Imperdible: Lene Lovich - "Stateless" (1978)

Ese gesto, esa mirada de sofoco de Lene Lovich en la portada, fundida en la oscuridad de la esquina de una calle vacía como si fuese una refugiada, una fugitiva, no debería engañar a nadie más allá del juego. Cierto, tituló a su disco de debut Stateless (1978), "sin patria", pero echando un vistazo a su biografía hasta llegar a ese punto uno solo puede interpretar su autodenominación de apátrida como algo categóricamente celebrador y enorgullecedor: nació en Detroit (Michigan) -como Madonna e Iggy Pop-, hija de un yugoslavo y una inglesa, y allí (en una zona que ella definía como particularmente dura y violenta) se crió hasta que sus padres se separaron y su madre se la llevó a Gran Bretaña. A partir de entonces, en el ambiente más campestre y relajado de Hull, su inquietud la llevó a emprender todo tipo de aventuras que fueron puliendo la verdadera intención de sus aspiraciones; una línea de pintura acrílica que va de las esculturas que hacía en la escuela de arte hasta trabajar en un bingo, de tocar con músicos en la calle a aprenderse un repertorio de lo más ecléctico para unirse a bandas que tocaban cinco horas por noche en hoteles, de grabar gritos para películas de terror a viajar a España y conseguir visitar a Dalí en su casa, de formar una primera banda de soul con su compañero de instituto Les Chappell a encontrarse de repente escribiendo canciones con el reconocido productor de música disco Cerrone, sin que éste la acreditase durante muchos años (suya es la mitad del éxito 'Supernature').

La música que empezaron a componer Lovich y Chappell, compinches inseparables, se contagió de la flamante sensación de todas esas experiencias dispares y germinó en un momento pertinente, cuando el punk había abierto una enorme brecha en la cultura popular de las islas británicas y las compañías discográficas dejaban entrar en su casa a propuestas jóvenes e inusuales en medio del más absoluto desconcierto. Muchos arriesgaron, quizás no porque vieran en los artistas algo único y subversivo, sino porque ya no sabían exactamente qué iba a funcionar mejor para satisfacer sus intereses empresariales, y seguramente decidieron tentar a las pequeñas fieras con la certeza de que acabarían domándolas. La mejor parte es que gracias a ello tuvieron oportunidades montones de bandas y solistas que jamás habrían podido imaginar que en solo unos meses pasarían de estar ensayando rutinariamente en su local a ser reclamados por programas de la televisión nacional británica como Old Grey Whistle Test o haciendo playbacks en Top of the Pops siendo fieles a sus principios artísticos. Así le ocurrió a Lene Lovich, que fichó por el sello Stiff Records en 1978 y a los pocos meses de tener en la calle este primer disco ya había aupado el single Lucky Number al número 3 de las listas de ventas.

Stateless es un disco que resume bien el estilo que vino a denominarse new wave a finales de los años setenta, la etiqueta que definió a la codificación de los toques agresivos del punk en una picaresca con pegada melódica; una refinación de intenciones con vocación más pop. Probablemente así hubieran sonado los Blondie de los primeros discos si Debbie Harry hubiera pasado dos temporadas en el este de Europa, o la Patti Smith más femenina que cantaba 'Kimberly' o 'Distant Fingers' convertida en un personaje de cómic. Con ambas comparte el gusto por los grupos de chicas de la Motown, que queda reflejado en su versión de 'I Think We're Alone Now', un original de 1967 de Tommy James and the Shondells, en el patrón lento y acaramelado de 'Too Tender (Too Touch)' o en el humor mordaz de 'Momentary Breakdown'. Imaginársela como la protagonista de un tebeo mientras se escuchan estas canciones es fácil, pues sus historietas de amor -escupidas en un inglés que a menudo imposta un acento de forastera yugoslava para despistar más- remiten claramente a la cultura pop de los cromos y las fotonovelas. Es música de guateque ('Lucky Number', un clásico de su género; el pinball rockabilly que es 'Say When'), que juega a la ingenuidad con toda la intención ("Sé lo que has hecho / lo he visto en mi bola de cristal / Te vi haciendo el amor / Voy a coger mi pistola / La telepatía me va a matar", 'Telepathy') y que también se pone (muy) interesante cuando bordea lo siniestro  en 'Home', pieza más austera y agria que expone sus sentimiento de no pertenecer a ningún sitio y lo engañoso de estar a salvo en casa: "El hogar es tan sospechoso / el hogar es control absoluto / el hogar es '¿nos echarás de menos?' / el hogar es 'no lo sé'". 'Sleeping Beauty' viste de largo el porcentaje oriental de su sangre, trayendo las guitarras acústicas al frente y sonando melódicamente afectada y casi flamenca (a escuchar la cara B 'One Lonely Heart', incuida en la reedición del disco publicada por Rhino en 1991: una cabaretera canción de guerra intensísima).

Siempre se la recordará por su imagen colorista; trenzas largas y pelirrojas envueltas en jirones, succionándose los carrillos haciendo una mueca de pez, semblante mezcla de tirolesa y folclórica. No olvidemos que es también autora de uno de los debuts más frescos y remarcables del pop (sea lo que sea eso) del siglo XX. El día 30 de este mes de marzo cumplirá ya 63 años.



Para escuchar en Spotify:
(Álbum original hasta pista 11. Desde pista 12 hasta pista 16, caras B y otras canciones desperdigadas grabadas y publicadas en la misma época y añadidas a esta reedición de 1991).


Comentarios

Fran ha dicho que…
hola que tal?

pasaba por aqui a dejar nuestros sonidos desde Buenos Aires

ojala puedas escucharnos

www.umatotoro.bandcamp.com

tambien mi correo : fran.4kd@hotmail.com

un abrazo y suerte

Fran