Imperdible: Aries - "La Magia Bruta" (2012)
Cuando me preparo para cualquiera de las revisiones de discos que nutren este rincón de internet que me inventé, hay dos momentos clave en los que me arrebata un cosquilleo que tiene una fuerza motriz: el primero, ese en el que de forma natural estoy escuchando un álbum repetidamente y empiezo a sentir la necesidad de destramarlo para entender de dónde viene todo lo que me está conmoviendo y dar fe de su belleza, aunque nadie me lo pida; y el segundo, cuando me pongo con la búsqueda de hemeroteca y poco a poco voy resolviendo incógnitas, localizando cosas archivadas en sitios donde solo acabas llegando a fuerza de persistir. No siempre tienen que ser recónditos; a veces acabas descubriendo que algo estaba en tus narices en el lugar más obvio. Es así cómo acabo mirando si el archivo de la magia bruta, el blog que Isa Fernández Reviriego (voz, guitarra, percusión, sintetizador, ...) tiene en hibernación desde hace un par de años, llegaba hasta 2011; y me doy cuenta de que sí, que justamente lo inauguró en marzo de ese año. Es entonces cuando Isa estaba gestando la idea de empezar a grabar música por su cuenta, bajo el nombre de Aries y, en retrospectiva, repasar las entradas que publicó en esos meses se revela como un privilegio que te permite ver por un agujerito el imaginario plástico, místico y cotidiano que sustentó de inspiración a la música: collages; trazos de lápices de colores y gotas de temperas encima de polaroids y páginas de un libro de ortografía y gramática catalana; citas de Jodorowsky, Rilke o Lamartine (esta breve y preciosa: "La ausencia de un solo ser, puede vaciar el mundo entero de contenido y sentido"); la música de Laura Nyro, The Zombies o Pat Kilroy; estampas de la vida en el campo vigués y fotos de infancia... Ninguno de estos apuntes, clavados con chinchetas en el calendario de ese año de su vida donde sopló el tipo de aire fresco que llena de calidez el corazón, es una explicación literal de nada de lo que recoge el primer disco de Aries, pero a la vez es un mosaico tan rico para entenderlo como lo son las rayas de colores con las que Isa ilustró la portada, creando lo que parece el plano aéreo de un terreno dividido en parcelas cuyo tamaño determina su propia naturaleza, sembradas de plantas indómitas.
"Ya nada divide el sur y el norte", dice en la concluyente 'El Jardín Armado', que toma el título de un libro de cuentos de David B. donde dicho jardín es el paraíso. "La caballería ha decidido huir al norte / todo lo que pedían eran menos reportes", canta más tarde bañada por las olas del atlántico. Si bien Isa confesaba a Julio Ruíz que se había mudado a Vigo por amor, la coyuntura también tenía que ver con la necesidad de dejar atrás la década que había pasado en Madrid compaginando estudios y trabajos con la trayectoria de Charades, la banda donde no solo llevó la voz cantante sino donde acabó encontrando su verdadera voz como compositora, especialmente en los dos últimos discos escritos íntegramente en castellano. La vida en la capital se había vuelto agresiva e insostenible y el recorrido del grupo se dio por agotado de manera paralela al vital, una separación que fue amarga pero inevitable si quería culminar el cambio que sentía que necesitaba para encontrar una paz que el ritmo de la gran ciudad le privaba. "Me sentía como que quería ser más dueña de mi vida y de mi tiempo y que en Madrid no podía, con ese yugo económico". Vigo la devolvía cerca del mar (nació en Bilbao) y la encuadraba en una finca rural con un gallinero, rodeada de verde, insectos y perros. "Se me pasan las horas encerrada en el ático de casa, grabando y cacharreando. Amo el Cubase y llenar la pantalla de pistas. Hasta 30 pistas de voces me hago en una mañana", publicaba en abril de 2011. Al cabo de un mes, ya aparece un primer logo para Aries y alguien deja un comentario debajo: "Me gustan mucho tus dibujos y las cosas que cuelgas, aunque no las entiendo muy bien. Pero quiero que hagas música otra vez". Y resulta que de ese cacharrear en casa con el gallo Elvis cantando de fondo ya estaban saliendo poco a poco canciones de pop como no le habían salido desde la disolución de Charades, hacía ya un buen tiempo. Haber estado en un grupo con sus mejores amigos hacía que, siendo todo tan reciente, le crease rechazo la idea de buscar músicos fijos con quienes no tuviese una conexión especial, así que Aries sería ante todo un proyecto personal aunque no estuviese exactamente sola.
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| Isa Fernández Reviriego, cacharros y naturaleza en una fotografía promocional sin acreditar. |
La Magia Bruta (2012) tomó su título de una idea que Isa ya había usado como nombre de un fanzine y también de su blog, una yuxtaposición de la aparente delicadeza de un término y la contundencia del otro que la ha fascinado a lo largo de los años, tanto que en 2021 la transformación de Aries en un dúo llegaría a llamarse también Magia Bruta, en activo todavía hoy. Aunque tres canciones fueron registradas en los Estudios Pastora de Vigo por Jose Vázquez, el grueso del álbum se grabó a finales del verano de 2011 en Ultramarinos de Sant Feliu de Guíxols con Santi García como coproductor, una figura de confianza para Isa pues se había encargado de grabar todos los discos de Charades y existía la complicidad necesaria para ayudarla a ejecutar lo que pretendía esta vez. Su hermana Virginia se encargaría de las baterías y los coros en algunas piezas y se sumarían un par de colaboraciones (Marc Clos, Eugeni Bigas) para dar unos toques de color muy determinados, pero Isa estaba en el centro del círculo tocando múltiples instrumentos. Entrevistada en el programa Isla de Encanta en 2012, sobre las sonoridades elegidas explicaba: "Me fijé en las canciones populares, que en las aldeas de Galicia donde iba resuenan mucho, y también en las canciones populares vascas (...) Tenía muchos cacharros y cuando iba por Galicia caminando veía los panderos, los cascabeles, las castañuelas... Todo esto lo he hecho mucho inspirándome en la idea de los tropicalistas de coger cosas de la cultura autóctona y mezclarla con la cultura pop y rock anglosajona que nos invade (...) No quería que sonara folk, sino que fuera pop".
Aunque el tono de La Magia Bruta tiene un precedente en el estilo primitivo de 'Grito Tu Nombre' y 'En las Batallas', ambas del último disco de Charades Revolución Solar (2010), el imaginario que conjuró Isa para este disco incluso con los rasgos más inconfundibles de su personalidad -la dulzura de esa voz cargada de aire, los ganchos melódicos fiados a poco más que a letras vocales- era nuevo en su trayectoria. La decisión de utilizar la guitarra española en vez de la acústica, con ese agarre cálido que tienen sus cuerdas de nylon, le da a la música el aire tradicional que te hace imaginarla perdurando a lo largo de los siglos, pero la vemos a través de un caleidoscopio cargado de pop psicodélico. Son canciones breves (diez en poco más de veinte minutos) que ahora que conocemos el recorrido de Isa como música y productora -su gusto para añadir cuentas y capas impensables a sus composiciones- suenan especialmente minimalistas, pero perfectas para retratar ese momento de dicha encontrado empezando de cero lejos de la urbe ('Tierra Suave', una suerte de interludio instrumental entre grillos y blips, captura la noche desde el balcón de la que era su casa). Estas canciones son pequeñas y vulnerables como todo lo que nace en este mundo; como todos los cambios que estaba viviendo todavía con la carne tierna, pero a base de dejarte atrapar por ellas se revela la fuerza interior que poseen: cualquiera destacaría que 'Los Dos' es una canción preciosa que invita a dar palmas al ritmo de la rana de madera egipcia que usó como percusión, pero la letra ("Y sellaré lo amputado / y si me quedo dormiré / entre los dos") habla de la voluntad de empezar una relación con alguien que todavía no ha superado una ruptura anterior; 'Dilo Mañana' se nutre de sus habituales melodías soleadas y una combinación de redobles de batería y castañuelas que miran a las producciones spectorianas, pero ciertos cambios de acordes y, de nuevo, las letras ("Todo lo que digo yo que dices tú que fui / es una pena que me sigas viendo así / oh, será peor cuando ya no esté aquí / dilo mañana") nos informan de un desencuentro insalvable. En definitiva; la apariencia etérea y suave es un caballo de Troya, y ese es el mejor pop.
Coros balsámicos adornan una canción de amor para la canción en sí misma ('Mi Canción (Ella y Yo)') y otra agridulce de despedida para Madrid, con el punto excitante de una excursión en la mente ('Mientras Digo Adiós'), mientras unas marimbas y una percusión seca protagonizan el acompañamiento de la onírica -esa voz con un efecto trémulo- 'Geometría Diferente'. Justo antes, 'Ballada a J.' me parece uno de los picos del disco y un ejercicio de valentía ("Soy yo, enamorada, pidiendo perdón por ser como soy. ¡En fin!", dijo Isa) que suena más sombrío que el resto, aunque te deja una sensación de alivio escucharla articular de una forma tan bonita la inseguridad que se siente al desnudarse con el amor de por medio, y el trabajo arduo ("He corrido tres caminos para alcanzarte / (...) He perdido cinco vidas en conquistarte") que implica sentir que uno debe hacerse perdonar. Al final, quizás sea la propia 'La Magia Bruta' la que sugiere más claramente el leitmotiv central del disco: "Voy a quemar lo que aún no he quemado / borra lo malo que te ha pasado / celebra que no lo has simulado / ¿Y quién lo va a hacer por ti?", se dice con serenidad, animándose y reafirmándose en pasar a la acción cuando se da la necesidad de renacer; de actuar por instinto en busca de algo que se parezca a la felicidad. Con las castañuelas de festejo adornando el impetuoso último minuto, estoy vendido a su filosofía. El gallo Elvis, entonces rey del corral de Isa, canta a a la mitad de 'El Jardín Armado' y pinta el fotograma perfecto para que aparezcan sobreimpresos los créditos de la cinta.
Para escuchar y comprar en Bandcamp:


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