Escenarios: The Brunettes - Salamandra 1 (L'Hospitalet de Llobregat), 17 de abril de 2008


Al entrar en Salamandra 1 (mi primera vez en la emblemática sala) cinco minutos antes de la hora de inicio anunciada para The Brunettes, había más personal de camareras que de público y músicos juntos, y así estuvimos un buen rato hasta que llegó por fin algo de gente. Entre todos contamos unos treinta, aunque he visto hoy un dato en el que se aseguraba que éramos cuarenta y seis, y la sala era enorme. Lo digo en serio. Media hora tarde, el grupo apareció tímidamente en el escenario y la gente parecía que no osara a acercarse; se da una situación muy tensa cuando hay poco público, es como si te supiera mal por el grupo.

Y desde ahí lo único que queda por decir es que fue sin duda el concierto más impecable que he visto en lo que va de año. Si The Kills pretende ser la pareja que se persigue para follarse por todos los rincones de la casa, había que ver el contraste del tándem formado por Jonathan Bree (voz, guitarra) y Heather Mansfield (voz, teclado),  el corazón de The Brunettes. Sean pareja real o no, daba gusto ver como ella le miraba dulcemente cada vez que atacaba un verso y, de hecho, me quedé con ganas de mirarles ni que hubiera sido un rato más. Junto a ellos, llevan a cuatro músicos para dar forma a ese pop plagado de detalles y constantemente cambiante en sus estructuras. Tienen un directo divertido y cercano con el público (impagable el momento en el que anuncian que van a tocar dos canciones a partir de las que van a desarrollar una competición de baile entre la audiencia), y una sincronización musical exacta que solo había visto una vez en mi vida, cuando vi a Belle & Sebastian tiempo atrás y me fui con la sensación de haber oído un disco en concierto. Así transcurrió la noche, entre xilofones, trompeta y saxofón, teclados, clarinete y la imagen de Heather yendo de un instrumento a otro entre breves bailes recordándome vagamente a Kate Pierson de The B-52's. No pudieron ni fingir que se iban y volvían para hacer un bis (después de tocar la inédita 'Mary Kate & Ashley', bautizada en referencia a las gemelas Olsen), y cuando acabaron se pusieron ellos mismos a vender camisetas al fondo de la sala. Entrañables y mágicos. Por favor, que vuelvan.

Comentarios