Escenarios: Pauline en la Playa - Club Sauvage (Barcelona), 6 de diciembre de 2025


A las pocas horas de subirme al avión para mi primeras vacaciones en Asturias el verano pasado, Pauline en la Playa anunció en sus redes un concierto en el Parador de Corias de Cangas del Narcea, en su misma tierra, así que coger el coche para verlas actuar en formato electroacústico, con la luz vespertina todavía apagándose a través de las ventanas de la biblioteca donde tuvo lugar el concierto, fue poco menos que un plan hecho a mi medida y todo un placer. Las hermanas Alicia (voz, guitarra, piano) y Mar Álvarez (guitarra, voz, melódica) son de esas cantautoras con las que sientes que tienes una relación parasocial, sobre todo porque la idea de que desde la distancia compartes su manera de ver el mundo y de entender las cosas es una fantasía que ya te empuja a ser una persona más sensible y humanitaria, ¿y a quién no le gusta imaginarse a sí mismo así? Al saludarlas brevemente al final después de tantos años de escuchas, me llevé un pedazo muy tangible de todo lo bueno que inspiran. Fue entonces cuando aprovecharon para adelantarme que en diciembre regresarían a Barcelona después de casi seis años, a la misma sala donde tocaron ese enero de 2020 cuando ignorábamos que en poco más de un mes nos confinarían, aunque el local ya no lleva el mítico nombre de Sidecar; ahora es el Club Sauvage, pero en mi primera visita allí después del cambio pude comprobar que virtualmente no ha cambiado nada en la planta subterránea más que el motivo decorativo (¿rupestre?) de la pared del escenario.

Tampoco han cambiado las maravillas que logran conjurar Mar y Alicia rodeadas de una banda cómplice (Cristina Montull al teclado y la melódica; David Casillas al bajo y Eva Díaz a la batería) para presentar Los Días Largos (2024) entre risas y sonrisas, porque ese punto personal y honrado es inseparable del material que componen y en las distancias cortas suma enteros de empatía a la música para quienes las tenemos delante. Además, si ya las conoces mientes si no admites que esperas con tantas ganas las bromas y la comedia entre canciones como el repertorio en sí mismo. Es un talento que no viene anunciado en el cartel pero que es indisociable del todo que es Pauline en la Playa. La otra noche en Barcelona los chascarrillos fueron particularmente ácidos, cansados como habían llegado todos después de horas de viaje en furgoneta desde Gijón, pero el cariño venció en todo momento. 'Nada como el Hogar', de su primer mini-LP publicado en 1999, da inicio a la velada como vestigio de que su discografía ya abarca un cuarto de siglo de sus (nuestras) vidas; y 'Titubeas', del mismo trabajo, aparece la penúltima en el set principal y, esperada y aplaudida como siempre es, me vuelve a recordar aquel preciado momento de los '90 post-Dover en el que un proyecto artesano como el suyo llegaba a infiltrarse en canales de difusión que transgredían el circuito indie del que surgían. 

Salpicadas de la luna helada bajo la que se mecía Tanya Donelly y las Vainica Doble más juguetonas con el lenguaje, estas dos canciones añejas también ponen en perspectiva toda la andadura de las hermanas como compositoras y arreglistas, que a la altura de Tormenta de Ranas (2001, del que lamentablemente no tocan ni una pieza) ya mostraron una total falta de prejuicios para incorporar influencias latinas y partituras para vientos a un pop que iba a tener mucha más vida que el purismo de la misma aldea indie del país. Musicalmente siempre han retenido su esencia pero también se han expandido y la dimensión de lo que cuentan, aunque sigan bordando con finura situaciones y sensaciones universales ("gran amor, medio amor, amor, nada de amor y empoderamiento", dijeron de su repertorio), tiene más complejidad de lo que parece. Los Días Largos sonó prácticamente íntegro (desde la delicada pieza titular a ese rockabilly que tiene un punto de canción folclórica titulado 'Que Te Parta Un Rayo'; de la vulnerabilidad de 'Si Me Dejas de Querer' al aire de hartazgo de 'Abismo') y en medio picotearon del catálogo para acordarse de piezas como la sinuosa 'Mi Bañera', la tierna 'Quién lo Iba a Decir' o una sobrecogedora 'Un Bosque', canción que encendieron como ninguna otra esa noche mediante la tensión creciente y la turbiedad que se permitieron en las dos guitarras. 

Para el primer bis, Alicia y Mar se subieron solas al escenario para tocar 'Onde Yo Me Pueda Ir', una versión preciosa de un tema popularizado por Obdulia Álvarez Díaz, La Busdonga, que fue la primera mujer que grabó canción asturiana y la cantó profesionalmente más allá del ámbito doméstico. No satisfechos con ese y otros dos temas, las hicimos regresar y acabaron con el ‘Mis Muñecas’ que Alicia regaló a Nosoträsh en 1996 cuando Pauline aún no existía, un paralelismo con lo que ocurrió en su anterior visita, donde no solo sonó esta misma canción sino que además se subió Sandra Tocino (quien fuese cantante de Undershakers) para cantar 'Sola' (este sábado Sandra delató su presencia en la sala con una sonada carcajada que Alicia le reprochó de broma, pero esta vez no salió de entre el público porque "ya nos riñó la última vez"). Se fueron emocionadas por las calidez del público desde el principio hasta el final. Afortunados de que se pegasen la paliza para venir a vernos.

Setlist:
Nada como el Hogar / El Jarrón de Flores / En Esta Casa / Si Me Dejas de Querer / Mis Sitios / Mi Bañera / Quién lo Iba a Decir / La Lluvia / La Más Guapa de la Fiesta / Que Te Parta Un Rayo / Los Días Largos / Abismo / Yo Podría Ser John Wayne / Invierno / Un Bosque / Titubeas / El Mundo se Va a Acabar // Onde Yo Me Pueda Ir / Una Gran Ballena Azul / Auuu // Mis Muñecas

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