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Imperdible: Ruby - "Salt Peter" (1995)

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El número de mayo de 1994 de la revista británica Q traía en  portada una foto instantáneamente icónica de esa década, la reunión de PJ Harvey, Björk y Tori Amos vestidas de blanco debajo del eslogan "Hips, lips, tits, power" ("Caderas, labios, tetas, poder"). Aún hoy muchos darían por hecho que la frase se le debió ocurrir a un editor para servirse de lo de siempre, las palabras sexistas clave para incentivar la venta de ejemplares, pero no. La consigna en sí no se inventó en la oficina de la redacción; se la apropiaron de Lesley Rankine , que la repetía en la canción 'Big Bad Baby Pig Squeal' del grupo en el que dio la cara durante un lustro hasta 1993, Silverfish. Solo es una de las primeras veces que Lesley vio cómo se capitalizaba su grito de guerra, mucho más fácil de digerir para el gran público en un contexto como el de esta portada que escuchándola cantarlo en una pieza de metal-punk apabullante con  un videoclip  perturbador. El propósito de la r...

Caso abierto: The Amps - "Pacer" (1995)

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Poner a  Kim Deal (voz, guitarra, etc.) a hablar delante de una grabadora en los años 90 tenía un punto imprevisible que servía a muchos entrevistadores para dar color a las entradillas de sus artículos, donde describían el nervio atropellado con el que Kim se implicaba para no dejar ningún cabo suelto. Lo mismo se ponía a detallar su proceso creativo minuciosamente, improvisando esquemas sobre papel y gesticulando cual profeta, como empezaba a desembuchar al respecto de la complicada situación en la que se encontraba The Breeders, grupo que lideraba y que no tuvo más remedio que dejar en stand by en su momento de mayor popularidad. El otoño de 1994 y en solo dos meses, su hermana gemela Kelley (guitarrista en The Breeders) pasó de darse un baño de masas en el festival itinerante Lollapalooza a ser arrestada por aceptar un paquete de heroína en su domicilio, y de ahí a un centro de rehabilitación para curarse de su voraz adicción. Josephine Wiggs, la bajista, pronto se puso a otr...

Tarde o temprano: Mikel Erentxun - "El Abrazo del Erizo" (1995)

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A menudo, cuando quedo con una de mis amigas más antiguas para ponernos al día, nos resulta inevitable rememorar anécdotas de la adolescencia y evocar a la gente que conocimos cuando íbamos al instituto; una época abundante en carencias, hipersensibilidad, crueldad y risas que nos sigue fascinando. Un día, recordando la postura y la ropa que llevaba un profesor, caímos en la obviedad de que entonces nos parecía que la mediana de edad del claustro debía rondar los cuarenta y cinco años, cuando en realidad la mayoría de ellos probablemente solo doblaba nuestros torpes quince. Acercándose a la trentena peligrosa e irreversiblemente estaba  Mikel Erentxun  cuando escribió el conjunto de canciones que integra  El Abrazo del Erizo  (1995), pero era como si los grupos de la nueva hornada independiente y los medios especializados más conectados a la vanguardia le envejeciesen con los mismos ojos que nosotros envejecíamos a los profesores; como si fuese una parte del establi...

En el trastero: Cat Power - "Dear Sir" / "Myra Lee" (1995-96)

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Hay en You Are Free (2003), uno de los discos más queridos de Cat Power , una pieza al piano llamada 'Names' que se desenvuelve a través de cinco estrofas inspiradas en amigos que se quedaron por el camino ( "no sé dónde está, no sé dónde están" , remata en su recuerdo al último). El retrato robot que hace de cada una de esas presencias fugaces en su vida, ordenadas de los diez a los catorce años y presentadas por sus nombres de pila, siempre incluye una marca de ternura pero, bajo la sombra húmeda de las notas que pulsa en el teclado, revela los malos tragos que sufrían en silencio: el abuso sexual de un padre, el maltrato sádico de otro, el consumo precoz de drogas y la prostitución como salida a todo el bagaje disfuncional que pesaba sobre chicos que eran demasiado jóvenes para soportarlo. Con lo que Suzanne Vega  llamaba  "bad wisdom" ( "demasiado joven para saberlo, demasiadas cosas de golpe / mala sabiduría" ), bastan cinco minutos para que ...

Caso abierto: Dubstar - "Disgraceful" (1995)

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Cuando le compré este disco en formato CD a la pareja de mi padre, que hace diez años se estaba deshaciendo de toda la música en formato físico por cincuenta céntimos la pieza, no estaba nada familiarizado con él. Hojeé las páginas del libreto, que bailaban porque los agujeros de las grapas ya estaban dados de sí, y lo digitalicé enseguida. Un par de años más tarde, reproduciendo música aleatoriamente en el ordenador, sonó una canción y no podía asegurar de quién debía ser. Pensaba que era un remix de Lush de esos que acababan como tema extra en un CD-single de 1996, cuando en el Reino Unido estilos como el indie pop, la música de baile y el trip-hop gozaban de cumbres casi gemelas de aplauso y entre los artistas de las distintas escenas se daban armónicos intercambios. Me equivoqué; era una canción de este disco. Pondría la mano en el fuego y diría que me ocurrió más veces: creyendo que sonaba The Beloved hasta que entraba la voz femenina y me daba cuenta de que no; o que era un no...

Caso abierto: Marianne Faithfull - "A Secret Life" (1995)

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Poco podía imaginarse Marianne Faithfull cuando la vio por primera vez, colocada de ácido en 1967, que estrenaría la década de los 90 instalada en una casa de campo a media hora de Dublín llamada Shell Cottage, bautizada así porque sus muros, techos y varios recovecos están decorados casi en su totalidad por una inconcebible variedad de conchas marinas. "¿Puedes creer que, mientras el resto del país estaba muriendo de hambre, el Duque de Leinster estaba importando conchas de todo el mundo para este capricho?" , le comentaba a un periodista cuando ya llevaba más de diez años allí, en 2001. Era muy distinto a cómo había empezado las dos décadas inmediatamente anteriores: la de los 70, presa de la heroína y viviendo en las calles del Soho londinense, donde era protegida por los yonquis y podía usar la lavadora de un restaurante chino; la de los 80 -con la publicación de la que se considera su obra capital, Broken English (1979), aún flamante-, también en Londres, viviendo ...

El despiece: Bandit Queen

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La página web de NPR Music, sitio multimedia de la radio pública americana, lanzó a finales de julio una lista titulada Los 150 mejores discos hechos por mujeres y, debo admitir, me llevé las manos a la cabeza con la sola ojeada a ese enunciado. Los cerebros de la redacción, previsores con las reacciones de indignación como la mía ahora que el feminismo lleva una temporada de moda, se dan una palmadita inexplicable subrayando que la lista ha sido confeccionada por 50 empleadas de la radio. Mal: una vez más son ellas quienes tienen que reivindicar a las de su sexo, ratificando la dificultad que tienen los escritores varones para identificarse (o al menos admitir que lo hacen) con el trabajo de una mujer artista más allá de la excepción, viéndose asaltados por un extraño complejo de inferioridad cuando sienten que la podrían añadir a la sucesión previsible de deidades masculinas. Y la pequeña introducción prosigue explicando que la lista "reconsidera la música popular para...