Tarde o temprano: Lady Lazarus - "Mantic" (2011)

Es tan fácil decir lo que diré a continuación que me resulta ineludible. Hay una canción en la segunda mitad de Mantic que bien podría ser el eslogan que nos vendiera su argumento: “Música de media noche para la enfermedad del corazón roto”. Me parece una definición que no se dirigiría necesariamente al oyente, sugiriéndole un alivio a la inquietud amorosa mediante su escucha, sino que explicaría el origen del trabajo de Melissa Ann Sweat. Este disco tiene la extraña cualidad de sonar como si se hubiera compuesto íntegramente en la misma madrugada, improvisando sobre la marcha y dejando vía libre a las palabras que insinúa el subconsciente.

El planteamiento, de entrada, es bastante osado por su parte. Un total de catorce canciones que se definen como miniaturas no por su minutaje sino por la simpleza esquelética de su estética (minimalismo parece un concepto hasta ostentoso), que muestran a la autora ajena al comando play+rec y aislada de todo lo demás, algo que el sonido lejano y con amplia reverberación del piano ayuda a acentuar. Es como escucharla en pleno proceso de composición, palabras que digo con mucho cuidado: no quiero dar a entender que ha publicado la primera cinta de retales que tenía a mano en casa. Pero acercándome a su música sin referencias, lo primero que me vino a la mente fue esa libertad; ese espacio inmenso que uno tiene a solas con su instrumento. Me atacó por sorpresa el recuerdo de las grabaciones caseras de Karen O de Yeah Yeah Yeahs (en 'Half-Life', por ejemplo). Lady Lazarus está en la misma línea de delicadeza y repetición; voz sencilla, melodías afectivas y de anhelo, pocas frases, atmósfera serena.

Las canciones se derraman unas encima de las otras cruzándose en la quietud de una niebla que, al empañarlo todo, deja margen al oyente para imaginar y recordar, para sumirse en el mismo estado reflexivo que la autora pero abocando lo que a él le apetezca, haciendo que en el momento adecuado este disco pase en un suspiro. Tras el acordeón que acurruca el instrumental 'Kurosawa’s Dreams and Me', solo puedo imaginármela mirando por el balcón unos instantes, dando un suspiro y metiéndose en la cama un poco más tranquila.

(Esta reseña debía aparecer en el número 13 de la desaparecida I Like Magazine)


Para escuchar (y comprar) en Bandcamp: 


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