Minutos: Depeche Mode - 'I Feel You' / 'Walking In My Shoes' (1993)


En 1990, U2 tuvieron que correr por sus vidas y hacer un brainstorming de urgencia para enmendar el daño producido por la tediosa acogida que tuvo Rattle and Hum (1988), el proyecto rimbombante -película, disco, músicos legendarios, apropiación de la imaginería americana- con que cerraron la década que les otorgó el estatus de banda llena-estadios, que todavía conservan. Incorporando pellizcos de ironía, programaciones electrónicas y vinilo plastificado a su discurso, salieron airosos del reto de la transformación, cuyos resultados recoge Achtung Baby (1991). Depeche Mode, que accedieron a una audiencia cada vez mayor paralelamente a U2 y para quienes su éxito en América también fue determinante, no habían sufrido ningún traspiés artístico a los ojos de todo el mundo. Entregaban entonces Violator (1990), un álbum aclamado unánimemente y su mayor victoria comercial hasta la fecha.

La encrucijada en Depeche Mode era otra, más profunda y personal, y la maniobra de salvación tenía que ser de otra índole. Si el ejercicio de U2 fue prácticamente sinónimo de metamorfosis, el de Depeche Mode consistiría en aumentar, amplificar y, de lograr eso, elevar, en el sentido más espiritual de la palabra. Dave Gahan (voz) empezó la última década del milenio sintiéndose tan extasiado y tentado por violentar lo que encuadraba su vida que se dejó llevar por el instinto y por una pulsión innegablemente autodestructiva. Durante la gira mundial de presentación de Violator, inició una relación sentimental con su publicista americana, dejó repentinamente a la que había sido su pareja durante diez años -Joanne, casada con él en 1985- y a su hijo de tres; se instaló en Los Ángeles y, de manera natural y progresiva, quizás alimentado por la pasivo-agresividad de una culpa durmiente además de por los estupefacientes, fue tallándose a la imagen y semejanza de un artista torturado, no tan endiosado como mártir. La vida en L.A. le envolvió en clichés: tatuajes, boda oficiada por un doble de Elvis en Las Vegas, heroína y cocaína, pelo largo y perilla. Considerando su pulcritud en Depeche Mode, esta trastienda de extravagancias chocó incluso a sus compañeros de grupo, pues se acentuaron durante el primer año sabático que se tomaban en toda su carrera.

Cuando en 1991 Gahan asistió en América a varias fechas del primer festival itinerante Lollapalooza, donde trabajaba su futura segunda esposa, le deslumbró la energía que exudaban bandas como Jane's Addiction y Nine Inch Nails, sintiendo que su grupo había estado acomodándose demasiado en los últimos tiempos y que necesitaban revisar sus intenciones y su actitud. Tenía apetito de sangre y riesgo, así que cuando se reunió con Martin L. Gore (compositor principal, teclados, voz, etc), Andy Fletcher (bajo, etc) y Alan Wilder (programaciones, batería) para trabajar en su próximo disco, en Madrid en enero de 1992, se encontraron con un cantante decidido y con una visión por la que iba a pelear. "Volví cargado de ideas apasionadas y cosas que quería hacerle al sonido de Depeche Mode", explicaba en 1993, "pero todo el mundo estaba en plan, 'Mira, nosotros hemos estado un año entero en casa con nuestra mujer y los niños, así que Dave, cálmate un poco'. Ahora me doy cuenta, pero, en ese momento, sentí que era yo contra ellos. Y que tenía que seguir presionando". La inflexibilidad de Dave en pro de estimular al resto para ir más allá con su música tenía el apoyo de Anton Corbijn (que realizaba todos sus visuales) y Daniel Miller (director de su sello, Mute), y mantenerse en su sitio finalmente dio sus frutos. 

A lo largo de su trayectoria ya se había señalado de qué manera el cantante se apropiaba de los textos de Martin Gore, interpretándolos con tal vehemencia que todo el mundo asumiría que eran suyos; una relación única de director-actor con resultados magistrales. El sexo, la lujuria más o menos explícita, la fe y la espiritualidad habían sido musas recurrentes e inagotables para Martin, pero sus cavilaciones en el repertorio de Songs of Faith and Devotion (1993) parecían estar verdaderamente hechas a medida de lo que Dave Gahan necesitaba expresar sobre el desorden en su vida. Escuchar cómo el vocalista se entregó a estas piezas, arañando con dolor su voz tiznada, ilustran su asombrosa simbiosis. Martin también afinó para precisar el lenguaje musical sobre el que montar esas historias, sabiendo elegir a qué rasgos de su sonido debían subir enteros e incluso embrutecer.

Destaco aquí las dos primeras canciones del álbum para ilustrar las dimensiones de lo que consiguieron con el productor Flood (que ya produjo con ellos Violator). 'I Feel You', que en febrero de 1993 fue su primer single después de tres años de ausencia, les devolvía con unos ademanes y un sonido apabullantes; un toque gospel, el sonido ligeramente industrial, enfermizo y un latido fuerte llevan en volandas a un riff repetido de blues, un género que ya tenía precedentes en su catálogo (no solo en 'Personal Jesus'; es recomendable escuchar las revisiones del músico Pat Macdonald en Strange Love: PM Does DM; 2003) pero nunca con esta contundencia y suciedad. "Te siento, dentro de mi mente / Me llevas allí, me llevas donde está el reino / Me llevas y me guías a través de Babilonia". La canción se alza como si la interpretasen sus sombras alargadas sobre un siniestro telón; otra manera de exhibir las inquietudes sadomasoquistas y de intercambio de poder de antaño, aunque aquí no se hable en ningún momento de contacto físico. 'I Feel You' no solo hacía justicia con honestidad a lo que estaba sintiendo Dave Gahan, sino que también era la mejor versión que podían brindar de ellos mismos en medio de un panorama musical que se había endurecido durante sus años de silencio discográfico; era una declaración de principios llamativa y se hacía escuchar. 

'Walking In My Shoes', segundo tema en la secuencia del álbum y segundo single, recupera el pulso electrónico y contrasta completamente con 'I Feel You', cautivando mediante una estructura narrativa y musical más compleja y matizada, consiguiendo crear un ambiente sombrío, cavernoso, entre loops y detalles ruidosos. Un relato de pecado y redención a medio tiempo que vuelve a hacer uso de imágenes de extensión bíblica y pasa de la intriga ("Te contaría las cosas por las que me hicieron pasar / el dolor al que he sido sometido / pero el mismo Señor se sonrojaría") al derrumbe ("Intenta ponerte en mi lugar / tropezarás en mis huellas / tendrás las mismas citas que yo tuve"). Tiene un tono inevitablemente dramático, pero contenido y elegante. "Creo que Songs of Faith and Devotion es el álbum donde fuimos más inventivos", explicó Alan Wilder en 2010. "'Walking In My Shoes' fue la primera, y quizás única, vez que tocamos todos juntos. Nunca fuimos esa clase de grupo. (...) Habíamos intentado grabarla de varias maneras y ninguna sonaba bien". Wilder, que abandonó el grupo definitivamente en 1995, siempre la ha señalado como una de sus absolutas favoritas, abreviando los motivos en otra entrevista: "Palabras estremecedoras, gran melodía y estructura de acordes con un emotivo arreglo de cuerdas y guitarra e-bow al final".

Cantar las canciones de Songs of Faith and Devotion durante dieciocho largos meses de gira no logró desviar a Dave Gahan de toda la toxicidad que ya había identificado en su vida. A la vuelta de la esquina estaba un ataque al corazón provocado por una sobredosis en pleno concierto; un intento de suicidio cortándose las muñecas en agosto de 1995; y una segunda sobredosis al año siguiente a causa de la que, según consta, se le paró el corazón durante dos minutos. Dijo no haber estado nunca en un sitio tan negro como el que vio en esos 120 segundos. Después de esa, sí que empezó a bregar para volver.


'I Feel You' y 'Walking In My Shoes' aparecieron 
en el álbum Songs of Faith and Devotion
publicado el 22 de marzo de 1993.

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