Escenarios: Stereolab + The Week that Was - Razzmatazz (Barcelona), 22 de noviembre de 2008


Desde pequeño, me ocurre algo con la música y los colores. Es una relación que se da en mi cerebro, completamente intuitiva, entre el título de las canciones, el nombre del grupo que las interpreta, los acordes que la desarrollan, el diseño de la carpeta del disco incluso… Todos esos ingredientes acaban creando un color para la canción en cuestión. Es como un color de fondo, que resume su esencia; no es como si viera los títulos escritos en rojo, verde o azul, sino un tono que lo envuelve todo como una neblina. Aprendí que se llama sinestesia. Antes de conocer su música, a Stereolab los relacionaba siempre con colores vibrantes; no quedaba más remedio viendo las impecables portadas de sus trabajos en las revistas o en su sección en una tienda de discos. Fucsias, naranjas, verde pistacho, azul turquesa, formas geométricas minimalistas. Siempre me atrajeron pero nunca llegué a meter un pie en su mundo hasta que me los recomendaron efusivamente hará unos dos años y medio, y hasta hoy estoy seguro de que no he descubierto ni una décima parte de su discografía, pues son una de las bandas más productivas que haya dado jamás la historia del pop. Su música me confirmó que las relaciones de color con las portadas de sus discos no era gratuita.

La banda que han liderado Tim Gane y Laetitia Sadier desde hace casi veinte años factura un pop estiloso, psicodélico, plagado de detalles que se arrima tanto a las (deliciosas en su caso) estructuras más reconocibles de la canción francesa como a la experimentación sumergida en estridentes teclados moog y guitarras distorsionadas. Ayer en Razzmatazz presentaron su último trabajo Chemical Chords; violeta, azul y negro en la portada para un disco en el que cuesta quizás encontrar un single incontestable como los de antaño, pero que mantiene una línea conceptual muy congruente, de temas pop directos. en vivo, la experiencia es tan agradable que fluye sin que puedas darte cuenta. Incluso canciones de su catálogo como 'Mountain' o 'Lo Boob Oscillator' se integraron perfectamente entre esos matices violetas y azules de los temas más recientes, creando un todo hipnotizador y, lo más importante, un feedback excelente con el público -no puede ser de otra manera cuando Laetitia está mirándonos y sonriendo constantemente. Ella baila y baliamos. Ella sonríe y sonreímos.

En medio de ese esplendor conceptual a uno aún le golpea más fuerte cuando se da una puntual salida de tono, en este caso en forma de colores cálidos y éxitos inmortales como la repentina aparición de 'Ping Pongp en el primer segmento del concierto o el cierre antes del bis con 'French Disko' y 'Cybele's Reverie', canción esta última que fluye con una naturalidad y una despreocupación desarmantes. Para el bis nos dejaron un tema inédito y una gran desconocida para mí, 'The Emergency Kisses', directa a lo alto de la lista de sus mejores momentos. Aunque sea una lista de esas que más vale no empezar; uno de esos recopilatorios que no vale la pena plantearse. Son muchos años y pocos altibajos. Solidez, como en el concierto de ayer.

Los teloneros The Week That Was fueron un simple trámite para mí. Paradójicamente, sus canciones tenían diferentes partes y se alejaban de la fórmula estrofa/estribillo en muchos casos, pero el conjunto era un pop rock indefenso.


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