En el trastero: Xoxonees - "Xoxonees" (1989)

Quien anduviera despierto la madrugada del 7 de enero de 1989 frente al televisor, en una España abreviada todavía a las dos cadenas de TVE, quizás se encontró en La Primera a cinco mujeres vestidas de flamencas, con montera, bailando al ritmo de una contundente base de hip hop y rapeando cosas como "We are from Spain, we came to New York / Look at this, look at that" con descaro. Música Golfa era de los primeros programas que produjo la televisión pública cuando empezaron las emisiones empalmadas hasta el amanecer y nació con la intención de "reflejar en directo los locales de las tribus urbanas, mediante actuaciones y entrevistas a personajes de la noche", y para ello se desplazaban a las salas de conciertos más bulliciosas del país para grabar actuaciones en directo de grupos a quienes nunca dedicarían un monográfico matinal. Quizás fuese a las tres de la mañana, pero la emisión de ese concierto que Xoxonees dieron en la Sala Universal de Madrid fue la primera oportunidad importante que tuvieron de exhibir su espectáculo a escala nacional. Si las hubiesen pillado antes al otro lado del charco, donde el grupo empezó como un colectivo que transgredía la idea de banda musical, la sorpresa hubiera sido aún mayor y Música Golfa habría archivado uno de sus capítulos más completos en cuanto a tribus urbanas sin romperse la cabeza. A su paso por la Gran Manzana durante su génesis, Xoxonees arramblaron con todo personaje creativo que estuviese dispuesto a participar en una suerte de cabaret moderno que ellas mismas definieron como "polimorfo y postronki", y luego se trajeron la fiesta a España.

A esas alturas de los años 80, el panorama musical español a penas había conocido formaciones íntegramente femeninas. Unas pocas precedían a Xoxonees con trayectorias lamentablemente cortas, en ocasiones obstaculizadas por las mismas compañías de discos que las habían contratado (Las Chinas, Magenta) o saboteadas por el conservadurismo más inflexible (Vulpes). El revuelo que suscitaban Xoxonees a su alrededor, potenciando el aspecto de la performance, era llamativo desde el principio y relevante para el underground patrio más allá del ámbito musical. Cuando poco a poco se estableció en Madrid entre 1987 y 1988, la tropa de las granadinas Chus Gutiérrez y Blanca Gutiérrez (luego Blanca Li) ya venía con un dossier de prensa engordado desde 1985. Todo había empezado en Nueva York porque allí se había mudado Blanca para estudiar danza moderna en la escuela de la legendaria Martha Graham, a los diecisiete años, y su hermana mayor se unió a la aventura poco después. Chus explicaba en 2005 que "no sabía muy bien qué hacer con mi vida y en 1983 me fui a Nueva York... (...) no sabía si iba a dedicarme al flamenco como cantaora o si iba a dedicarme al cine...". Dos amigas españolas, Montse Martínez y Cristina Hernández, fueron sus primeras cómplices y después se les unió otro hermano con inquietudes artísticas, Tao Gutiérrez, que colaboró con ellas componiendo música y letras para sus canciones. Sumemos como director artístico al franco-coreano Etienne Li (un matemático y artista de grafiti que acabó diseñando los trajes de flamenca que llevaban con sus cálculos geométricos) y a un vaivén de go-go's, percusionistas y pintores, y nos haremos idea de la potente impresión que dejaron en salas emblemáticas de la ciudad de los rascacielos como Danceteria o The Kitchen.


"Me acuerdo que cuando llegué a Madrid desde Nueva York diciendo que éramos un grupo de rapers, todos nos preguntaban qué era eso", contaba Blanca. Fue una vez establecidas en España (con la ausencia de Cristina Hernández) cuando se dejó atrás la denominación Blanca & the Xoxonees y se definió mejor el proyecto como conjunto musical, fichando a dos componentes que tocaban instrumentos con profesionalidad como eran Elena Robles al bajo (que había tocado en grupos como Vº Congreso) y Silvia San Miguel al teclado (que, como se puede ver en el programa Música Golfa, llevaba todo el peso instrumental con una desenvoltura admirable). Su divertida mezcla del folklore español con la cultura urbana vinculada al arte callejero y al hip hop venía apoyada por unas letras irreverentes y reivindicativas, que reflejaban su manera de entender la femineidad y ponían en cuestión aspectos de la sociedad moderna que hoy aún son susceptibles de crítica, lo cual hace de ellas unas pioneras. Según Blanca Li, "éramos, y seguimos siendo, supertransgresoras. Ahora todos los grupos son de lo más estándar y venden lo mismo: ser una sex symbol, un aspecto de la feminidad donde no nos identificamos todas las mujeres. Pero power woman, ser la mujer que quieres y vivir tu vida como te da la gana, muy pocas lo reivindican. Por supuesto, están las Pussy Riot, a las que dos años de cárcel no han conseguido parar. No sé qué está pasando. Hemos llegado a un punto en el que la mujer es más objeto que nunca". Chus Gutiérrez comentaba: "Hacíamos giras y éramos potentísimas como mujeres: pusimos como norma no depilarnos, y esa fue la época en que menos ligué en mi vida... La gente pensaba que éramos travestis, nos huía".

Muchos tienen archivado su único álbum, Xoxonees (1989), como un exponente más del Spanish bizarro que ameniza las emisiones de Cachitos de Hierro y Cromo en TVE, pero atendiendo a su frescura para mí estamos ante un grupo que podía conjurar a Martirio, a Beastie Boys, a Toreros Muertos y a The Slits, solo que el trabajo en el estudio pulió excesivamente el jolgorio y la espontaneidad de las interpretaciones en directo. Chus admitió que la producción no fue satisfactoria: "Éramos tan divertidas como malas sobre un escenario, pero CBS nos ofreció enseguida un contrato: no lo entendían pero querían estar en la onda. Claro que aceptamos un productor inadecuado y fuimos incapaces de sacar adelante el proyecto". Lo curioso es que la discográfica no les impuso a un productor incompatible con ellas como un Luis Cobos, una práctica extendidísima en las multinacionales del país, sino que dieron un voto de confianza a Tomás San Miguel, músico y compositor hermano de la teclista, que también supervisó los arreglos. Habría que imaginar cómo hubiera podido llegar a sonar el emblemático 'Xoxonees Rap' en manos de alguien que hubiese recrudecido la contundencia de las bases y no se hubiese preocupado de que el gran público sufriese una digestión problemática, una tendencia a suavizar propia de finales de la década de los 80 que no es un lastre exclusivo de este disco.

Al final, no obstante, el material está ahí: un alegato antidepilación en formato copla-pop ('Peludas': "Pelo suave, terciopelo, terciopelo mi pelo / No me pelo mi pelo"); el comentario irónico sobre la omnipresencia de la televisión en las vidas de la gente, a ritmo de rumba catalana ("Diez concursos cada día / Falcon Crest y Dinastía / estamos como marmotas"; 'Rumba de la Tele') y de la absurda saturación de coches contaminando en las grandes ciudades ("Con mi nuevo coche ligo más / Y en los grandes atascos toco el pito sin parar"; 'En la Circulación')... De su vertiente más picaresca se benefician canciones bailables como 'Tírate un Yupi' (donde se recrean en la firme intención de cosificar al hombre joven y triunfador por excelencia de los 80), 'Calentito' o 'Máquina': Blanca lo dice todo sobre su emancipación, ya sea describiendo lo a gusto que liga en una churrería o cómo acaba rompiendo el contestador de un novio siempre ilocalizable. El single elegido para presentar el álbum fue 'Molan', una afilada canción antirracista con reminiscencias de música marroquí, inspirada por un incidente que ocurrió en un concierto suyo en 1987, que decidieron suspender cuando el personal de una sala madrileña les dijo que "la dirección ha dicho que no admitamos negros ni moros". Su crítica a la impostada tolerancia del Madrid post-movida servía para abrir debate sobre lo que ocurría en otros lugares. La otra anécdota está en 'Marijuli', otro flamenco-rap sobre una gitana asaltada en la Séptima Avenida de Nueva York, donde tuvieron la ocurrencia de usar el gancho del 'Rapper's Delight' de The Sugarhill Gang cantado fonéticamente, un tanto que otros se apuntaron como genialidad propia años más tarde. La inocente Marijuli, encarnada por Chus, eran tan icónica que la pieza se convirtió en una de las más recordadas del grupo. Tao Gutiérrez explicó en Versión Española que en 2014, cuando viajó con Blanca y Chus a Colombia por el estreno de la película Ciudad Delirio, se enteraron de que "éramos superstars. (...) 'Marijuli' fue el megahit en Colombia del que nunca nos llegó nada. (...) Nos decía la gente 'Mañana tenéis entrevista en la radio de las Xoxonees', y estábamos en Cali haciendo entrevistas de las Xoxonees mucho más interesantes de las que hacíamos aquí, 30 años después".

Xoxonees cerraron oficialmente el tenderete la primavera de 1990. "En esa época mi madre tenía una churrería y me puse a trabajar por las noches", recordaba Blanca Li. "Un día se quemó y como querían cerrar llegué a un acuerdo de traspaso con mi madre y sus socios. Lo pintamos de colores y lo transformamos en un bar de copas. Luego abrimos un tablao flamenco en el sótano, donde había actuaciones de lo más variadas". Le esperaba una larga trayectoria como coreógrafa, bailarina y directora de su propia compañía que le llevaría, por ejemplo, a ser la primera española en estrenar un espectáculo propio en la Ópera Garnier de Paris en 2001. Chus Gutiérrez rodó el primero de varios largometrajes dirigidos por ella, Sublet, en 1991, un guión armado con algunas anécdotas de sus experiencias en Nueva York y protagonizado por una Icíar Bollaín que aún no había debutado detrás de la cámara. Silvia San Miguel se graduó en el Berklee College of Music en Boston y es una reputada pianista y pedagoga. Parece una broma que una de las últimas actuaciones de Xoxonees fuese en el Palacio de los Deportes de Madrid en marzo de 1990, en un espectáculo titulado con un socorrido Rock'n'Chicas. "Por primera vez en Madrid, hoy se celebra un recital con el cartel formado exclusivamente por mujeres", decía El País. Pioneras irreductibles que no esperaron a que nadie hiciese justicia por ellas, y aún así yo espero haberla hecho un poco por Xoxonees.


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