El despiece: Mazzy Star


'She Hangs Brightly', la pieza que dio título al primer disco de Mazzy Star, es un perfecto ejemplo de una obsesión hecha canción hecha obsesión: la línea de bajo serpentea en círculo, las guitarras tienen un recorrido fugaz y fantasmal, el jergón de batería y el órgano dibujan el croquis de la cama donde Jim Morrison se acostó tantas veces y es que, de manera abreviada, en todo esto se advierte una oscuridad de intenciones descendiente de lo que el cantante de The Doors plasmaba en cosas como 'The End'. Cuando me di cuenta de lo que podían significar los primeros versos, que al principio me parecían una simple pero magistral imagen visual, me quedé helado y empezaron a repetirse en mi cabeza en bucle; irresistibles, inquietantes: "Ella cuelga alegremente del árbol / se pregunta qué es lo que me ha hecho / soy el ganador del juego / ven y mírame / mira cómo me desmorono". Hope Sandoval (voz, armónica, percusión) tiene un escalofriante papel, celebrando su victoria en un juego mezquino de manipulación emocional que acaba llevando a alguien a la horca. La duda está en si lo celebra sarcásticamente o regocijándose en su crueldad. Desde que apareciera ese álbum en 1990, los californianos Sandoval y David Roback (guitarra, teclado) siempre levantaron a su alrededor (probablemente a su pesar) una neblina de misterio. Es difícil encontrar una entrevista en la que el periodista no describa la incomodidad de los silencios de ambos, sus monosílabos o su poco interés en explicar qué hay detrás de su música. Difícil también es leer una reseña de un concierto donde no se dé fe de la estricta oscuridad bajo la que se mueve la tímida y taciturna Sandoval, quien se sube al escenario con la firme convicción de que lo hace para cantar, nunca para actuar.

Prácticamente siempre con un flujo de distorsión burbujeando al fondo, Mazzy Star crearon todo un estilo apropiándose de la psicodelia más oscura y arrastrada y manifestándola con trazo quebradizo, sensual y folkie. El trabajo del dúo, secuela de lo que Roback inició con Kendra Smith en su anterior banda Opal (de la que Hope acabó formando parte), recoge sus filias y sus fobias. No destacarían exactamente por su versatilidad y por renovar metódicamente sus objetivos artísticos, pero en cambio resulta admirable con qué buena mano barajan una serie de cinco, seis plantillas base que se corresponden con las facetas que quieren enseñar, con los colores que les seducen y que quieren usar para seducir. Muchos solo conocen la cara más delicada de su catálogo, la que les hizo vender más de un millón de copias de su segundo disco en los Estados Unidos gracias al single 'Fade Into You', e ignoran la riqueza -borrosa, retorcida- del resto.

Con la discografía en suspense desde 1996, en estos años sus tres discos de estudio han medrado en vertical como los lados de una pirámide de espejos. Las imágenes de unos se reflejan en los otros y uno puede trazar líneas para encontrar respuestas, imaginar precuelas o escuchar cómo maduran los sujetos: 'She Hangs Brightly', la canción de la que hablaba al principio, tiene parentesco lóbrego con 'Mary of Silence' y 'Umbilical', jams nocturnas que absorben el éter del malestar con sosiego y sensualidad (cualidades intrínsecas de las interpretaciones de Hope, hundidas en reverberación) y cada una pertenece a un álbum distinto. La espiral posesiva de 'She's My Baby' empieza a hervir allí donde 'Taste of Blood' nos dejó con ganas de alargar el clímax. 'Be My Angel' es como el ensayo de lo que 'Fade Into You' brindaba ya exquisitamente pulido. Su acercamiento al blues va desde lo añejo de 'I'm Sailin' (un recuerdo a los tiempos de Opal) a lo sinuoso de 'Wasted' o 'Ghost Highway', ambas por la vía eléctrica; y luego están esos medios tiempos de raíz folk y gancho pop que creaban con especial naturalidad y que a menudo sirvieron como carta de presentación de sus discos: 'Halah', 'Ride It On', 'Flowers in December' o la húmeda 'Look On Down from the Bridge'. Baladas coquetas como 'Bells Ring' o 'Blue Light' -con una cadencia propia de una producción de los años 50- conviven con reflexiones servidas sobre un fuzz onírico (mellizas 'Disappear' y 'Happy'). Tan bien se apropian de una canción psicodélica de 1972 (esa sensación de emancipación que imprimieron a 'Blue Flower' de Slap Happy) como versionan una que llevaba un año en la calle (preciosa 'Five String Serenade' de Arthur Lee, de 1992). A veces basta una guitarra y un violonchelo para crear un paisaje trascendental que para el tiempo ('Into Dust': "Como dos extraños convirtiéndose en polvo / (...) podía sentir cómo me volvía más fría / por debajo de tu destino"; 'All Your Sisters': "Haré que el diablo se sorprenda / Todas tus hermanas quieren volar en mi cielo dorado"); otras, son capaces de evocar el fantasma de The Velvet Underground con maestría (los arreglos de cuerda y la composición melódica de 'Rhymes of an Hour' y 'Before I Sleep' parecen de John Cale para los discos de Nico The Marble IndexChelsea Girl, respectivamente, brotando al alba; en 'So Tonight That I Might See', mantra de guitarra oxidada y percusión coronado por capas vocales recitadas, se adivinan las sombras de 'Venus In Furs' y 'Black Angel's Death Song', del disco de la banana).

No he seguido un orden cronológico en esta revisión a su trayectoria porque no es necesario para entender una música que con el paso del tiempo siempre fue diferente pero igual. "Somos las mismas personas haciendo diferentes canciones en distintas épocas. Es lógico que todas nuestras canciones se parezcan. Son como una persona; te puedes cortar el pelo, engordar o envejecer, pero sigues siendo el mismo. Eres reconocible" (Rockdelux, enero 1997). She Hangs Brightly (1990); So Tonight That I Might See (1993); y Among My Swan (1996) son su legado. David Roback y Hope Sandoval aparearon a California y a Nueva York; en los surcos de esos discos podemos leer imágenes tan vivas del experimento que es algo así como un revelado fotográfico a escala real. De manera sorprendente, cuando a finales de la semana pasada me preparaba para escribir este artículo, un fan del dúo se percató de que el 31 de este mismo mes se publica el primer single de Mazzy Star en quince años, algo en lo que nadie confiaba a pesar de que Sandoval siempre había mantenido que había un disco acabado pero que no sabía cuando vería la luz, declaraciones que  -fuera el año 2000, 2005 o 2009- nunca venían avaladas por nada sólido. Finalmente, se confirma que se publicará en 2012.

Para escuchar en Spotify:

Comentarios

Lug ha dicho que…
Me encanta Mazzy Star y estoy deseando escuchar sus nuevas canciones. He seguido a Hope Sandoval estos años y sus canciones con The Warm Inventions han sido igual de hipnotizantes. Saludos
Estanis Solsona ha dicho que…
gracias por el comentario, Lug. la verdad es que a mí su primer disco con los Warm Inventions es quizás el disco que veo más redondo de la carrera de Hope, siempre me pareció más ecléctico y heterogéneo, pero estos días revisando los tres de Mazzy Star me he dado cuenta de que la constancia estilística que se da en ellos es parte de su grandeza y de lo que les hace especiales. a ver qué tal el disco que se guardan en la manga.

Un saludo
Alex-Alex ha dicho que…
Excelente revisión del trabajo de Mazzy Star. Tal vez solo faltaría agregar que Hope ha participado como vocalista en canciones de grupos como The Jesus and Mary Chain, Massive Attack, Death in Vegas, Air o los Chemical Brothers, lo que la convirtió en una especie de figura de culto dentro de la música pop independiente (o alternativa, o como se le quiera llamar). Su voz es inconfundible y logra transmitir paz, armonía, tranquilidad, y a la vez, tensión sexual, nostalgia y dolor.
Estanis Solsona ha dicho que…
eso me decía ayer alguien que escuchó la lista que acompaña el artículo, que le gustó mucho ese contraste en las interpretaciones de Hope: la calma que transmite apasionamiento y no desgana.

gracias Álex