Escenarios: Garbage + Lucia and The Best Boys - Razzmatazz (Barcelona), 9 de julio de 2024



Shirley Manson (voz) tuvo que tomarse un momento, ya a la altura de la cuarta canción, para detenerlo todo, tomar perspectiva y decirnos lo impresionada que estaba con nuestra energía. Le faltó frotarse los ojos con incredulidad. Cuando bajó el volumen de la música en la sala Razzmatazz y el grupo empezó a desfilar puntual sobre el escenario a las 20:30h, el rugir del público ponía los pelos de punta; las ganas que tenía todo el mundo de verles eran abrumadoras. Garbage no daba un concierto en una sala de Barcelona desde 2005, y en esos casi 20 años la banda ha pasado de atravesar una etapa desalentadora -que acabó en una separación temporal- a obrar progresivamente un resurgimiento que ha culminado en una plantada de bandera victoriosa. No es que Manson dudara de que el público pudiera estar conmocionado hasta esos niveles, ni que temiese que no se hubieran presentado cuando las entradas estaban agotadas desde hacía ya meses; Manson estaba asimilando la constatación -física, eléctrica, ensordecedora- de que Garbage ha reconectado con la audiencia que les quiere tal y como son. Si bien fue un grupo de gran éxito comercial en esa etapa de los años '90 en la que el mainstream todavía guardaba partidas de presupuesto para bandas de pop-rock alternativo, no siempre fue respetado dentro de los círculos que deciden qué pasa a la historia musical y qué no, un escepticismo del que aún queda arenilla a la mínima que husmeas. Shirley se desnudó en ese discurso espontáneo donde no solo pesó la gratitud, sino también la aceptación del dolor de esos años más difíciles. Cualquiera con un poco de sensibilidad es capaz de discernir cuándo un artista se dirige a la gente como un trámite ensayado y teatral -suele ser, además, con frivolidades- y cuándo está conmovido de verdad, y ella acabó con las cejas fruncidas hacia arriba y engolando las últimas palabras de pura emoción. Yo ya llevaba un minuto soltando lágrimas sosegadamente. Y entonces remataron el momento interpretando un 'Special' suavizado por una primera parte limpia y sin percusión que acentuó su ternura.

Es un momento magnífico para ver a Garbage en directo porque es un grupo que ha recuperado la confianza en sí mismo y porque a Shirley Manson la distingue una fabulosa madurez como artista: segura, dispuesta a reírse de sí misma, comprometida con sus ideales en el discurso de su arte, sensible y tan atrevida para protestar por una injusticia como para exhibir sus puntos débiles. Ayer tuve en frente a una figura que ya ha alcanzado la envergadura de sus mentoras reconocidas -Siouxsie, Debbie Harry, Chrissie Hynde, Patti Smith-; tan íntegra, carismática e icónica como todas ellas. La arrogancia de la juventud tendrá su gracia, pero -y esto es quizás porque yo también me hago mayor- me parece que tiene mucho más valor disfrutar de una Shirley que ha adquirido el empaque de Patti para transmitir una humanidad incorruptible. Que esa sea la sustancia que transita por las venas y las arterias de Garbage es lo que los hace más necesarios y relevantes que nunca; no vamos sobrados de grupos así. Ayer sonaron hasta cinco piezas de No Gods No Masters (2021), su disco más abiertamente político, y cuatro de Bleed like Me (2005), el trabajo con el que lo tuvieron todo en contra y que ahora están reivindicando ferozmente para curar las heridas. Me produjo una alegría visceral ser testigo de esta suerte de revancha que se están tomando contra aquellos que los dieron por acabados.



Algunas de las letras que cantó Shirley ayer, esos relatos de pequeñas obsesiones sentimentales que colmaban los primeros discos de Garbage, podrían haberse extrapolado de la segunda persona del singular a la segunda del plural, como si fuesen ahora guiños para nosotros: "Estaba enfadada cuando os conocí / y creo que aún lo estoy", "Moriría por vosotros / he estado muriendo por sentiros a mi lado / por saber que sois míos". Hasta 22 piezas a lo largo de dos horas sonaron en el concierto más generoso en el que he estado en mucho tiempo, en todos los sentidos, bendecido por esa electricidad tangible que se dio entre banda y público. La firmeza de esos ojos pintados con un rasgado aerodinámico, combinada con una sonrisilla intermitente y perversa, se clavó en todos nosotros desde la majestuosa '#1 Crush'. El electro tenebroso de 'Godhead' ("Si tuviese una polla, ¿lo sabrías? / si tuviese una polla, ¿la mamarías?") dio paso a versiones rotundas y coreadas a pulmón de 'I Think I'm Paranoid' y 'Cherry Lips', una joya a reivindicar porque introdujo en 2001 y de forma muy directa los conceptos de género fluido y transexualidad en una canción pop enviada a las masas que hoy retiene todo el swagger

Algunas piezas de su última etapa como 'The Creeps' o 'Wolves' siguen explorando las luchas personales de cada uno como antaño, mirándose en el espejo del gótico-industrial de los '80 en el plano sónico, mientras otras como 'The Men Who Rule the World' (una contundente reflexión sobre el circo sociopolítico que nos rodea, desde la codicia al abuso sistemático: "Destruye al violador") o 'No Gods No Masters', incluso su versión del 'Cities in Dust' de Siouxsie and the Banshees, se revuelven insumisas con un latido de electroclash. 'The Trick Is to Keep Breathing' y la velvetiana 'Bleed like Me' integraron, seguidas, un paquete de contenido frágil, equilibrado con la recuperación de las machaconas 'Hammering in My Head' y 'Metal Heart'. Solo los dos discos que publicaron en la década pasada (nada desdeñables, por cierto) se quedan si cabida en el setlist, que no empieza a saltear los memorables singles de Garbage (1995) hasta la segunda mitad ('Stupid Girl' y la evenenada 'Vow') y que enfila la recta final con 'When I Grow Up' y esa bomba de relojería que es 'Push It'. Para el bis, nada de medias tintas; dos de sus canciones más emblemáticas, que ya rozan los 30 años: el embelesador canto de sirena extraviada de 'Milk' y la ineludible 'Only Happy When It Rains', composiciones que definieron una época pero que hoy no son lo único que define a un grupo que puede sonreír triunfal para que lo vitoreen, pero que decide salir a aplaudir a la audiencia notablemente conmovido.

Como teloneros estuvieron Lucia and The Best Boys, compatriotas escoceses de Shirley que se han llevado con ellos a varias ciudades en esta gira. Con una audiencia tan sobreexcitada ante lo que estaba por venir, disfrutaron de un recibimiento caluroso y alentador, ofreciendo un set de apenas media hora en el que pudimos adivinar una mezcla de emo y pop de masas dirigido por la potente voz de Lucia. Como dijo Shirley Manson cuando les dio las gracias durante el concierto, es un grupo joven que acaba de empezar su carrera; el tiempo dirá. 

Setlist de Garbage:

#1 Crush / Godhead / I Think I'm Paranoid / Cherry Lips (Go Baby Go!) / Special / The Men Who Rule the World / Metal Heart / Run Baby Run / Hammering in My Head / The Creeps / The Trick Is to Keep Breathing / Bleed Like Me / Stupid Girl / Wolves / No Gods No Masters / Cities in Dust / Vow / When I Grow Up / Why Do You Love Me / Push It // Milk / Only Happy When It Rains

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