Tarde o temprano: Samantha Urbani - "Showing Up" (2023)
Samantha Urbani tituló Policies of Power (2017) su primer EP porque de alguna manera todas sus canciones versaban "sobre las dinámicas de poder y las injusticias jerárquicas", y en ese concepto ando pensando cuando me pongo a escuchar el que no hace tanto fue su debut en formato largo, Showing Up (2023), un disco que de conseguir llegar al aparato digestivo de ese cíclope que es el pop de masas podría fortalecer su intelecto y su salud, pero las jerarquías en la industria musical -pura economía y política agresiva- lo impiden. Escribo esto dos semanas después de que Taylor Swift haya sacado álbum, espacio temporal en el que todo tipo de medios de comunicación nos han bombardeado con cifras de ventas astronómicas (los números siempre fueron importantes para medir el alcance en el pop, pero la actual insistencia en superar récords tramposos como sinónimo de dominación viene con un extra de inmoralidad capitalista) y también nos han persuadido para comprobar -el morbo, la curiosidad, el FOMO- si las promesas diseñadas por los publicistas justifican el alboroto. Lo que consiguió esta campaña de Swift conmigo es que me pusiera un disco suyo por primera vez. Me dejó tibio, pero también me propulsó a investigar personaje y discografía a lo largo de una semana como si me hubiera matriculado en un curso exprés. Salí de ahí sin remediar la poca simpatía que me produce como sujeto; habiendo metido veinte temas que me habían gustado de verdad en una lista; y entendiendo que, a nivel estrictamente musical, no es extraño que tenga peso entre las masas: con el tiempo se ha armado un libro de fórmulas para distintos tipos de canción al que recurre para nutrir su abanico de facetas. Si una Taylor te parece cursi, te aburre soberanamente o te da especial cringe, rascarás por otro lado y encontrarás un avatar arrimado a un estilo que llame tu atención. A mí me ha encontrado en piezas como 'Vigilante Shit', 'The Great War', el infeccioso y conocido 'Shake It Off', 'Lover', 'Elizabeth Taylor', 'Slut!' y en la mitad de reputation, su disco más premeditadamente provocador.
Pero lejos de esa economía de imperio que implica tanto cálculo y estrategia para mantenerlo, hay artistas que se dedican al pop potencialmente comercial desde un lugar ajeno al lenguaje de signos bombásticos, sin por ello ser menos ambiciosos. La idea de que la industria del entretenimiento tendría sobradas opciones para servir menos procesados y más sustancia a la multitud la he abordado alguna que otra vez, y la americana Samantha Urbani ya ha formado parte de mis teorías desde los tiempos en que se dio a conocer al frente de Friends, un conjunto con el que a pesar de ciertos códigos estéticos se negaba a ser encasillada en los márgenes de la música indie; quería que se entendiese como una continuación de ese pop cuyas posibilidades creativas ensancharon grandes figuras influyentes de los '80 y los '90, las que en la operación "arte y comercio" no solo subrayaban en mayúsculas la segunda parte. En Friends ya confluían las cosas que definían lo que Urbani considera su naturaleza musical, llegando a decir -comentando 'Fantasy' de Mariah Carey- que "si coges una banda de arte freak de Nueva York y le añades la voz de Mariah Carey y el R&B de los '90... eso es, literalmente, lo que soy (...) Esta canción pop ha marcado toda mi vida y es una combinación de los mundos que más me han impactado: el gran R&B de los '90 y el mundo del art-rock post-punk de Talking Heads y Tom Tom Club. Es obviamente una canción perfecta, pero también una fusión de mis géneros y artistas favoritos". Cojamos eso y añadámosle la intención en el mensaje que destacaba de otro de sus referentes, Sade, hablando de su canción 'Never as Good as the First Time': "Me encantan las letras que parecen animar a deconstruir lo que nos enseña la sociedad o lo que damos por cierto, es como rebelarse contra las suposiciones sobre uno mismo, sobre los demás o sobre la vida; y me encantan las canciones funky, groovy, fáciles de escuchar y con esa profundidad lírica que te permite sentarte y sentir que estás aprendiendo algo de Sade, la filósofa". Ya tenemos las coordenadas clave para orientarnos.
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Samantha Urbani fotografiada por Catherine LoMedico. |
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Samantha Urbani fotografiada por Catherine LoMedico. |
Gracias al ojo clínico de Samantha Urbani para observar los contrapesos que hacen que nuestros vínculos con otras personas se tambaleen, Showing Up retrata de manera sencilla y con franqueza cómo nos relacionamos con los demás en esta era que nos ha tocado vivir: los miedos (a darse a conocer, a no empezar algo por si sale mal), los duelos en los que pueden abandonarnos ligues y amigos, los juegos etiquetados con anglicismos -lovebombing, gaslighting- a los que nos prestamos con el corazón en carne viva, la soledad (la no deseada y la fortalecedora del "mejor sola que mal acompañada"), el deseo carnal enfrentado a la realidad de una lealtad traicionada... Y todo, como contaba al publicarse el disco, a lomos de una música que suena "catártica y alegre, conectiva y enérgica, casi el logro de celebrar la supervivencia a través de esas cosas en lugar de quedarse estancado en el dolor de esas cosas". Showing Up empezó a coger forma cuando la muerte de Sam Mehran la juntó con Nick Weiss. "Al principio nos reunimos para revisar los discos duros de Sam. No nos reunimos para decir «vamos a hacer un álbum», nos reunimos porque compartíamos un amigo y solo intentábamos superar el dolor y pensar en cómo volver a reunirnos y reconstruir nuestra comunidad". La energía de Policies of Power tiene aquí una continuación burbujeante: dance pop trotón (en la pieza titular se arrima al Prince de la gabardina púrpura; en 'Evidence', pidiendo a un interés romántico que pase a la acción sin cuentos, adopta la métrica de una Miami Sound Machine); el pulso funky que ya en tiempos de Friends la hacía irresistible (¿quién necesita pop hipersexualizado cuando puede deleitarse en los fuertes golpes de sensualidad de 'One Day at a Time' -esa voz hablada, los tirones del bajo- y 'Fine Lines'?); hip hop noctámbulo ('Common Sense (lovebombed)', arrullado de nuevo por el saxo de Stuart Matthewman); R&B que podía haber dominado las listas en los '90 ('C U Clear')...
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