como 'Están Clavadas Dos Cruces' </i>(Miguel de Molina)<i>, que es eterna"</i>. El tiempo probó su lograda atemporalidad, convirtiéndose en una de esas composiciones emblemáticas que hacen inolvidable a un grupo y una pieza fundamental del cancionero popular español, y no solo para entender la década de los 80. En la entrevista advertían: <i>"En lugar de Nueva York, Londres o Roma, queremos empezar a hablar de Soria o Alpedrete"</i>, y ahí está la arponera encarnando esa intención, trasnochando en La Línea de la Concepción para comprar tabaco y oro de contrabando como una inusual demostración de amor con la que, sin embargo, no cuesta nada identificarse.</p><p style="text-align: justify;">No empezar hablando de su gran hito siempre es difícil. 'Arponera' se coló en hogares de toda España cuando La Movida ya era una bandera de modernidad con la que se envolvían los políticos, precedió al que unánimemente se considera su álbum imprescindible, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/2681379-Esclarecidos-Esclarecidos-2" target="_blank">Esclarecidos 2</a></b></i> (1985), y definió a grandes rasgos a una banda demasiado inquieta para dejarse encasillar. Los hermanos <b>Nacho</b> (saxo alto) y <b>Cristina Lliso</b> (voz), su marido <b>Alfonso Pérez</b> (batería y letras), <b>Fernando Mata</b> (guitarras) y <b>Coyán Manzano</b> (bajo) integraban un grupo de amigos que se juntaron sin mayor pretensión que la de tocar música en su tiempo libre, y la esencia de esa postura relajada siempre perduró en su manera de hacer las cosas. Desde que en 1981 cofundaron una de las primeras discográficas independientes del país (Grabaciones Accidentales) y hasta su disolución, no participaron en la farándula que hizo estrellas y superventas a muchos de sus coetáneos. En sus primeros singles y el mini-LP <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1577620-Esclarecidos-Esclarecidos" target="_blank">Esclarecidos</a></b></i> (1983) había pop-rock desenfadado -aunque siempre con el ojo agudo de Pérez en las letras- pero también canciones que miraban al post-punk británico y experimentos que les alineaban con la facción más excéntrica de la escena madrileña. 'Arponera', ya con <b>Pepe 'El Víbora'</b> (saxo tenor) y su productor cómplice <b>Paco Trinidad</b> incorporados a la formación, trajo consigo y sin advertencia previa el adjetivo "elegante", que ya no dejó de utilizarse con ellos, y Cristina selló la marca con unos guantes finos que se ponía siempre que tenían una actuación. Entre las últimas respuestas de esa primera entrevista en <i>Rockdelux</i> leo:<i> "No tenemos conciencia proletaria, ni ningún tipo de conciencia social; más que nada, lo nuestro es una conciencia estética de las cosas"</i>, y me sorprendo, porque las observaciones de sus letras combinadas con el tono sereno, franco que pronto pulió Cristina siempre me han hecho pensar en Esclarecidos como una banda con una sensibilidad acusada para el retrato humano y social. Su desprejuiciado acercamiento a diferentes géneros musicales, sobre todo a partir de <i>Esclarecidos 2</i>, también se corresponde con eso y da fe de su abertura de miras.</p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgPW8XLtLIjyaYNQ79wZokfaNKIhXT-6_SSTP9Q1MRw8TD1_CGD6mVAyEHMoFxxrNsLgcra-KEN5gfmZA2_U_66S9RpPSGZ1ulSHxsvbeHiTyCz7Ctk3XJ5-1F-gVst3Hwb2mEkNUNmmJb3nJ9S_VPUe4dxqPAUGhvGaP6Q-Od0d2wigJ23MkOYkqig=s1400" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1400" data-original-width="1400" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgPW8XLtLIjyaYNQ79wZokfaNKIhXT-6_SSTP9Q1MRw8TD1_CGD6mVAyEHMoFxxrNsLgcra-KEN5gfmZA2_U_66S9RpPSGZ1ulSHxsvbeHiTyCz7Ctk3XJ5-1F-gVst3Hwb2mEkNUNmmJb3nJ9S_VPUe4dxqPAUGhvGaP6Q-Od0d2wigJ23MkOYkqig=s320" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">El álbum, que iba a llamarse <i>Ensayando</i> como guiño al ritmo con el que se juntaban para practicar y grabar cuando lo permitían sus trabajos diarios ("<span style="background-color: white; text-align: left;"><i><a href="http://persephone.cps.unizar.es/~spd/Esclarecidos/articulos/te_y_simpatia.html" target="_blank">trabajamos</a> en otras cosas: hay tres arquitectos, un economista, etc... Paco es el único que vive de la música como productor"</i>) se gestó en los estudios Trak de Madrid entre la primavera y el otoño de 1985, rodeados de invitados como <b>Manuel Illán</b>, <b>Miguel Herrero</b> o <b>Mariano Lozano-Patas</b>. 'Arponera' es solo una entre un puñado de canciones que suenan tan sofisticadas como contagiadas de una frescura <i>nuevaolera</i>; un medio tiempo a compás 3/4 como los de Cocteau Twins, pero con los pies en la orilla del Mediterráneo y la cabeza en una nube de soul soplada cariñosamente por los saxos. 'Recorrerá Tu Piel' transita una senda parecida, mezcla de lo celestial y lo revuelto, pero aparca el sentimentalismo para dejar la intriga en el aire (<i>"No se creerá nuestras caras / no entenderá nuestras palabras / solo tendrá un intenso frío / y un enorme desasosiego / recorrerá su piel"</i>). "</span><span style="background-color: white; text-align: left;"><i>Nos decían que si hacíamos música 'culta', ahora dicen que somos más comerciales, pero yo creo vamos haciendo lo que nos sale"</i>, comentaba Cristina en 1986. </span><span style="background-color: white; text-align: left;">El eclecticismo es la máxima de esta colección de composiciones firmadas en conjunto a partir de las palabras de Alfonso Pérez. Lliso canta con ímpetu sobre tahúres y trapicheos (la escena agitada por el soul cabaretero de 'Saxofón Night Club'; el personaje desorientado de 'Los Pies Fríos'; el que se ausenta del hogar en 'Pipeline', una pieza de pop coronada por unas guitarras acústicas etéreas), se funde hasta quedarse en blanco viendo tocar en directo a Miles Davis ('Miles, Miles, Miles'), se imagina como fiel acompañante de su particular Tintín (la funky 'Milú'), observa una situación sórdida en una noche de verano (a ritmo de salsa en 'Él Dormía en un Fotomatón', dirigida desde las congas y el piano por una variación en la melodía de 'Cuéntame Qué te Pasó') y hace de una novela negra uno de los momentos más cautivadores del disco ('Bajo la Nieve': <i>"Me gusta borrar la nieve / pero no la puedo tocar / y yo sé que en ella está la información / de un turbio crimen pasional (...) en mayo todo se sabrá"</i>). Dejando a un lado el instrumental 'Dos Españolas Solas', la concluyente 'En Plan Velas' es el momento más intimista del disco; el instante de insatisfacción de una mujer enfrentada a la desidia repetida de una pareja demasiado triste: <i>"Después de una noche en plan velas / alegarás depresión / como tantas otras / excusaré mi presencia, iré a escuchar habaneras / en un viejo local de falso ambiente tropical"</i>. La idea de viajar a lugares exóticos como Tokio, la Sabana de Senegal o Groenlandia, </span><span style="background-color: white; text-align: left;">por placer, como fantasía o para escapar,</span><span style="background-color: white; text-align: left;"> </span><span style="background-color: white; text-align: left;">no era extraña en el imaginario de los grupos españoles de los 80, pero aquí Esclarecidos se quedan en el decorado decadente y el álbum acaba con unos puntos suspensivos de resignación y soledad. </span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; text-align: left;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; text-align: left;"></span><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjiuKxjfmjFpoytcyMpBZD5Bm0dLnfVULoHbyChWRmE7pr5ZMB91XXdnubdEpyiq-DxyYdprKOAF36A21bfy1e_yBFqCPg4pOF4HHMAgO0QPifnfxgZhZF_wHIoPPsY_XVFBkADdfTzyxr5Cpl1WEDbSjZtZQLqVb0PLilQZiNGPXtEKYXPD4SDTtJ7=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Esclarecidos por Gero Álvarez, 1996</td></tr></tbody></table><br /><span style="background-color: white; text-align: left;"></span></div><div style="text-align: justify;">Entre los colaboradores puntuales de ese primer álbum ya figuraba <b>Suso Saiz</b> a la guitarra, un pionero de la música ambiental y de vanguardia en nuestro país que resultaría clave en la última etapa del grupo. Esclarecidos siguió funcionando a razón de un disco cada dos años y, después de <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/2404953-Esclarecidos-Por-Amor-Al-Comercio" target="_blank">Por Amor al Comercio</a></b></i> (1987), que era una continuación refinada con momentos soberbios, Gonzalo Lasheras ocupó el lugar de Paco Trinidad como productor y guitarra y entregaron <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1174947-Esclarecidos-De-Espaldas-A-Ti" target="_blank">De Espaldas a Ti</a></b></i> (1989) con un sonido debilucho, por otro lado nada que no pueda decirse de tantísimos discos producidos a finales de los años 80. La irrupción en las listas de éxitos de grupos como Cómplices y Presuntos Implicados, que se vendían poniendo énfasis en el intimismo y la elegancia, hizo que se les metiera en el saco del peyorativamente llamado pop adulto, como ocurrió a Everything but the Girl en esa misma época. Alfonso Pérez se desmarcaba del sambenito <a href="http://persephone.cps.unizar.es/~spd/Esclarecidos/articulos/desplumando_gallinas.html" target="_blank">en 1993</a>: <i>"Ha habido un proceso claro de derechización de la música en este país y una coyuntura de crisis económica la hace todavía más conservadora. (...) No hay nada de sofisticado en Esclarecidos y 'Todos Mienten' era una especie de rechazo para demostrar que sabemos hacer ruido y que nos puede gustar, en un momento dado, gente como Barricada"</i>. 'Todos Mienten' era la pieza apabullante y distorsionada que cerraba <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1174974-Esclarecidos-Rojo" target="_blank">Rojo</a></b></i> (1991), un disco que aunque no era tan radical en su conjunto, sí era el primero en una pista de despegue diseñada para llegar a dar a su música un cuerpo más aristado, con los ambientes reforzados y enrarecidos si hacía falta; un ánimo temerario que buscaba tanto estimularles como romper con los estereotipos que se habían consolidado sobre su trabajo. Suso Saiz entra en acción en <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/5054236-Esclarecidos-Drag%C3%B3n-Negro" target="_blank">Dragon Negro</a></b></i> (1994), que ya tiene algo de todo eso aunque sigue orbitando más cerca de la canción de autor que del terrorismo. Pero de cara al siguiente, Saiz se encuentra con una banda que le confía la responsabilidad de detonar, recomponer y colorear sus maquetas para alcanzar la meta. <i>"Pero él nos contestó: ‘Depende del tipo de disco que queráis hacer. ¿Habéis escuchado esto y esto y esto?’ Y se refería a cosas muy diversas. Lo último de Bowie, Björk, Portishead, Tortoise… Lenguajes a veces muy nuevos y desconocidos para nosotros"</i>, <a href="http://www.ultrasonica.info/esclarecidos/" target="_blank">explicaba</a> Cristina en 1997.<i> "El grupo necesitaba saltar un cierto abismo después de los cambios internos que hemos sufrido"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEimuN15wBmDGDJDmZ2f3jH_c2YPDrcLP5nJiH1HNh3v4Vk68DLa2WNrn0_gRH2Cq1RAbsiKBoHqCqxUDtvh8fuRl9J0K0RAjtIxOU4MHKAMs8uJ9b0PQWibgbMFlYby5oVdtCJR9DOwcm56Ik1Z18HKhm9Rp6uzDw__tVAG1mduAZUSDIZg34ogAd84=s1396" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1396" data-original-width="1396" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEimuN15wBmDGDJDmZ2f3jH_c2YPDrcLP5nJiH1HNh3v4Vk68DLa2WNrn0_gRH2Cq1RAbsiKBoHqCqxUDtvh8fuRl9J0K0RAjtIxOU4MHKAMs8uJ9b0PQWibgbMFlYby5oVdtCJR9DOwcm56Ik1Z18HKhm9Rp6uzDw__tVAG1mduAZUSDIZg34ogAd84=s320" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;"><b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/1175004-Esclarecidos-La-Fuerza-De-Los-D%C3%A9biles" target="_blank">La Fuerza de los Débiles</a></i></b> (1996) es de esos discos infravalorados en España a causa del momento en el que se publicaron; un daño colateral inevitable: incomprendido entre quienes asociaban al grupo con los clichés sobre su pasado, inviable para sonar en la radiofórmula y a la vez ignorado por una escena independiente imberbe que no abrazaba sin prejuicios a Kiko Veneno, ni siquiera a Alaska y Nacho Canut, como ocurriría años después. Esclarecidos estaban en esa tierra de nadie donde Javier Álvarez, Mikel Erentxun o Christina Rosenvinge no encontraban aceptación a causa de su inquietud por romper los convencionalismos imaginados sobre sus figuras. Pero de todos ellos son Esclarecidos quienes asumieron mayores riesgos. En 1992, Suzanne Vega dio carta blanca a Mitchell Froom para que añadiese ruido a un universo que hasta entonces había mantenido dentro de unos márgenes acústicos y prudentes, y Everything but the Girl renacieron por la vía electrónica el mismo 1996 inspirados por su asociación circunstancial con Massive Attack un par de años antes. En <i>La Fuerza de los Débiles</i> ellos tienen operando a su Brian Eno particular, que imagina unos arreglos a veces agresivos, a veces intrigantes, que aportan la expresividad necesaria para que este sea un álbum tan válido como uno de Portishead como retrato de las penas de finales del siglo XX. Un disco que menciona rincones de Madrid y que ilustra unas fotos tomadas por Gero Álvarez en el extrarradio de Budapest, pero que partía de la única intención de hacerlo <i>"contemporáneo, contando la realidad que tenemos a nuestro alrededor, y en este sentido es sintomático que las escenas no descollen de una ciudad a otra"</i>, <a href="https://es.slideshare.net/JulioPollinoTamayo/cancionero-de-esclarecidos-19811996-alfonso-prez" target="_blank">decía</a> Cristina en <i>La Vanguardia</i>. El título sale de una letra que les regaló <b>Pablo Guerrero</b>, entonada sobre una pieza instrumental fantasmagórica, la más ambiental y libre, que a pesar del sigilo con el que se desenvuelve tiene el poder amenazador de una venganza, como si fuese un conjuro para alentar a los oprimidos inocentes a sublevarse. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es una obra seria en las antípodas de <i>Esclarecidos 2</i>: siguen mirando a su alrededor y explicando historias a distancias cortas, pero lo que ven ahora tiene otro peso; más peso. El inicio arrollador con 'Un Instante' (ese riff de rock duro) tiene hasta un punto optimista, pero enseguida nos adentramos en un cuaderno de apuntes sobre unos tiempos convulsos donde la soledad, la violencia y la incomunicación asfixian a diario. 'En Medio del Retiro', 'El Sabor de Su Aire' o 'Atándome' (adaptación de 'I'll Come Running' de Brian Eno) ponen acento a la indignación por la vía de la distorsión y el rock progresivo, pero el disco está plagado de sutilezas dirigidas por Suso Saiz. La voz de Cristina, cómoda en su registro grave, jamás había sonado tan entera como en 'Estoy Esperando a Mi Amor' (una canción no de amor, sino sobre anhelarlo eternamente contra el imparable tic-tac del reloj) ni tan relajada como en 'Suerte' (guitarra y unos <i>scratches</i> como único acompañamiento; dicen que es la única toma que hizo falta grabar). Mientras el público autodenominado <i>indie</i> se iba a ver en directo a Tricky a la sala Zeleste, se perdía que Esclarecidos habían parido en nuestros lares la canción que mejor absorbió la vertiente más sombría, hecha a capas de dolor granuloso, del trip hop ('Muertos': <i>"Y quién le explica a un pobre la riqueza / y a un ciego la luz / Y quién le explica a un rico la pobreza / quién acostumbra a un vivo a morir"</i>), un camino de sombras que también recorre 'Plaza de Callao'. El toque de banda circense en el estribillo de la sensible 'En Algún Desierto' y el ritmo ágil de 'Solo' (esa mezcla de pop en un punto imposible entre Can y el sonido Stax) ponen el contrapunto desenfadado. En esta última está su máxima sobre la osadía que define la génesis de este álbum: <i>"Es imposible pescar sin ponerse cerca del mar"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entrevistada <a href="http://perdiendomiejem.blogspot.com/2014/04/entrevista-cristina-lliso.html" target="_blank">en 2014</a>, Cristina Lliso respondía a un halago hacia el disco diciendo que era <i>"muy polémico para nosotros, por su sonido, y también nos pilló un poco cansados (...). Parte de nosotros estábamos muy interesados en toda esa parte de investigación, incluso con el sonido, el ruidismo, los loops... toda esa parte más de máquina que no habíamos explotado en absoluto. Y eso creó muchas fricciones lógicamente"</i>. Un par de años antes, también <a href="https://elpais.com/cultura/2012/08/18/actualidad/1345319678_383278.html" target="_blank">contaba</a> que <i>"éramos tan amigos que nos decíamos todo lo que pensábamos y hubo algunos, los más tranquilos </i>[<b>Miguel Herrero</b> y Coyán Manzano]<i>, que con el último disco, </i>La Fuerza de los Débiles<i>, nos decían al resto: ‘Lo que estáis haciendo es una mierda, no tiene sentido y no lleva a ningún lado’. Yo fui la que tomó la decisión final"</i>. Esclarecidos <a href="https://elpais.com/diario/1997/05/19/cultura/863992812_850215.html" target="_blank">se disolvieron</a> oficialmente tras su último concierto, el 17 de enero de 1997 en la sala Caracol de Madrid, y consecuentes con la dirección experimental emprendida, su testamento fue un disco de remezclas de su último álbum, <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/7101170-Esclarecidos-5658" target="_blank">5658</a></i></b> (1997). Cristina, Alfonso Pérez y Suso Saiz persiguieron juntos sus ganas de seguir investigando bajo el nombre de Lliso (<i>"Yo nunca había cantado sobre un loop y [Suso] nunca había compuesto una canción, así que estábamos igualados. Era un proyecto suicida"</i>), haciendo del título de su primera referencia toda una declaración de intenciones: <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=-99QXCDrc0g" target="_blank">El Futuro</a></i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en Spotify:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/7g5A5p25Z1Zixrp7rkCCpZ?si=Q7vWoqqXQBSed0aqwSwmGA" target="_blank">Esclarecidos - <i>Esclarecidos 2</i></a></b></div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/6yJhhsSnwTLdRTt3VmUiTP?si=f5xRfvprSLic-gXNBf5kjw" target="_blank">Esclarecidos - <i>La Fuerza de los Débiles</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-25467468236747841792022-01-18T20:10:00.002+01:002022-01-19T16:47:03.753+01:00El despiece: Mus<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhS1y6MRqbrq68CjtEYkYyExb02ro1ua_hGcQfAEEWkTLyskZLyIFnwCr2FwP5P3txiHbYrEV-VpP1nbCDuKdpHp7K14BAgGg3ToCF-6DqrWQiH9J2Lh8e5iL66Hm3Qus7vP-nBoMELrFUSg_Frl_EfemWYHOltaFWbJHXzX51vRTY2_He1C-vquGX4=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" title="Mus por Ramon Lluís Bande, 2002" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mus por Ramón Lluís Bande, 2002</td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;">Me ahogo. Ocurre alguna que otra tarde de domingo, pero hoy además es 26 de diciembre y llevo dos días en el pueblo donde crecí y me torcí. Me ahogo y me mareo aturdido por un dolor de cabeza persistente, porque las paredes, los muebles y los sujetos que buscamos un rincón en el decorado de la vida de mi madre existimos en una niebla de nicotina más espesa que la que este año he visto por la ventana. La temperatura cálida en la calle, excepcional, no puede salvar otra visita de fin de semana de silencios y afectos extraviados donde "Navidad" como eslogan solo es un agravante. Empieza a anochecer y vienen a recogerme en un par de horas para marcharme, así que salgo a dar el último paseo del año por unas tierras que no lucen como cuando las miraba con los ojos de un chaval estigmatizado. Ahora, allá donde miro tengo que proyectar los colores de la época en que caminaba por la calle cabizbajo porque nadie me quería; así me ahorro la imagen de un pueblo dejado, hermético y extrañamente envenenado de sí mismo. Recorrerlo hoy es como certificar la derrota de la hostilidad gratuita que había a mi alrededor, pura justicia poética, pero la sensación no me gusta; por eso mientras paseo lo recuerdo tal y como era incluso cuando no fue acogedor conmigo. Empiezo en paralelo a las vías del tren y acabo otra vez en la Plaza Mayor, donde vivía con mis padres hasta que se separaron. Podría mentir y decir que el edificio es una ruina treinta años después, pero ya lo era; mi madre y yo nos tuvimos que marchar en 1993 ante el riesgo de que pudiera tambalearse. Pero sigue en pie. He llegado hasta aquí escuchando el disco <i>El Naval</i> de <a href="https://lafonoteca.net/grupo/mus/" style="font-weight: bold;" target="_blank">Mus</a>, un dúo gijonés que se disolvió en 2007. Nunca he estado en Asturias pero estoy seguro de que sus paisajes nada tienen que ver con la tristeza que me inspiran estos que son tan míos. Camino, camino, y cada canción me acompaña como si encapsulase una soledad universal que me abriga, y me doy cuenta: la música está haciendo lo mismo que hago yo proyectando mis recuerdos para embellecer lo que me rodea, y lo deja igualmente en agridulce. Agridulce; la sensación que más a menudo, casi por defecto, paladea el ser humano conforme madura.</p><p style="text-align: justify;">Dice la leyenda que Najwa Nimri quería hacer hip hop y Carlos Galán de Subterfuge la juntó con Carlos Jean porque entendió <i>trip </i>hop. Cuando se publicó el debut de Najwajean la primavera de 1998, hasta la revista <i>Popular 1</i> se hacía eco de la aparición del <i>"primer disco de trip hop que se hace en este país"</i>, una frase publicitaria presuntuosa que caló y que Tomás Fernando Flores (Radio 3) sigue repitiendo a día de hoy embelesado. En realidad, la etiqueta que se acuñó para definir las atmósferas elegantes, granulosas y lentas de Portishead y Tricky ya se había utilizado en España para intentar describir la música de otra pareja, <b>Fran Gayo</b> (programaciones, teclados, etc.) y <b>Mónica Vacas</b> (voz), juntos bajo el nombre de Mus desde 1996, cuando ella se sumó a cantar sobre las bases que Fran creaba en casa con una tarjeta de sonido SB16 que se había comprado su hermano. La de Gijón siempre me ha parecido una escena musical fascinante, una cantera ecléctica de artistas comprometidos con el oficio de músico, la creación artística y poco dados a los alardes en favor de una sana camaradería, como siempre he fantaseado que debían ser Boston o Athens en los años 80. Mus aparecen cuando la etapa de mimetismo de lo anglosajón con la que arrancó la eclosión de bandas independientes en los 90 se deshincha, y aunque sus primeras referencias pueden sonar verdes comparado con lo que llegarían a madurar, en ese momento forman parte de la avanzadilla que está haciendo por experimentar en busca del equilibrio entre lo personal, los elementos de su propia cultura y las referencias estéticas, sumando sus hallazgos a los de sus paisanos Manta Ray o Diariu y siendo precursores de la música que definiría los primeros años del siglo XXI en el underground nacional, publicada por sellos como Foehn (Balago, Apeiron) o el histórico que fichó a Mus, Acuarela. </p><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgzWk7vY1yD5-jZEWV3Fbn1wuDNG9AqoW9gx6SciRtDRfLvoMtuhHZXyVZTx97u5ZyjZ1KxYnvOFPC0n1RKg8LDqfZp-x4yFIVX0-au2FrXSfe19KxBfh5qLwh9V3KHPMyfmSPfnD6NpceXfC6Hqc7Lif0g-0uTnnzkVtTKXy5WoBdC7k4cBcgQ97rJ=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"Zuna" (1997), "Pigaz" (1998) y "Fai" (1999), todos publicados por Acuarela.</td></tr></tbody></table><p style="text-align: justify;">Hay que leer una cita de Fran Gayo en <i>Rockdelux</i> (junio 1998) sobre la canción que abría <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/427858-Mus-Zuna" target="_blank">Zuna</a></i></b> (1997) para entender la génesis de su primer EP: <i>"En 'Nautila' utilizamos un 'sample' de violines (invertidos) de Pergolesi, algo de Chet Baker, la voz de Malcolm X, y los ruidos de la calle que suenan en 'Like Someone in Love' de Björk, aunque también invertidos"</i>. Nunca estuvieron de acuerdo con la etiqueta de trip hop y con toda la razón. Tampoco con que se buscase tres pies al gato: <i>"Lo de grupo-concepto no lo entendemos. Hacemos canciones y somos un dúo, como Sergio y Estíbaliz"</i>, decía en la misma entrevista. <i>Zuna</i> presenta un temprano perfil de la calidez doméstica de sus grabaciones; la voz de Mónica limitada a misteriosos tarareos sin palabras, ritmos reducidos a lo mínimo, samples de flautas y cuerdas... Cinco canciones con títulos enigmáticos que encierran más paisajes luminosos ('Avec Alfil', 'Dómina', 'Tocade') que inclinaciones dramáticas, más cercanos a la electrónica de alcoba y al post-rock que a Bristol. Tuvo su continuación en otro EP, <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/427856-Mus-Pigaz" target="_blank">Pigaz</a></b></i> (1998), donde introducen otro de los rasgos que les dio más carácter: la activa recuperación y reinterpretación del cancionero tradicional asturiano, en esta ocasión cuatro nanas envueltas en una electrónica de ritmos más agitados ('Duérmete Neñu Duerme') o simplemente más impúdicos en el plano plástico ('El que Ta na Puerta') que Mónica entona en su lengua, otra decisión a la que se presuponía una intención intelectual que Fran desmontaba <a href="http://www.ultrasonica.info/mus/" target="_blank">en <i>Ultrasónica</i></a>: <i>"No es una apuesta, somos asturianos y hacemos música en asturiano, es lo lógico"</i>. </p><p style="text-align: justify;">Cierran la década de los 90 con el álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/1767090-Mus-Fai" target="_blank">Fai</a></b></i> (1999), que en retrospectiva supone la consolidación de los descubrimientos de esta primera etapa: desde piezas que se arriman como nunca a lo cinematográfico ('Cande', 'Deliria', la preciosa 'Sebastián' que despide el disco, sostenida en el violín de <b>Lluís García</b>) a nuevas incursiones en la electrónica de ambiente ('La Paura') y los ritmos aderezados con samples que son pura confusión onírica ('Los Dies, Les Coses (Remake)'; hermosa letra: <i>"Aquellos díes qu’al fin pasaron / mordiendo l’aire de la mañana / perdiendo’l tiempu, mal respirando... / cuesta alcordase de tantes coses"</i>). El meollo del disco, no obstante, está en un trío de canciones seguidas con las emociones a flor de piel: 'Dexase Apagar', un desnudo de cuerdas y voz que eleva el espíritu con el crescendo de la segunda parte; 'La d'Amor', delicado cuerpo a cuerpo de Mónica con <b>Nacho Vegas</b> armado sobre un arpegio de guitarra <i>velvetiana</i> de <b>Luis Navarro</b>; y 'Faise Tarde', otra pieza donde la voz y el goteo de notas de guitarra bastan para conmover hasta lo más profundo. </p><div style="text-align: justify;">De algún modo, veo estos tres temas como los faros que señalan a su futuro, que se empieza a perfilar en <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/427843-Mus-Alma" target="_blank">Alma</a></i></b> (2000), un EP que no les dejó satisfechos al ser su estreno fuera del entorno casero, condicionados por el presupuesto y el tiempo de un estudio. Fran siempre habló de él como un ejercicio de transición entre álbumes (<i>"<a href="http://www.ultrasonica.info/mus/" target="_blank">Sabíamos</a> que tras </i>Fai<i> necesitábamos un cambio de eje radical, pero sin saltos bruscos, así que necesitábamos un puente"</i>), pero me parece de sus mejores trabajos, el primero que revisado suena atemporal. Repiten García y Navarro como colaboradores y se suman <b>Iván Palacios</b> al bajo y <b>Frank Rudow</b> a la batería, y esa fuerte presencia de los elementos orgánicos aumenta el alcance emocional de unas canciones que son pura señardá (la nostalgia a la asturiana), pequeños monumentos a la vulnerabilidad del ser humano coronados por la adaptación de la tradicional 'Soledá', que te mece a la lumbre de unos teclados que podrían apagarse como velas pero nunca lo hacen. Las propias 'La Piel' (<i>"Y la piel col mal tiempu, de tanto poner bona cara / foi quedando en cueru, foi quedando en nada"</i>) y 'Diariu' (<i>"Díes de ruido y fríu, d'esperar el sol cola impaciencia d'un ceru a la izquierda"</i>) no le van a la zaga en altura. <i>Alma</i> confirma su apuesta por desnudar, por economizar para abrazar lo esencial, y que cuanto más canta y cuenta Mónica, más capturan lo intangible del espíritu. Aún aparecerá otro artefacto antes del siguiente álbum, <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/594514-Mus-A%C3%ADda-Bliss-Out-Vol-17" target="_blank">Aída</a></i></b> (2001), una propuesta del sello americano Darla dentro de su serie <a href="https://darla.com/products/v-a-the-best-of-the-bliss-out" target="_blank">Bliss Out</a>, cuya consigna era:<i> "Crea tu epopeya ambiental. Haz un disco de instrumentales, largo, lento y hermoso"</i>. Mus entregaron una serie de movimientos agrupados en dos piezas largas. <i>"<a href="https://issuu.com/lizano/docs/ciclo32/18" target="_blank">Cuando te plantean</a> grabar un disco con una serie de normas, como si fuera un Dogma, con una duración determinada, un número fijo de cortes, sólo puedes tomártelo como un juego"</i>. Queda como una curiosidad promovida por la belleza de su fondo de catálogo, que encandiló a Darla, pero su rumbo seguía orientado a la depuración emprendida en <i>Alma</i>. </div><div><br /><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEh88jwceggUeT0PqygiU_phpHBK2jrXm6Jbw3lFmS4WVIUGkq5EGeG_xshykqNi_YAbZOT-Z4mERb7-XGYDqZP62WIoN_OD3GEyImv3P6_DpbTnAFKiDbv2MBd5YBGMViXoYlZ6NlH57ccLB-5_pw24LBDq4BnOnrPhYPoLd7z70txXK67PwPqNtVzo=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">"El Naval" (2002) y "Divina Lluz" (2004), publicados por Acuarela; y "La Vida" (2007), por Green Ufos.</td></tr></tbody></table></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La fotografía de Mónica que Ramón Lluís Bande hizo para la portada de <b><i><a href="https://www.discogs.com/es/release/583017-Mus-El-Naval" target="_blank">El Naval</a></i></b> (2002), el estricto contraste en blanco y negro que también se reproduce en el diseño, resulta perfecto para una música que en las formas parece austera pero que, cuanto más minimalista y más inspirada en el contexto directo de la pareja, más rico luce su fondo y más universal resulta su sentido de la humanidad. <i>"En estos dos últimos años hemos escuchado muy poca música, centrándonos mucho en nosotros mismos: lo que supone pertenecer a familias de clase trabajadora, observar nuestro entorno o el hecho de habernos casado"</i>, explicaba Fran en <i>Rockdelux</i> (noviembre 2002). Trabajos como este son los que deben ser cruciales para la cultura de un país; los que rinden sus respetos a los ancestros y a su folclore -lingüístico, histórico, musical- y a la vez vigorizan esa tradición desde una nueva sensibilidad, desde su propia realidad. <i>El Naval</i> nació de reflexionar en aislamiento y Gayo explicó que recogía <i>"una amargura que crece al ver constantemente alrededor de ti cosas que no te gustan. Y también tener mucho miedo al futuro. (...) colectivamente me afecta ver cómo va cambiando Gijón, cómo los barrios están siendo fagocitados por el centro de la ciudad. (...) creo que podríamos hablar de despersonalización si vemos la evolución urbanística de Gijón, cada vez más cerca de ser una ciudad de servicios"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Son escenarios, dilemas, enojos y sensaciones que veinte años más tarde están vigentes como nunca. Las canciones de <i>El Naval</i> desfilan sugiriendo disgustos turbulentos desde la quietud, pero hoy probablemente arderían todas en negro y delante de un mar Cantábrico arremolinado por una violencia magnética como lo hace 'Cuesta', un revés abrasador que te pilla por sorpresa a la mitad del disco, eléctrico como su letra: <i>"Cuesta nun apretar los dientes, duro, hasta sangrar / Colos puños nes mangues </i><i>sigo mirando pa cruzar, cola boca sellada pol fríu y tanta desilusión"</i>. No duelen menos por hermosas piezas que, más cercanas al sonido de una banda ('Embalses y Ríos') o más desnudas ('Al Oeste de la Divisoria', 'Quien Bien te Quier'), hablan de estar rompiéndose y resistir aguantando las lágrimas; o los ambientes que te arrestan en la contenida 'Casi Ensin Zarrar los Güeyos' o los instrumentales 'Casería' y 'Sacramento', donde toca la guitarra acústica <b>Irene R. Tremblay</b> (Aroah). El disco empieza y acaba a ritmo de vals con 'Al Debalú' y 'Encofraos' (<i>"<a href="https://muzikalia.com/mus-4/" target="_blank">no era</a> una canción sobre la emigración de modo abstracto, hablaba de mi padre, de mi madre, del vacío que mi padre dejaba cuando éramos críos y se iba a trabajar lejos de casa"</i>); los sueños de una vida no tan esclava, menos herida por la incomunicación y las ausencias que se sobrellevan con la resignación cotidiana. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Habiendo tocado solo dos veces en directo hasta entonces (<i>"<a href="https://www.lafactoriadelritmo.com/mus/melancolia-y-recogimiento/" target="_blank">básicamente</a> por incompatibilidad con las 40 horas laborales que cada uno de nosotros cumple a la semana"</i>), en marzo de 2003 se embarcaron en una <a href="https://muzikalia.com/conoce-todos-los-detalles-de-la-gira-americana-de-mus-2/" target="_blank">gira americana</a> recién fichados por Darla para publicar sus discos en ese territorio, y un año después reunieron a casi mil personas <a href="https://www.taipeitimes.com/News/feat/archives/2004/04/09/2003136026" target="_blank">en Taipei</a> (Taiwan) entre dos noches, cuando acababa de salir su tercer álbum <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/427851-Mus-Divina-Lluz" target="_blank">Divina Lluz</a></b></i> (2004). Para despejar cualquier idea preconcebida sobre lo espiritual dominando en el disco, Fran explicó en <i>Rockdelux</i> (septiembre 2004) que el título <i>"es el nombre de mi abuela solo que puesto a la inversa"</i>, pero la esperanza no deja de estar codificada en unas canciones que siguen hablando del arraigo a la tierra y que miran de cara a la muerte, y a la muerte en vida; un trabajo marcado por las mismas inquietudes que revolvían <i>El Naval</i>. Se les empieza a mencionar a Low como posible conexión en las entrevistas y, más que por un enlace literal en el sonido o en una composición, es porque ellos también alivian las penas abrazándolas primero y articulándolas con una crudeza que lleva al desahogo, a la compañía. <i>"<a href="https://muzikalia.com/mus-4/" target="_blank">Quizás</a> el 2003 ha sido un año duro, de muchas cuestas arriba, mucho dar y recibir pésames, muchos sustos y mucho pensar y cavilar… y todo eso de alguna manera te pone en un estado de alerta especial, llegas a ser casi como una antena recibiendo señales de cualquier esquina. Dándole vueltas hemos llegado a la conclusión de que, efectivamente, la vida puede enseñarte muchas cosas, pero la muerte es la escuela de mayor calado"</i>. Cuentan en esta ocasión con <b>Iker González</b> (guitarras), <b>Manuel Molina</b> (batería y percusión), <b>Jose Luís García</b> (dobro) y <b>Pedro Vigil</b>, que además de tocar el bajo les asistió en la grabación e hizo la mezcla. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEgf4QpZmHJWS0qD7LvQi2w35hV9JSgbcgXS1MukUKDV640PHYtNtHtrdpfWjHnr5Ubis4d6bUpsI4QpHEt0_8hBzwSlb3pRoD2v54fObPLvwhNLziMdAgpIO-Di5Xy2CFO8NyAisQSxaviFkK6mVgYnkAHOh5hGSzOMoWF2B5F9YJw2ISDotMR7DvOX=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mus por Ramón Lluís Bande, 2004.</td></tr></tbody></table><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Aun manteniendo una filosofía austera, <i>Divina Lluz</i> refina la dureza de <i>El Naval</i> sonando menos hermético, pero las letras te arrebatan de la misma manera. Encajan dos nuevos rescates de textos tradicionales y los transforman en la solemne 'Sola' (piel de gallina: <i>"Sola soi, sola me llamo / sola me parió mio madre, y sola tendré que tar / hasta que'l mundo s'acabe"</i>) y en 'Déxame Pasar', un lamento acústico sobre la necesidad física de honrar a un familiar muerto para curar el dolor. En <i>Divina Lluz</i> se menciona a hermanos, a hijos, a padres; observaciones lúcidas sobre lazos entre generaciones que los años y las vicisitudes ponen a prueba: ahora una mirada de aprobación para la que decide marcharse de su tierra para no ahogarse ('A la Fonte Cada Mañana'), ahora la imagen helada de un niño a quien dicen por primera vez que alguien ha muerto (la escalofriante apertura con 'Escuela Cruda'). En la pieza titular, un esqueleto de frágil teclado y voz, hasta confundimos muerte textual y figurada en una escena que nos informa de un amor descarriado entre una madre y sus hijos. 'La Vuelta' (sobre regresar derrotado de un viaje a otros lares en busca de una prosperidad inexistente) y 'Con un Calendariu na Mano' (la muerte diaria en los trabajos sin descanso) retratan la pena cotidiana de la clase obrera y suenan como caricias de aliento en la mejilla de aquellos que resisten. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">'Déxame Pasar' conecta el hilo familiar y el de la conciencia social con el que me faltaba mencionar, el de las raíces en la tierra asturiana, pues el narrador llora a un hermano minero fallecido en la misma mina. Asturias es el telón de fondo a lo largo del álbum mediante las alusiones al frío y a sus paisajes (atención a 'En la Esplanada' y a 'Pela Xenra Blanca', una canción de folk terrizo que es como una excursión a paso sigiloso, sabiendo que el peligro acecha), pero también por su manera de entender y expresar las cosas. Por eso, porque recogiendo el testigo de la tradición folclórica de su región también están certificando que hay dolores atemporales, el disco tiene como colofón la presencia de <b>José Luis García Rúa</b> recitando un poema propio que aborda muchos de los sentimientos que Mus tocan en el disco. Aunque se resistía por pudor, Fran resumió en una <a href="https://muzikalia.com/mus-4/" target="_blank">entrevista con <i>Muzikalia</i></a> quién era José Luis y por qué su presencia era crucial en <i>Divina Lluz</i>: <i>"Estamos hablando de alguien que pasó su primera juventud, tras la Guerra Civil, en un campo de concentración en Francia, alguien capaz de sobreponerse a un sin fin de circunstancias adversas consiguiendo ir a la universidad en los años 50, procediendo de una familia no pudiente e ideológicamente perseguida. No sé, nos resulta toda una epopeya ver cómo varias décadas después José Luis ha conseguido ser todo lo que su entorno parecía no apuntar, cómo de hecho consiguió transformar su entorno, crear un caldo de cultivo en nuestra ciudad para que cosas ahora tan elementales como la lectura o el teatro, no estuviesen en mano sólo de cuatro familias con apellido ilustre".</i></div><div style="text-align: justify;"><i><br /></i></div><div style="text-align: justify;"><i></i><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiwiIoU1lG-i5NYhFo9RSP5Q340EyubLqsDgaCDHUWcbyxG1IEVW9diiKCKAOR2kMGC0r-p8Q6tneJETqRsq60z9Y-nHnF0ZM4GM7rUMaAuMR_5LKpzQ7Qz_Y5es7SEg4Ob61eVV_de5LGkVjjT_R0ER9xYchhEl3cFrFtDl4Pnb0uYqwB5wd_DuGIy=s16000" style="margin-left: auto; margin-right: auto;" /></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Mus por Marco Antonio Villabrille, 2007.</td></tr></tbody></table><br /><i></i></div><div style="text-align: justify;">Pasarían tres años hasta que Mus revelase nueva música, una temporada marcada por el final de su relación con Acuarela -el sello que había editado todo su catálogo hasta entonces- para fichar con la discográfica andaluza Green Ufos, y por el fallecimiento del padre de Fran en enero de 2006. El nuevo material se gestó a paso tranquilo a lo largo de ese año con Pedro Vigil, como el anterior, y fue mezclado por <b>Paco Loco</b>. Más colaboradores se sumaron a satisfacer las necesidades de cada pieza: <b>Manuel Molina</b> (panderos, batería), <b>Xabel Vegas</b> (batería), <b>Sara Muñiz</b> (violas), <b>Pablo Errea</b> (voces)... La muerte más difícil de asimilar trajo consigo la necesidad de abrirse y aligerar un poco el discurso, como desarrollaba Fran en <i>Rockdelux</i> (mayo 2007): <i>"Tiene más sentimiento puesto que lo cogimos como un salvavidas. (...) nos dijimos que si volvíamos a hacer un disco se iba a llamar 'La Vida' porque lo necesitábamos. Necesitábamos que fuese un álbum muy luminoso. </i>La Vida<i> es de luz directa, ventanas abiertas y aire limpiándose. </i>Divina Lluz<i> es de contraluces y ventanas cerradas"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así fue, se tituló <i><b><a href="https://www.discogs.com/es/release/979010-Mus-La-Vida" target="_blank">La Vida</a></b></i> (2007) y apareció en primavera perfumado por el tono metálico e ingrávido de la autoarpa, columna vertebral de pequeños himnos que desperezan el alma aturdida como 'Per Terres Baixes', 'Dulce Amor', 'Que Me Oscurece', 'Perdieron la Tierra' y 'Ánimas del Purgatoriu' (esos coros), que hacen que me pregunte si alguien dio a PJ Harvey este disco cuando vino a tocar a España en 2007 y fue una referencia de cabecera para su <i>Let England Shake</i> años después. En esas piezas clave Mus vuelven a apuntar a lo esencial y es ahí donde se confunden de nuevo las voces de antepasados y coetáneos. Entre su composición más convencional en cuanto a arreglos ('Cantares de Ciegu') y la que tiene un tono desenfadado inaudito (la bailable 'Una Sábana al Vientu', que retrata la figura del obrero desde la dicha que él mismo valora), la identidad inclasificable de Mus quizás no se sienta tan intensa como antaño, pero su sensibilidad y su sabiduría para invadir las entretelas del corazón está intacta. En la canción que da título al álbum oímos la voz de <b>Ron González</b>, extraída de <a href="https://www.youtube.com/watch?v=-cAIi614NJY" target="_blank">un documental</a> sobre una comunidad de asturianos que se fueron a trabajar a unas minas de Virginia (Estados Unidos) en la década de 1920. Ron es uno de los descendientes y habla desde el cementerio. <i>"Nos impresionó sobre todo cuando decía que ahí estaban las historias que nunca llegaría a saber de sus familiares. Es como pararse a pensar en toda la parte de nuestra vida que nunca llegaremos a conocer, la que está en los demás y permanece oculta"</i>, decía Fran en la misma entrevista citada arriba. <i>"Los sentimientos reales que tienen hacia nosotros, los sentimientos que tienen padres, hermanos, abuelos o algunos amigos y se van a quedar con ellos para siempre porque nunca vamos a tener acceso"</i>.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay una cita que me ha llamado la atención en una <a href="https://www.taipeitimes.com/News/feat/archives/2004/04/09/2003136026" target="_blank">breve entrevista</a> que les hizo <i>Taipei Times</i> en su visita a Taiwan de 2004. Fran está respondiendo y el periodista escribe que Mónica le dice algo, haciendo que Fran la mire sorprendido: <i>"Mus depende al 100% de nuestra relación (...) Mónica dice que si nuestra relación se acaba, la música también. Eso no lo sabía"</i>. El dúo actuó por última vez en el festival Primavera Sound de 2007, y un par de semanas después la prensa se hizo eco de <a href="https://www.lne.es/tv-espectaculos/2007/06/14/mus-deja-suspenso-diez-anos-21875314.html" target="_blank">un comunicado</a> en el que cancelaban las dos fechas -en Oviedo y Gijón- que tenían a la vista. Se hablaba de <i>"paréntesis en el terreno musical por un periodo de tiempo sin determinar"</i>, pero pronto se confirmó que la disolución del proyecto vino dada por la separación de la pareja, como advirtió Mónica ante el reportero taiwanés. <i>La Vida</i> fue el insospechado canto de cisne para una trayectoria que me imagino siendo recuperada por las generaciones futuras, en un siglo, con la misma reverencia histórica y respeto con el que Mónica y Fran estudiaron, restauraron y reinventaron el folclore de su tierra. Los dolores del alma seguirán siendo los mismos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en Spotify:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/playlist/66L3P09M2qc5ij6NucvNKt?si=7cf0dff0c2134730" target="_blank">Mus - El despiece</a></b></div></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-12444578560272239642021-11-21T21:10:00.016+01:002022-07-31T16:56:39.065+02:00Caso abierto: Kylie - "Body Language" (2003)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguwmJIi6UIbuznsUojIIuPUQKPHnqSKBvmJkQat1Ub_a23WPBZL9hgiocE-Q7k3pQMw-r9TAhp0y5CaDVrUCADwoh2PPi_w36q8eT79nn6VoL2CeVwTwlA4qNt92YfFB6787STgROFpkM/s1009/kylie-body-language-2003.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1009" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguwmJIi6UIbuznsUojIIuPUQKPHnqSKBvmJkQat1Ub_a23WPBZL9hgiocE-Q7k3pQMw-r9TAhp0y5CaDVrUCADwoh2PPi_w36q8eT79nn6VoL2CeVwTwlA4qNt92YfFB6787STgROFpkM/s320/kylie-body-language-2003.jpg" width="317" /></a></div><div style="text-align: justify;">Un algoritmo de los que ahora ejercen de pinchadiscos ocasionales en cualquier casa me disparó la canción que siempre me hubiera gustado escuchar a <b><a href="https://www.kylie.com/" target="_blank">Kylie Minogue</a></b>, aunque no era consciente de que ese era justo mi anhelo hasta que la oí. Era <a href="https://www.youtube.com/watch?v=8QXaB82haeI" target="_blank">'Rosebud' de U.S. Girls</a>, una pieza de 2018. El timbre vocal de su cantante Meghan Remy, revoloteando encima de una pista reducida al esqueleto, burbujeante y tramposamente hedonista (de Remy <a href="http://www.undertheradarmag.com/interviews/u.s._girls_on_in_a_poem_unlimited/" target="_blank">son las palabras</a>: <i>"Necesitamos significado. No necesitamos felicidad"</i>), invitaba sin esfuerzo a imaginarse a una Kylie que existe en otra dimensión, que desconoce qué son los managers y otros manipuladores de la industria discográfica, que se lo pasa en grande grabando en lo-fi y poniendo toda la carne en el asador en las letras. Una fantasía que se perpetúa siempre que escucho esa canción, porque cuando suena todavía se recorta la sombra de la australiana sobre mi cerebro iluminado, como el símbolo de Batman. Pero al final, si 'Rosebud' me recuerda a Kylie es porque su estilo esencial ha calado a base de no pocas píldoras de un pop que ha brillado gracias a su personalidad. Por eso es tan tentador imaginar su encanto intrínseco como intérprete en un contexto más experimental dentro de los términos del pop; más espontáneo, más crudo. Desde que partió peras con la factoría de éxitos Stock Aitken Waterman a principios de los años 90 (donde se la programaba como a un autómata complaciente) y ya instalada en Londres, varios fueron los artistas que le hicieron demostraciones de amor, ofrendas que podían sugerirle una dirección más aventurada: Saint Etienne probaron con ella produciéndole <a href="https://www.youtube.com/watch?v=3ukJb_Sri8I" target="_blank">una versión</a> de su propio 'Nothing Can Stop Us' (acabó en una cara B); el dúo de remezcladores Brothers in Rhythm concibió su single más subyugante y sombrío hasta la fecha, <a href="https://www.youtube.com/watch?v=WSFDCmmsqEI" target="_blank">'Confide in Me'</a>; Nick Cave (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=lDpnjE1LUvE" target="_blank">'Where the Wild Roses Grow'</a>) y Towa Tei de Deee-Lite (<a href="https://www.youtube.com/watch?v=mYHZhaLsZI4" target="_blank">'GBI'</a>) la ensalzaron como musa desde distintas perspectivas; James Dean Bradfield de Manic Street Preachers escribió canciones para <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/135185-Kylie-Minogue-Impossible-Princess" target="_blank">Impossible Princess</a></i></b> (1997), un disco de electrónica sensual mezclada con pop-rock en el que ella ya figura como coautora del repertorio. Todos veían algo cautivador y honrado en Kylie. La década, no obstante, transcurrió como si cada colaboración fuese un bandazo que no acababa de consolidarla. El fallecimiento de Lady Di semanas antes de salir <i>Impossible Princess</i> en Gran Bretaña mató al álbum, primero retrasando su publicación y luego dejándolo sin su <i>inapropiado</i> título cuando ninguna fecha parecía lo bastante lejana como para respetar tal luto. Solo artefactos baratos de producir (remezclas, un directo y una cinta de VHS) rompieron el silencio hasta 2000.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es curioso lo que ocurre con las estrellas de pop mundial, y me refiero a las veteranas con un buen puñado de discos a sus espaldas: si en algún momento has tenido un vínculo emocional fuerte con una, tenderás a interesarte por cada álbum que publique, aunque acabes decidiendo que no te gusta; pero si no ha existido esa conexión, tu relación con ella será de mero placer mediante los singles y nunca te molestarás en escuchar los discos, asumiendo que deben ser un festival de canciones de relleno. Pero cuando 'Rosebud' me disparó las ganas de escuchar mis temas preferidos de Kylie ('Love at First Sight', 'Confide in Me', 'Slow'') acabé en busca de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/1497285-Kylie-Body-Language" target="_blank">Body Language</a></b></i> (2003), un álbum tan desconocido para mí como cualquier otro pero que me intrigaba más que el resto. Para cuando se publicó, las cosas habían cambiado mucho en su carrera. Lo que trajo el cambio de década tras dos años largos de silencio fue un plan que redefinió su propuesta con tan buen cálculo como intuición, empezando por reintroducirla de manera formidable al público con <a href="https://www.youtube.com/watch?v=t1DWBKk5xHQ" target="_blank">'Spinning Around'</a> -una pieza disco que avanzaba la apuesta por el dance y el acento sexy de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/161138-Kylie-Light-Years" target="_blank">Light Years</a></b></i> (2000)- y colaborando con Robbie Williams a golpe de funk en la rotunda <a href="https://www.youtube.com/watch?v=cvn6eYJh-0c" target="_blank">'Kids'</a>. En septiembre de 2001, los medios británicos se inventaban una <a href="https://www.thefreelibrary.com/Clash+of+the+titans%3B+Who+will+hit+No.1+-+Kylie+or+Posh+Spice%3F+We+talk...-a078254994" target="_blank"><i>"lucha de titanes"</i></a> por el número 1 entre Kylie y Victoria Beckham, que estrenaban single la misma semana; un momento en la cultura popular que recuerdo tan bien como el atentado de las Torres Gemelas. Lo que nadie recuerda es la canción de Victoria: con los aires electro de <a href="https://youtu.be/c18441Eh_WE" target="_blank">'Can't Get You Out of My Head'</a>, Kylie empezó a ser imparable. <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/8920560-Kylie-Fever" target="_blank">Fever</a></b></i> (2001) despachó cuatro singles radiantes, sofisticados, donde ella sobresalía con naturalidad. Su reinvención quedó consolidada: consiguió el reconocimiento que anhelaba y llenó las arcas de sus discográficas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNDyZVcOuYdyIbLtUOE6uppz6EPevxofR1P0GDdfiw23HUdnWVm4tRbgTLTO7gRjHrI3O4oOuAWQb5StNjNbyrz88x2Cmi8qFdUVNmylhr7bXRs2zioCzzcCeFtx5wZpal9uu6s2FaxXQ/s16000/kylie-by-mert-alas-and-marcus-piggott-2003.jpg" /><br /><br /></div><div><div style="text-align: justify;">Está claro que el éxito global de <i>Fever</i> le compró a Kylie algo de libertad en un negocio donde sus ideas eran tratadas con condescendencia, donde tuvo que ir conquistando parcelas a base de seguir la corriente a quien la manejaba como si estuviera bajo su custodia. Es adorable pero también revelador cómo en la <a href="https://www.blogger.com/#">única entrevista</a> extensa e interesante sobre <i>Body Language</i> se refiere constantemente en plural a la toma de decisiones, como si Kylie fuese una empresa con unos objetivos anuales y ella su embajadora. Pero gracias a <i>Fever</i>, aun con la presión que suponía la meta de igualar su espectacular acogida en números, su equipo no tuvo más remedio que concederle más participación en la lluvia de ideas, y su A&R -el cargo de la discográfica que supervisa los proyectos de los artistas que le asignan, en el caso de ella desde el repertorio a los colaboradores- pudo defender una postura pelín más arriesgada para el concepto del nuevo álbum. <i>Body Language</i> apareció a finales del mismo 2003 en que Madonna pinchó sonadamente con un <i>American Life</i> cargado de filosofía simplona, pero también fue el año de discos como <i>Black Cherry</i> de Goldfrapp o <i>Statues</i> de Moloko, entre los que la <i>joie de vivre</i> del retorno de Kylie no desentona. Me ha sorprendido encontrarme con un disco atractivo que aguanta el tipo sin permitirse un momento de flacidez. Mientras Madonna se presentaba como un avatar del Ché Guevara con la guitarra acústica colgada, Kylie utilizó su mismo truco de reciclar una imagen culturalmente icónica y reapareció como una réplica de Brigit Bardot para ilustrar el poderoso tono sensual del álbum.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al contrario de lo que pudiera parecer una prioridad, se evitó repetir la fórmula de <i>Fever</i>: los nombres detrás de los singles que hicieron del disco una victoria -<b>Cathy Dennis</b>, <b>Julian Gallagher</b>, <b>Richard Stannard</b>- están en <i>Body Language</i>, pero en dos canciones discretas localizadas al final. Tampoco se lanzan a la caza de grandes nombres del establishment pop, sino que prueban a jugar con autores y productores que van de <b>Dan Carey</b> y <b>Emiliana Torrini</b> a <b>Ash Thomas</b>, <b>Kurt Mantronik</b>, <b>Johnny Douglas</b> y <b>Karen Poole</b>. Los BPM de las canciones bajan para aclimatarse a la intención seductora y van brotando referencias que van del synth pop a la música negra en sus muchas particiones. Una de las que dio Kylie cuando estaban definiendo lo que querían -sigo hablando, como ella, de su equipo- fue el álbum <i>Cupid & Psyche 85</i> de los ingleses Scritti Politti (su cantante, <b>Green Gartside</b>, incluso aparece aquí en el tema 'Someday') pero también hay ecos de la música de baile que a principios de los años 80 sonaba callejeando en Nueva York -Tom Tom Club, por ejemplo- e incluso alusiones a los descubrimientos que Prince nos hizo en sus primeros seis o siete discos, insinuaciones sexuales incluidas. Dentro de un concepto musical que fluye tan bien, llama la atención una concesión al R&B que en ese momento coronaba las listas de éxitos ('Red Blooded Woman', ejercicio de <i>ese</i> estilo) pero en general <i>Body Language</i> va por libre respecto a lo que sonaba por la radio en cuanto a la materia prima que usa como inspiración, irradiando su propia frescura y desahogo y aún así en sintonía con las producciones de los entonces omnipresentes Timbaland o Neptunes. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El festín de sintetizadores minimalistas de la magnética 'Slow' fue una carta de presentación diseñada para tentar como primer single, pero abundan las piezas carnosas de tecno-pop (la euforia capturada en la retrofuturista 'Still Standing'); una irresistible inclinación por lo funky ('Promises'; 'Obsession'; 'Sweet Music', celebración del éxtasis que una puede alcanzar colaborando para componer una canción); electrónica endurecida por un ritmo hip hop ('Secret (Take You Home)'), hip hop endulzado por una voz que es como un nenúfar empapado en rocío ('Chocolate') y hip hop que existe en los márgenes del sueño (el estribillo de 'Someday', una canción sobre una ruptura rencorosa aliviada por cantos oníricos); incluso un momento de pleno romanticismo enfundado en unas cuerdas que lo arriman al lado más masticado del trip hop ('Loving Days'). Canciones, la mayoría de ellas, que pueden sorprenderte contoneando tu cuerpo cada vez con más ganas o de las que tan bien funcionan cuando las escuchas bajando por la calle, imaginando por unos minutos que pisas con la seguridad de quien está que lo rompe. ¿Y a quién no le gusta eso en el momento adecuado? A lo mejor, si hubiera tenido archivado <i>Body Language</i> entre los discos de Goldfrapp y de Moloko en 2003 no hubiera anhelado que 'Rosebud' de U.S. Girls fuera suya. De lo que se entera uno, aunque sea tarde...</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/7vd7tsL9QEJSKX4nvkkP9T?si=td3eK4NNR9C3RSliasJj-Q" target="_blank">Kylie - <i>Body Language</i></a></b></div></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-80741723461735419452021-11-14T18:20:00.002+01:002021-11-14T22:11:51.597+01:00Tarde o temprano: Snail Mail - "Valentine" (2021)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2dJVxPbE72M8lNqfD4GZgPMViHrA1Rl4pkRtsMbYQDBvjhDtI6S8pplhehJtM8GwP7NNzQVK8Oxlh-f5h6LGMX-OoyPfEzsDBDVTF1tGnj_020t88Ol3D6gtBl_bTG7VBpbdR1lMpkuA/s1800/snail-mail-valentine-2021.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1800" data-original-width="1800" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2dJVxPbE72M8lNqfD4GZgPMViHrA1Rl4pkRtsMbYQDBvjhDtI6S8pplhehJtM8GwP7NNzQVK8Oxlh-f5h6LGMX-OoyPfEzsDBDVTF1tGnj_020t88Ol3D6gtBl_bTG7VBpbdR1lMpkuA/s320/snail-mail-valentine-2021.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Me pregunto qué pasará por la cabeza de <b>Lindsey Jordan</b> (voz, guitarra, teclado) cuando le llegan voces de que treintañeros que se acercan a los cuarenta, <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2018/04/por-el-atajo-snail-mail-habit-2016.html" target="_blank">como yo mismo</a>, reconocemos en público que todas esas canciones de <b><a href="https://www.snailmail.band/" target="_blank">Snail Mail</a></b> que escribió entre los quince y los diecisiete años reaniman en nosotros algo que quizás nunca matamos, ni resolvemos, desde la adolescencia. Añadimos capas de pragmatismo a las emociones y de piel dura a los callos, pero si nos incitan un poquito a romantizar con ilusiones de amor y lujuria, o con la soledad y el desengaño como a esa tierna edad, nos damos cuenta de que somos más susceptibles a dejarnos llevar de lo que nos pensamos. Será porque sentir de una forma tan intensa e irracional es un recuerdo muy potente, y como <a href="https://www.lavanguardia.com/cultura/musica/20211104/7836929/entrevista-jaume-sisa-pelicula-festival-in-edit.html" target="_blank">decía</a> Jaume Sisa el otro día, el recuerdo es una droga deliciosa. En el EP <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/8792874-Snail-Mail-Habit" target="_blank">Habit</a></b></i> (2016), y bajo el código estético de un indie rock desaliñado y emocional enmarcado en la América de los años 90, Jordan supo conjugar el desorden en el que se resume la vida cotidiana adolescente: la apatía, el desencanto, la inseguridad, y todo el deseo que florece al calor de experiencias solo soñadas; mientras en su primer álbum, <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/12100638-Snail-Mail-Lush" target="_blank">Lush</a></b></i> (2018), enfocó su sensibilidad, limpiando y estudiando el diseño de cada canción para elaborar un sumario de sus cavilaciones amorosas, erigido en esa parcela más frágil que fértil en la que maduran rápidamente los <i>crush</i>, el tipo de enamoramiento sembrado de fantasías líquidas que rápidamente se derraman en forma de fiasco. En una <a href="https://www.bustle.com/entertainment/snail-mail-lindsey-jordan-valentine-indie-rock-fame-relationships-interview-quotes" target="_blank">entrevista reciente</a> con <i>Bustle</i>, Lindsey reflexionaba diciendo que en el centro de <i>Lush</i> está el ansia por vivir cosas <i>"y estar triste de que no ocurran porque tienes 16 años. Es la belleza de un enamoramiento que no es correspondido. Creo que si adoptas esa misma mentalidad de lo hermoso que es anhelar a quien no puedes tener, eventualmente conseguirás aquello que deseas y verás que te quedas con un complejo que no es sano, el de adorar y querer adorar, querer únicamente estar enamorado de alguien y no mirarlo como una persona"</i>. Tan bien plasmó la aceleración cardiaca de la inexperiencia que si nadie vuelve a escribir canciones sobre un <i>crush</i> no pasará nada, porque <i>Lush</i> parece el trabajo definitivo, de referencia para el futuro, al respecto.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Entregando ese primer álbum sintió que se quedaba seca y abocada sin remedio al síndrome del bloqueo del escritor, pero el desafío inmediato que tenía era más físico y mental que creativo: unas 150 fechas en directo entre 2018 y 2019, sazonadas con otros compromisos promocionales y con 19 años recién cumplidos cuando empezó. Intentar asimilar la atención de idólatras conmovidos por sus canciones, los halagos de la prensa especializada y la propia realidad de los excesos y el cansancio de la gira le pasó una inevitable factura. Verla sobre el escenario adquirió muy pronto un punto doloroso. Las interpretaciones descubrían su agotamiento mientras las melodías se reducían a un quejido lento como un caracol que se arrastraba sin metrónomo, acabando la mayoría de noches con una versión sin banda de 'The 2nd Most Beautiful Girl in the World' (Lois Maffeo) que parecía la catarsis de una agonía silenciada por la ternura en <i>Lush</i>. Su cuenta de Twitter desapareció al inicio de la pandemia, y cuando los Estados Unidos ya sabían que Joe Biden había ganado las elecciones (hace ahora un año), Lindsey se ingresó en un centro de rehabilitación de Arizona donde pasó un mes y medio prácticamente incomunicada, procesando lo que por salud no podía quedarse en una huida hacia adelante. Antes ya había encontrado el hilo del que tirar para llegar a <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/20853718-Snail-Mail-Valentine" target="_blank">Valentine</a></b></i> (2021), componiendo las piezas que mejor definen el álbum mientras estuvo confinada en la casa de sus padres en Baltimore (Maryland).</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWT021PMjDMWxHULK1x_xfZcXT34F05PP9lqgvEBSTtU3_yzcBWBU5Oqz-mO8-r12LKSLGIYySrN2Bz05VGlIlN-ISQwUV5NGc1UQhdHPwpCuU-KJ5lgnHlAtUC2DFtxIuxm5V5u5YKEc/s16000/snail-mail-tina-tyrell-2021.jpg" /><br /><p style="text-align: justify;">Mirándonos desde la portada con un semblante inquebrantable y vestida con un traje de inspiración romántica (combo que me recuerda a Chrissie Hynde en la portada de <i>Pretenders II</i>), Lindsey Jordan no solo parece otra; lo es. Paradójicamente, el covid la devolvió a la habitación donde escribió las canciones que habían hecho de Snail Mail toda una sensación para componer las que rubrican su madurez emocional. Musicalmente, <i>Valentine</i> está plagado de riesgos que resultan en agradables sorpresas y ratifican su buen juicio para traspasar los confines de un indie rock que, lo sabemos, tiene en su público una amplia parroquia de puristas que no siempre reciben bien los cambios ambiciosos. <b>Alex Bass</b> (bajo) y <b>Ray Brown</b> (batería) siguen siendo su banda fija, pero dando protagonismo a los teclados, a los toques de sintetizador y a los ritmos programados el álbum cubre un espectro pop amplísimo, donde conviven sin extrañar a nadie piezas bailables, atrevidas, con otras intimistas. La guitarra limpia de <i>Lush</i>, ahora etérea ahora enérgica, queda para el recuerdo como el símbolo de la volatilidad a la que te sujetan los ideales amorosos más imaginados que vividos, pero ahora nos encontramos con una voz que tiene el cuerpo que da la experiencia, tan honesta para hacer crónica de lo que ha sido amar y perder como lo fue para confesar sus anhelos. Son canciones sin trampa ni cartón en lo lírico y perfectas para sonar en la FM. Existiendo algo como <i>Valentine</i> te da apuro que alguien se esté zampando los discos de Taylor Swift, uno detrás de otro, convencido de que se lo están contando como es.</p><p style="text-align: justify;">Cierto es que cuesta aclimatarse a la canción titular, con la que empieza el álbum, hasta que lo has escuchado entero y adquieres perspectiva. 'Valentine' tiene un estribillo afinado para sonar en Disney + y una producción guitarrera con compresión à la 2000's (Hillary Duff, Avril Lavigne, discos de Weezer que no gustan a la gente), pero te acaba conquistando en unas estrofas que son como el cordón umbilical que todavía la liga a su versión más dramática, donde mendiga un poco de intimidad con alguien que ya ha desconectado de ella. Si en el primer tema de <i>Lush</i> cantaba <i>"Me conozco y nunca querré a nadie más"</i>, aquí persiste la idea de fijación (<i>"Mientras seamos nosotras dos / a la mierda con ser recordada, creo que estoy hecha para ti"</i>), pero precedida de un consciente <i>"No puedo amar por las dos / tú tienes que vivir y yo me tengo que ir"</i>. A partir de ahí es cuando empieza la verdadera apertura -de miras, creativa y personal- que hace de este disco una aventura ecléctica y desbordada de seguridad: la picaresca de las bailables 'Ben Franklin' y 'Madonna' (<i>"Cuerpo y sangre / la maldición de los amantes / la intervención divina era demasiado trabajo / no necesito la absolución, solo duele / ahora no nos hablamos"</i>) añade un extraño optimismo a las crudas historias sobre relaciones que no han funcionado, ronroneadas en letras cuadradas con ingenio. Es pop del que hace que quieras repetir enseguida y ha conseguido que no desentone en el imaginario de Snail Mail. En 'Forever (Sailing)' la cosa se decanta hacia un funk lento, sensual y nocturno, mientras que en 'Headlock' encontramos ese candor que ya le conocemos, la fragilidad de un corazón roto que observa cómo una ex está rehaciendo su vida. En acústico, y con una sección de cuerda maravillosa realzando momentos escogidos, escuchamos en 'Light Blue' una declaración de amor directa; y más adelante, en 'c. et al.', un lloro mojado de morriña, alcohol y cansancio (la escribió estando de gira) que podría ser tan lúcido y embarazoso como un mensaje que no deberías haber enviado de madrugada. </p><p style="text-align: justify;"><i>"Labios en blanco, habitación oscura / finjo que eres tú / pero ella besaba en serio / es como si estuviera viviendo, y ya la he superado / y son trece días después / pero aún me siento como si estuviera engañando"</i>, canta en 'Automate', una pieza oscura y con unos giros que ilustran la fricción entre las ganas de avanzar y desearse anclada a un recuerdo imposible. Es la penúltima, antes de que 'Mia' vuelva a demostrarnos cómo ha sabido enriquecer el vocabulario de Snail Mail, apoyando la melodía sobre cambios de acordes que aquí remiten al pop de corte clásico de Burt Bacharach, orquesta incluida. Me recuerda al modo en que Róisín Murphy cerraba <i>Ruby Blue</i> con 'The Closing of the Doors'; una caricia de despedida a una relación acabada, triste hasta las entrañas pero tan cariñosa en la intención que pesa por encima de todo la demostración de amor, el mejor recuerdo. Una droga deliciosa.</p><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/0zNWhYDalgisc4uweLIGZJ?si=PedxqMwLRDK9iJndJvIWDA" target="_blank">Snail Mail - <i>Valentine</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-23159461214124132102021-10-31T14:18:00.001+01:002021-10-31T14:18:20.426+01:00Imperdible: Beach House - "Thank Your Lucky Stars" (2015)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-iVRWqgn8EQ7ge8iVWr0yNfZkxmzPR2jAtA8-12pXY-i7ip8RGDyHF-RM7KRQjPc1i94DLmIx-HPNVCvSj3skr7KCMOhM8eqB_H9qCjhOMJZ2b5QBXnEL5J-NdpUKGg7aRdpso1uJk1A/s1000/beach-house-thank-your-lucky-stars-2015.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1000" data-original-width="1000" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg-iVRWqgn8EQ7ge8iVWr0yNfZkxmzPR2jAtA8-12pXY-i7ip8RGDyHF-RM7KRQjPc1i94DLmIx-HPNVCvSj3skr7KCMOhM8eqB_H9qCjhOMJZ2b5QBXnEL5J-NdpUKGg7aRdpso1uJk1A/s320/beach-house-thank-your-lucky-stars-2015.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">¿Sería adecuado decir que he renovado mis votos con <b><a href="http://www.beachhousebaltimore.com/" target="_blank">Beach House</a></b>? Se renuevan los votos si ambas partes contratantes ratifican su compromiso cuando se sorprenden de que siga vigente y hambriento un amor que en su día fue apasionado, pero aunque la naturaleza de toda relación entre oyentes y creadores parta de una realidad unidireccional (de ti depende cómo les quieres, cuánto y hasta cuándo, y ellos nunca lo sabrán), me parece cínico decidirlo solo yo. Además, lo que me está sucediendo se parece más al cosquilleo de un reencuentro con alguien a quien quisiste mucho y de quien te separaste, pero cuya calidez te cautiva en cuanto vuestros caminos vuelven a cruzarse. A principios de la década pasada vi a Beach House en directo cinco o seis veces en poco más de tres años. Venían mucho y se les esperaba siempre. La línea temporal que nos llevó desde una claustrofóbica noche en La [2] de Apolo a verles prevalecer ante audiencias de miles de personas en festivales fue vertiginosa, pero en realidad lógica ante lo que su música estaba tejiendo con el público. Conjuraban un amor inmenso -entendido no solo como romántico, sino como la más enorme de las emociones- y abandonarse a él era adictivo si te habían tocado la tecla adecuada. Solo el tiempo destapa si una música que te afectó con la fuerza de los amores a primera vista, consumados con lágrimas de complicidad, va a seguir contigo. Sin necesitar ponerme un disco de Beach House en los últimos cinco años creía que quizás la suya no, y tampoco me preguntaba porqué. Cambias, diverges y, si realmente no lo sientes, no lo lamentas. Pero a veces la mente va urdiendo a nuestras espaldas en busca de recursos que no sospechamos que necesitamos y, para ofrecérnoslos, los disfraza de ocurrencia desenfadada. Así acabó <b><i><a href="https://www.discogs.com/release/7662310-Beach-House-Thank-Your-Lucky-Stars" target="_blank">Thank Your Lucky Stars</a></i></b> (2015) añadido a la lista de los discos con los que iba a regalarme los oídos en mis próximos paseos, hace un par de semanas; presuntamente al azar y sin tener ni idea de que iba a ser una carta de reconciliación, ya leída tiempo atrás, sí, pero con un impacto amplificado en la relectura.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><b>Victoria Legrand</b> (voz, teclado, bajo, guitarra) y <b>Alex Scally</b> (guitarra, teclado, bajo) se conocieron en Baltimore (Maryland), la tierra que vio nacer a John Waters, quien una vez <a href="https://www.huckmag.com/art-and-culture/music-2/beach-house-interview-7-best-boldest/" target="_blank">les aconsejó</a>: <i>"Ni parpadeéis. Si paráis, otro ocupará vuestro lugar"</i>. En aquel entonces Legrand regresaba a los Estados Unidos después de pasar unos años estudiando interpretación en París, concluyendo que si tenía que apostar por una carrera inestable y arriesgada, la música era mucho más importante que la actuación. La conexión con Scally, que entró como bajista en el proyecto que tenia Victoria mediante un amigo mutuo, asomó cuando arreglaron juntos una versión de ELO y se dieron cuenta de lo fácil que les era comunicarse y ponerse de acuerdo. Sus gustos convergían en cosas como el folk, el rock setentero y los 90 de Portishead y Spiritualized. El recorrido simbiótico del dúo empezó sonando tan intrigante como candoroso, como la noche en vela de unos niños que se disfrazan de espadachín y de fantasma para sentarse en el suelo e imaginar qué son la brujería y el ocultismo. Las herramientas base de su lenguaje -caja de ritmos cruda, guitarra reducida a punteos insinuantes, teclados que destellan con la rugosidad de una fotocopia negra, a veces doblada en forma de barquito y posada en el agua- desarrollaron el ecosistema y la arquitectura de su universo particular. El álbum que les encumbró como algo verdaderamente especial, <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/2179535-Beach-House-Teen-Dream" target="_blank">Teen Dream</a></b></i> (2010), tan solo era el tercero, pero su recorrido emocional era incontestable. Victoria y Alex están entre el puñado de compositores que pueden crear un clima íntimo y personal sin hablar de específicos ni ser exhibicionistas; van directos a codificar la sensación, la emoción que define a una experiencia, y a la altura de <i>Teen Dream</i> su música estaba desbordada de empatía. Era de esos discos llenos de canciones emblemáticas, todas henchidas de un afecto altruista que enamoraba y acompañaba. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjKVUgEc9n6aYa0Q-4g8sjM2NcIjb5ZVoOYBHlMjJQA4O5u9AahWQv3O19UNj8rewlYDzYoGDl5JpSmT8raYeZFUqRGLBcHtABWlKhCOspt57FpQpjkPW9zPnDqAZPNJx5qRVAKG3431MU/s16000/beach-house-2015.jpg" /><br /></div><div> <br /><div style="text-align: justify;">No sé cuándo les dio John Waters el consejo de no parar, pero la recepción de <i>Teen Dream</i> como un clásico instantáneo solo hizo que propulsarles a llevar un ritmo imparable alternando giras y discos. <i>Thank Your Lucky Stars</i> fue fruto de un flujo creativo incontenible, el segundo disco que sacaron en el mismo año -solo dos meses después de <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/7414178-Beach-House-Depression-Cherry" target="_blank">Depression Cherry</a></b></i> (2015)- y <a href="https://www.subpop.com/news/2015/10/12/surprise_beach_houses_announces_6th_lp_thank_your_lucky_stars_out_oct_16" target="_blank">anunciado</a> por sorpresa la misma semana que se publicaba. Al contrario de lo que pudiera parecer por la inusual maniobra, no se trataba de un conjunto de canciones descartadas; en el escueto comunicado aclaraban que las habían grabado en las sesiones de <i>Depression Cherry</i> (producidas, pues, junto a <b>Chris Coady</b>) pero todas habían sido compuestas después de las de éste. Con el estudio reservado para noviembre de 2014 y el repertorio que querían grabar cerrado en julio, siguieron inspirados para escribir y redondearon una nueva colección de temas, escrita en a penas dos meses. <i>"Como ya teníamos un disco (escrito), no sentimos ninguna presión con estas canciones"</i>, <a href="https://eu.argusleader.com/story/blogs/scotthudson/2016/08/10/playing-sioux-falls-help-beach-house-fulfill-dream/88515138/" target="_blank">explicaba</a> Alex en 2016. <i>"No les dimos cuerpo. No les pusimos puentes. No las orquestamos ni las arreglamos mucho. Las dejamos ser muy naturales. (...) Solo queríamos sacar un disco y no enviarlo a la prensa ni todas las cosas que tienes que hacer cuando lo publicas"</i>. A más de uno no le pasó por alto la palabra "político" en la nota de prensa, y para entender mejor el hilo narrativo del álbum vale la pena rescatar lo que el dúo dijo al respecto en una <a href="https://www.reddit.com/r/Music/comments/3pihzy/beach_house_ama/" target="_blank">ronda de preguntas</a> con sus seguidores: <i>"'Político' es una palabra grande, para nosotros significa que las canciones lidian más con el mundo tangible de la cultura, y menos en el terreno de lo cósmico, el alma, el corazón... Para nosotros los temas muestran muchas reflexiones sobre los roles y las expectativas de las mujeres en nuestra sociedad, la cultura de internet, el alcoholismo, el abuso, etc. Es decir, para nosotros se sitúa más en el mundo de la gente, por lo tanto, es más político"</i>. </div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es fácil sentir alivio, escalofríos y que el corazón te bombea con fuerza cuando Victoria se entrega en las canciones de escala colosal ('Silver Soul', 'Real Love', '10 Mile Stereo', 'Wild') que abundaban en <i>Teen Dream</i> y <i><b><a href="https://www.discogs.com/release/3572666-Beach-House-Bloom" target="_blank">Bloom</a></b></i> (2012), pero en <i>Thank Your Lucky Stars</i> la propuesta emocional es más sutil. El tono anhelante que llevó a su máxima expresión en esos discos respira aquí con una distinguida tranquilidad, a veces genuinamente serena, otras como ausente, contenida o intoxicada. No es un regreso a los oscuros juegos de alcoba de sus principios, pero hay una apuesta por la sencillez que responde a la exuberancia que alcanzaron en su evolución. El fondo es más complejo. En la portada tenemos una foto de su madre tomada cuando era una niña a finales de los años 50, enseñando a cámara la muñeca que le han regalado con una expresión educada pero no eufórica, y cuando te adentras en estas canciones entiendes que refleja la fricción entre los convencionalismos y los sentimientos desagradables que discurren en soledad en un universo que, como autora de todos los textos, Legrand define en términos muy femeninos. Incluso el título del disco ("Agradece tu suerte") es un comentario punzante en este contexto. En estas nueve piezas Victoria se fracciona en forma de observadora, acompañante, confidente, justiciera, sombra y alter ego de sujetos que presenta con el pronombre "ella" y de quienes habla sin tapujos, pero tampoco con obviedades. Es natural que no concibieran mezclar estas canciones con las de <i>Depression Cherry</i>, un disco con un repertorio que viró hacia lo etéreo -y lo sublimó- para escapar la grandiosidad formal; <i>Thank Your Lucky Stars</i>, en cambio, tiene una aspereza particular.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Incluso arrancando el álbum con una pieza que pertenece a su lado más cariñoso, la figura de la 'Majorette' que la titula es como la imagen de su madre en la portada; una chica que se mantiene en su sitio en el desfile, haciendo girar su bastón a pesar del desencanto que acumula en sus adentros. En 'She's So Lovely', Victoria se arrastra como un fantasma con grilletes para retratar a una mujer hermosa cuya presencia es desestabilizadora, triste; en 'All Your Yeahs' va de la mano de otra chica inquietante (<i>"Calla, no llores / en la próxima vida / Ella me lleva hacia el agua / no dice una palabra"</i>) y la canción se divide entre la tensión sostenida de la primera parte, donde la voz surca aguas lisas, y el despegue posterior en un vuelo de la marca OMD, una electrónica retrofuturista que da una sensación de conciliación y movimiento a la resolución del tema, código estético que se repite en la dinámica 'The Traveller', donde enfrenta las visiones de alguien que aprovecha la vida y alguien que la mira pasar. 'Common Girl' (una observación sobre la frivolidad en forma de vals, con el teclado hirviendo) y 'Rough Song' son más incisivas, en la última usando una melodía extracándida para narrar las escenas embarazosas con las que una mujer alcohólica avergüenza a su hija en una fiesta. El disco acaba en una cumbre con un doo wop pasado por su filtro mágico, 'Somewhere Tonight' (la imagen de una pista de baile vacía donde solo se cruzan las luces de colores), pero es 'Elegy to the Void' la que suena a pieza central; la traslación sonora de un legado familiar que se derrama entre generaciones, la mirada atrás a toda una vida de caricias y errores, la sacudida del paso del tiempo frente al espejo, quizás sospechando que la muerte está cerca. Vuelven a hacerlo: los acordes majestuosos del principio se funden despacio con lo que suena como si los motores arrancasen, y empieza otro viaje; no sideral: recordad que dijeron que este disco no acontece en el cosmos, sino con la gente. Es un viaje en el tiempo y el traqueteo son los recuerdos, en una noche sin estrellas a las que pedir un deseo.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar en <b>Spotify</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://open.spotify.com/album/2LY64XcNbQ2bSjjsrbODlL?si=EiC-fC5OR1mjgmHgX5a-lg" target="_blank">Beach House - <i>Thank Your Lucky Stars</i></a></b></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-12891359155225466412021-09-28T09:13:00.006+02:002022-01-19T20:50:56.936+01:00Escenarios: Ainara LeGardon - Sala VOL (Barcelona), 26 de septiembre de 2021<div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiduhU40M-_nWqXSMe9Ff8GRxluVE5cdvfiFbreZL_FcWLJAe_jtuK7fkW1YtFesDR-K8P2mODwETHKkQaDrUmZaeMw9_GcYbt3tXRSQgH1gZ6tfVV2vQ3i35znEQjjO3k8uOpSnbYyIxA/s16000/ainara-legardon-sala-vol-26-9-21.JPG" /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se intuía una velada desafiante desde que crucé el umbral de la puerta y escuché la música de ambiente previa al concierto. En la sala sonaban las canciones de una artista apodada Lingua Ignota, en ocasiones arriesgando de tal manera con su expresividad vocal que el recuerdo de alguien tan salvaje como Diamanda Galás me parecía un ronroneo cariñoso. Mientras nos envolvía esa realidad cantada con tantas disonancias incómodas como nuestra propia existencia, una chica le preguntaba a su acompañante si creía que <b><a href="https://ainaralegardon.com/" target="_blank">Ainara LeGardon</a></b> tocaría en formato acústico, y la palabra "acústico" me pareció pequeña y famélica yuxtapuesta al terror sembrado por Lingua Ignota, y sabiendo que LeGardon no iba a dar un concierto ni acústico ni al uso. Ya hace tiempo que no lo hace. Esperando a que se subiese al escenario, me acordé de todas las veces que pudimos verla en una sala Heliogàbal llena hasta los topes, absorbiendo su entrega desde las más cortas distancias. A la <b>Sala VOL</b> pudimos entrar una treintena de personas, separadas, sentadas y atentas de una forma distinta, pero no menos conmovidas; yo creo que mucho más sensibles a todo lo que ocurría. También me acordé de cómo sus inquietudes nacidas en la periferia de la propia música empezaron como proyectos paralelos hará unos diez, doce años, y de cómo poco a poco fue incorporando sus hallazgos a sus composiciones. Todo lo que ha estudiado, todo lo que se ha abierto conforme ha desarrollado su carrera, solo ha hecho que alimentar el aspecto humano de su trabajo. A estas alturas ya hemos aprendido a preguntarnos hacia dónde empujará su radio de acción cuando volvamos a tenerla en frente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La pandemia torció la publicación y los planes de presentación de <i><b><a href="https://ainaralegardon.com/descargas/res-cue-es.pdf" target="_blank">Res-cue. The Archive in the Mouth</a></b></i> (2020) la primavera del año pasado, quizás su proyecto más ambicioso, una mirada única a su proceso creativo enfocada desde la revisión de esbozos musicales nunca acabados, reinterpretándolos en un diálogo entre la Ainara que los creó y la que se los ha encontrado archivados. Pretendía presentarlo en un formato híbrido entre concierto y conferencia performativa -intención que oficialmente no ha abandonado-, pero lo que vimos anteayer, en su primera actuación sin banda en Barcelona desde hace bastante tiempo, fue la puesta en práctica de todo lo que ha conquistado resolviendo las incógnitas de <i>Res-cue</i>. LeGardon actúa en solitario pero ya no viaja solo con dos guitarras y una selección de los títulos de su catálogo que nos han arrebatado en el pasado. Ahora se sitúa en medio de un círculo donde caben pequeños amplificadores, cables, micrófonos, pedales que emiten unos graves vertiginosos y una grabadora con la que sorprende cada vez que la coge o se inclina para acercarse a ella y utilizarla como micrófono en directo. El repertorio es un flujo de material inédito, inspirado por el pasado desde el presente, donde reconocemos recortes incluso de su cancionero publicado -el arpegio de 'Without' incorporado a una pieza que se llama 'Caminar'; 'Como Lobos' brotando cuando se está apagando 'La Duda'- pero que nos cautiva y nos agita como si pisáramos terreno virgen. Si alguien cree que se trata de un recital con un gran peso de improvisación, está viviendo una ilusión que es todo un halago para Ainara: solo con su meticulosidad y su respeto por la arquitectura sonora se puede conseguir esa sensación de libertad, la fantasía de que estamos escuchando cómo florece cada detalle por primera vez con ella, pero para que todo luzca así de orgánico y natural pongo la mano en el fuego y afirmo que hay un gran (gran, gran) trabajo detrás. Desde la sobriedad visual al periplo que dibuja la sucesión de canciones, sugiriendo una intención argumental, LeGardon nos propone un concierto más cercano a las artes escénicas que a un recital de rock, y otra vez vuelvo a la misma idea: hay reflexión, hay maestría técnica y hay un propósito, pero es un cálculo de trastienda que en sus manos y en su voz nunca podría traducirse en automático; son los <i>settings</i>, el asentamiento de una estructura sólida que justamente le permite dejarse llevar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Otra revelación paulatina ha sido escucharla cantar en castellano (y en euskera) desde que publicó <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2017/11/tarde-o-temprano-ainara-legardon-ainara.html" target="_blank">su último álbum en 2017</a>, descubriendo que este idioma le inspira unas letras sucintas y poéticas; he oído hablar a artistas españoles que solían escribir en inglés sobre cómo resultaba más fácil que el castellano por una cuestión meramente espacial (las palabras son más cortas y menos recias, dicen), pero Ainara no parece tener problema para elegir y cuadrar aquello que va a ser sugerente o punzante, a veces simultáneamente. Quien disfrute de su tono al hablar cuando escucha algún episodio de su <a href="https://legardon.net/autoria/" target="_blank">podcast sobre autoría y propiedad intelectual</a> -esa dicción tranquila, cálida- se quedaría hipnotizado con 'Meridiano Cero', una apertura inmejorable para este viaje; el recitado de una nota de voz en la que se van confundiendo sujeto, complemento directo e indirecto, mientras LeGardon adorna el ambiente con feedback y voces erosionadas hasta desembocar en uno de sus personales arpegios, esos con los que parece rumiar y dilatar el tiempo mientras toca. 'Volver a Pensarnos' engrosa la vertiente más melancólica de su repertorio (esa voz fantasmagórica a través de la grabadora) y otras como 'Caminar' muestran de nuevo con qué destreza hace gotear el silencio y sostiene la tensión. En el ecuador de la velada, no obstante, es donde dio quizás la interpretación más bárbara de la noche: 'White', pieza central del disco donde empezó a experimentar seriamente con la voz (<b><i><a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2014/11/imperdible-ainara-legardon-every-minute.html" target="_blank">Every Minute</a></i></b>, 2014), se convirtió en 'Fundido a Blanco' y fue como verla romper un muro de ese color para enseñarnos las entrañas de lo que escondía la canción desde el primer día. En la versión publicada había una contención neurótica, la expresión ahogada de algo demasiado incómodo; en esta reinterpretación da rienda suelta a todo lo que tiene que salir sin censurar espasmos y levantando la voz. Fue solo uno de los muchos momentos en los que un escalofrío me recorrió el cráneo desde la nuca hasta donde la piel se agujerea para enseñar los ojos. Ainara concluyó con un único bis, 'Ixo' ('Silencio' en euskera), una palabra que acarició y retorció (en un momento dado rompió la voz como si un arco nervioso castigase las notas más agudas de un violín) hasta despedirnos con un toque teatral precioso, cantando fuera de micrófono y apagando poco a poco todo su equipo. Si alguien se siente intrigado, puede saciarlo con una <a href="https://youtu.be/haQHybscLBw" target="_blank">grabación soberbia en vídeo</a> de cuando llevó este espectáculo al Teatro Jovellanos de Gijón el pasado mes de mayo. Imperdible si se acerca a tu territorio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-407257001971618989.post-21499924849204324682021-08-12T14:53:00.005+02:002021-08-13T11:24:00.901+02:00Tarde o temprano: Piroshka - "Love Drips and Gathers" (2021)<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg040nmSTX_eua05cEmTjD1iXX-UP-4owsoSu9V_-byhGaaF5HE9qDzwQeioyKR0Afczf3N2fk7NyQXZXvnXuu_2L85hsSnAbqJ6B8Vfiyc3rc1apoaK3LMkdGlHG9K_VbeOdFVgS-znm8/s1200/piroshka-love-drips-and-gathers-2021.jpg" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1200" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg040nmSTX_eua05cEmTjD1iXX-UP-4owsoSu9V_-byhGaaF5HE9qDzwQeioyKR0Afczf3N2fk7NyQXZXvnXuu_2L85hsSnAbqJ6B8Vfiyc3rc1apoaK3LMkdGlHG9K_VbeOdFVgS-znm8/s320/piroshka-love-drips-and-gathers-2021.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">"El evanescente arte de vivir y el arte de desaparecer". Era el título <a href="https://www.kosmosjournal.org/kj_article/kendra-smith/" target="_blank">de un artículo</a> centrado en la figura de Kendra Smith, una cantautora muy querida por haber formado parte de bandas como The Dream Syndicate y Opal que decidió retirarse a una cabaña en el campo hace 25 años, donde hoy sigue feliz, autoabasteciéndose y alejada del reconocimiento público mientras los admiradores de su arte permanecen fascinados, alimentando onzas de misticismo a la lectura que hacen de su decisión; haciendo de ella una especie de leyenda fantasmagórica. Aunque nadie lo diría por haber sido una música de carácter extrovertido en las antípodas de Kendra, un aura de misterio semejante rodeó a <b>Miki Berenyi</b> (voz, guitarra) una larga temporada cuando un comunicado anunció que su grupo, Lush, dejaba de existir. La andadura de la banda acabó con un golpe sordo cuando Chris Acland, su mejor amigo y batería en la formación, se quitó la vida en octubre de 1996. El silencio que violentó el jardín de la casa donde se ahorcó se extendió a la vida de Miki y absorbió el color rojo de su icónica melena, convirtiendo la idea de volver a hacer música en algo traumático. Cuando en 2002 Julio Ruiz recibió en los estudios de Radio 3 a Emma Anderson, su cómplice en Lush (por entonces embarcada en un nuevo proyecto, Sing-Sing), no pudo resistirse a empezar <a href="https://www.youtube.com/watch?v=HQu-zO9xl7A" target="_blank">la entrevista</a> preguntando por el paradero de Miki: <i>"Tuvo un bebé el año pasado, que ahora tendrá unos diez meses, </i><i>y trabaja en una revista a temporadas, pero no está haciendo nada de música"</i>. Pasaron muchos años, pero fue desperezándose del perfil bajo que había mantenido. En internet había una comunidad de seguidores de Lush que seguía creciendo y de vez en cuando su catálogo era revisado bajo una luz reivindicativa desde publicaciones musicales de referencia. Todo acabó cristalizando en una reunión del grupo que parecía tan improbable como la misma idea de volver a oír cantar a Miki; una vuelta que nos dejó <a href="https://picaduradeabeja.blogspot.com/2016/05/por-el-atajo-lush-blind-spot-2016.html" target="_blank">un EP espléndido</a> en 2016 pero que las tensiones del pasado, que <a href="https://web.archive.org/web/20200606055629/https://thecreativeindependent.com/people/on-the-peaks-and-pitfalls-of-being-a-songwriter-in-a-band/" target="_blank">subestimaron</a>, demostraron imposible de sostener. Ya no importaba; Miki Berenyi había vuelto y el lado emocionante de la experiencia la había contagiado lo suficiente como para verse creando música en nuevos paisajes.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El flamante <i><b><a href="https://piroshka.bandcamp.com/album/love-drips-gathers" target="_blank">Love Drips and Gathers</a></b></i> (2021) es el segundo álbum de <b><a href="https://bellaunion.com/artists/piroshka/" target="_blank">Piroshka</a></b> (adaptación fonética de una palabra que en húngaro significa Caperucita Roja), un proyecto que fue propulsado por la ruptura definitiva de Lush: <b>Justin Welch</b> (batería, percusión) había ocupado el sitio del fallecido Chris Acland y <b>Michael Conroy</b> (bajo) tuvo que ocupar el del bajista Phil King en el último concierto, cuando éste se marchó airado antes de finalizar la gira de reunión. Los tres decidieron seguir ensayando y ver a dónde les llevaba. <i>"Era Justin quien tenía ese entusiasmo por hacer cualquier cosa, que es bastante difícil de resistir"</i>, <a href="https://www.pastemagazine.com/music/piroshka/piroshka-love-drips-and-gathers-interview/" target="_blank">explicaba</a> ella. <i>"Así que creo que él es la clave, es una dinamo"</i>. A <b>Moose McKillop</b> (guitarra), pareja de Miki desde 1996, hubo que persuadirle (<i>"No sé si pensaba algo como, 'Oh, ¿es buena idea que una pareja esté en la misma banda? ¿Traerá problemas?'"</i>) pero finalmente se unió a lo que se corrió a llamar supergrupo, como suele hacerse, viniendo cada uno de distintas bandas respetadas, desaparecidas y añoradas: Elastica, Modern English, Moose y, claro, Lush. En <b><i><a href="https://piroshka.bandcamp.com/album/brickbat" target="_blank">Brickbat</a></i></b> (2019), su debut, las canciones destacaban por su presencia física -la palabra que lo titula se refiere a un trozo de ladrillo hecho arma arrojadiza y también a un comentario hiriente- pero no quiero dar a entender nada agresivo, sino que se materializaban en los oídos con una solidez corpórea, y si se acercaban a aguas oníricas era como quien sumerge las manos y las agita rápidamente solo para comprobar la temperatura. ¿Y ahora?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9xSxcmcTZAkUuEW_yONdoOkqoNhEAsj9kz7mlLsDu1C42MusEo9U3ldQ3sxIcCnYVZ58tK1G9ghl-kRlbVQK4VatklYMN0Hv8RTUAYgCiBO1UNbq-Td9o7gjEPeyKb8ySgVunRS-4J8A/s16000/piroshka-2021-promo.jpg" /><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora es al revés: <i>Love Drips and Gathers</i> -que ha encontrado su título en <a href="https://poets.org/poem/force-through-green-fuse-drives-flower" target="_blank">un poema</a> de Dylan Thomas- bucea plácidamente en aguas donde los sueños y los recuerdos penetran la superficie pulverizados por un aerosol, como si fuesen comida para los peces de colores, y así solo hay que interrumpir la zambullida muy de vez en cuando para sacar la cabeza y coger aire. La forma en que se suceden las canciones (algunas fundiéndose entre ellas literalmente) acentúa esa sensación de tránsito fluido y de abrigo emocional. Como otros discos que están apareciendo a lo largo de 2021, este lo tenía prácticamente todo atado antes del confinamiento pandémico, pero el tinte vulnerable de sus luces y sus sombras está en perfecta armonía con el estado de ánimo actual; más que por premonición, porque las heridas anímicas que arrastramos vienen socavándose desde hace mucho más que un año. Miki y Moose, ambos letristas, han hecho de lo personal algo rebosante de empatía. <i>"Tener más de 50 te da cierta perspectiva"</i>, <a href="https://getinherears.com/2021/07/22/interview-miki-berenyi-piroshka/" target="_blank">dice</a> Berenyi. <i>"Muchas de las letras tratan sobre gente que hemos perdido y los recuerdos que evocan, y cómo evolucionan las relaciones conforme envejeces. El remordimiento no es algo que te preocupe cuando eres joven, pero a mi edad hay cosas que debes aceptar -la vida no vivida, las cosas que no dijiste y que ya es demasiado tarde para decir, o que finalmente son fáciles de decir"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Frente a la espontaneidad con la que gestaron <i>Brickbat</i>, muchas veces intercambiando ideas por internet desde sus respectivas ciudades y grabando rápidamente cuando podían, en esta ocasión tuvieron más tiempo para experimentar en el estudio y trabajar en algo mucho más atmosférico. La desnudez con la que 'Hastings 1973' arranca el álbum es como una ofrenda de ternura con el brazo extendido, invitándote a cogerle la mano con los ojos cerrados; la bienvenida a una balsa de aceite donde la voz de Miki, como una cinta de luz, pronto se ve arropada por teclados refulgentes y un ritmo sensual, funky, urdido por la percusión y la guitarra. El arreglo de fiscorno hacia el final te pilla desprevenido y remata una peculiar sensación de morriña que se extiende a 'The Knife Thrower's Daughter'. Como una nana compuesta con el tipo de giros melódicos que en una carpa de circo te harían pensar que el acróbata está en peligro, esta pieza te aborda con la delicadeza con la que hablarías a un niño:<i> "¿Tenía tu casa leones? / ¿tenía tu casa ratones? (...) Yo no tenía nada / pero vivía en un mundo / donde nada se sentía como algo / algo que contemplar"</i>. Seguidamente, 'Scratching at the Lid' se enciende como una de las canciones centrales del disco, su urgencia pop la clave para un monólogo interno con el que convencerte de que la vida es muy corta para estancarse pensando en lo que pudo ser y no fue: <i>"¿Qué dirás cuando te metan bajo tierra, arañando la tapa mientras desciende la caja? Lo tiraste todo por la borda"</i>. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La textura deja de ser gaseosa en 'V.O' -una elegía para el artista gráfico Vaughan Oliver, alumbrada bajo un cielo encapotado pero dirigida por un ritmo prominente- y en 'Wanderlust' -donde llegan a evocar la psicodelia de etiqueta de los primeros Broadcast-, mientras que por las melodías agudas y etéreas de 'Echo Loco' y la calma chicha de 'Loveable' -otra canción con una percusión persistente y seductora- se puede poner la mano en el fuego y afirmar que Miki Berenyi ha tenido un papel crucial componiéndolas; son agridulces como las de <i><b><a href="https://www.discogs.com/Lush-Split/release/393877" target="_blank">Split</a></b></i> (1994), como si el espectro de su figura con la cabellera roja al frente de Lush se proyectara sobre ella igual que las luces en un escenario. 'Familiar', discutiblemente la pieza más atmosférica del conjunto, hace de un estado de ánimo depresivo un viaje sideral; flotas y ves fogonazos que avanzan mucho más rápido que tú, como el mundo a tu alrededor. Ya no sé si estoy buceando como al principio o si se me han llevado del planeta Tierra. Pero no siento la gravedad; solo una ligereza medicinal.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: right;">Para escuchar y comprar en <b>Bandcamp</b>:</div><div style="text-align: right;"><b><a href="https://piroshka.bandcamp.com/album/love-drips-gathers" target="_blank">Piroshka - <i>Love Drips and Gathers</i></a></b></div><div style="text-align: right;"><br /></div><div style="text-align: right;">También <a href="https://open.spotify.com/album/5tusxNUOEipavwNO8P0MNI?si=GUDT55-iSR-FC-Dlz0bZwA&dl_branch=1" target="_blank">en Spotify</a></div>Estanis Solsonahttp://www.blogger.com/profile/05435024792809310357noreply@blogger.com0