Caso abierto: "Ninguna banda al uso, al modo clásico", una reivindicación de la existencia de grupos musicales íntegramente femeninos en España

Les Biscuits Salés por Alicia Aguilera, 1998.

El pasado martes Twitter me dio los buenos días con algo de lo que se hacía eco Jordi Oliveras, de la plataforma cultural Indigestió. Se trataba de un hilo que Isa Fernández (música bilbaína que lleva más de veinte años navegando proyectos, el más personal y vigente de los cuales es Aries) había escrito a última hora de la tarde anterior, después de leer con estupefacción un artículo que acababa de publicar El País Semanal, titulado "Ellas son la banda" y firmado por Fernando Navarro. "Pena leer esto en 2021", empezaba Isa. "En este país existen grupos formados por chicas desde hace 40 años. Borrar su existencia es revisionismo machista. Así es como se eliminan los referentes femeninos. Paradójicamente muchos de esos grupos protagonizaron reportajes como este en los 90s y 00s". El reportaje de Navarro se centra en la eclosión de tres bandas íntegramente femeninas, jóvenes y sin duda de actualidad por sus propios méritos (Melenas, Cariño y Ginebras), destacando también que mencione a varias de sus contemporáneas (Las Odio, Amparito, Mourn, Estrogenuinas) para ilustrar que es un momento especialmente fértil para este tipo de formación en nuestro país, algo loable. Hasta ahí todo bien, pero esto dura menos de un párrafo. Cuando empiezas a leer lo haces con la mejor predisposición, habiendo obviado la condescendencia de una entradilla que podría haberse escrito hace 30 años ("Talentosas, jóvenes, divertidas y con ganas de hacer ruido, las formaciones de chicas en el rock español triunfan con calidad y descaro"), pero lo que no puedes anticipar es el ángulo sesgado que Navarro ha decidido adoptar para un reportaje que, en tiempos en los que cualquier atisbo de apoyo al feminismo cotiza al alza de cara a la galería, le aportará muchísimas más congratulaciones de las que merece por su pobre documentación. ¿O no es indocumentación? Un periodista cultural e historiador con una larga trayectoria, redactor de El País desde 2007, debería anteponer los hechos -tan fáciles de constatar en hemeroteca- a la fabricación por omisión que define a este texto; tiene el conocimiento, tiene las herramientas, debería tener el criterio. Si no es por ignorancia o dejadez y es por una intención deliberada de amañar, aún me escandalizo más.

Estamos hablando de afirmaciones temerarias que tengo que citar íntegras, como esta: "Incluso aunque en la primera escena independiente de los noventa saliesen propuestas muy interesantes con mujeres al frente como en Sex Museum, Nosoträsh, Pauline en la Playa, Dover o Los Fresones Rebeldes. Pero no había ninguna banda al uso, al modo clásico, unas Vulpes, las mismas mujeres denostadas por aquello que pasaron a los hombres. No lo había hasta que aparecieron Hinds, un combo madrileño de veinteañeras que en 2014 generó un pequeño gran terremoto en la escena indie". Si se refería a la ausencia exclusiva de grupos íntegramente femeninos en España hasta 2014, en su propia enumeración se le cuelan dos: Nosoträsh y Pauline en la Playa (porque nadie dudaría de que, aunque hayan contado con invitados tanto en el estudio como sobre el escenario para materializar sus arreglos, Pauline en la Playa son Alicia y Mar Álvarez). Pero hay más: "[Ahora] son dueñas de su música, a diferencia de otras bandas clásicas de antaño en las que había una cantante femenina —y en menor medida alguna instrumentista—, pero su participación en la obra resultante dependía también de otros miembros masculinos del grupo. Ahora, ellas son la banda". Enseguida veremos a cuántos grupos formados solo por mujeres se ha cargado de un plumazo, pero esta última afirmación abre la veda -es casi una provocación- para enumerar a formaciones que se han sucedido desde finales de los años 80 como Iluminados, La Nube, Las Solex, Dover, Hello Cuca, Pili PerkinsZombi Zú, Deviot, Electrobikinis, Charades o Les Sueques, donde la presencia de instrumentistas masculinos no anula el hecho de que el peso compositivo y creativo les pertenece a ellas.

En la fila superior: Dover y La Nube en 1997; inferior: Electrobikinis en 2000 y Les Sueques fotografiadas por Pep Àvila en 2016 (el resto son fotos promocionales distribuidas sin créditos).

La inclinación natural que siempre he tenido por la música hecha por mujeres ha motivado que me tome como una cruzada personal desmentir o contradecir las peores citas de este reportaje, y no para señalar sus preocupantes carencias como un divertimento cruel, sino porque lo peligroso es que algo tan incorrecto quede en la hemeroteca sin una réplica para quien lo lea mañana; para quien lo lea en diez años. Visibilizar la música femenina sin complejos desde que era adolescente y reseñarla desde hace quince años ha sido algo orgánico que durante mucho tiempo se ha asemejado a predicar en el desierto; ha habido quien, considerando inconcebible que un hombre adopte mi posición y entre sus gustos haya un 85% de artistas mujeres, ha asumido directamente sin conocerme que soy una mujer, o que soy homosexual, o que este blog está cerrado a hablar de artistas femeninas. Prejuicios previsibles, también sin importancia. Luego se promociona un artículo que borra de la historia tres décadas de bandas femeninas como el firmado por Fernando Navarro y aún tenemos que escuchar felicitaciones porque ya era hora de que las chicas formasen grupos y alguien hablase de ellas como de los chicos. Lo que no entiendo es, ¿por qué abordarlo desde un ángulo tendencioso y superficial, que te dará un titular bobo, a cambio de que tu reportaje falte a la verdad flagrantemente? ¿Qué interés te lleva a decidir seguir por esa línea? Me hubiera gustado saber cómo hubiera sido si Navarro hubiese reconocido (¿conocido?) a las pioneras que ha menospreciado en vez de quedarse en la polémica que las Vulpes tuvieron por aparecer en TVE, resumir la historia de los girl-groups americanos vinculados a Spector y a la Motown, y mencionar de pasada a las riot grrrls para apretar con lo de que, eso, aquí, no ha existido, insistiendo especialmente con la década de los 90, siendo justamente entonces cuando se da un auge en la presencia de mujeres en bandas comparado con otros tiempos que es imposible de ignorar. Hubiera sido más interesante preguntar a las componentes de Melenas, Cariño y Ginebras si conocen a sus antecesoras, ya que hablamos de música española, y celebrar la riqueza de nuestra historia musical en vez de invisibilizarla para exagerar la fantasía de lo extraordinario que es ahora.

"Muchos grupos femeninos giraron y editaron sus canciones fuera de nuestro país, tocaron en festivales, actuaron en el programa de TV de turno e hicieron reportajes-truño como este. Y como si no salieron de su local, da igual. La cuestión es que han existido y han hecho cosas", decía Isa Fernández en su hilo. Inspirado por ella y por la irritación que me provocaba pensar que lo que no se corrige, queda para la posteridad, empecé a listar mis favoritos, a tirar de memoria, a escuchar un par de nombres que ella misma sugirió, y en nada ya figuraban más de veinte. "Ninguna banda al uso, al modo clásico": lo que Fernando Navarro decía que no había entre las Vulpes y 2014, había que subvertirlo como Patti Smith subvirtió la palabra "nigger"; usar la misma frase como una reivindicación orgullosa: ninguna banda al uso, al modo clásico. "El tipo de formación que los Beatles pusieron de moda en el planeta a raíz de su triunfo en los primeros años sesenta", dice en otro punto del reportaje. "Una banda —o el también conocido trío sin uno de los instrumentos—, pero sin hombres. Solo chicas. Ningún chico. Cuesta bastante esfuerzo sacar el nombre de una. Más aún pensando en España". ¿De verdad? No, claro que no.

Obviando a formaciones prefabricadas con un cerebro masculino detrás y en las que sus componentes no tocaban instrumentos ni componían (Mamá Ya Lo Sabe, desde Valencia, donde militaba Cristina Tárrega junto a cuatro chicas más; u Objetivo Birmania, cuando se convirtió en un conjunto a lo Bananarama), en los años 80 e inmediatamente después de la lapidación mediática de las Vulpes ya nos encontramos con Magenta, un trío de Burgos que mediante la producción de Nacho Cano acentuó en su único álbum La Reina del Salón (1985) su lado tecno pop, pero lograron conservar la cualidad etérea que las diferenciaba y que tuvieron que batallar con él. En Pamplona, con Aurora Beltrán (Tahúres Zurdos) en sus filas, Belladona es otro cuarteto femenino pionero en la escena de rock vasco de la época. Cuando Aurora se fue, habiendo publicado el disco Las Mujeres y los Negros Primero (1986), el resto de componentes ficharon a una nueva guitarrista y fundaron la banda Matraka, editando dos álbumes continuistas en el estilo rock'n'roll de la banda madre y separándose poco después de aparecer el segundo, en 1991. A finales de los 80 es también cuando Blanca Li y Chus Gutiérrez se traen a sus Xoxonees a Madrid desde Nueva York, donde se habían juntado a mediados de década con dos amigas españolas y otros artistas para hacer performances que trascendían lo musical. Cuando se establecieron en España, el fichaje de otras dos componentes confirma su intención de consolidarse como grupo y graban un disco homónimo (1989) donde confluyen copla, rap, pop, hip hop, un espíritu punk y unas letras feministas que hacen de ellas precursoras de muchas cosas. En 1989 en Barcelona también se forman Draps Bruts, un cuarteto que facturaba un rock más dinámico que el de las bandas vascas, con toques de rockabilly que se anticipan a lo que harían luego Hello Cuca, y que tardaron en debutar con un disco hasta 1994, el notable On the Rocks. Todas estas bandas comparten el hecho de que cantaban en castellano y que, aunque las trayectorias de Xoxonees y Draps Bruts fuesen de largo recorrido, la música que llegaron a registrar es escasa.

Draps Bruts en un gaztetxe de Andoain, 1991 (fotógrafo desconocido).

En la década de los 90 debemos empezar mirando al norte. En 1995 se forman Pussycats en Vigo y Besttias en León, que sellan su afinidad con un disco compartido que publica el sello Munster el año siguiente. Las leonesas no volverán a grabar (Alicia García, una de las cinco, empezó a dar conciertos en 2015 con un nuevo grupo, Las Pandorinas), pero las Pussycats registran dos discos más y por el camino incorporan a un guitarrista masculino con la baja de Anita. Aunque ellas eran mucho más aterradoras que Besttias, ambas bandas pueden encuadrarse en ese punk rock sucio, descendiente de Stooges y Desechables, que lo mismo vehicula una pulsión vil por hostigarte que un delirio desinhibido y hedonista. El mismo 1995 publica su primer single Undershakers, un quinteto de Gijón que empezó esculpiendo su repertorio con el rock garagero haciendo las veces de modelo desnudo y desarrolló a lo largo de tres álbumes y un EP una sensibilidad pop cada vez más elaborada. Poco antes de separarse, las hermanas Alicia y Mar Álvarez debutaron como Pauline en la Playa, proyecto de pop más refinado que sigue en activo donde han dado rienda suelta a su eclecticismo, y en la actualidad Mar forma parte de un trío también íntegramente femenino llamado Latacher. Más cosas en 1995 y en Gijón: Nosoträsh envían una maqueta al concurso de Rockdelux y resultan vencedoras. Es una de las bandas que sufrirá más acusaciones de amateurismo en sus inicios, que previsiblemente relacionarán con su género, pero demuestran humildad y perfecto temple para esperar un par de años a sacar el primer álbum, Nadie Hablará de... (1998) y, al igual que sus paisanas Undershakers, con cada disco subsecuente (no se han separado pero su último EP es de 2006) certificarán su madurez y mejor oficio para un pop que tiene tanto de ingenio como de emotividad. Gatas Negras, cuatro chicas de Castellón que ejecutaban un pop-rock duro suavizado para la radiofórmula, también debutan en 1995 con un álbum homónimo que será el único. Llegaron a figurar en un reportaje de la revista Tentaciones junto a las dos bandas gijonesas bajo el paraguas del rock femenino, aunque no tenían nada que ver. El mismo 1995, otro cuarteto de rock duro salido de Pamplona, La Viuda Negra, gana un accésit del premio Villa de Bilbao pero no publica su primer disco hasta 1998, que además pronto se retira del mercado por problemas legales entre su mánager y la compañía discográfica, con lo que la formación se disuelve poco después. Entre sus miembros estaba Janis S. Ortiz, la guitarrista que ficharon las componentes de Belladona cuando Aurora Beltrán se marchó y pasaron a ser Matraka.  

B-Violet en una foto promocional de 1997.

Otras ganadoras del Villa de Bilbao (en este caso de 1997), B-Violet, se juntan en Badalona, un cuarteto que se acercaba al metal y al post-grunge desde un enfoque intrincado -compases irregulares, cambios de ritmo, texturas entre abrasivas y tenebrosas- que siempre dejaba espacio para la melodía o la sorpresa. Entre 1998 y 2004 publicaron tres álbumes que hoy siguen estando vigentes. Los últimos años de los 90 nos dejan a dos formaciones completamente ajenas al rock: por un lado, Astrogirls, un trío -Sor Rata, Juli Lee, Cristi- que en 1996 publicó su única referencia, Un Hogar en las Estrellas, integrado por una docena de piezas de tecno pop armadas con secuenciadores agitados y una sorna (a recordar el conocido 'Como un Flan') que hace de ellas precursoras naïf de aventuras que hemos vivido más adelante, como el dúo Las Bistecs, aunque quizás en términos de actitud, por la acidez corrosiva, sean Les Biscuits Salés las madres de un subgénero que tiene el descaro como ingrediente clave de un costumbrismo conversacional y unas bases electrónicas que van de lo apabullante a lo ligero, siempre bailable. Las barcelonesas Helena, Marta y Elisa perdieron a Araceli después de publicarse su único EP, el celebrado Ese Pedazo de Onda (1999), y siguieron con el nombre Feria colaborando con Genís Segarra.

Las Perras del Infierno, desde Pamplona (aunque luego trasladaron su base de operaciones a Barcelona), recogen en 2002 el testigo de las Pussycats -separadas el año anterior- en el territorio de ese punk-rock carnal y primitivo, que lamentablemente solo nos deja un disco homónimo en 2005. No obstante, sus componentes Olatz Barbarella Alberdi y Onneca (que ya militaban en el grupo mixto Virüs) formaron una banda con mayoría femenina en sus filas, Las Furias. En 2003 cerca de Barcelona, en Sabadell, forman Padi, Luciana y Rocío el trío Sibyl Vane, que se insistía en comparar con Sleater-Kinney por una mera cuestión de forma geométrica y género, pero el punk-pop de Mermelada de Tomate (2004) irradiaba muy particularmente la sencillez de lo común, a veces con el mejor sentido del humor y otras acertando con frases que abrevian los grandes chascos, y en el tránsito a su segundo álbum ya habían madurado hacia un indie rock nutrido a base de articular inseguridades y resquemor con el corazón abierto, el ingenio en la plumilla y el amplificador hecho ascuas. Se separaron en 2007. Seguimos en Barcelona para encontrarnos ese año con otro trío de lo más inclasificable que ha dado la ciudad, Tu Madre: las estructuras deformes de la no wave, rastros de post-punk esquemático y tétrico, un sentido del humor bruto y todo el sentido común envuelto en sarcasmo. Tan cercanas en ingenio, actitud y libertad a unas Quix*o*tic como a unos Ciudad Jardín, Álex Reynolds, Líos y Elena Goliat editaron su primer EP en 2008 y faltaron a la promesa de completar la trilogía iniciada con el álbum Valentina (2011), que debía configurarla un disco titulado con el nombre de cada una de sus madres. Algo de consuelo para nuestra orfandad puede encontrarse en Arponera, donde la batería Goliat repetía formato trío junto a Fani y Sara para ejecutar una mezcla única de post-punk minimalista y canción popular folclórica que brilló por su ambición en la última referencia que han publicado hasta la fecha, Als Boscos (2015).

Chiquita y Chatarra por Helena Exquis, 2013.

Moviendo el foco al centro del país, Madrid sirve en 2007 de punto de encuentro para la australiana Josephine Ayling, la americana Alisha Buttke y la española Aurora Aroca, que forman Boat Beam, un proyecto de folk pop riquísimo en arreglos sofisticados, cercanos al pop de cámara, que brinda dos álbumes y un EP pero que lamentablemente no ha tenido continuidad desde 2011. También en 2008 se junta en la capital el cuarteto PL Girls, un conjunto de rock duro que podríamos conectar con las pioneras vascas de los años 80, alternando un punto glam con los riffs macizos de guitarra. Publicaron dos álbumes, pero comunicaron oficialmente su separación en octubre de 2015. No está de más regresar brevemente a Barcelona para mencionar a Me and the Bees, que en 2007 empezó como un proyecto de pop de alcoba al alimón entre Esther Margarit y Elisabeth Molina, añadiendo pronto a la batería Verónica Alonso, y luego ya al guitarrista Carlos Leoz antes de grabar su primer álbum. A finales de los 2000 también nos encontramos en la ciudad condal con Aias, un trío de trayectoria efímera que dio la réplica estatal al híbrido de pop clásico y punk tamizado con distorsión flotante que en Estados Unidos practicaban bandas como Vivian Girls, y de hecho, su debut A La Piscina (2010) fue publicado por el sello americano Captured Tracks, que recibió su maqueta gracias a una serie de casualidades. Para entonces ya había editado su primer disco el dúo asturiano Chiquita y Chatarra, integrado por Amelia Díaz (que venía de otros grupos femeninos como Las Truchis y Subbuteo, de las que no hay documentación en internet) y Patricia Álvarez, una verdadera bocanada de aire fresco en forma de blues rock crudo y reducido a lo básico -batería y bajo; batería y guitarra- dirigido por una voz imponente al estilo de la de Marisa Verkes (Shocking Blue), aunque con un punto riot grrrl que subvierte la corrección melódica. En 2018 han publicado su tercer disco, Ojos de Mirada. Para rematar, llegando ya al límite temporal delirante que Fernando Navarro nos marcaba como el momento en que es Hinds el grupo que cambia las cosas en 2014, destaco a otra rara avis fundada en Madrid, The Clams, una big band formada por siete mujeres que desde principios de los 2010 tocan soul y R&B con un marcado aire revisionista. Su primer EP, She Can Do It!, apareció en 2013.

Esto no es más que un humilde directorio que espero ampliar si alguien ofrece algún apunte, pero recomiendo curiosear en las biografías de cada una de las bandas y artistas para tener una perspectiva real de todos sus méritos: reconocimientos, reseñas, países por los que han girado y donde se han publicado sus discos, apariciones televisivas y radiofónicas, colaboraciones y proyectos paralelos de gran valor artístico no ceñidos a estar compartidos solo con mujeres, activismo más allá de la música... Y entrevistas, muchas entrevistas con reflexiones interesantes como por ejemplo esta de Miren Iza (componente de Electrobikinis en su momento, ahora Tulsa) o las que podemos encontrar en este documento de la musicóloga y consultora de género asturiana Laura Viñuela, Femme Genial / Femme Musical, que recoge parte de conversaciones que mantuvo con componentes de Pauline en la Playa, Nosoträsh y Chiquita y Chatarra complementando su trabajo de investigación de doctorado, de lectura muy recomendada como apéndice a este artículo. Todo lo comentado, toda esta desinformación del reportaje "Ellas son la banda", viniendo de un medio de comunicación otrora legendario pero de gran alcance e incuestionable referencia para mucha gente todavía como El País, deja una inevitable sensación de pesimismo y amargura. Espero haber contribuido con este modesto informe a asentar la historia donde pertenece: bajo la luz; a la vista.

(lista de Youtube)
(lista de Spotify con selecciones de algunas de las bandas íntegramente femeninas 
mencionadas en el texto que tienen presencia en la plataforma)

Comentarios

Raúl B. Garai ha dicho que…
Hola soy el pesado que te ha escrito en tu otro magnífico blog.

Enhorabuena por el artículo. Otra banda liderada por mujeres es Pantocrator, liderada por la cantante y bajista Marta Delmont: https://pantocratorbcn.bandcamp.com/album/villacapullos

Espero y deseo que te gusten.

Del nº127 de RockdeLux (Febrero 1996) con la portada de Los Planetas ya hablaremos... Espero
Estanis Solsona ha dicho que…
Gracias por el apunte Raúl, escucharé a Pantocrator. El artículo como habrás visto abarca grupos íntegramente femeninos que habían debutado antes de 2014 porque es el año que el periodista de El País marcaba como el que todo empieza con Hinds.

Suerte que has escrito aquí al respecto de lo otro porque estoy desconectado de Cuando Éramos Alternativos desde que dejó de estar activo hace unos años. Déjame un email y te paso fotos del artículo que necesitas.
Raúl B. Garai ha dicho que…
Lo primero gracias por contestar.
Lo segundo, disculpa el fallo de Pantocrator no entre en ese período de tiempo pero mercen mucho la pena, de verdad.
Lo tercero necesito las fotos de las páginas donde hablan de Los Planetas en ese nº de RockdeLux y gracias por acceder.
Por último aquí tienes mi correo: garaiproduccionessl@gmail.com
Mil gracias y te sigo desde hace tiempo, que lo sepas.