Por el atajo: Snail Mail - "Habit" (2016)

Matador Records anunciaba hace justo un mes la publicación en junio del primer álbum de Snail Mail, un nombre que no había oído mencionar hasta que leí ese enunciado en una red social. Abrí el enlace que seguía al anuncio y me encontré con una foto promocional firmada por el legendario Michael Lavine; un disco que se va a llamar como una de mis bandas favoritas (Lush); y un vídeo de la pieza de avance que, conforme fue sonando, no me pareció más que agradable; a tener en cuenta porque me gustaban todos los ingredientes, pero sin encender la chispa que me convenciese de que debía "esperar ansiosamente" este debut. El entusiasmo vertido por Matador en la nota de prensa por haberse llevado el gato al agua ponía en evidencia que, en algún momento, me había perdido algún hype alrededor del grupo... Pasan cuatro semanas hasta que me despierto este sábado a las 6:40h, súbitamente, y no logro volver a pegar ojo; así que acabo leyendo los titulares que se han publicado en América mientras aquí nos íbamos a dormir. The Washington Post entrevista a Lindsey Jordan (voz, guitarra) y mi curiosidad por Snail Mail crece mientras leo: salida del instituto hace unos diez meses; autoexigente con su música y desenfadada para llevar lo que ha venido rodeándola estos últimos años; quinceañera cuando compuso las canciones de Habit (su primer EP, 2016) y, en la misma época, alumna de la inimitable Mary Timony en sus clases particulares de guitarra, que aparece citada en el texto hablando de la singularidad de la cantautora de Baltimore.

Cuando me puse Habit a media tarde entendí por qué su forma de expresarse ha emocionado a tanta gente que está esperando más. O quizás no lo entendí; simplemente me arrebató sin explicaciones, iniciándome ese vértigo en el pecho del que he hablado otras veces cuando oigo que alguien articula algo que yo no he podido resolver. Ryan Vieira (bajo) y Shawn Durham (batería) apoyaron a Jordan en la primera formación y junto a ella grabaron estas seis canciones en Washington DC, producidas sin lujos por Jason Sauvage y GL Jaguar, músicos de la escena de esa ciudad con quienes había hecho buenas migas en el circuito de conciertos. Uno reconocerá algo prototípico del indie rock más emocionalmente rico y mate de mediados de los 90 -los trenzados de acordes inusuales, las inflexiones vocales y los medios tiempos a mí me traen a la mente buenos recuerdos de Tsunami, Retsin, Ruby Falls e incluso la Cat Power más primitiva-, pero ni eso puede negar cómo refulge la sustancia sensible bajo la superficie. 


'Thinning' revolvió algo en mí y sentí la necesidad de salir con el EP a la calle y escucharlo cruzándome con la gente y exhalando la temperatura primaveral. No tenía un día particularmente triste ni estaba predispuesto a dejarme ablandar por una compositora con la que todavía no tenía vínculo alguno. La estética de la música tampoco te advierte de que vaya a ocurrir; 'Thinning' recoge tanto pesimismo como euforia y exasperación. Pero las palabras de una adolescente pueden resonarle peligrosamente a quien tiene más de treinta años, probablemente porque hay sensaciones que no llegamos a madurar nunca y detalles humillantes que nunca olvidamos. Cada estrofa me emocionó más, hasta por cosas tontas como cuando en la última se añade una nerviosa pandereta. "Quiero pasarme el año entero bocabajo / y mi propio tiempo quiero perderlo / y el resto pasarlo preguntándome '¿Es ésta quien eres?'". Me hizo regresar a mi solitaria habitación mientras tocaba la guitarra encima de un disco de The Breeders y no tenía herramientas para tanta incomprensión; hizo que me exclamase sobre lo irresuelto de tantas cosas y ayer abusé de este EP, adicto a ese cosquilleo tan revelador. En las cinco canciones restantes no juega la baza del contraste, sino que te retiene en una atmósfera introspectiva sin trampa ni cartón mientras purga los miedos envueltos en el enigma de una vida adulta inminente, y la responsabilidad de elegir qué hacer con ella. En las letras hay referencias a la apatía, al estancamiento, al anhelo ardiente e impreciso. 'Slug' es particularmente incisiva, mientras 'Dirt' y 'Static Buzz' se mecen en tempo 3/4 logrando el equilibrio entre la angustia imperante y una melancolía que reconforta, sellada en las cavilaciones sobre la amistad de la ensoñadora -abruptamente concluyente- 'Stick'. He leído por ahí que Lindsey Jordan ya no se identifica con estas canciones, nada raro viniendo de alguien joven y que desea crecer y cambiar a pesar de los miedos que aquí inmortalizó. "Quizás cuando tenga 30 años me reiré de lo tonto que fue", canta en 'Dirt'; pero si me pregunta a mí le diré que no lo hará.


Para escuchar en Spotify:

Puede adquirirse en formato digital, escucharse y leer las letras

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