Caso abierto: The Amps - "Pacer" (1995)

Poner a Kim Deal (voz, guitarra, etc.) a hablar delante de una grabadora en los años 90 tenía un punto imprevisible que servía a muchos entrevistadores para dar color a las entradillas de sus artículos, donde describían el nervio atropellado con el que Kim se implicaba para no dejar ningún cabo suelto. Lo mismo se ponía a detallar su proceso creativo minuciosamente, improvisando esquemas sobre papel y gesticulando cual profeta, como empezaba a desembuchar al respecto de la complicada situación en la que se encontraba The Breeders, grupo que lideraba y que no tuvo más remedio que dejar en stand by en su momento de mayor popularidad. El otoño de 1994 y en solo dos meses, su hermana gemela Kelley (guitarrista en The Breeders) pasó de darse un baño de masas en el festival itinerante Lollapalooza a ser arrestada por aceptar un paquete de heroína en su domicilio, y de ahí a un centro de rehabilitación para curarse de su voraz adicción. Josephine Wiggs, la bajista, pronto se puso a otra cosa al ver que la banda que había despachado más de un millón de copias del álbum Last Splash (1993) no iba a funcionar a corto plazo. Como Kelley, Kim también había vuelto a su casa de Dayton (Ohio) ese otoño y para enfrentar la resaca de un año de gira y toda esta situación, básicamente, se dio a la bebida mientras grababa maquetas sin saber por dónde tirar. Empezó a juntarse con Guided by Voices, un grupo local recién fichado por el sello Matador (casa de Yo La Tengo, Pavement o Liz Phair) que pronto se consolidaría como un referente en la facción lo-fi del indie rock americano. En una de sus cándidas entrevistas, Kim se burlaba de que su gemela grabase un dúo con Kris Kristofferson cuando salió de rehabilitación ("Se me atribuye un montón de mierda que ha hecho Kelley (...) La primera vez que alguien me preguntó sobre mi dueto con Kris Kristofferson, me puse en plan '¡Oh, dios mío! ¡Auuuuu! ¡Ayyyyy!"), pero es de justicia destacar que ella selló la tontería que se traía en aquella época con Robert Pollard (el líder de Guided by Voices) cantando con él una versión acaramelada de 'Love Hurts', un tema country de los años 60. "Mi esposa odia esa versión", dijo Pollard. "Es con Kim. Cree que estábamos enamorados. En cierta manera lo estábamos (risas)".

Lo que es incuestionable es que Kim Deal encontró un espíritu afín en Robert Pollard, en el enfoque lo-fi y maquetero que tenía para la música de Guided by Voices. La admiración mutua y su estrecha relación la llevaron a producir para ellos varios cortes del disco Under the Bushes Under the Stars (1996) pero, más que nada, estar cerca del grupo fue el golpe de inspiración que la ayudó a decidirse sobre cómo grabar las ideas que tenía en la trastienda. Como ya demostró en el último EP de The Breeders hasta entonces, Head to Toe (1994), Kim necesitaba ser más espontánea de lo que se había permitido en el exitoso Last Splash, un álbum lleno de ideas electrizantes para las texturas y los tonos, rico en estímulos sinestésicos, cuya frescura sublimó laboriosamente en el estudio. Lo que le apetecía era grabar rápidamente y dejar la música en una fase más sucia y natural, sin llegar a pulsar veinte botones para probar lo lejos que podía llegar en busca de lo que escuchaba en sus fantasías. Lo más gracioso es que su obsesión con el sonido -con la elaboración de la música en sí misma- no le permitía relajarse, coger una grabadora de cuatro pistas y quedarse conforme con el resultado, así que llegó a pasearse hasta por seis estudios (de Dayton a Memphis, de Dublín a Los Ángeles) para dar con, irónicamente, un sonido de baja fidelidad. Ivo-Watts Russell, el entonces director de su sello 4AD, explicó al periodista Martin Ashton que "francamente, me resultaba muy difícil lidiar con el lo-fi de Kim. No sabía si era realmente una maqueta o si era el sonido que estaba intentando conseguir. (...) [El álbum] me gusta, aunque para mí está teñido por la cantidad de dinero que se gastó en un disco que suena como si hubiera costado muy poco". En un momento en el que todo el mundo tenía expectativas altísimas por el retorno de The Breeders, Kim Deal ofrecía un doble reto: ni pensaba repetir la carambola que funcionó comercialmente ni iba a ser un disco de The Breeders.

The Amps fotografiados por Gie Knaeps a finales de 1995.

"Es raro, pero ahora que empieza la primavera, echo de menos la época en la que todo era una mierda en mi sótano", contaba Kim en un artículo de portada para el número de julio de 1995 de la revista Spin. "Aprendí a tocar la batería, hice estas canciones, me inventé un nombre. Voy a llamarme Tammy and the Amps, porque yo soy Tammy y solo toco con un montón de amplis". El disco no saldría hasta bien entrado el otoño, y para entonces Kim ya había abandonado el pseudónimo de Tammy ("en América es un nombre típico, como Debbie o Candy, para chicas tontitas y sin cerebro") en favor de reducir el nombre a The Amps. Tenía sentido, porque el proyecto que empezó como un disco donde ella tocaría todos los instrumentos ("Kelley se refería a mí como The Artist Formerly Known as Kim", en alusión a Prince) acabó convertido en una banda formal. Su primer fichaje fue Jim Macpherson, el batería de The Breeders, que también estaba en Dayton sin saber qué sería de él. Luis Lerma (bajo) y Nate Farley (guitarra) entrarían después e incluso Kelley Deal se sumaría a las grabaciones un par de veces, pero el intento de mantenerla ocupada y alejada de las drogas pronto se confirmó como fallido y fue entonces cuando entró de cabeza en rehabilitación. En los créditos desfilan ingenieros de primera línea del indie rock como Steve Albini (bajo el nombre de su gato, Fluss), Bryce Goggin o John Agnello, certificando el despilfarro de dinero, pero solo una foto borrosa en la contraportada nos dice algo de los músicos.

Aunque siempre simbolizará el aborto del momentum que gozaron The Breeders y muchos lo reseñen a la sombra de Last SplashPacer (1995) está entre los trabajos más apreciados por quienes conocen bien la obra de Kim Deal. En la sección 'Baker's Dozen' de la web musical británica The Quietus, donde los artistas eligen y comentan los discos que han marcado su vida, Pacer ha aparecido en las listas del actor Elijah Wood ("Creo que Pacer tiene de todo. Es como experimental (...) Hay una mezcla increíble de canciones pop y otras que son como raras, abrasivas y casi punk-rock, en este disco creo que hay verdadera belleza") y del músico Perfume Genius ("Creo que esta súper infravalorado. Si puedo tener un lugar para meterlo en una lista, ¡voy a meterlo siempre! (...) Es como si [Kim] estuviera conectada a algo, a su propia longitud de onda. Es muy evidente en cada proyecto que realiza"). Pacer es el menos art rock de los artefactos que Kim había lanzado al mundo hasta entonces. Aunque más cerca de la concisión del debut de The Breeders, el magistral Pod (1990), este tiene un punto más campechano que insólito; más deslavazado que minimalista; más inmediato que enigmático, dicho teniendo en cuenta que su forma de entender la música ya escapa la obviedad. 

The Amps fotografiados por Gie Knaeps a finales de 1995.

El disco arranca con la pieza que le da título y enseguida estamos expuestos a lo que marcó la génesis de estas canciones: sus excesos con el alcohol ese invierno en Dayton y la preocupación por Kelley. La deriva de su hermana gemela con las sustancias se traduce en un melancólico lamento donde Kim las retrata desacompasadas ("Íbamos de excursión en excursión / ligeras como la brisa / tú rompiste el ritmo / una niña retorcida que nunca aprendió a montar"), un sentimiento de tristeza y desconexión también presente en 'Breaking the Split Screen Barrier', en cuyo estribillo ensoñador hay un intento de comunicación con una Kelley a quien siente tan lejana como un astronauta. El alcohol sobrevuela todas las canciones desde una producción donde la suma de la voz doblada en varias capas y la batería distorsionada emula la nebulosa que te regala la ebriedad, apoderándose de Kim hasta las últimas consecuencias en 'Mom's Drunk' (la borrachera que te deja balbuceando, con su punto ininteligible y desordenado), la arisca 'Empty Glasses' (la borrachera agresiva, buscando pelea mientras exclama: "Vasos vacíos / solo hay cubitos de hielo / ¿dónde está la camarera? / ¿dónde está mi otro zapato?") o 'Hoverin', que ya habían grabado The Breeders para una cara B el año anterior. La bebida tampoco se queda fuera en canciones inspiradas por los días en Dayton, o más bien las noches, como la sarcástica 'Tipp City' (un derechazo de punk-pop que siembra el caos en un estribillo que es puro desfase) o 'Bragging Party' (un momento sedante que tiene ese aire nostálgico de las fiestas caseras que acaban con espontáneos dormidos en los rincones y conversaciones que derivan en envalentonamientos sentimentales). Robert Pollard aparece como co-autor de 'I Am Decided' (Kim la armó juntando dos bocetos que él no había utilizado para Guided by Voices), un momento vitalista que equilibra el lado más oscuro de Pacer junto con el country satírico de 'Full on Idle', la coqueta y luminosamente pop 'She's a Girl' o 'Dedicated', que echa el cierre al disco con un riff de guitarra memorable.

Aunque aún tardarían en volver a publicar un disco, Kim Deal empezó a revivir el nombre de The Breeders para dar conciertos en 1997 y Kelley se reincoproró a la banda ese mismo año. Las canciones de Pacer se han entremezclado desde entonces en su repertorio, reconociendo con ello que el álbum forma parte de la historia de la banda, y si uno escucha los trabajos que publicaron en los 2000 (Title TK, 2002 y Mountain Battles, 2008) es obvio que Pacer desbloqueó en Kim un propósito estético para su sonido, muy orgánico y abierto a las impurezas, que se dedicó a seguir investigando de ahí en adelante. Dejó de beber definitivamente en 2002.

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