Escenarios: Suzanne Vega - Ciutadella de Roses (Roses), 17 de julio de 2015

Fotografía de Manel Lladó

Contaba Suzanne Vega, antes de pulsar el primer acorde de una de las canciones más antiguas que sonaron en Roses, que cuando comentó en una red social que su debut discográfico cumplía el 30 aniversario este año, varios de sus seguidores le hicieron llegar gimoteos escritos al respecto de lo viejos que les había hecho sentir. "Creo que eso no es problema mío", dijo en un tono bromista y asertivo, "yo no me siento vieja; tengo ganas de celebrarlo". No era necesario afirmarlo; a esas alturas, a punto de rematar el primer segmento de un concierto con intermedio, creo que todo el mundo estaba convencido de que su voz ha esquivado los roces del paso del tiempo y de las vicisitudes que a cualquiera se la rompería. Tocó entonces 'Small Blue Thing' ("Hoy soy una cosa pequeña y azul / como una canica o un ojo / (...) estoy fría y soy suave y curiosa / nunca parpadeo / doy vueltas en tu mano") y quedó constatado que con una canción tan engañosamente simple sigue transmitiendo, con la delicadeza y el candor de quien lo está expresando por primera vez, la misma congoja y confusión. Es extraordinario cómo conserva esa frescura de cronista que hace de sus historias acertijos a los que la vida puede dar las vueltas que quiera sin perder la vigencia. 

Suzanne Vega ha visitado España con regularidad en los últimos años pero es rara la ocasión en que se ciñe a presentarse en las ciudades que son ineludibles para otros artistas. Por ejemplo, actuó en el Palau de la Música de Barcelona en 2008 tras más de una década sin acercarse a la ciudad pero luego no ha formado parte de su itinerario desde 2010; sin embargo se ha dejado escuchar en emplazamientos más inusuales como el Parque Federico García Lorca en Granada (2009) o el Centro de Congresos y Exposiciones Lienzo Norte de Ávila (2013). La de Ciutadella de Roses, en la provincia de Girona, era otra de esas citas, enmarcada dentro de una fortaleza renacentista al aire libre. Vega vino acompañada únicamente de Gerry Leonard, guitarrista de altura que ha producido su disco más reciente (Tales from the Realm of the Queen of Pentacles, 2014), y aunque los promotores quisieron enfatizar que sería una noche especial donde sonarían temas antiguos para asegurarse la asistencia de indecisos nostálgicos, la verdad es que interpretar un set ecléctico, extenso y a la disposición de un público que espera escuchar 'Luka' y 'Tom's Diner' es lo habitual para Suzanne. Orgullosa de que la gente recuerde sus éxitos y los pida, los interpreta con gracia y sin vergüenza (no los eludió ni en su etapa más experimental) pero luego tampoco se lo piensa para intoxicar a esa audiencia más casual con alusiones a su cancionero menos inmediato.

Fue una retrospectiva bien estudiada (la estructura del setlist se está repitiendo en toda la gira con pequeñas variaciones) pero llamativamente, tres discos estuvieron ausentes por completo: el atmosférico e incomprendido Days of Open Hand (1990), Songs In Red and Gray (primero tras la etapa que la vinculó al productor Mitchell Froom, 2001) y el más accesible Beauty & Crime (2007). Las selecciones de su último álbum ilustraron que sigue alimentando su catálogo desde todas sus facetas: el folk más tradicional ('Fool's Complaint', el refrán pegadizo y juguetón de 'Don't Uncork What You Can't Contain'), el rock ('I Never Wear White') o la canción de autor más libre, que remueve la psique y la conciencia ('Jacob and the Angel', envuelta en misterio con las palmas de Suzanne y su voz aguda al final, sonó fantasmagórica). Todas ellas lucieron más y mejor cuerpo que en las pulidas versiones de estudio gracias a la inventiva de Gerry Leonard para recrearlas desde esta perspectiva más desnuda. Vega ha girado durante años en formato dúo con su fiel bajista Mike Visceglia (en su banda desde 1986) y el bajo parecía ser el instrumento más lógico para acompañarla en acústico, pues la cualidad rítmica de sus versos es gran parte de la esencia que dirige a la composición musical. Pero Gerry Leonard demostró ser competencia seria para Visceglia. Ayudado por el uso de loops creados a partir de lo que tocaba, emuló sintetizadores, cajas de ritmos, bajos y cuerdas, llegando a un clímax de asombro con la fiel recreación de 'Tom's Diner' tal y como lo remezclaron DNA en 1990, algo que Suzanne había intentado en otras ocasiones con más músicos sin llegar a cuajarlo. Bastaron las manos y los pies del diestro Leonard para conseguirlo y elevar el concierto a un estrato superior de celebración hacia el final.

Intensas fueron también las interpretaciones de temas pertenecientes a 99.9ºF (1992), disco que tuvo una presencia notable en el repertorio, empezando la velada con el swing pícaro de 'Fat Man and Dancing Girl', acordándose en la segunda parte de la carnicería eléctrica de 'Blood Makes Noise' y repescando la melancólica 'In Liverpool' después de quedarse sola en el escenario por primera y única vez para tocar 'Gypsy', explicando que ambas fueron escritas sobre su primer amor en distintos momentos de su vida. Habló en varias ocasiones con el público, sobre todo para poner en contexto sus temas más recientes, pero en ningún lugar resulta tan fascinante su dicción nítida y minuciosa como en la narrativa de sus canciones, ya sea entonando 'Caramel' con el anhelo implícito en la bossa nova que la arropa o introduciéndose en el storytelling elaborado y acongojante de la emblemática 'The Queen and the Soldier'. Tuvo el gesto de cantar parte de 'Luka' en español (así la grabó en 1987, traducida por su padrastro puertorriqueño) y de hacer un sondeo de peticiones en el bis: por el camino se quedaron 'Headshots' y 'Room Off the Street', pero sonaron agradecidas revisiones de la sucinta 'When Heroes Go Down' y una 'Solitude Standing' ("La soledad se gira hacia mí con la mano extendida / la palma partida con una flor, con una llama") que fue como una sombra espectral que podía haberse engullido poco a poco y a traición la noche entera. 'Rosemary' puso el punto y final, como lo ponía en la recopilación Tried and True: The Best of Suzanne Vega de 1998: "Todo lo que te pido es que me recuerdes", fue lo último que cantó. Que no le quepa duda.


Setlist: Fat Man and Dancing Girl / Marlene On the Wall / Caramel / Fool's Complaint / Crack In the Wall / Jacob and the Angel / Small Blue Thing / Gypsy / In Liverpool // Left of Center / The Queen and the Soldier / Don't Uncork What You Can't Contain / Blood Makes Noise / I Never Wear White / Some Journey / Luka / Tom's Diner // When Heroes Go Down / Solitude Standing / Rosemary

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