Escenarios: Blood Red Shoes + Thelemáticos - Razzmatazz 3 (Barcelona), 18 de noviembre de 2008


Noche de premio la de ayer en Razzmatazz 3, y es que además de lo sobresaliente a nivel artístico, entré gracias a una invitación ganada en un concurso. Con admirable puntualidad, los teloneros ya se habían subido al escenario a escasos minutos de las nueve de la noche. Thelemáticos parecían ser el perfecto aperitivo para Blood Red Shoes, aunque del mismo formato de guitarra, batería y voz estos dos chicos sacan algo que tiene un aire cotidiano, bañado en humor. Tienen lo imprevisible, divertido y caprichoso de un niño, y con ello dan forma a un espectáculo plagado de aullidos poperos de fondo, canciones de menos de un minuto, inmediatez comunicativa (aunque el bajo volumen de las voces fue característica de la sala toda la noche) y frescura. Por algún motivo, su sonido me remitió a la grabación del concierto que dio Alaska y los Pegamoides en el homenaje a Canito, en 1980. Corto pero interesante y extrañamente familiar.

No sé si la música previa a que se subieran al escenario la eligieron ellos o el personal de la sala, pero sonaron muchas de las bandas que han utilizado los medios para intentar situar a Blood Red Shoes en el panorama musical, entre ellas PJ Harvey, Devo o The Stooges. El duo en el que comparten tareas vocales Laura-Mary Karter (guitarra) y Steven Ansell (batería) se trajo consigo un atrezzo resultón (lámparas añejas, tela con el logo del grupo en una de las paredes) que acentuaba el (no en balde) rojo sangre del telón de fondo de la sala. Se disponen los dos al mismo nivel sobre el escenario, con la batería mirando hacia Laura-Mary. Desde el primer tema queda claro que se trata de una banda rodada, que ejecuta todos los temas con precisión impecable –no hay más que ver como empiezan las canciones, en perfecta sincronización, con Steven levantando el brazo derecho y dejándolo caer sobre la batería a la vez que Laura rasga un acorde. Todo contacto visual milimétrico. El formato primitivo y básico de su propuesta les da una contundencia suficiente como para que suenen a golpes, pero como contrapunto sus melodías son fácilmente adictivas dentro de la angustia que recogen. Si bien es cierto que a ella me la imaginaba más carismática (en contadas ocasiones se desmelenó un poco), ver a Steven a la batería mientras cantaba era un hecho llamativo en sí mismo, y en el último tema antes del bis se le cayó en la espalda uno de los altavoces que tenía detrás, lo cual no le impidió volver luego “para tocar una canción más, y luego irme a llorar de dolor al backstage”, como dijo.

La fórmula puede ser algo limitada y lineal durante todo un concierto o un disco, pero el potencial de temas sobresalientes como 'Try Harder', 'It’s Getting Boring by the Sea', 'Doesn't Matter Much' o 'You Bring Me Down' –su mejor momento para mí, una canción de las que voy a desgastar- les sitúa al lado de bandas con las que tienen más de un símil, como Pretty Girls Make Graves, Yeah Yeah Yeahs o sus admiradas Babes In Toyland. Lo que he oído de que son como The White Stripes (chico y chica) oThe Kills (¡chico y chica!) lo dejaré en comparación vaga y oportunista. Para repetir.


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