Escenarios: Cat Power - Razzmatazz (Barcelona), 1 de noviembre de 2018

Fotografía de Jordi Aguilar (arriba)

Con un retraso poco reprochable de a penas un cuarto de hora, que sin embargo se hizo eterno en una sala Razzmatazz que con puntualidad ya lucía un lleno cómodo, Chan Marshall desfiló por el escenario hasta el micrófono en medio de una ovación entusiasmada. Su sonrisa, una réplica de las que tenía en frente; los dedos índice y corazón de la mano izquierda formando un vértice, en el que sostenía una vara de incienso que muchos confundieron con un cigarrillo a primera vista, y que no soltó hasta que estaba prácticamente consumida al cabo de unos temas. Es uno de los pequeños rituales que lleva a cabo para sentirse en armonía en cada recital de la que está siendo una de las giras más profesionales que se le han visto a Cat Power, en el mejor sentido de la palabra. Otro es ponerse un vestido de terciopelo negro, tan elegante como modesto, del que se ha separado pocas veces en escena desde que lo llevase el pasado mes de mayo en la Opera House de Sydney, donde interpretó íntegramente el álbum Moon Pix (1998) por su veinte aniversario. La guitarrista y bajista Adeline Jasso ya había empezado a tocar el goteo de notas de 'He Turns Down', uno de los temas más embelesadores de ese disco ("Es sobre Dios diciendo: 'No, no eres lo suficientemente buena'", dijo Chan hace poco), y ese rescate añejo fue la mejor introducción posible para una velada en la que la reverberación líquida de su voz no dejó de envolvernos en paz y devoción. Sigue conservando ese nervio que puntualmente hace que parezca que está aturdida o violentada, fruto de su nivel de autoexigencia (juraría que en una ocasión dijo un "sorry" fuera de micrófono dirigido a ella misma) y de buscar el perfeccionismo (los gestos al técnico), pero es evidente que hoy en día confía más en su vínculo con la audiencia y responde a ese compromiso entregándose a interpretaciones soberbias, mostrándose cómoda con una banda como nunca se la había visto, fuera la que le acompañó en la gira de Sun (2012) o la que fue su formación de apoyo más estable, la Dirty Delta Blues Band. 

La mencionada Jasso, Erik Paparazzi (guitarra, teclado) y Alianna Kalaba (batería y percusión) forman un combo reducido pero versátil y resolutivo para reproducir tanto la austeridad de sus grabaciones más intimistas como lo que hacía con los músicos de la Dirty Delta, entre quienes estuvo Paparazzi. En esta gira Chan Marshall no se cuelga la guitarra ni se sienta al piano; toda su concentración está en la voz que, como ya lleva haciendo unos años, mezcla caprichosamente a través de dos micrófonos, uno de los cuales la emite con un efecto de coro que emula los experimentos que realiza en estudio, cuando graba las melodías en varias pistas vocales. En las primeras escuchas las pasadas semanas, la mitad del repertorio del recién publicado Wanderer (2018) me ha dejado la sensación de caer en los ejercicios de estilo y estar poco elaborado; si te deshaces con su voz, puede darse el síndrome de le-podría-oír-cantar-hasta-el-listín-telefónico y olvidarte de cuestionar si el material te emociona verdaderamente. Pero lo cierto es que en los temas nuevos interpretados el jueves hizo gala de mejor enfoque: 'Robin Hood', un blues breve de dos acordes, sonó abandonada; 'Woman', el single en el que Lana del Rey tiene un crédito anecdótico, se dejó impregnar de un tono más punzante y superó con creces la contenida versión del disco; 'Horizon' podía haberse estirado el doble de minutaje y no nos hubiéramos dado cuenta, cautivados por su melancólica línea de piano... Solo en 'Me Voy' se le va un poco la mano con el color dramático, por otro lado implícito en la composición. 

Jugó con el cancionero ajeno como le gusta, deconstruyéndolo y mezclándolo con el suyo: solo ella podía coger el esqueleto de 'Shivers' de Rowland S. Howard y sustituir sus estrofas por otras de 'Oh, Sweet Nuthin' (The Velvet Underground) y 'Never Tear Us Apart' (INXS); o enlazar porciones de 'Into My Arms' (Nick Cave), 'Dark End of the Street' (James Carr), su propio 'I Don't Blame You' y la tradicional 'I Am Stretched on Your Grave' (anotada en el setlist como 'Sinéad', por Sinéad O'Connor, que la grabó en su segundo álbum). Sobre el fondo instrumental de la versión de 'Ramblin' Woman' que registró para Jukebox (2008) cantó 'White Mustang' de Lana del Rey, y nos regaló un minuto del 'These Days' de Jackson Browne como introducción a su propia 'Song to Bobby', la excelsa canción que dedicó a Bob Dylan en cuyas estrofas narra cómo se había sentido conectada a él mediante la música hasta que se le presenta la oportunidad de conocerle en persona. Fue uno de lo momentos más conmovedores de la noche hasta que el pico de emoción se dibujó con el tema más magnético e hipnotizador de Wanderer, 'In Your Face', que extendió improvisando, seguido del rescate de 'Great Waves', una colaboración suya con el trío australiano Dirty Three fechada en 2005 a la que no ha sacado el polvo gratuitamente: su poética voz de alarma sobre una crisis humanitaria imprecisa ("El peso del mundo ha rebasado el límite / nuestros cuerpos explotan / mientras el cielo se derrama por nuestras bocas / toda la sangre azul fluye / las ciudades, lo que contienen, han sido arrancadas") se ha vuelto más urgente y real en los últimos años. Siendo 'Metal Heart' la siguiente en el setlist, uno podía apostar a que se hubiese mantenido en la cima durante un tema más, pero ha decidido despojarla de todo gospel al arrebatarle la melodía y la progresión de acordes originales a cambio de un arreglo anodino y fue, para mí, la única decepción de la noche.

Acercándose el final, dejó atado el clímax rítmico con ‘Cross Bones Style’ (rematada con una subida de decibelios y el estribillo de ‘Nude as the News’ como coda) y ‘Manhattan’, el único recuerdo a los juegos sintéticos de su encarnación rubia con chaqueta vaquera. ‘Good Woman’, un pequeño gran clásico de su repertorio, precedió a una ‘Wanderer’ tintada de un blues más serio que en el álbum que ha titulado, y sonó a epílogo. Batería y guitarrista se bajaron del escenario y Chan se quedó a solas con Erik Paparazzi, que dejó suspendido en el aire el arpegio minimalista que sostiene ‘The Moon’ las veces que hizo falta hasta que ella tuvo suficiente. Quiso silenciar los fuertes aplausos ante el inminente final del recital para decir, como pudo en castellano, que este mundo está loco de muchas formas y que debemos creer que la acción de una única persona cuenta. Se notó que se despedía para no regresar. El estruendo para rogarle un bis fue para recordarlo; hacía mucho que no lo veía así, acostumbrados a que ahora el bis sea una rutina más del espectáculo, perfectamente programado sin dejar siquiera tiempo material para la súplica. Aquí lo hubo pero no sirvió de nada. Ya no venía a cuento pedirle ‘The Greatest', solo gritarle que lo es.


Setlist:
He Turns Down / Into My Arms + Dark End of the Street + I Don't Blame You + I Am Stretched on Your Grave / Horizon / Robbin Hood / These Days + Song to Bobby / Woman / Pa Pa Power / Me Voy / In Your Face / Great Waves / Metal Heart / White Mustang / Cross Bones Style + Nude as the News / Manhattan / He Was a Friend of Mine + Shivers + Oh, Sweet Nuthin + Never Tear Us Apart / Good Woman / Wanderer / The Moon

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