picadura de abeja

El lunes por la mañana estaba en el lugar más anodino y poco inspirador posible y no sabía cómo huir de él, así que permanecí horas y horas sin atreverme a levantarme. En medio del tedio, para no perder el tiempo, cogí la libreta que tenía delante y fui directo a la última página, esa en la que garabateamos en los ratos muertos o de la que arrancamos una esquina para envolver un chicle. De hecho había un par de rayotes que hice en verano. Al lado de los mismos, empecé a escribir la letra de 'Milk Bed' sin saber qué acabaría siendo, a partir de una sensación física que había guardado en forma de nota mental. Hace unas semanas, me fui a la cama extremadamente nervioso. Al cubrirme con el edredón, habiendo apagado la luz antes de tumbarme, el corazón me latía muy fuerte y como hacia arriba, tanto que en la posición en la que me encontraba parecía tener el poder para desplazar mi cuerpo, como arrastrándome poco a poco hacia el cabezal. Me pregunté si tendría tanta fuerza como p...

Algunos no conocen demasiado mi faceta musical, y es que tampoco la he promocionado mucho por timidez y por eso que suele pasar de estar orgulloso de algo pero empezar a sentirse inseguro al cabo de un (muy poco) tiempo. Dicha faceta había estado prácticamente dormida estos últimos meses (siendo benevolente, por no decir... en fin), pero de la nada este fin de semana se han materializado dos canciones que se recogen en un nueva nueva entrega de Deserter , que es el nombre bajo el que hago las cosas desde 2005. Teniendo en mente el clásico formato single de siete pulgadas, Whale Room tiene la pieza titular en la cara A, una extraña historia mezcla de insomnio, ansiedad y la yuxtaposición de una visita al museo de ciencias naturales con la idea de ser tragado por una ballena de verdad, en busca de refugio sin que sirva demasiado. El esqueleto de piano y la guitarra acústica inciden en su (triste) sensibilidad pop, algo de lo que no me puedo acabar de desprender, me temo. La ca...