Escenarios: Veracruz + Fabuloso Combo Espectro - La [2] (Barcelona), 20 de noviembre de 2010


Rectificar es de sabios, equivocarse es humano, hay que pensar dos veces antes de hablar, hay que contar hasta diez antes de explotar… A veces podrían tirarme frases lapidarias y tópicas como estas como el que tira migas a las palomas más sucias y debería tragármelas, atragantarme con ellas. La música puede ser tan importante para ti y conmoverte o disgustarte tanto que precipitarse es un accidente inevitable de vez en cuando. Con Veracruz no tardé ni dos días en saber que debería haberme mordido la lengua. Les vi por primera vez en la en marzo de 2009 compartiendo cartel con Boat Beam y Los Punsetes. Para cuando se subieron al escenario la sala estaba llena y expectante. Me fui a la tercera canción y aún hoy no entiendo porqué. Creo que, aunque suene absurdo y paradójico, me repelió su solidez y su seguridad, su presencia escénica (un juego de luces austero y eficiente en blanco y negro) y por otra parte, algún gesto borde que vi en Adrián de Alfonso (guitarra, voz) antes de empezar. Menuda chorrada, pensaréis. Yo lo pienso; más teniendo en cuenta que la música que allí sonó antes de salir por la puerta me resultaba más que atractiva. No diré más, solo que a la mañana siguiente solo podía pensar en ellos y que el segundo disco de Veracruz, que se publicaba esa misma semana, es uno de los tres discos nacionales que más escuché el año pasado.

Este sábado se subían al mismo escenario de la otra vez pero con una coartada muy distinta y, finalizado otro concierto sólido como un yunque, muy triste: el grupo va a tomarse una temporada sabática indefinida, que de hecho a quien les siga mínimamente no sorprenderá en exceso: Marc está dedicándose un poco más a Senderos y Adrián de Alfonso está inmiscuido en innumerables proyectos (Bèstia Ferida el más conocido, pero se dan otras cosas puntuales como el lujo de acompañar a Lydia Lunch a la guitarra este pasado fin de semana), aunque lo más definitivo es que se va a vivir al Reino Unido. El cuarteto se acompañó de la habitual ayuda de teclado y percusión, básica para acentuar y subvertir el apetito carnal y lúgubre de unas canciones arraigadas en un lugar donde el after-punk y el rock cavernoso respiran como un recién nacido, y empezó con el trío que suele asomar temprano en sus setlists causando una ardiente primera impresión: 'Flesh Carving Man', 'Odetta's Satan Rum' y 'Port of Havana', o lo que son perfectos ejemplos de su afortunada amalgama de disonancias y armonías concisas, distorsión que abrasa y sucesiones de acordes fronterizos y apasionados, la voz grave y el jaleo puntual de fondo, el sudor indistinto de una lucha o un deseo malvado. El repertorio se basó en la oscuridad de ese celebrado segundo álbum y solo dejó lugar a un par de canciones nuevas que cabalgaron a medio tiempo mas dos versiones en el tramo final, que al lado de su propio repertorio parecieron hasta distantemente optimistas (sobre todo 'Modern Love' de Bowie).

Dieron comienzo a la velada Fabuloso Combo Espectro, pero me pilló por sorpresa su puntualidad y habiendo visto solo sus dos últimas canciones deberé reservarme la opinión para una próxima vez. Sin precipitarse. Adrián de Alfonso sí que puede precipitar su retorno de tierras inglesas si quiere.

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