Escenarios: Faraday Festival (Vilanova i la Geltrú), 3 y 4 de julio de 2009


El rumor a tres semanas vista de la última edición del Faraday Festival lo dejaba claro: este año no había que pensárselo mucho si uno quería asistir, porque las entradas se estaban vendiendo rápido. Mucho más que en años anteriores, se había corrido la voz sobre las maravillas de un festival que tiene lugar al lado de una bonita playa, que se distingue de los demás por tener un aforo de escala pequeña y como consecuencia un ambiente más relajado, familiar y nada agobiante. Y sí, las entradas se agotaron bastantes días antes del fin de semana, incluso del fin de semana anterior, y es de agradecer a la organización que no se sobre-explote la capacidad del recinto y permitir que el del Faraday sea un lleno absoluto que no está reñido con la comodidad.

Viernes día 3 de julio

Aunque cada año cuenta con un par de cabezas de cartel de prestigio internacional, el grueso de la plantilla del Faraday lo forman bandas estatales, así que tuve oportunidad de pillar en directo a algunas a las que todavía no había podido ver en lo que va de año. Si los directos de grupos como Los Punsetes, Hello Cuca, Veracruz, Alondra Bentley o Tu Madre ya me habían hecho dar cuenta de las buenas maneras y el eclecticismo del que goza actualmente el pop independiente español, tras mi visita al Faraday puedo sumar sin titubear a unas cuantas bandas más a la lista. Y es que creo que jamás me habían entusiasmado tantas bandas nacionales de golpe como ahora. El viernes llegamos algo tarde, a tiempo para pillar a Charades, un grupo del que se ha dicho varias veces que tiene un directo flojo, que no hace justicia al trabajo que hacen en estudio. Con nuevo miembro entre sus filas (Mary abandonó el año pasado), la verdad es que me convencieron lo suficiente como para darle una segunda oportunidad a su disco más reciente, En Ningún Lugar. Sus canciones tienen un tono alegre que sentó bien al atardecer, pero cayeron en una preocupante linealidad -sobretodo en los temas nuevos- al apoyar prácticamente todos los estribillos en "ohhhs" y "oooeeeehhhs" que costaba diferenciar. Aún así, la pieza que da título al disco dejó un magnífico sabor de boca al cierre. Tomaron el relevo Ipso Facto, toda una sorpresa en el cartel por su estética gótica (musicalmente y en cuanto a imagen) que en el programa del festival se vendía como cercano a Siouxsie y a Magazine, desorientando más que otra cosa. Lo que ofreció el trío británico no bebía de ese post-punk de inventiva angulosa, sino de un gótico genérico más cercano a nuestros días, pero su actuación fue sólida y entretenida, y contó con la primera versión curiosa del fin de semana, el 'You Don't Own Me' que se hizo popular, entre otras lecturas, gracias a The Blow Monkeys en la banda sonora de Dirty Dancing


Tras la improvisación más que libre de Bèstia Ferida en el escenario ADN, al escenario principal se subieron The Leisure Society, que me empezaron sonando a Belle & Sebastian pero que a fuerza de arreglos de flauta y ukelele y su placidez optimista remitieron a la psicodelia pastoral y hippie de los 70. Tocaron una versión del 'Cars' de Gary Numan que la podrían haber firmado It's a Beautiful Day, con una ejecución impecable. The New Raemon entusiasmó a un público entregado a corear todos sus temas, incluso uno que había colgado en Myspace unas horas antes del inicio del festival. A los fans los tenía ganados desde el principio, y al resto se los metió en el bolsillo sin problemas gracias a ese pop que habla de cosas que todos conocemos bien y con su simpatía. Half Foot Outside ofrecieron uno de los directos más robustos del festival, pero en algún momento su repertorio puede hacerse algo monolítico -power pop ruidoso a piñón fijo, o eso me pareció a mí. Para acabar la jornada del sábado, pérdida total de papeles en el concierto de un Joe Crepúsculo que disfruta jaleando a la audiencia, y luego pasa lo que pasa: un pogo que va in crescendo a golpes y empujones cada vez con más carrerilla y aquello es el concierto más punk que hayas visto en la vida. sus temas, todos himnos a estas alturas del año, ayudaron a que la revuelta fuera redonda.

Sábado día 4 de julio

El sábado llegamos y me encuentro con la agradable sorpresa de Extraperlo, banda que vimos hace dos años en Becool, antes de su reconversión de estilo, y que ahora tiene puntos para convertirse en mi última obsesión; en su música hay algo muy adictivo. Cajas de ritmos, juegos de guitarras y percusiones programadas que recuerdan a Talking Heads y rasgos que fugazmente me traen a la mente a los Claustrofobia de discos como Arrebato e incluso a Radio Futura. Tienen algo romántico pero también desenfadado, y la combinación es estupenda. Shugo Tokumaru llenó luego de curiosos el escenario ADN, pero su pop acústico en japonés no sonó demasiado bien, puesto sobre todo en evidencia por una versión destartalada de 'Video Killed the Radio Star' que hubiera merecido una mirada de simpatía si hubiera sido improvisada, pero se quedó en tristemente anecdótica. The Mummers -comparaciones según el programa: Björk y Goldfrapp- supo a poco, a descafeinado. Pop de medios tiempos con un patrón poco personal y piruetas vocales aprendidas de Liz Fraser y puesta en escena de pretendido toque especial pero algo desangelada, un quiero y no puedo. Agradable, pero no consiguió captar mi atención durante mucho tiempo.

Tras el acústico de Dorian, que sirvió de hilo musical para la cena, el Faraday 2009 recibió finalmente a alguien a quien habían estado persiguiendo desde los inicios del festival, y además en lo que suponía su primera actuación en solitario según declaraba él mismo a la revista Go. Neil Hannon, esto es, The Divine Comedy, desplegó clase y elegancia natural alternando piano y guitarra acústica, acentuando con esta carencia de elementos externos su capacidad de encanto como narrador, y el peso emocional de las viñetas descritas en sus canciones. A la espera de que salga su nuevo álbum el año que viene, en el Faraday despachó un emocionante repaso a su carrera, acertado y precioso teniendo en cuenta lo que se le esperaba por ahí. Se mostró honestamente agradecido y aseguró que volvería si se lo pedían de nuevo. El cantante de Manel arrancó, tras Hannon, con un pesado monólogo en el que aseguraba que iban a tener un montaje muy sofisticado y espectacular a sabiendas de que tocaban tras el cabeza de cartel absoluto, pero que por problemas logísticos no lo pudieron llevar a cabo. Una broma sin gracia y que encima se hizo larga. Más allá de los prejuicios que a veces pueda tener con el catalán aplicado al pop (hay casos y casos; he escuchado 'Ciutadella' de Extraperlo hace un momento muy a gusto), hay algo en su propuesta que me sonó carca, pero el público estaba entusiasmado. Nos despedimos del Faraday con el concierto de 1990s, movidos por un cansancio desmesurado, y la verdad es que fue un buen concierto para decir adiós. Energía y riffs rockeros, de pegada inmediata, y caras de felicidad entre los miembros del grupo. se queda la espina de perderse los conciertos del domingo por la tarde (Songstore, Boat Beam y Gary Olson), pero uno se va con una certeza: el año que viene voy a volver.

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