Escenarios: Minifestival - Miki Berenyi Trio + Hola Lis + Aderyn, C. C. Albareda (Barcelona), 27 de abril de 2024


Llego al Centre Cultural Albareda hacia las 16:30h, acompañado para intentar mantener la compostura que en mi imaginación me falta por completo, y detrás de la puerta de cristal ya me encuentro con Xavi Guillaumes, que junto a Carles Lafuente organiza el valioso Minifestival en Barcelona desde hace 30 años. Nunca está de más volver a repetirlo: mantienen vivo un espíritu honesto y ajeno al postureo dentro de la actividad cultural y musical de la ciudad, movidos por un gusto personal que en cada edición sirve la posibilidad de acercarse a artistas emblemáticos de los fértiles años '90, a la vez que apuestan por nuevos grupos locales u otros foráneos que debutan en España. Es precisamente Xavi quien me ha metido en este lío; el año pasado participé en la presentación del libro fotográfico Indieside de Nathalie Paco en este mismo sitio pero, aunque tampoco pude mantener a raya los nervios, estaba rodeado de figuras -la propia Nathalie, Joan Vich, Jero Rodríguez...- que iban a hablar en público como yo; era uno más. Creo que fue en diciembre cuando Xavi me dejó caer que estaba intentando cerrar la presencia de Miki Berenyi para el Mini de este año y que si se acababa confirmando tendría noticias suyas. Y así fue; el lunes después de Reyes ya me estaba proponiendo introducir a Miki antes de la presentación de su libro Fingers Crossed en el festival. Asumía que sería una disertación al principio, de unos cinco minutos, antes de que la que fuera cantante, guitarrista y compositora en el grupo británico Lush tuviese una charla sobre el libro con un periodista titulado o, al menos, con alguien con más tablas para hacer eso que yo; pero cuando saludé a Xavi en la primera jornada del festival en febrero, me reveló que confiaba en mí para hacerlo todo. "¿Cómo que cinco minutos? ¡Si la presentación tiene que durar una hora!", dijo de manera casual y sonriendo. Yo tengo una fuerte acrofobia, pero ni la vertiginosa altura del encargo me permitió considerar por un segundo rechazarlo.

En el Albareda, Xavi está a veinte cosas y tan nervioso como yo. Miki Berenyi ha atravesado Francia en coche pero ha llegado a Barcelona a tiempo y ya está en la sala de abajo, donde tendrán lugar los conciertos. Él ya la ha recibido, pero los dos estamos igual de patosos para decidirnos a bajar y presentarme, así que con la excusa de que el traductor de apoyo, Dustin, aún no ha llegado, subimos para que me enseñe el aula donde haremos la presentación. Es una clase con su pizarra blanca, una mesa y varias filas de sillas para los oyentes. Al final decidimos bajar y no dilatar más el momento. Entro en la sala y extiendo la mano a Miki, y a partir de ahí ya no veo ni cuándo se ha esfumado Xavi para atender otras cosas. Dustin también me extiende la mano a mi derecha y formamos un corro improvisado sumando a Miki para comentar cómo abordaremos la cuestión del idioma. Yo traigo mi introducción en castellano y la entrevista en inglés, para conversar de manera más natural con ella. Le doy una copia a Dustin para que tenga un poco de guión pero para mi horror se la ofrece a Miki de manera espontánea, que revisa una página por encima poniéndose las gafas mientras yo, muerto de vergüenza, le explico que no son más que preguntas sobre Fingers Crossed y su trayectoria. Balbuceo, básicamente, y no soy capaz de expresarme como una persona normal ni con Dustin, así que Miki, con toda la calma, sugiere que preguntemos directamente a los asistentes en qué idioma prefieren que lo hagamos. Simple y lógico. Estoy tan bloqueado que, más allá de preguntarle qué tal el viaje y pedirle que me firme el libro, no se me ocurre nada que decirle. Maldito miedo paralizador. Acabo buscando su complicidad con un "He escuchado a Lush desde que tenía 14 años, así que te puedes imaginar mis nervios"

Dustin, Miki y yo subimos arriba pensando que estaremos solos en el aula, pero dentro ya hay gente y el efecto llamada hace que quince minutos antes de la hora de inicio ya tengamos a 25 personas mirándonos expectantes y prácticamente en silencio, lo cual añade presión al asunto porque no hay ninguna figura de autoridad que nos diga qué hacer. Dustin ayuda a Miki a intentar conectarse a la wi-fi del centro y siento envidia porque yo sigo como un bloque y a la vez como un flan. Después me voy a torturar por haber estado tan tímido con ella, lo sé. Un momento; al fondo se sientan Xavi y Carles, y Xavi me hace una señal para que empiece. Intento que él diga algo antes, pero ya lo conozco un poco a estas alturas y en un abrir y cerrar de ojos está sabiamente escondido entre las otras cabezas, ignorando mi gesto. Alguien, creo que Dustin, pregunta a los asistentes si entienden inglés como para prescindir de la traducción en castellano y hay consenso en que sí. Noto que para él es un poco chasco, pero se queda con nosotros en la mesa tomando notas sin parar y como soporte en caso de ser necesario. Me froto la cara con la mano izquierda y empiezo con la introducción. La habré repasado 20 veces en las últimas semanas y puedo permitirme levantar la vista del papel varias veces, pero por dentro sigue circulando la electricidad nerviosa. Acabo, y con mi manera de decir "Miki Berenyi" se ha entendido el aplauso implícito que pretendía pedir. Ocurre lo impensable: empiezo la entrevista y la energía en mi cuerpo es distinta. Todo lo que ha pasado hasta ahora lo he vivido con esa sensación de tirar hacia delante sin saber qué es lo que has hecho cuando miras hacia atrás. Pero poco a poco me calmo de manera natural, quizás al ver que he disparado la primera pregunta en inglés sin perder el temple, y conforme se repite la dinámica de pregunta y respuesta me doy cuenta de que estoy logrando estar presente, que estoy siendo capaz de disfrutar de estar al lado de Miki, que no me estoy perdiendo nada del lujo de escucharla de cerca explayándose con lo que le sugiere mi interrogatorio. Le pregunto por la creación del libro en sí mismo y por el contenido, le propongo que nos resuma su peculiar árbol familiar y cómo la criaron porque me parece lo más sensato para no explicar yo más de la cuenta; halago su manera de componer canciones y le pido que nos explique cómo fue pasar del sentimiento comunitario y de amplia diversidad de la escena indie británica a finales de los '80 al monopolio de sonido y discurso del britpop a mediados de los '90. Miki me lo pone muy fácil; es una entrevistada elocuente y a la vez espontánea, divertida por su falta de filtro, honesta y amable sin ser sentimental. Todos estamos cautivados. Al final firma algunas cosas y se hace fotos. Un par de asistentes me felicitan porque la entrevista ha tocado todos los palos que tenía que tocar. Mágicamente ha durado lo que tenía que durar. No sé de dónde he sacado el aplomo, pero estoy feliz y en una nube. Yo también pido una foto a Miki. 

De izquierda a derecha: Hola Lis, Aderyn, Miki Berenyi Trio.

Tras una cerveza reparadora que me prometí tomar una vez cumplida la misión para premiarme después de todo el malestar físico y anímico que me he infligido (y que me sienta mucho mejor de lo que podía imaginarme, sumada a esta ráfaga de dopamina que siento), los conciertos empiezan en la sala subterránea del Albareda alrededor de las 19h, inaugurando la tanda vespertina Hola Lis, proyecto musical de la catalana Elisa Bernal (voz, guitarra), que cuenta en la banda con su hermano Eloy (guitarra, teclado), Óscar Huerta (bajo, guitarra) y Jordi Irizar (batería). Sus canciones de indie pop artesano juegan en varios momentos una carta intrigante que crea una curiosa fricción (esa voz que a veces reverbera espectral y en la distancia, como la neblina en la montaña, especialmente singular cuando abren con 'El Primer Moment' y en la solitaria 'I'm Here') y les da un toque propio. Es un set envolvente que no obstante acaba haciéndonos mover el esqueleto construyendo poco a poco la liberadora ‘Party All Night’. Enseguida se sube al escenario la inglesa Aderyn (voz, guitarra), también acompañada de banda completa -Gareth Rees a la guitarra, Jake Perrett a la batería y Erin al bajo- para dar un concierto divertido, donde brillan las canciones más abiertamente pegadizas y joviales (‘Honey’, ‘Chip Shop Boy’) por encima del par de instantes acústicos donde se le va la mano con el melodrama. Mientras pienso en cómo me recuerda al pop-rock coqueto pero de vocación rebelde que uno escucharía en la radiofórmula americana alrededor de 2003, una amiga menciona a Taylor Swift. La última jornada del Minifestival tiene como colofón magistral la actuación del Miki Berenyi Trio, con la celebrada artista flanqueada por su compañero Moose (guitarra) a su derecha y Oliver Cherer (bajo, programaciones) a su izquierda, un formato con el que empezaron a dar conciertos como añadido a las presentaciones del libro pero que poco a poco se ha solidificado como grupo que incluso grabará un álbum en el futuro. El tiempo que tienen antes del toque de queda del Albareda deja fuera casi la mitad de temas que tocaron en los conciertos franceses, así que sobre todo aprovechan los 50 minutos de su set para presentar canciones aún inéditas que hacen equilibrios entre el pop atmosférico ('8th Deadly Sin', 'Ubique'), a veces rítmicamente muy estimulante ('Gango'), y un post-punk tan bailable como puntualmente agresivo. La esplendorosa ‘Everlastingly Yours’, del proyecto anterior Piroshka, se alza como uno de los mejores momentos, y en el tramo final tocan un triplete de canciones de Lush ('For Love', 'Ladykillers' y una inesperada 'Baby Talk') que suenan agitadas y más siniestras con el pulso de los ritmos pregrabados. Se despiden. En la comisura de mis labios queda colgando un título, 'Covert', petición que le hice hace unas semanas pero que no ha podido satisfacer por las circunstancias. Da igual; voy a escucharla en casa. Después de cenar algo con los amigos que han venido a verme esta tarde, cojo la bici bajo unas pocas gotas de lluvia que poco a poco calan en mi pantalón marrón. Ha sido un día pertinentemente gris para recibir a una figura legendaria de mi imaginario inglés. 


Comentarios