Tarde o temprano: Chinawoman - "Party Girl" (2007)

En 1994, Lisa Germano utilizó una pequeña pieza tradicional siciliana llamada 'Frascilita' en el disco que publicó ese año, Geek the Girl. Una canción instrumental saltarina y tragicómica que hacía de bisagra en un álbum de contenido difícil e incómodo por su franca manera de abordar la confusión, la fragilidad y las turbulencias psicológicas causadas por las relaciones sentimentales y sexuales de un personaje femenino, quizás ingenuo, que tropezaba con el dolor por primera vez. 'Frascilita' saludaba al oyente como si estuviera a punto de alzarse el telón antes de una representación teatral, luego le aliviaba y le ayudaba a respirar en el entreacto tras aguantar el aliento en una asfixiante pieza sobre un acosador que irrumpe en el domicilio de su víctima (ilustrada con una llamada real a la policía de una mujer aterrorizada), y finalmente ponía la puntilla alegre al disco en el último tramo, al tiempo que el desarrollo de la historia nos sorprendía con un desenlace esperanzador. Conociéndolo desde hará unos trece años, se me hace inevitable acordarme y mencionar ese disco para referirme a Party Girl, el debut de Chinawoman publicado en 2007. Ni por asomo es éste un retrato tan aventurado y descarnado de la psique femenina, pero en la sangre de sus relatos de soledad y anhelo corre la esencia de ese folklore europeo y añejo que logra quitarle hierro a los asuntos graves y enmarcarlos en un escenario de variedades. Parece que Party Girl se origine en una probeta a partir de la esencia ambiental y el muy particular humor de Lisa Germano en Geek the Girl, agregando a las propias composiciones el alivio que Germano tuvo que encontrar en una canción ajena. Para Michelle Gurevich, la mujer detrás del pseudónimo, no fue una decisión meramente estética crear una música con este marcado carácter. Criada en los barrios de inmigrantes rusos de Toronto, hija de un ingeniero de Leningrado y una bailarina rusa, tenía bien interiorizados los rasgos de la cultura de Europa del este (más cercana a la parte sur, diría yo) cuando se decidió a empezar a componer y a grabarse alentada por un amigo.

El falso lujo, el yeso hueco y las baratijas bañadas en una pintura dorada que se desconcha con un roce; los juguetes de plástico tan fino que se puede moldear y destrozar su forma sin hacer a penas fuerza con la punta del dedo; las cortinas de lentejuelas mal cosidas, las lámparas de flecos y el porno amateur gay. Chinawoman se mueve en un decorado kitsch y feísta, y así lo busca, desde la misma portada. Mientras las progresiones de acordes y las melodías de canciones como 'Lovers Are Strangers' o 'Acid Broke the Spell' son relecturas de combinaciones utilizadas tradicionalmente millones de veces, y tienen un regusto envejecido y áspero en la producción que les sienta a la perfección (la primera, con una caja de ritmos comedida que hace que el tema se desenvuelva como información en un display digital a velocidad lenta y agradable; la segunda, un tango cabaretero dirigido por los golpes de la guitarra acústica y la batería), otras como 'Aviva' ("Aviva, vamos, hagamos un trío / Aviva, así es como debe acabar nuestro amor") o 'I Kiss the Hand of My Destroyer' caen en una colchoneta de teclados de pretendido baratillo, de orquesta de pueblo, y lo bueno es que eso combinado con esa voz andrógina (grave y gredosa, a veces casi entre dientes) y con el clásico romanticismo de su interpretación le da toda la personalidad a esta música.

Un repertorio ameno, además, que cuando prescinde de los cachivaches convence igualmente: 'I'll Be Your Woman' es un blues sensual de guitarra eléctrica y voz (que recuerda a la PJ Harvey que experimentaba con su registro más moribundo), mismo formato de la tenebrosa 'Party Girl'. El tema titular entronca con lo que perturbaba a Lisa Germano: "En la parte de atrás de un coche, les he conocido esta misma noche y me siento como una estrella / (...) Soy la chica de las fiestas, solía llorar pero ahora no tengo tiempo", pero luego parece retomar la historia dándonos la perspectiva desde el otro lado, manteniéndonos en vilo sobre sintetizador y piano en la emocionante 'Left You at the Farm': "Lloraste todo el camino en el coche / (...) dije que estaría contigo hasta el final / en vez de eso te dejé en la granja". Es una historia de error y decepción: en 'Party Girl' la chica de las fiestas cree que complaciendo a los demás y entregada a las relaciones frívolas no puede existir el sufrimiento, pero en 'Left You at the Farm' quien la quiere de verdad acaba dejándola de lado porque no la reconoce en esa actitud errática y destructiva. Cuando Michelle Gurevich lo auto-editó (además de grabarlo y producirlo), el instrumental 'Montreal Love Theme' cerraba el álbum (sin contar un innecesario y reiterativo remix de 'Party Girl'), pero más tarde se encargó de reeditarlo la compañía rusa Exotica Frontier y se añadió el tema 'Russian Ballerina', aparecido en formato single en 2008: un cómico retrato del abandono de su madre como bailarina en favor de la vida doméstica que te despierta después de la calidez previa como una gran fiesta popular y es, por lo tanto, un idóneo colofón.


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