Por el atajo: Satellites - "The Cave and the Limehouse Recordings Vol.3" (2012)

Recuerdo la primera vez que escuché 'Saints Around My Neck' de Come, una composición monumental que se mecía y te agitaba por secciones durante ocho minutos, que todo el mundo destacaba como la más impresionante del entonces estrenado Gently Down the Stream (1998). Esa voz, gredosa e inolvidable, ¿era de hombre o de mujer? Por las revistas sabía que al frente de Come estaban Thalia Zedek y Chris Brokaw, ambos guitarristas incendiarios y cantantes, pero no conseguía decidirme sobre quién había tomado el micrófono en ese tema, aunque me decantaba por decir que era Chris. Había una foto de él con una boina de estilo francés, de un concierto que habían dado en Barcelona hacía poco, y le imaginaba cantándola así. Estaba equivocado; era Thalia. Obviamente, cuando lo averiguas y te familiarizas con la temperatura de su garganta es imposible imaginar que se te haya cruzado por la cabeza la disyuntiva. Pero la ambigüedad es una rareza y, confundirse en ella, algo muy preciado; de ahí me imagino que saqué una lección temprana para olvidarme de los combos estereotipados que aprendí en los juegos de memoria (fuerza / masculino, ternura / femenino, etc). 

Jordi Herrera (voz, guitarra) debutaba discográficamente con Satellites el mismo 1998 que Thalia Zedek lograba despistarme. La banda mallorquina, que llevaba a penas un par de años funcionando, publicaba su primer disco The Blue Box y su cantante me dejaba con un dilema parecido. Otra voz inconfundible, en este caso láctea y pulcra, manejada con una singular sensibilidad que por instinto identificaríamos como femenina. Era refrescante que a un cantante masculino le atribuyesen referentes y símiles artísticos del otro sexo por una vez (en la web de la que era su compañía, Primeros Pasitos, aún se recoge alguno"The Sundays y Galaxie 500 jugando a ser PJ Harvey o Jeff Buckley") e incluso el grupo ha asumido ese desconcierto como algo especial ("Tenemos un cantante que canta como una chica", se lee en su biografía), aunque con sorna, porque curiosamente, a él sí le ha llegado a molestar. Pero en el paisaje musical independiente de nuestro país, que empezaba a superar la pubertad a finales de los 90, Satellites eran especiales más allá del trabajo vocal de Herrera; una de esas formaciones precoces a la que se auguraba grandes cosas futuras a juzgar por ese The Blue Box que, si bien inmortalizó una inmediatez pop y una jovialidad que oscurecería pronto, dejó entrever su atención a las atmósferas y un enfoque intenso, a veces impúdicamente dramático, que a penas tenía competencia aquí.

Por el cuidado de sus grabaciones y el gusto de su lenguaje, Satellites podrían haber ocupado un lugar al lado de los laureados Manta Ray en la época, pero a pesar de las adulaciones, el apoyo por parte de los medios musicales fue comedido y con ello empezó a hablarse de "banda de culto", un título capcioso que implica que te conoce una selecta minoría atenta pero que también pone en mayor riesgo tus posibilidades para seguir trabajando. Al ambicioso Our Very Bright Darkness (2000), registrado en Nueva York, le siguió una etapa especialmente complicada que absorbió la grabación del que debía ser su tercer álbum. Empezaron a trabajar en él tan pronto como en 2003, en una cueva de Felanitx (Palma de Mallorca), y las sesiones se dilataron hasta 2006 en Londres, completadas a trompicones en los estudios Silver TransporterRaum propiedad del productor Gordon Raphael. A la capital del Reino Unido había trasladado el grupo su radio de acción hacia 2004, cuando el bullicio propiciado por esa hornada de rock neo-post-punky (de Yeah Yeah Yeahs a The Rapture o Black Rebel Motorcycle Club) podía favorecerles para darse a conocer en un entorno más receptivo que en España, pero Satellites estaba pasando por una época convulsa. En enero de 2006 seguían con la incertidumbre sobre la publicación de un disco que llevaba meses acabado, mientras Jordi Herrera daba sus primeros conciertos aislados en solitario (germen de su proyecto paralelo The Marzipan Man) y la banda seguía grabando maquetas de nuevas canciones que se les iban acumulando.

The Cave and the Limehouse Recordings Vol. 3 (2012) es un EP que recoge cuatro de las últimas composiciones perdidas al final de esa época en Londres; un apéndice al tercer álbum, que finalmente fue desvelado en dos mitades -las dos caras del hipotético disco, separadas en los volúmenes 1 y 2- en 2008 y 2010. "Nos ha costado 7 años terminarlo... Pasaron muchas cosas durante estos años, nos separamos dos veces, cambiamos la formación, fue mezclado de nuevo dos o tres veces, hacer el master fue una pesadilla... Una historia muy larga... Pero con final feliz", decían al anunciarlo. Tras las vicisitudes y las crisis, habían regresado a la actividad apostando por la auto-gestión mediante su propio sello, Treehouse Records, vía por la que ya salieron dos singles en 2009 y por donde han seguido trabajando hasta hoy. Todas las piezas del tercer volumen de The Cave and the Limehouse Recordings son exclusivas en Bandcamp y recogen a los Satellites más contenidos y emocionalmente frágiles, reducidos a trío: Herrera acompañado de Joantoni (batería) y Púter (bajo). El rasgado trémulo de 'Soothe Me' rasca la congoja y la soledad de una melodía memorable ("Mi corazón te ha extrañado / y mi mente me ha estado engañando / con una fantasía, palabras que nunca me dijiste"), 'Strangers' tiene una belleza costumbrista con su paso a medio tiempo y la caricia del teclado (golpe de madurez en cuanto a las relaciones cuando uno crece: "No obtendrás nada a cambio / no deberías olvidar / que ahora vives con desconocidos"), 'Locked Door' se dilata hasta los diez minutos (slowcore flotante y encendido de ruido hacia la mitad; un recuerdo a su faceta más experimental y quebradiza, aún latente) y 'Railway Tracks/Like a Tattoo' cierra el hermoso conjunto con urgencia en la forma y desasosiego en las vísceras; ahí Jordi emociona tanto como cuando se muestra más delicado. Un pequeño tesoro, por suerte y después de lo impensable, al abasto de todos.

Para escuchar y comprar en Bandcamp:

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Que grandes discos... inoblidables!