Momentum: The Slits - "Return of the Giant Slits" (1981) / The Raincoats - "Odyshape" (1981)


La escritora y música Vivien Goldman dice, emocionándose con indignación en el documental Here to Be Heard: The Story of the Slits, que a The Slits las borraron de la historia, una injusticia que las componentes de la banda y algunos analistas de la cultura popular en los años del punk y del post-punk ya habían certificado en el pasado. La historia, como dicen, está condenada a repetirse. Todos los años podemos poner ejemplos de cómo una propuesta musical más o menos inusitada, concebida por una mujer, se reseña con condescendencia, como si su innovación fuese poco más que algo excéntrico y simpático que no termina de entenderse, quedando fuera de los destacados inapelables que, al final, engrosan los informes que pretenden ser de referencia para las futuras generaciones. A pesar de la buena prensa que tuvieron a lo largo de sus cortas trayectorias, The Slits y The Raincoats fueron de las primeras en catar esas amargas mieles de la incomprensión, pero me atrevo a afirmar que en nuestro presente se ha ganado mucho terreno haciendo justicia para su legado, pues pioneras como ellas todavía están aquí para contarlo desde altavoces impensables 30 años atrás. Libros de memorias, ponencias casi académicas, documentales. Aunque a estas alturas muchos ya se han dado cuenta y les han concedido un mayor reconocimiento con carácter retroactivo, ellas mismas están escribiéndose en la historia, si es que el simple hecho de haber existido no era suficiente.

Entre The Slits y The Raincoats, las primeras formaciones íntegramente femeninas nacidas del punk británico, discurren varias paralelas, si bien es cierto que el segundo grupo se formó más tarde. Sus debuts, Cut (1979) y The Raincoats (1979), son los trabajos que se llevan unánimemente todos los halagos cuando se desmenuza lo acontecido musicalmente entre 1976 y 1983, y no sin razón. Publicados con un par de meses de diferencia, los dos comparten una canción saltarina llamada 'Adventures Close to Home' que sella su asociación a la vez que sus divergencias. Ambas bandas grabaron esta composición de Palmolive, batería que fue despedida de The Slits cuando necesitaban pulir el repertorio de Cut por la vía más intrincada y la sustituyeron por el primer hombre en sus filas, Budgie. The Raincoats, en cambio, acogieron a Palmolive y el grupo pasó a estar integrado solo por mujeres, cosa que no había ocurrido hasta entonces. Resulta poético que nadie quisiera prescindir en su cancionero de un tema que melódicamente le quedaba grande a todas pero que en la letra antepone la importancia de la búsqueda personal a las ataduras: "No te lo tomes a pecho / yo elijo mi propio destino / sigo al amor, sigo al odio". Esa máxima llevó eventualmente a Palmolive a marcharse de The Raincoats tras grabar el disco homónimo, movida por una inquietud espiritual que siempre estuvo latente. Budgie se incorporaba permanentemente a Siouxsie & the Banshees el otoño de 1979, así que las dos formaciones estaban en un impasse similar que robusteció los lazos entre sus núcleos creativos.



Los acontecimientos quisieron que sus retornos discográficos volviesen a coincidir en 1981 con verdaderas obras de culto. Los hervidores de ideas rebosaban con ingredientes personalísimos en cada casa, pero estos segundos discos comparten una fuerte sensación de honestidad con sus emociones mediante una música liberada de corsés, que fluye conforme van descuadrando compases y dejando espacios vacíos instintivamente. La complejidad -ya existente en el pasado: ni en plena eclosión del punk más primitivo fueron conformistas con sus composiciones- te seduce de una forma distinta: el acento cae en la experimentación (rítmica, instrumental, ambiental) y se suceden las sorpresas sin el aderezo melódico más concreto de antaño. Ana da Silva (voz y guitarra, The Raincoats) explicaba: "Creo que la música no debería ir siempre a tiempo. Debería evolucionar a partir de lo que estás haciendo. La vida va a trancas y barrancas, y la música debería retratarlo. Vas un poco más rápido, luego un poco más lento. Te pasa algo terrible y luego algo fantástico. La música debería expresar todos los cambios que hay en tu vida". Viv Albertine (guitarra, The Slits) creía que se habían "alejado de la canción y dirigido hacia el ritmo, nos empezaba a interesar la música étnica, el jazz y la improvisación, el reggae. Se nos presentaban muchas cosas y conforme avanzas, quieres incorporar lo que oyes".

Las dos formaciones optaron por profundizar en los aspectos más singulares de su música, sin mirar atrás. Por un lado, The Slits habían girado para presentar Cut acompañándose en el cartel del trompetista Don Cherry y del músico jamaicano Prince Hammer, una decisión pionera en una época en que no se mezclaban artistas de estilos dispares en un mismo concierto; era una reverencia a sus referentes y una confirmación de su amplitud de miras. El sello Island se las dejó perder y ficharon por la multinacional CBS porque, a pesar de saber que su música no era comercial, peleaban porque fuese escuchada por el mayor número de personas. Habían estrechado lazos con los miembros de The Pop Group, con quienes tenían en común el ritmo, el libre albedrío y el eclecticismo, así que el batería Bruce Smith se les unió cuando lo necesitaron. The Raincoats habían mantenido su relación con la compañía londinense Rough Trade. A Palmolive la había suplido una chica de diecisiete años llamada Ingrid Weiss de la que prescindieron al cabo de unos meses, aunque contribuyó a la composición de algunas de sus canciones nuevas y llegó a grabarlas en el estudio. Ellas también se habían ido interesando por la música étnica y habían comprado instrumentos exóticos cuando estuvieron de gira por los Estados Unidos en 1980, que acabaron usando para escribir y arreglar varios temas. Gina Birch (bajo y voz, The Raincoats) reconocía en 1996 que abrirse a todas esas influencias era una forma de escapar del punk más hecho cliché: "Era mejor que te gustase un músico de jazz africano que algunas de las bandas de punk, como los Stranglers. Empezó a haber más prejuicio entre ciertos grupos semejantes de punk. Tengo que decir que el punk fue una época increíblemente intolerante de muchas maneras. Éramos extremadamente críticos entre nosotros".

Mientras The Raincoats suprimieron el metrónomo para hacer que su cadencia fuese mucho más aérea, inherente a la naturaleza humana y a lo cambiante de nuestros sentimientos, The Slits se entregaron al ritmo, por muy oblicuo que este fuese. Return of the Giant Slits (con un diseño de sonido repartido entre Dennis Bovell, Dick O'Dell, Nick Launay y el propio grupo) también está inmerso en la naturaleza pero más global, sinónimo exacto de la tierra, sus raíces, sus frutos y sus animales, como nos informa el bajo de Tessa Pollitt y la percusión que conduce 'Earthbeat' introduciendo el álbum. Las voces y la delgadísima guitarra de Viv Albertine repiten un refrán de influencia oriental que no hace sino añadir misterio a esta especie de cántico tribal, donde parecen venerar el poder imperante de la madre naturaleza ("Hasta las hojas resuellan / hasta las nubes tosen / el ritmo de la tierra"). Albertine profundiza en los logros guitarrísticos de Cut, repitiendo con esa guitarra limpia y reducida prácticamente a las cuerdas más finas para recrearse en instantes de funk sesgado ('Walkabout') que se torna más abstracto ('Animal Space/Spacier') o simplemente para convencerte de que hasta la combinación más imposible de notas puede resultar armónica ('Or What It Is?'). Ari Up (voz) es la fuerza indómita y precoz que fija con su carácter un puzzle capcioso, cuyas piezas encajan con suavidad pero para acabar desvelando una imagen irreconocible, particularmente cuando más se arriman a una vanguardia que nada tiene que envidiar a los experimentos de Yoko Ono, como en 'Face Place' (donde alternan una cacofonía de trompeta y el jolgorio de una fiesta tropical que sale de la caja de ritmos) o en 'Life On Earth', la más estrambótica del lote.

En el primer álbum sorprendieron con observaciones admirablemente maduras en las letras sobre la posición de una chica británica joven y emancipada en una sociedad gris que estaba a punto de hacer presidenta a Margaret Thatcher, hablando del consumismo compulsivo como cura para la angustia, repudiando los estereotipos femeninos sobre la concepción del amor y la imagen así como exponiendo la imposibilidad de pasearse con la misma tranquilidad que los hombres por la calle. En Return of the Giant Slits, después de un par de años de controversias en la luz pública por su reputación de imprevisibles, tocan esos y otros temas con la misma aguda concisión: 'Or What It Is?', un reggae heterodoxo, empieza con el ánimo de una excursionista que acaba perdiendo el espíritu, insatisfecha, cuando sus exploraciones le llevan a la conclusión de que el amor ideal es una mentira; en 'Animal Space/Spacier' e 'Improperly Dressed' (una joya compleja y seria en lo musical) plantean desde una óptica necesariamente defensiva los ataques y la intolerancia con la que eran castigadas por vivir su vida como les parecía. Dos muestras:"Intrusión en el espacio personal / a diferencia de un animal, yo me alejo saltando / respeta el círculo imaginario que dibujo", en la primera; "¿Qué crees que es mejor? ¿La hostilidad o la honestidad e ir vestida inapropiadamente?", en el estribillo de 'Improperly Dressed'. Podrían ser los quebraderos de cabeza de cualquier joven determinado a no cuadrarse en las imposiciones sociales, pero tratándose de chicas había implícito un extra de demonización y agravio.

En Odyshape, The Raincoats están en sintonía con esa exposición de la realidad femenina más incómoda. "Parece avergonzada / mira en los espejos, en las revistas", cantan en la pieza que le da título, que se llama así porque "era un juego de palabras sobre la odisea de un cuerpo. La idea de que un cuerpo pueda tener una forma ideal y, si es así, qué pasa cuando un cuerpo no está a la altura de ese ideal. Era una época en la que (probablemente como ahora) había una especie de fascismo corporal", explicaba Gina Birch. La canción cambia de velocidad varias veces mientras el rasgado de la guitarra pasa de retorcerse a relajarse, como si fuesen los fogonazos de agobio que siente la insegura protagonista, luchando con sí misma. La banda confió en Adam Kidron para producirlo, un joven ingeniero que ya había participado en su disco de debut. Hay dos viñetas especialmente destacables por su sensible representación de la soledad más absorbente. La primera es 'Shouting Out Loud', que empieza a andar en  un aire limpio dentro de los márgenes de la batería y el bajo. Poco a poco, van pendiendo con alfileres recortes de violín pinzado y miniaturas de guitarra. Ana da Silva canta sobre el abandono y la confusión desde el anhelo, parece que con calma, pero el ritmo acelera; el diálogo entre violín y guitarra se vuelve urgente y ella se rompe. La otra es 'Only Loved at Night', mucho más claustrofóbica, con un compás torcido y un arreglo desolador tocado con un instrumento llamado kalimba, que deja la canción colgando intermitentemente en una frágil tensión. Es el retrato de una mujer utilizada, anulada: "Una belleza solo amada de noche / por el día, una cara llena de marcas / (...) ¿No reflejaban todo esto sus ojos? ¿Por qué no podían mirarla a los ojos?".

Las canciones que compusieron sin contar con batería tienen una apariencia etérea que engaña porque, como ocurre con The Slits, en las letras se tocan cuestiones con tantos claroscuros que acaban contagiando a la música: donde 'Family Treet' parece una postal de calidez doméstica, uno pone la oreja y escucha "Expectativas románticas / con un deber que cumplir / por su hombre o por esta justa tierra / pero arañando la ventana / no te oye nadie"; en 'Dancing In My Head', una suite con influencias incluso clásicas (siempre ayuda el violín de Vicky Aspinall), Gina Birch evoca el espíritu de alguien ausente con una sombra de remordimiento. El tono íntimo del primer álbum, tan caótico como minucioso, todavía está presente en una pieza cambiante como 'And Then It's OK' (para la que tocó la batería Robert Wyatt cuando ellas ya habían grabado lo demás, teniendo que adaptarse al particular flujo rítmico) y en otras donde se aventuran a deshilacharlo todo con parsimonia ('Red Shoes') o a dar necesaria rienda a cierta agresividad y paranoia ('Go Away'). Escuchando lo detallista de la percusión, los roces de violín contra las teclas negras del piano, las melodías orientales y la manera en que se entretejen los arreglos de canciones como la mareante 'Baby Song' (la maternidad obligatoria cuestionada: "Función animal moldeada por la cultura / (...) Mi cuerpo late con nuevos ritmos que me pertenecen") nadie diría que esta música viene de un grupo, con permiso de la portuguesa Ana da Silva, anglosajón.

En cierta manera, Return of the Giant Slits y Odyshape marcan el final de ambas bandas en esa primera etapa, aunque volverían a funcionar muchos años después en distintas formaciones. En el caso de The Slits, la separación siguió prácticamente a la publicación del disco, por el que CBS no hizo nada.  Ari Up se quedó embarazada de gemelos y se fue a África, pero la relación entre ellas ya estaba tocada. Viv Albertine: "Luego es que los tiempos habían cambiado de verdad. Llegó Thatcher y Wham! estaba coronando las listas. Margaret Thatcher hizo de todo, incluso convertir la música en un negocio". The Raincoats publicaron un disco más, Moving (1983), del que Ana da Silva siempre se ha sentido algo avergonzada por saber que no había concepto ni cohesión. "Durante un montón de tiempo no podía ni escuchar ese álbum porque fue después de que dijésemos que romperíamos cuando decidimos, ya que teníamos las canciones, que tendríamos que grabarlas. Shirley, nuestra mánager, dijo 'Os vais a separar, pero ¿por qué no hacéis un disco y se acabó?'. Parecía una buena idea". En un texto incluido en la reedición que se hizo de Odyshape en 2011, Gina Birch escribe que sus amigos habían fundido sus copias en vinilo del disco para hacer fruteros. Fruta envenenada la que repose en sus surcos, sin duda; o quizás enferma de una súbita madurez.


Para escuchar en Spotify:

Comentarios