Minutos: Cristina Lliso en ocho piezas


"Vuelve". Hasta hace unos días esa palabra hubiera sido una súplica acorralada entre signos de admiración -acompañada de un "por favor"- cada vez que cruzaba mi mente Cristina Lliso. "¿Por qué llevará callada, ausente tantos años?". Es una alegría poder decir hoy que Cristina vuelve, en presente de indicativo, aunque queden unas semanas para que su retorno discográfico sea algo oficial. La noticia ha sido algo discreta hasta ahora; yo, sin ir más lejos, me enteré por un casual, aunque uno de esos que pareció ser dirigido por los astros: hace unos días, sonó su voz en un viaje en coche y volví a pensar en su ausencia. Este fin de semana, buscando otro tema suyo que quería que escuchara la misma persona que me acompañaba ese día en la carretera, me di cuenta de que había tres canciones fechadas en 2012 y firmadas con su nombre por primera vez. Tuve que parpadear incrédulo dos veces, hasta que di con una recién estrenada página que lo confirmaba todo.

A parte de colaboraciones muy puntuales (Mastretta, Javier Álvarez), la que fuera voz de los añorados Esclarecidos no ha publicado material nuevo desde 1999. Ese año apareció Bajo el Sauce, el último EP extraído del primer y único álbum que dio Lliso, el proyecto emprendido junto a Alfonso Pérez (batería y letrista de Esclarecidos) y Suso Saiz en forma de spin off de la banda madre que tomaba su apellido como nombre. Spin off es una definición tan buena como inevitable: la huella de Cristina es única allí donde participa y Suso Saiz había sido una figura clave en los últimos discos de Esclarecidos, sobre todo en el último publicado en 1996, La Fuerza de los Débiles. Gracias a él, por fin dejaron atrás el sonido algo desnutrido de sus trabajos inmediatamente anteriores -un mal para muchas bandas a finales de la década de los 80 y principios de los 90- e hincaron el diente a texturas que les insuflaron renovada vida, aunque con su separación al año siguiente (por un malestar personal insalvable) decir eso sea una paradoja. En Lliso desarrollaron esos hallazgos acentuando los adornos electrónicos y las turbulencias rasposas pero siempre manteniendo el equilibrio, sin enterrar el calor de la voz y el chasquido acústico. A pesar de la buena acogida, no volvieron a grabar juntos.

Esclarecidos, en cambio, tuvieron un largo recorrido de más de quince años desde su formación en 1981. Singulares incluso en un panorama tan concurrido como el de la nueva ola madrileña, su propuesta quizás estuviera algo contagiada de la locura cínica e intelectual de bandas como Derribos Arias al principio, cuando Cristina se desgañitaba en títulos como 'Música para Convenios Colectivos' y 'Emoción en el Canódromo' o la banda creaba ambientes cubistas sobre cajas de ritmos de cristal en 'Manila Girls' o 'Aeropuerto Internacional' (sintonía que compusieron para el programa de Radio 3 Diario Pop), pero a la altura de su segundo disco, el meditado y básico Esclarecidos 2 (1985), quedó claro el material del que estaban hechos los cimientos de lo que construirían: una elegancia compositiva no reñida con cierta canallesca irónica, toques decadentes que no sé si me los inspira la sección de viento o esa humedad en la producción, pop que se acerca tanto a la canción de autor como al jazz, letras arrebatadoras con las palabras bien elegidas, y esa voz que Cristina Lliso fue madurando desde el entusiasmo estridente inicial a la cadencia agradable como un soplo suave al oído de más adelante. Se convirtió en una trovadora que narraba lo cotidiano desde un lugar lo suficientemente extraño.

Ocho selecciones (seis de Esclarecidos y dos de Lliso) que suman treinta minutos para recordar su capacidad de seducción y salivar con anticipación antes de que se publique Si Alguna Vez el día 12 de junio. Pueden escucharse al final del artículo en una lista de Spotify.


Esclarecidos - Estoy Esperando a Mi Amor 

Una canción de amor enredada en la soledad y el desconsuelo por el paso del tiempo (un ligero tic-tac se oye a lo lejos) que se acomoda a nuestro lado sigilosamente, sin molestar ni avisar, consiguiendo que con la guardia bajada acabemos ablandados: "Estoy esperando a mi amor / mientras bailo con tristeza / (...) Cohen está mas triste que nunca y lento / el tiempo pasa y no soy joven". Las cuerdas de la acústica con restos de greda, el aliento de la voz en ese tono grave que tan bien le sienta... Los teclados y la batería avivan el cuadro al final, pero no lo alegran.

Esclarecidos - No Hay Nada Como Tú (Soberbia)
(Rojo, 1991)
Haber escuchado un disco entero de Esclarecidos con el mismo envoltorio de esta canción, cuarteto de cuerda y acordeón, hubiera sido un placer inmenso. Me encanta la palabra "Soberbia" añadida entre paréntesis al título; hace que la partitura y lo que dice Cristina adquieran un tono menos nostálgico y más neurótico y resentido. El recuerdo agridulce de alguien que ya no está pero que muchas veces tampoco podías soportar que estuviera, y el arduo curso del olvido, con tiernas recaídas en los recuerdos: "No hay nada como tú / probablemente nada como tú / si te quieres ir / adelante, vete si te quieres ir / Yo no sé qué haré, me vendaré el corazón / Espero que el parador no cierre los inviernos"

Lliso - Bajo el Sauce
(Lliso, 1998)
Dos notas de contrabajo en bucle, un sampler de drum'n'bass como el eco traído por una brisa ensuciada o el ruido blanco de un canal desintonizado. Un escenario irreal ("Voy a comprarme una montaña / la llenaré de televisores") para describir una ausencia inquietante, quizá el repentino abandono de alguien a una persona que sentía devoción por él ("Desde las pantallas tú me miras / (...) Cuando llegue el día / en que sin pena se apague tu imagen / romperemos los cristales / y ya no me miras"). Lliso no necesita más que un pequeño mantra para arrebatarnos.

Lliso - El futuro
(Lliso, 1998)
Recuperando el pulso más sardónico que también la caracteriza, en esta canción se burla de las conjeturas, de la hipocondría y el miedo a la muerte, de lo absurdo de preocuparse por algo más allá de lo que esté sucediendo ahora: "Un huevo frito quiero cenar si mañana me voy a morir / un huevo frito quiero cenar si faltan cien años para el fin". Musicalmente es mejor ejemplo de cómo en Lliso el reto sónico subió el listón, con diversas capas de textura arenosa conviviendo con un estribillo pop.

Esclarecidos - Muertos
(La Fuerza de los Débiles, 1996)
Cuando sugirieron que Esclarecidos se acercaban en su último disco al trip-hop debió ocurrírseles mientras escuchaban esta canción. El traqueteo del ritmo y las líneas mareantes de guitarra en el estribillo, además de la oscura crónica de la letra ("¿Quién explica a un rico la pobreza? / ¿Quién acostumbra a un vivo a morir?"), ciertamente pueden remitir a los ambientes de Tricky a mediados de los noventa. Un buen ejemplo de las ideas acertadísimas y bien ejecutadas que guarda La Fuerza de los Débiles.

Esclarecidos - Bajo la Nieve
"Me gusta borrar la nieve, pero no la puedo tocar / y yo sé que en ella está la información de un turbio crimen pasional / (...) En mayo todo se sabrá". Historia truculenta para una de sus canciones más ligeras y pop, en el mejor sentido. La sección de viento aún tenía aquí un marcado protagonismo. Mezclado con esas acústicas que descienden como copos de agua helada y la interpretación entre delicada y enérgica de Cristina, nada tenían que envidiar a bandas de pop británico de nueva hornada ese mismo año.

Esclarecidos - Estás Acabado
(Unas Congas y un Café, 1987)
Otra pieza en la que el sentimiento se beneficia de la desnudez, en este caso de un piano reverberante y majestuoso. Un toque de atención doloroso a alguien estancado y desinspirado ("Te sientas a escribir / ya nada pasa por ti / siempre las mismas palabras") desenvuelto con la misma elegancia de una Tracey Thorn (Everything But the Girl), que debería hacer llorar de impotencia al destinatario reconociendo su situación descrita de manera tan directa y recitada con tal solemnidad. Cara B de un single que se publicó luego en la edición en cd de Por Amor Al Comercio

Esclarecidos - Arponera
(Esclarecidos 2, 1985)
Desasociar esta canción de la figura de Cristina Lliso resulta imposible. No destacarla cuando se hace un repaso a su trayectoria, ni que sea uno tan breve como éste, también. La unanimidad al respecto de la excelencia y lo emblemático de esta composición, eso que ha hecho que no falte en ninguna recopilación colectiva que trate el pop español de los ochenta, no es gratuita. Una melodía memorable y una letra más inolvidable si cabe: "Arponera / yo quiero ser arponera y pescar tus sentimientos / (...) Muchas noches me verán en la frontera de Gibraltar / toda la línea conocerá que el tabaco y oro es para ti / y traeré el ámbar gris de un cachalote". A ritmo de vals, romanticismo y (de nuevo) devoción; nunca al uso, siempre especial.

Para escuchar en Spotify:

Comentarios

jose ha dicho que…
Fantástica entrada! No conocía más que la canción de Arponera y, aunque la voz de la cantante me fascinaba, nunca reparé demasiado en ella. Vamos a escucharla de nuevo, junto a la selección que has hecho. Muchas gracias
Risingson Carlos ha dicho que…
Siempre he pensado que "El futuro" de Lliso debe unas cuantas notas al "Legend of a cowgirl" de Imani Coppola...