Minutos: Shannon Wright en una década de oscilaciones febriles


"Un sonido sucio, una boca desdichada / no es muy divertido estar conmigo / no me asusta ser yo misma / nunca es mi intención decepcionaros / Me dais por acabada, me dais patadas / yo nunca pido lo que demandáis de mí / y dándole la espalda a todo, estoy lista para huir / Lo he borrado completamente / y todos mis amigos se me han quejado". Quizás solo el desarrollo de su propia historia podía dejarlo tan claro, pero en esa letra Shannon Wright (voz, guitarra, piano, teclado) se rebelaba sin disimulo ante la situación de aislamiento y chantaje a la que era sometida por sus dos compañeros en Crowsdell, la banda donde se dio a conocer a mediados de los 90. El bajista y la batería querían que la compositora se limitase a engendrar canciones pop a granel y le manifestaban su enfado cuando se desviaba de la ruta que querían imponerle. 'Lurking In Sagas', incluida en el casi secreto segundo disco del grupo, no solo narraba sin tapujos esa incómoda situación y se la cantaba a sus celadores; musicalmente, era un mano a mano entre ella y el productor Steve Fisk, todo órgano y caja de ritmos, sin nadie más. Un beso de inminente despedida.

A Wright le costó decidirse a componer sus propias canciones, aunque su enorme interés por la música empezó cuando era una niña gracias a su abuela, quien le compraba un single de 7 pulgadas todos los sábados y fue la primera en intentar que se sentase al piano o cogiese una guitarra, como si de algún modo intuyese todo lo que podía salir de su nieta por esa vía. No fue hasta que cumplió los veinte años y un chico con el que salía le enseñó algunos acordes que se obsesionó con el instrumento e hizo por vencer su firme timidez. En 1998, siendo Crowsdell agua pasada pero aún caliente, se mudó a una casa de campo en Carolina del Norte y se planteó dejar la música para matricularse en la universidad, pero la insistencia de sus amigos para que siguiese consiguió que redirigiera su carrera musical; finalmente, siguiendo su única visión. FlightSafety (1999) iniciaba un recorrido que llega hasta nuestros días (un nuevo disco, Division, saldrá en febrero de 2017), en que Shannon se ha permitido estallar con toda la libertad que vio recortada en sus inicios: desde el folk frágil a las figuras de piano más tétricas, del rock más bruto a los ambientes más angustiosos. Por el camino ha dejado cientos de almas tocadas en sus actuaciones en directo (particularmente en Francia, el país que más la mima y con más respeto y arrobo la acoge), medio donde pulsa los puntos más débiles del estómago con una pasión inmensurable.

Lo que sigue es una selección de diez canciones que ilustran su progreso en su primera década en solitario, hasta Honeybee Girls (2009), trabajo en que conjuró del algún modo muestras de todas sus facetas y que pareció cerrar un círculo. Son simples muestras que trazan el mapa de un catálogo que no puede definirse con extractos.


Para escuchar en Spotify:


'Floor Pile' (FlightSafety, 1999)
Siguiendo la necesaria huida de la electricidad y la reclusión de Crowsdell, en su primer disco Shannon Wright dibujó las canciones que había grabado domésticamente con sonidos suaves y prominencia de lo acústico. Quedó muy bien reflejada la tranquilidad con la que pudo desenvolverse para componer: la voz limpia (alta en la mezcla) y hasta cierto punto candorosa, que quizás expulsando ternura espera encontrarla de vuelta; también melancolía y una intimidad sanadora, y el espacio para que la música te rodee. "De repente no puedo soportar que tengo miedo / sobre el adoquín nada un rey con una sonrisa afable / ojalá no temiera la caída", canta justo cuando interviene un violonchelo que se enrosca en la boca del estómago (un tímido piano ya lo había hecho en el lagrimal). El miedo hace que salga ilesa de sus pensamientos más desesperanzados.

'Heavy Crown' (Maps of Tacit, 2000)
Contó Shannon que ésta es la primera canción completa que compuso al piano. La incluyó en FlightSafety pero sintió que era primordial volver a registrarla para su segundo álbum, pues a base de tocarla medró asombrosamente. Escuchar esta versión después de la primera es el mejor ejemplo para ilustrar su creciente confianza en sí misma y en sus posibilidades para expresar el fondo emocional de una pieza. En FlightSafety, 'Heavy Crown' era un susurro apenado y débil. En Maps of Tacit, trabajo donde aparecen giros más audaces, la acomete sin ningún miedo ni cohibición; un teclado espectral que flota alrededor de una voz robusta, lúgubre y llevada al límite, que en los estribillos aguanta las notas con fuerza y las corta de cuajo como quien arranca un cuchillo de una herida criminal.

'Vessel for a Minor Malady'(Dyed In the Wool, 2001)
Con cada disco, paulatinamente, Wright se iba adentrando en un marco sensitivo más sombrío, atrevida para clavar los ojos y plantar cara a las realidades más dolorosas. Dyed In the Wool está dedicado a una amiga suya que falleció tras luchar contra el lupus y en sus recovecos hay espacio para sensaciones muy vinculadas a la pérdida y a la sinrazón del padecimiento humano, a veces tan insoportable. A todo el que se ha sentido desesperado ante tales sentimientos, Shannon le dio una voz con tanta angustia como vigor. Al piano compuso piezas concisas como ésta, donde podemos escuchar la obstinación y la solemnidad propia de una partitura clásica mezclada con su particular sensibilidad: "No hay cura, así que ¿por qué iba a preocuparme? / hemos entrado volando en estas tinieblas".

'The Hem Around Us' (Dyed In the Wool, 2001)
Extraída del mismo disco, 'The Hem Around Us' es una muestra de su querencia por los ambientes perversos y más intrincados. Una nota de armonio va subiendo el volumen debajo de un punteo agudo de guitarra acústica, hinchándose despacio como su propia entrega a una atracción tóxica que no puede resistir: "Demonio, amigo, confidente / me retienes contra mi voluntad / (...) Eres tú, eres tú / ven y ve / que me estás librando de mi plan". Dos canciones más tarde en Dyed In the Wool, tiene una secuela un punto más descarnada, 'You Hurry Wonder'.

'Throw a Blanket Over the Sun' (Over the Sun, 2004)
Over the Sun es el disco que Shannon Wright tenía en la calle cuando la descubrí, el más difícil y severo hasta entonces. Una apuesta por la austeridad como instrumento para remover, ahora bruscamente, las entrañas con su música. Hay tanta tribulación en este álbum que cuando lo escuchas por primera vez puedes sentir repulsión. Sus formas no lo pintan sencillo; y justamente porque no puede ni debe serlo, porque superar el dolor no lo es, cada pieza tiene en el fondo algo magnético y catártico que al final conforta. Aquí, el mismo teclado flotante de 'Heavy Crown', una batería y la voz de la derrota en un réquiem espeluznante: "¿Por qué tienes que irte? / este cordero que heriste aún aguanta / si solo pudiera verte la cara / rezo de rodillas".

'Plea' (Over the Sun, 2004)
Aunque ya fue el ingeniero en algunas piezas del anterior álbum, Over the Sun fue grabado íntegramente por Steve Albini, cuyo sonido se hace reconocible en las piezas eléctricas, limitadas a guitarra y batería. En ellas Wright también subió el listón: la guitarra abrasada, con la primera cuerda afinada en un tono grave y punzante y el resto de dedos pulsando pequeñas notas que parecen disonantes por su cualidad inusual, algo que quizás propició su forma de componer al piano. Forjó con ello un post-rock parco y hostigador que acabó de consolidar su personalidad artística. 'Plea' es un ejemplo incontestable. "Ofréceme algún tipo de restricción / (...) Que oigan mi súplica / cuando tu amor me persigue".

'Avalanche' (Over the Sun, 2004)
"Mi hombre disuelto en mi mano / igual que una avalancha, ya no está / Nuestros planes / no hay planes / cima blanca de la que desciendo". No hay más letra. Sentada al piano con un sentimiento de abandono que de tan helado quema, toca una progresión descendiente de cuatro acordes con una mano y, cuando no canta, con la otra reproduce pequeños aludes que la arrastran a los recuerdos que debería olvidar. Siempre que la incluye en su repertorio en directo se hace un silencio turbador ante el poder aniquilador de tal hermosura.

'Something to Live For' (Yann Tiersen & Shannon Wright, 2005)
Al inicio de una de sus exitosas giras por Francia en 2002, alguien le dio a Shannon un disco de Yann Tiersen que no dejó de escuchar. Mediante su discográfica allí, Vicious Circle, le acabó conociendo y resultó que él también admiraba su trabajo, lo que propició que colaborasen en lo que acabó siendo un álbum conjunto donde el contagio mútuo (ella dejando entrar un poco el aire, él indagando un poco en esa desolación casi tenebrosa) fue satisfactorio. 'Something to Live For' tiene un elegante punto de drama cinematográfico (esas cuerdas, la soltura del piano) y Shannon se rinde, abrumada, al hormigueo de un nuevo amor: "No puedo explicarlo / el camino está asfaltado de nuevo / la tristeza se esconde avergonzada / encontré a alguien por quien vivir".

'Steadfast and True' (Let In the Light, 2007)
La benévola influencia de su colaboración con Tiersen y el nacimiento de su primer hijo dieron lugar a su disco más accesible y melódico. Use la guitarra o el piano, su acercamiento a las partituras es plácido y reflexivo, alejada de la espesa nube de pesadumbre que alimentó el emblemático Over the Sun. 'You Baffle Me' o 'In the Morning' podrían ser muestras más claras de ese aire de simplificación, pero 'Steadfast and True' conjura muy bien lo antiguo con su pericia para depurar las formas, desde las figuras al piano (evocador y melancólico pero sin machacar de dolor) a su fraseo, que con una sonrisa torcida dice: "Me alegra verte sonriendo / conmigo en esta nueva mañana".

'Tall Countryside' (Honeybee Girls, 2009)
Coincidiendo con el décimo aniversario de la publicación de su primer disco, apareció Honeybee Girls, álbum que registró con su amigo y colaborador Andy Baker, quien la avisó de que estaría de visita en su zona por dos semanas y la animó a grabar de improvisto. Con solo dos temas compuestos, echó mano de una canción recóndita antigua ('Insolvable Self', ahora bautizada 'Father'), regrabó el 'Asleep' de The Smiths que apareció como cara B de un single en 2002 y compuso el resto de repertorio en una semana. Todo ello hizo que el disco fuese una especie de muestrario de todas sus facetas, pasadas por el inesquivable tamiz de la madurez ilustrada en Let In the Light, con el que coincide en varios pasajes de suavidad. 'Tall Countryside' enlaza con la sonoridad acústica de FlightSafety, pero envolviéndote en una calma que no deja duda de que, en el transcurso de esa década de audacia progresiva y honestidad consigo misma, muchísimas heridas han sido curadas. 



Comentarios

Capitán Cavernícola ha dicho que…
Hola, me acabas de alegrar el día con la noticia del nuevo disco de Shannon Wright, artista a la que sigo desde que la ví como telonera de Calexico en la Caracol de Madrid no estoy seguro si en 2000 o 2001 y que me dejó totalmente alucinado (tocó todo su set junto a Burns y Convertino). Aunque tengo todos sus discos a excepción del compartido con Yann Tiersenn, creo que ninguno llega a ser de verdad sobresaliente, aunque si tuviera que elegir solo uno, seguramente sería "Dyed In The Wool". Pero me parece que ninguno llega a hacer justicia a lo que es capaz de ofrecer esta mujer en directo.
Estanis Solsona ha dicho que…
Vaya, no sabia que Shannon ya había estado en España a principios de los 2000; yo no la vi hasta que actuó dentro del Primavera Sound de 2007, un concierto del que me acuerdo mucho precisamente por lo que señalas, que lo que ofrece en vivo es difícil de capturar de otra manera y te deja huella. Un saludo