Caso abierto: 10,000 Maniacs - "MTV Unplugged" (1993)

"Bien, es hora de empezar. ¡Saludemos a Natalie y a los 10,000 Maniacs!", dice el regidor no acreditado al principio de este disco, y la audiencia rompe en aplausos de bienvenida. Debía ser el protocolo en cualquiera de las grabaciones para el programa de televisión MTV Unplugged, pero la distinción de la cantante separada del resto de la banda resulta graciosa teniendo en cuenta lo que se cocía entre bambalinas. Raro es el grupo del que su vocalista no recibe una atención especial; el que canta es el mensajero sobre quien brilla el foco más encendido en el centro del escenario y cuya presencia se sitúa también en el centro de la música; es el espejo en el que se miran los fans y la figura que los medios se merendarán en sesiones de fotos y entrevistas a solas para novelar su perfil y engrandecer el aura de humano sobrenatural. Así había sido para Natalie Merchant (voz, piano), que el mismo marzo de 1993 en que empezaron los ensayos para este concierto asomaba sola en la portada de Rolling Stone; una especie de bautismo en esa industria del entretenimiento americana que premia a todo aquel que va a engrosar las cuentas de una gran corporación cuando los rumores apuntan a que su popularidad crece entre las masas. Con una década de trayectoria a sus espaldas, 10,000 Maniacs estaban viviendo un momento objetivamente dulce de puertas para fuera: Our Time in Eden (1992), su disco más reciente, llevaba a penas seis meses en la calle pero ya era el más popular y más vendido de su discografía; entre los críticos había un consenso positivo sobre la inspirada luminosidad que habían imprimido en la música y la audiencia estaba llenando las salas de conciertos de una gira a la que todavía quedaban por delante unos cuantos meses. Contemplando en el cielo esa línea ascendente, la cadena de televisión musical por excelencia los invitó al que ya era uno de sus programas más emblemáticos. MTV Unplugged, cuyo nombre aparece incluso con la "TM" de marca registrada en la portada de este álbum, se estrenó en 1990 como un formato donde participaban un par de artistas por capítulo tocando sus canciones con instrumentos acústicos, pero pronto empezaron a ser monográficos que la industria discográfica convirtió en su enésima gallina de los huevos de oro. Entre las interesadas revalidaciones de veteranos como Rod Stewart, Paul McCartney o Eric Clapton (las coartadas de madurez, elegancia y tener verdadera madera de artista por aguantar el tipo al desnudo fueron muy explotadas alrededor de estos desenchufados), 10,000 Maniacs fue el primer grupo joven que publicó oficialmente la grabación de su recital. Era el souvenir de despedida de Natalie. 

"Solo quería la libertad para tomar decisiones y escoger por mí misma". Es la última declaración de Natalie Merchant en el reportaje donde reveló que abandonaba 10,000 Maniacs, emitido por la misma MTV el 5 de agosto de 1993. Como Throwing Muses en la época de The Real Ramona (1991), cuando acordaron ocultar que Tanya Donelly iba a marcharse del grupo hasta que se publicase el disco y terminase la correspondiente gira, Merchant había dado a sus compañeros un preaviso generoso de dos años que les permitiera organizar sus vidas para cuando ocurriese, guardando el secreto para que no eclipsase la promoción del que consideraban su mejor trabajo y no tuvieran que verse respondiendo exclusivamente a preguntas sobre eso. Dedicada al grupo desde los diecisiete años, para Natalie había llegado un punto en el que "ya no quería más arte por comité", una de las frases lapidarias que más usó en las contadas ocasiones en las que se refirió a la separación cuando ya había empezado a volar por su cuenta. Fue al volver a Jamestown (Nueva York) -donde el grupo se formó en 1981- para preparar Our Time in Eden cuando la simple convivencia con ellos le hizo darse cuenta de que "era como retroceder. Al ser la única mujer, yo [compraba] la comida y todos los demás se la comían y luego no fregaban los platos, y las latas de cerveza no se enjuagaban y había que reciclarlas y olían raro, y yo pensaba: '¡Esto debería haber pasado hace 12 años! (...) Un día llegué al ensayo y dije: 'Se acabó. De verdad que no puedo seguir haciendo esto'. Y recuerdo que [el bajista] Steve Gustafson dijo: 'De hecho me sorprende que hayas aguantado tanto'". Merchant había madurado en un círculo de músicos que le sacaban 5 o 6 años y necesitaba emanciparse para explorar a su manera sus inquietudes, que no obstante ya habían atravesado su música desde el principio. Su perfil público era como el de una Lisa Simpson; una rata de biblioteca que salteaba sus canciones con referencias literarias, fascinada por las humanidades, conmovida por las desigualdades sociales y solidaria para intentar mitigarlas, inclinada hacia el activismo político con esa determinación que a muchos les parecía naíf. Michael Stipe (R.E.M.), que se hizo amigo suyo, dijo que "Natalie fue realmente la razón por la que mi trabajo se politizó a finales de los '80. Lo que ella hacía era real e importante: todo giraba en torno a la condición humana. Era un reflejo muy preciso del poder y la codicia de la época, y me impresionó su comprensión". Esa visión era la definición de 10,000 Maniacs. Que a cualquiera se le escapase un "¡Natalie y los 10,000 Maniacs!" al final no era tan raro. Se lo había ganado.

10,000 Maniacs y algunos de los músicos de acompañamiento que participaron en MTV Unplugged
fotografiados por Ebet Roberts durante uno de los ensayos, 1993.

No me hice con MTV Unplugged (1993) hasta mediados de los 2000, cuando en los grandes almacenes que me quedaban más cerca de casa la sección de discos se llenó de CD's con pegatinas de "Serie Media" y por 5 euros podías comprar los mejores y los peores trabajos de Everything but the Girl, The Smiths, Tom Waits o The Doors. Hace 20 años aún era mediante oportunidades como esa cuando te lanzabas a adquirir un álbum que siempre te había dado curiosidad o que era de un artista que no conocías mucho. Con 10,000 Maniacs ambas cosas eran ciertas; como cualquier persona con oído y conciencia en 1993, conocía al dedillo la versión del 'Because the Night' de Patti Smith que hizo de este disco un superventas, pero en la esfera de lo que sonaba en la radiofórmula ignoraba que 10,000 Maniacs estaban en el bando de R.E.M. y no en el de Spin Doctors o 4 Non Blondes, y así me quedé hasta que escuché este disco más de una década después de publicarse. MTV Unplugged no vale como retrospectiva completa de su trayectoria (el repertorio omite todo lo anterior a la marcha del guitarrista y fundador de la banda John Lombardo, en 1986) pero sí me parece una carta de presentación espléndida para iniciarse en su discografía. Aunque se limite a una selección de sus tres últimos discos vertebrada alrededor de ese Our Time in Eden que estaban promocionando, el cancionero fluye con coherencia gracias a una interpretación preciosa y sin fisuras (se nota el buen temple adquirido con el rodaje de meses de conciertos y la mano del productor Paul Fox para encajar las piezas) resultando en el mejor muestrario de sus puntos fuertes. Para Natalie Merchant, añadir instrumentos y replantearse los arreglos de las canciones fue como un ensayo de lo que podría ser cuando empezase a colaborar con músicos en vistas a lanzarse en solitario, por lo que preparar este concierto fue un último proyecto estimulante antes de la separación. A la banda formal (Rob Buck a la guitarra, Dennis Drew al piano y al órgano, Steve Gustafson al bajo, Jerome Agustyniak a la batería) se sumaron fagots, una sección de cuerda, percusión, banjo, mandolina y guitarra slide. 

La MTV citó al público en los Sony Music Studios de Nueva York el 21 de abril de 1993. 10,000 Maniacs tuvieron el privilegio de ser los primeros a quienes la cadena permitía repetir en el programa hasta ese momento, pues ya habían aparecido en el tercer episodio a principios de 1990. "Me corté el pelo un par de semanas antes", recordaba Natalie, "estaba buscando un cambio". Como documento de su despedida para la posteridad, MTV Unplugged multiplica el buen ánimo que todo el mundo había leído en Our Time in Eden y a lo largo de la actuación te atrapa un nosequé optimista que no es más que una mezcla de las vibraciones (gratitud, seguridad, ilusión por el futuro) que irradia Merchant. Da igual que en las letras trate sujetos serios o que haya melodías tristes; lo que inunda este concierto es una determinada noción de la vitalidad y de la empatía, y para manifestarlo desde el principio decidieron mover la canción con la que empezaron ('Noah's Dove') al final del disco, saludándonos con el riff de mandolina de 'These Are Days', una canción positiva por antonomasia que invita a vivir el momento. Todos brillan por su profesionalidad -en el sentido menos aséptico de la palabra- pero también por la delicadeza con la que se acercan al material. Si bien algo como 'Candy Everybody Wants', solamente despojada de la sección de viento del original, es el perfecto ejemplo de lo que sería una versión acústica sin más, en general transgredieron esa vía fácil, especialmente a la hora de revisar las canciones de In My Tribe (1987) y Blind Man's Zoo (1989). Cuando uno compara estas interpretaciones con las grabaciones de los discos se da cuenta de que no solo refinaron los arreglos musicales, sino que las dotaron de una hondura emocional que antes no había llegado a salir a la luz. 

Algunos de los músicos fotografiados por Ebet Roberts durante los ensayos, 1993.

El enfoque no fue reinventarlas llamativamente porque sí, sino recalibrarlas desde el fondo: 'Eat for Two', ralentizada y descargada del exceso de energía nerviosa, refleja finalmente la congoja de una chica joven abrumada por haberse quedado embarazada; el desbordante sentimiento de culpa de 'Jezebel' te llega a las entrañas con el solo acompañamiento del piano y las cuerdas que subrayan el estribillo; las observaciones sociales de 'I'm Not the Man' (un hombre inocente en el corredor de la muerte), 'Don't Talk' (la violencia verbal en el ámbito doméstico) o 'Trouble Me' (una hija pidiendo a su padre que se abra a compartir su dolor y no la siga viendo como a una niña) adquieren una calidez que redobla su sensación de intimidad. Otras ejemplifican lo bien que se les daba coger una canción de pop radiante y usarla para narrar una depresión ('Like the Weather', con su pizpireto punteo de guitarra), ironizar sobre la hipocresía alrededor del sexo y la violencia en la cultura de masas ('Candy Everybody Wants'), denunciar el maltrato infantil ('What's the Matter Here?') u honrar a los poetas de la Generación Beat (una 'Hey Jack Kerouac' preñada de nostalgia y euforia). Uno de los aspectos que empezó a ser prácticamente un protocolo de MTV Unplugged era incorporar versiones de otros artistas al repertorio, y 10,000 Maniacs invitaron a David Byrne para hacer una incursión en el country y la americana mediante revisiones de 'Jolene' (Dolly Parton), 'Let the Mystery Be' (Iris DeMent) y 'Dallas' (Jimmie Dale Gilmore), aunque este paréntesis se quedó fuera del disco a diferencia de su impetuosa lectura de 'Because the Night', que convirtiéndose en un éxito le dio miles de alegrías a Patti Smith en un momento en que seguía retirada de la música. 'Stockton Gala Days', que arranca con una guitarra a lo Velvet Underground para convertirse en una celebración extática de la inocencia que ya no se puede recuperar, fue el colofón del set antes de los bises (las versiones) el día del concierto, pero la decisión de colocar al final 'Noah's Dove' es un golpe de efecto certero: por un lado, es la única canción que tocaron 10,000 Maniacs sin los músicos adicionales y la única para la que Natalie se sentó al piano; y por el otro, la letra habla de un culo inquieto que muere por ser libre: "En tu mente imprudente, actúas como si tuvieras más vidas / en tus ojos imprudentes, nunca es demasiado tarde para una oportunidad de aprovechar un último aliento de libertad". Es significativo que esta sea la única canción que tocaron los cinco para empezar el recital y que a la vez sea la última en el disco. Un circulo manipulado para ser cerrado. Natalie había volado.

10,000 Maniacs acabaron la gira de Our Time in Eden en julio de 1993 y MTV Unplugged se publicó en octubre. Para la promoción, Natalie se paseó por platós de televisión sin banda interpretando alguna que otra canción al piano, anticipando su futuro inminente como solista. Su determinación y el poco sentimentalismo con el que habló de la separación en las entrevistas hicieron que aquellos que ya pensaban que se tomaba demasiado en serio la viesen definitivamente como una primadonna, pero a ella no podía importarle menos. El grupo siguió adelante con el mismo nombre y un golpe de timón telenovelesco al estilo Fleetwood Mac para su segunda etapa: su guitarrista original John Lombardo, que a finales de los '80 había formado el dúo John & Mary junto a Mary Ramsey, volvió a 10,000 Maniacs y Ramsey, que además toca la viola y canta 'Trouble Me' sentada al lado de Natalie en MTV Unplugged, entró a la vez como su nueva vocalista. El disco ha sido reeditado este otoño incluyendo las canciones con David Byrne.

Para escuchar en Spotify:

En archive.org puede verse el concierto entero, incluyendo los extras, 
ya que estos sí que figuraron en la edición en LaserDisc y VHS.

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