Imperdible: Hole - "Live Through This" (1994)

Un martes de mayo de 1995, en el Estudio 1 de televisión de la BBC en Londres, y delante de una audiencia de unas trescientas personas, equipo y artistas invitados se disponen a grabar el episodio inaugural de la quinta temporada de Later... With Jools Holland. Holland, un pianista y compositor que acabó como anfitrión de este programa musical que sigue en antena a día de hoy, anuncia como un maestro de ceremonias circense que Hole son los encargados de dar inicio a la velada. Habitualmente todo está milimetrado en términos profesionales: él señala con su brazo al artista y para cuando la cámara le enfoca y los aplausos aún son audibles, la música -siempre en directo- ya ha empezado. La Courtney Love (voz, guitarra) de 1995 tenía que hacer gala de la imprevisibilidad que tanto se asociaba a su imagen y actúa como si la presentación le pillase por sorpresa, sentada al borde de la tarima de la batería. Se hace el silencio antes de que rasgue un acorde y con ello ya ha alimentado unos gramos más una expectación que poco necesitaba engordar. Al público lo seduce con ese estudiado desorden, que mantendrá durante la interpretación de tres canciones, pero a lo largo de la grabación tendrá detalles para meterse en el bolsillo a todos los demás: cuando se sienta en la banqueta del piano para ser entrevistada por Jools, le explica sospechosamente que un interno del reformatorio en el que estuvo "volvió de Gran Bretaña y me trajo un disco de Squeeze", el grupo que él fundó en los años 70; Tracey Thorn y Ben Watt (Everything But the Girl), que estaban allí para interpretar 'Protection' con Massive Attack, contaron que Love se les acercó para decir que Kurt Cobain siempre había querido hacer una versión de la canción 'In Love' de Marine Girls (emblemática primera banda de Tracey); y ante Marianne Faithfull (que había declarado en el New York Times que lo último de Hole era "lo único que me parece realmente interesante ahora mismo") le faltó arrodillarse y besarle los zapatos, encantada de coincidir con una figura legendaria y errática con quien ya había sido comparada en las reseñas. La foto grupal que la BBC archiva de esa noche habla por sí sola. 

Si parece que me alejo mucho de la música con este prólogo, es todo lo contrario. El talante persuasivo de Courtney Love en ese programa -subversiva frente al público, complaciente y documentada ante aquellos de quienes busca su aprobación- es el resumen de su trayectoria en la primera mitad de la década de los 90, cuando exhibió su inteligencia para hacerse con un anhelado hueco en la cultura de masas, reteniendo la credibilidad artística y ganándose el respeto de muchos de sus héroes y contemporáneos. Su hambre de notoriedad no era ningún secreto, a caso lo que más ponía en riesgo su crédito artístico, pero también es cierto que fue de las últimas figuras que consiguió darle un aire de jocosidad, espontaneidad y aventura a la idea anticuada de "estrella del rock". A estas alturas, los testimonios de quienes la conocieron de cerca y pueden dar fe de sus juegos sucios y contradicciones ya quintuplican a los de las víctimas de Michael Jackson en Neverland; pero a la vez que satisfacía su ego con provocaciones pueriles en público, Courtney podía dejar absortos a periodistas musicales, a músicos o a su propio marido Kurt Cobain teorizando con elocuencia sobre la escena indie pop de Olympia (Washington) como si desenmascarase a un montón de farsantes sectarios; desmontando el discurso feminista de las riot grrrls; o hablando como quien tiene información privilegiada del post-punk británico (vivió en Liverpool a penas unos meses en 1982). Manejaba tales sujetos con una precisión académica, y eso ayudó a convertirla en un arquetipo de mujer inteligente salida del underground para hacer de su discurso algo culturalmente trascendental, disimulando su egocentrismo a base de reivindicar una ambición que, según ella, escaseaba en la generación X. Mientras en esos cinco años al frente de Hole escribía la mejor música que se le ha escuchado, Love interpretó también el mejor papel de su vida a tiempo completo; y es que tengo que referirme a esa icónica época de su carrera en términos de actuación porque, ¿cómo explicarse que se la llegase a considerar la heredera poética de Patti Smith, y que su raquítica -y muchas veces de pésimo gusto- trayectoria en los últimos 20 años nos informe de lo poco que le ha interesado la música? En los años 90 se le suponían unos valores de integridad artística cercanos a los de Jeff Buckley, PJ Harvey o Michael Stipe; la naturaleza de su trabajo posterior demostró que no podía concedérsele tal obsequio.

En el 25 aniversario de la publicación del álbum Live Through This (cuatro días después de que se encontrase el cuerpo sin vida de Kurt Cobain en Seattle, en 1994), puedo seguir diciendo que es uno de los diez discos más importantes de mi vida, pero hubiera escrito textos muy distintos sobre él a los 13, a los 20 o a los 27 años. Era inevitable que la fascinación incondicional de un adolescente por Courtney Love y por lo que representaba fuese dando paso a la capacidad para discernir qué era drama y artificio, y, cada vez que Love destruía su legado con algún escándalo que ya no venía apoyado en nada artísticamente reseñable, me preguntaba con creciente desencanto qué había sido Hole en realidad. ¿Qué más daría? Es como lamentarse porque los protagonistas de una obra maestra del cine no existen en carne y hueso. Pero no importa cuánto aumentase mi escepticismo, la música de este periodo salía indemne de todo chasco porque su valía es incuestionable. Muchos solo se explican el grado de sofisticación que la banda adquirió para su segundo álbum con el argumento misógino de que Kurt Cobain escribió las canciones, algo que ha sido desacreditado unas cuantas veces, pero lo cierto es que su progresiva inclinación por la sobriedad y la melodía venía desarrollándose desde la misma concepción del grupo. Courtney dio con el guitarrista Eric Erlandson en 1989 y fue a través de un anuncio donde, además de mencionar a Big Black y a Sonic Youth como referentes, también incluyó a Fleetwood Mac, como siempre se ha encargado de remarcar. Por entonces, su antigua amiga Kat Bjelland empezaba a llevarse elogios por hacer uso del grito cascado como vehículo para su rabia en Babes In Toyland y la faceta competitiva de Courtney se inflamó. Con Hole pretendía superarla expresando de forma aún más primitiva sus traumas, llegando a admitir que con la música densa y torturada de su debut Pretty On the Inside (1991) buscaba la aceptación de los popes del underground. "Ese disco era postureo por mi parte en varios sentidos. Era la verdad, pero también me estaba poniendo al día con todos mis colegas modernos que me iban de indies, y que se burlaban de mí porque me gustaban R.E.M. y The Smiths". Lo declaró a principios de 1994 y para entonces ya no ocultaba sus influencias pop como si fuesen una deshonra ante los puristas, sobre todo porque si algo demostró Nirvana es que podía canalizarse el enfado en un punk rock físico, inmediato pero no obvio, fundirlo con melodías memorables y disfrutar de éxito comercial.

En una sesión que Hole grabó para el programa de radio de John Peel en noviembre de 1991 ya se incluían dos de las composiciones más icónicas de Live Through This, 'Violet' y 'Doll Parts', mientras una tercera pieza, 'Softer, Softest', empezó a asomar en sus setlists advirtiendo de cómo perdían la timidez para mostrar una faceta vulnerable que había sido censurada en su primer álbum. Pronto, la unión romántica entre Courtney y Kurt Cobain propiciaría un intercambio intelectual entre ellos que influiría en sus trabajos futuros literaria y musicalmente. Love se quedó embarazada de él y se dedicó a acompañar a Nirvana de gira conforme el grupo crecía como fenómeno de masas a lo largo de 1992, y en el intervalo, Hole perdió a su sección rítmica original, que desaprobaba la nueva dirección del sonido. Jill Emery, la bajista, comentó: "Para Courtney era todo 'Quiero ser pop, quiero cambiar...'. A mí no me importa cambiar, me encanta, pero no quiero ir de la A a la Z, me parece falso". Tan peligrosamente se acercaba Love al mundo del pop que su reputación disparó el interés de Madonna por fichar al grupo para su incipiente sello Maverick en cuanto Nirvana llegó al número 1 de las listas americanas; Hole terminaría en la multinacional Geffen, casa de la banda de su marido, pero la reunión con Madonna dio para una irónica afirmación de Courtney en el fanzine Flipside: "[Madonna] me estaba contando que cuando tocaba la batería y hacía rock fueron los mejores años de su vida, y que le interesaba el punk rock pero sabía que no la haría famosa y eso era muy importante para ella". La primera muestra oficial de sus esfuerzos por simplificar estuvo en el EP Beautiful Son (1993), tres canciones ('20 Years In the Dakota' es una joya olvidada de punk pop nuevaolero) aún crudas pero cruciales para entender la transición entre Pretty On the Inside y el futuro Live Through This.

Habiendo reclutado a Patty Schemel (batería) y a Kristen Pfaff (bajo), Eric y Courtney se aplicaron a elaborar canciones que certificasen su madurez sin faltar a la fiereza. Para ella estaba la presión por demostrar que era una artista por derecho propio y no solo la esposa de, aunque la motivación para superarse viniese justamente de estudiar con fascinación a Cobain y medir su objetivo según el listón artístico y comercial del Nevermind de Nirvana. Quería asegurarse de que el nombre del productor fuese lo suficientemente grande y tuviese clientes con importantes números de ventas, pero después de incordiar en balde a Butch Vig (productor de Nevermind) y a Brendan O'Brien (a los mandos en Vs. de Pearl Jam), se tuvo que conformar a última hora con Sean Slade y Paul Q. Kolderie, no obstante un tándem de ensueño que había trabajado en discos de algunos de los mejores grupos de la escena de Boston (Massachussetts), así como en el primer éxito de Radiohead, 'Creep'. Las sensibilidades de Sean y Paul serían un añadido de altura para trabajar un material donde por fin asomaban sin cortapisas sus influencias más melódicas, una mezcla de punk, rock y pop en la que se reconocen trazas de la melancolía de The Replacements, el romanticismo de Echo & the Bunnymen o el misterio tornasolado de R.E.M. (eternas filias de Courtney) así como su permeabilidad al ingenio de Cobain y a los discos que éste le enseñó de su particular universo.  La grabación de Live Through This empezaría en octubre de 1993 en los estudios Triclops de Marietta (Georgia), donde The Smashing Pumpkins habían registrado Siamese Dream, otro disco reconocido por crítica y público que, siendo ella y Billy Corgan antiguos conocidos, también tenía como referente a igualar.

Ellen Von Unwerth tomó la instantánea de la modelo Leilani Bishop elegida para la portada. Courtney quería "capturar la cara de una mujer cuando le están poniendo la corona, ese éxtasis; lápiz de ojos azul corrido, en plan... 'Soy, soy... ¡He ganado! Tengo crema hemorroidal debajo de los ojos y cinta adhesiva en el culo, tuve que arañar y follar para llegar a la cima ¡pero gané Miss Simpatía!'. La esencia enfermiza de esta cultura". El título y el nombre del grupo aparecen reproducidos en la tipografía oficial de Barbie y, para hacer más cáustico el comentario, a la mitad del disco se apropian del 'Credit In the Straight World' de Young Marble Giants (cuyo primer álbum era de los favoritos de Cobain), una lectura agresiva, en las antípodas de los pequeños clicks del original de 1980, que a la vez era perversamente clarividente con la historia de la propia Courtney: "Obtuve un poco de reconocimiento en el mundo convencional / perdí una pierna, perdí un ojo / busca reconocimiento en el mundo real, morirás". El reconocimiento que obtendría Live Through This era más que merecido. Tanta estrategia y premeditación para competir hubiera dado al traste con el resultado si detrás no hubiese un repertorio sólido y con fondo, pero sí lo había. Cumplieron con el objetivo de entregar un álbum que se convertiría en emblemático para una generación y, no menos importante, que no tenía parangón en lo que a grunge se refería tratándose de la única voz -en el sentido de testimonio, de perspectiva- femenina que consiguió ese nivel de popularidad. Las letras de Courtney en Pretty On the Inside hablaban sobre autodesprecio, sobre mirar al abismo y soñar con violenta venganza por haber crecido careciendo de afecto, retorciendo las melodías con palabras grabadas en pulmón negro y arañadas en paredes de pintura infecta. En Live Through This, en cambio, la madurez emocional le lleva a depurar las imágenes -que siguen teniendo envidiables detalles plásticos: "Y el cielo estaba hecho de amatista / y todas las estrellas eran como pequeños peces"- y se mueve en una introspección más asertiva cuando habla de ella misma, además de armar glosas críticas con el entorno indie rock por pura controversia y aludir a sujetos como la maternidad, el escrutinio mediático de los dos años anteriores o las acrobacias que desequilibran el poder en una relación conyugal.

Sean Slade y Paul Q. Kolderie firman una producción magistral que resulta en un sonido simultáneamente lechoso y potente, como la propia música, que bascula entre la vulnerabilidad y la mezquindad, entre los acordes básicos y los que introducen intrincadas florituras por las que nunca recibe suficiente crédito Eric Erlandson (ya en 1991 una periodista dijo de él: "Es probablemente el guitarrista menos egocéntrico que he conocido en la vida", y así sigue siendo a día de hoy). Su inventiva con las seis cuerdas resplandece. Hole sorprendían con elementos impensables a penas tres años atrás cuando sacaban singles con Sympathy for the Record Industry y Sub Pop, especialmente con cosas como el arpegio acústico en la introducción de 'Miss World' (una canción de pop triste, ensuciada, donde Courtney se dice a sí misma: "Me lo he buscado yo, ahora me aguanto"); o el delicado punto confesional de 'Softer, Softest' ("Tengo una ampolla de tocar todo lo que veo / el abismo se abre y me lo roba todo") y de 'Doll Parts', en la que se rinde a admitir su faceta revanchista y su codicia, sentimientos que expresa con verdadera perversidad en 'Violet', que arranca Live Through This con una advertencia seria: "Te dije desde el principio cómo acabaría esto / cuando consigo lo que quiero, ya no lo quiero más". A un tema recio como 'Plump', construido sobre un riff primitivo aplastante, Love le imprime un carácter convincentemente firme; a composiciones de punk rock aterrador como 'She Walks On Me' ("Las ñoñas no tienen pedigrí ni perfectos currículos de punk rock", otro comentario mordaz sobre su posición entre los puristas del underground) y 'Gutless' (la yuxtaposición de un riff excelso y una melodía que es pura provocación) las incendia directamente con su actitud. Ella siempre tiene, literalmente, la última palabra: su voz es lo último que suena en cada una de estas doce piezas, aunque sea murmurando mientras se apaga el sonido de los instrumentos.

Lo verdaderamente subversivo yace en el hecho de que varias de las canciones más cercanas al pop, llenas de contrastes agridulces, estén plagadas de importantes apuntes sobre la posición de una mujer en una situación de abuso o ultraje; hablo de 'Asking For It', que compuso inspirada por la primera vez que se lanzó al público desde el escenario y todo el mundo se dedicó a tocarle los genitales violentamente; de 'Jennifer's Body', en la que describe la relación entre un secuestrador y su víctima, que acaba siendo asesinada; y de 'I Think That I Would Die', una canción de guardería interrumpida por un estribillo arrebatador (la guitarra de Erlandson de nuevo), donde articula la angustia que le causó perder la custodia de su hija durante unas semanas en 1992, mientras el personal de Bienestar Infantil decidía si Kurt y ella podían cuidarla si no abandonaban los hábitos que se les conocían. Courtney no duda en cantar "¿Dónde está mi niña?" y en gritar más tarde "No hay leche", el resumen más doloroso de esa ausencia, la pérdida de la leche porque no está amamantándola. 

Live Through This debía terminar con una canción llamada 'Rock Star', pero un cambio de opinión en el último momento la dejó fuera en favor de otra titulada 'Olympia', aunque no se modificó el diseño de la contraportada y se mantuvo el título erróneo, por el cual se la conoce. 'Olympia', que es la ciudad de Washington donde más avanzaba el movimiento riot grrrl que Courtney tanto detestaba, es la burla pueril de unos postulados que le parecían inútiles desde el punto de vista feminista. "Cuando fui al colegio en Olympia (...) todas teníamos la misma pinta / todas hablábamos igual", cantaba, y luego, en una súplica manchada de repulsión, gruñía "¡Por favor, hazme real!". La 'Rock Star' original era una pieza facilona de tres acordes, sellada con una ironía de brocha gorda; en la letra llegaba a decir "¿A que te gustaría ser Nirvana? (...) Preferirías morirte". Dejarla fuera, además de una decisión sabia a nivel artístico, fue una casualidad afortunada. Bastante era que este disco se titulase "Sobrevive a esto" y tuviese la fecha de lanzamiento programada para la semana después de conocerse la muerte de Kurt Cobain. Con el audio de Courtney leyendo la nota que se encontró junto al cuerpo, emitido en una vigilia al aire libre en Seattle el 10 de abril, empezó el fin de una era única para el rock alternativo que se extinguiría definitivamente en poco más de un año.


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