Autobombo: Broméine - "Oh, the Gimmick!" (2006) + Descartes
Hace una semana andaba buscando unas fotos antiguas que no encontraba en el disco duro y tuve que acabar mirando en varios CD's y DVD's que tenía perdidos y medio rallados en cajones y fundas polvorientas. El objetivo de encontrar las fotos no se vio cumplido, pero di con un montón de maquetas de canciones que ni siquiera recordaba haber grabado entre 2005 y 2006, cuando inicié un proyecto diametralmente opuesto a Deserter y con una manera de trabajar muy distinta.
De hecho, no sé hasta que punto sería honesto describirlo como una simple operación estudiada consistente en hacer un determinado tipo de música, porque las vivencias que estaba teniendo por entonces no me estaban inspirando canciones introspectivas, de sonoridades acústicas y crudas; que empezaran a salir canciones bailables y envenenadas, hechas a retales, fue algo muy natural. Fueron las dos cosas: por una parte, en esa época estaba entusiasmado recuperando y descubriendo discos de post-punk y synth-pop de los ochenta al tiempo que gente como Le Tigre o Fischerspooner me recordaban cuánto había escuchado de pequeño a The B-52's y a Nina Hagen; por otra, estaba viviendo una situación emocional y personal tan exasperante e irritante que las convulsiones tenían que salir por algún lado.
Que la mitad de las letras de Broméine hablen sobre poner los cuernos con total tranquilidad y que ironicen sobre situaciones y relaciones frívolas no es ninguna casualidad. Empezando en abril de 2005, di forma a una treintena de maquetas, algunas de las cuales no són más que retales, pero de ahí saqué siete (versión de 'Slowdive' de Siouxsie & the Banshees incluída) que para mí tenían sentido juntas, y eso es lo que es Oh, the Gimmick!, un disco de punk-pop-electro-bailable que debe ser sin cuestión lo más pegadizo que he hecho nunca y también lo que me ha salido de manera más despreocupada. Lo cuidé como todo lo que hago, pero no me estresaba grabar un riff que alguien hubiera escuchado en cien canciones antes o que hubiera un desafine atroz al cantar. El hecho de que está hecho de manera muy austera es parte de su encanto: los ritmos los creaba a partir de trozos de canciones de otros, manipulándolos con un programa y un ordenador imposibles, la guitarra y las voces las grabé toma tras toma con un calor horrible en la habitación que tenía en casa de mi madre (al borde de la psicosis si había que repetir algo varias veces), el teclado era un Casio que no podía conectar al PC, sino que debía grabar pegando un micro al pequeño altavoz (el mismo micro que recoge mi voz de esa manera tan nasal)... Todo tan analógico y de ensuciarse que es esencial en el resultado final.
Nada original ni excesivamente brillante, pero me lo pasé de miedo y me ha divertido mucho revisitarlo después de tanto tiempo. Además del ep original, he colgado maquetas de cuatro canciones bastante acabadas que al final descarté del tracklist (solo 'Hertz Wave Crisis #33' tiene letra real, en las demás canto el típico balbuceo por fonética que sale cuando compones una melodía), con más énfasis en las guitarras en conjunto; y tres instrumentales que son todo lo contrario, piezas que acentúan el aspecto bailable y los teclados.
Comentarios
el otro día me decían que por qué no regrababa tal o cual canción, pero buf, fue algo de un momento tan determinado que ahora mismo no me saldría hacerlo. quedan ahí con el encanto de los pocos medios que tuve en su día, jaja.
soy Isabel Beldad ;D
mua!
saludos!!