Escenarios: Beach House - Razzmatazz (Barcelona), 4 de junio de 2025


Una docena de años han pasado desde que tuve delante por última vez a estas dos figuras recortadas sobre fondos luminosos. Las siluetas negras y sin rostros de Alex Scally (guitarra, teclado, programaciones, voz) y Victoria Legrand (voz, teclado), Beach House, podrían crear la ilusión de que están congelados en el tiempo para facilitar que proyectemos en ellos viñetas de las experiencias que hemos embellecido con sus canciones desde que los conocemos; canciones tan expansivas como cariñosas. Y algo de eso hay. Esa pureza, esa tozudez por no permitir que la vanidad del individuo interfiera en el pregón de la música en sí misma, se ha convertido en algo cada vez más insobornable para ellos. Cuando abrieron las puertas de la sala Razzmatazz y nos metimos dentro, no había ninguna luz encendida en la pista ni encima del escenario y nos tuvimos que acabar guiando con la linterna del teléfono móvil, preguntándonos si su deseo de intimidad y discreción iba a llegar hasta abandonarnos en esa ceguera de cuarto oscuro, pero al final fue una cosa de minutos. Acompañados del batería James Barone -que puede considerarse un miembro estable solo carente de voz en la composición, pues lleva con ellos una década- Beach House está girando por primera vez desde que dieron unos conciertos aislados como dúo a finales de 2023, citas de pequeño aforo y privilegiadas donde desempolvaron canciones que no habían tocado en mucho tiempo. Arropados por su longeva relación con el festival Primavera Sound (mi primera vez con ellos fue en la versión hibernal del mismo, una noche canicular dentro de La [2] de Apolo a rebosar de público), el recital de ayer formaba parte de la programación que acontece en distintas salas de Barcelona separada del grueso del cartel del Fòrum, con un cupo de entradas reservado para gente que no acude al festival. Ya hacía días que estaba todo agotado, pero fue un sold out cómodo en el espacio y reverencial en lo incorpóreo. 

Debe haber un relajo implícito en el hecho de salir de gira sin un trabajo nuevo que presentar, un placer libre de compromisos promocionales. El repertorio que han elegido en estas primeras fechas varía mínimamente, con varios temas emblemáticos de los que rara vez prescinden -'Silver Soul' (para mí siempre colosal), ‘Myth’, ‘Master of None’, ‘Gila’- pero sin acomodarse en tocar todos los que podrían ser, dejando espacio para los recovecos de un catálogo ya amplio a estas alturas (desde el doo wop 'Somewhere Tonight' a la reproducción cruda de 'Saltwater', "la primera canción que compusimos"). Como no pude verles defender sus últimos discos sobre las tablas, para mí fue refrescante comprobar cómo te atrapan en directo los arreglos de las piezas de 7 (2018), el álbum al que más recurrieron anoche (hasta cinco temas): algunos contundentes (la corteza rota por la fuerza del éter mybloodyvalentiniano de 'Dark Spring'; los tirones que desfiguran 'Lemon Glow' rematados por la batería de James), otros incluso más hipnóticos que de costumbre (la sucesión de recuerdos en carrusel de una vida que ya no luce como antes en  'Drunk in L.A.', devastadora; el escalofriante circuito que recorre 'Black Car' a través de una calma que sientes temeraria). 7 me pilló a otra cosa cuando lo publicaron y fue una revelación cuando finalmente me puse a escucharlo con atención. Con estas canciones rememoré las primeras veces que había experimentado eso con otras que han acabado siendo clásicos de su discografía y fue una sensación confortable que echaba de menos. 

Con los rumores de 'All Cats Are Grey' de The Cure todavía incensando la sala (fue una de las últimas que sonó como parte del hilo musical), el concierto empezó 30 minutos tarde y con el alarmante doble aborto de ‘Levitation’ por parte de Alex a causa de algo que se quedó en incógnita. Ya no llegaron a tocarla, pasando directamente a envolvernos con los jadeos vaporosos de ‘Lazuli’. La voz de Victoria Legrand quizás tenía ayer más aire que sonido en el rango mediano de su registro y a veces se quedaba a un salto de activar esa válvula de reverberación oceánica que tan bien sienta a su cantar, pero fueron momentos puntuales. Estuvo más contenida que cuando Beach House estaba despegando y consolidándose como el dúo que tiene los medios tiempos más emocionalmente salvajes y desbordados de generosidad -quizás filantropía- de nuestra era; su entrega en las actuaciones era directamente punk rock, algo irrepetible. Por supuesto que me acordé de esos finales épicos sacudidos por la luz blanca de '10 Mile Stereo' en aquellos conciertos, pero acabando ayer con 'Over and Over' (del más reciente Once Twice Melody, 2022) conjuraron algo con una intención elevadora muy parecida aunque fuese más serena. Quizás anoche no llegué a proyectar todo lo que necesitaba en su silueta negra, pero avisté flashes desconocidos para recordar en el futuro. 

Setlist:
Levitation (abortada) / Lazuli / Dark Spring / Silver Soul / Master of None / Black Car / Gila / PPP / Drunk in L.A. / On the Sea / Lemon Glow / Somewhere Tonight / Girl of the Year / Myth // Saltwater / Space Song / Over and Over


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