El despiece: El Regalo de Silvia


Como a muchísimas cosas, al nacimiento de la escena indie española llegué tarde. A pesar de que mi padre escuchaba todas las tardes Radio 3 en la habitación en la que trabajaba en casa, no empecé a escucharla por mi cuenta hasta 1996, cuando tenía 12 años. Una tarde de verano me sorprendieron unos especiales de actuaciones en directo donde se emitieron temas de los conciertos de PJ Harvey en Glastonbury de 1995 y de Smahing Pumpkins en Festimad. Al Diario Pop de Jesús Ordovás lo pillé en la época en que pasó a emitirse a las once de la noche, y solía escucharlo antes de dormirme o grabármelo si tenía demasiado sueño como para aguantar. Disco Grande también ocupó durante un tiempo la franja de la medianoche en esa época. Ahí empecé a identificar a muchas de las bandas que aparecían en esos Rockdelux que me había comprado esporádicamente (básicamente por tener en portada a la misma Harvey, a Björk o a Suede) y a encajar las piezas de la historia que esa misma revista intentó resumir en unos especiales llamados La Edad del Indie, en los números de mayo hasta julio-agosto de 1998. En Radio 3 pude escuchar actuaciones antiguas en directo y maquetas primerizas de bandas como Los Planetas, Dover, Nosoträsh o El Niño Gusano, pero con quien nos ocupa hoy el flechazo vino con el tema que aparecía en una recopilación del último sello que publicó un disco del grupo, Grabaciones en el Mar, que se regaló con la aludida Rockdelux.

El Regalo de Silvia fueron de los primeros en asomar en la mencionada escena indie española a finales de los años 80 cuando en diversas comunidades autónomas emergieron bandas con propuestas insólitas por estos pagos mientras la movida madrileña daba coletazos agónicos, influenciadas sobre todo por el noise, el rock y el pop que la década había brindado en América e Inglaterra. La formación consistía en Silvia Fayanás (guitarra y voz); Oscar Fayanás (bajo) y Pepe Benito (batería); y Eva Recacha (violín), que pronto fue sustituída por Jacobo García-Rodeja (que también tocaba la viola), todos de Zaragoza. Para alguien familiarizado con The Velvet Underground (yo no lo estaba cuando les descubrí, ignorando la evidencia), su música recordaba inevitablemente a la banda de Lou Reed acompañada de la Nico más amable, referencia rastreable en la voz de Silvia, grave y de reminiscencia germánica por la vía de un acento inglés aprendido soñando con la señorita Päffgen; pero también había la huella de otros grupos que les conmovían y en los que se reconocían (Galaxie 500, The Go-Betweens) que hacía de pasta para fijar una melancolía disparada por recuerdos indistintamente triunfantes o de pérdida en los entresijos de las canciones, fueran rápidas y distorsionadas o lentas y contemplativas, en inglés o -puntualmente- en castellano, siendo de los pocos que se atrevieron a componer en su idioma manejando estas referencias musicales.

Después de grabar algunas maquetas entre 1990 y 1991 (ya notables en su elaboración, demostrando ser una banda bastante sólida incluso en esos primeros días) y a través del sello La Fábrica Magnética dirigido por Servando Carballar, de los míticos Aviador Dro, publicaron un primer mini-LP homónimo en septiembre de 1991, cuando en Zaragoza ya habían quedado segundos en el concurso de grupos noveles Medio Kilo de Rock. En El Regalo de Silvia el grupo enseña su faceta más melancólica decantándose por medios tiempos donde brillan sin esfuerzo: historias de chicas tristes que se marchan (nótese en 'Jenny' la influencia de 'Candy Says' y el resto de canciones sobre personajes femeninos con discurso acuñadas por Lou Reed), de personas que sueñan con otras sin que esas lo sepan, de días de lluvia y de encuentros con primeros amores; temas que recuerdan a los viajes en tren, cuando alguna reflexión te pincha en el corazón mientras anochece durante el trayecto y tu reflejo en la ventana te acaba despertando de las ensoñaciones. Las guitarras limpias acunan a la voz y la viola enfatiza la narración, a veces sollozando y a veces reconfortante. 'Rainbow' (cantada en castellano) y 'Dream Factory' puntúan alto en su cancionero. A finales de 1992 se embarcan en la gira Noise Pop 92, organizada por Luis Calvo del recién inaugurado sello Elefant Records junto a Ana Béjar y Alfonso Pozo, miembros del grupo insignia de Elefant, Usura. La gira, que se considera el kilómetro cero de La Edad del Indie, tenía como finalidad dar a conocer en ocho ciudades del país a cuatro de sus mejores bandas emergentes, completando el cartel Bach Is Dead y Penelope Trip. A pesar de varias vicisitudes logísticas, desacuerdos, pérdidas inevitables de dinero y la disciplina de los tres organizadores, que solía desembocar en malentendidos y toques de atención a los otros grupos, la gira obtuvo una respuesta muy positiva por parte del público y supuso una gran aventura que cumplió su objetivo.

Los problemas con La Fábrica Magnética empezaron durante la grabación de su primer álbum, que se publicó a mediados de 1993 bajo el título Dream Factory (como la canción del mini-LP, que no aparece aquí). Las dificultades económicas del sello hicieron que se prescindiera del productor Moncho Campa cuando solo había trabajado en la canción 'Blue Nirvana', así que para el resto del repertorio trabajaron mano a mano Servando Carballar y Óscar Fayanás. En el disco desarrollaron lo expuesto en El Regalo de Silvia (dan en el clavo otra vez cuando entregan esas viñetas de ensoñación diurna, como 'Superman Is Dead', 'Andy's Days' o 'Waiting for...', donde se percibe el claro influjo de Galaxie 500) pero ampliaron la paleta de color con muestras de su buen hacer para las piezas que echan a andar mediante arpegios y punteos distorsionados, una electricidad jangle-pop (la de temas como 'Smile After Storm' o 'Anniversary') que no revisaban desde sus primeras maquetas. Atención también a las emocionantes 'Weather' ("Viviría para convertirme en mago / y hacerte más pequeña que una pulga / para meterte en mi bolsillo / y atravesar el mar / pero mi sombrero de copa se rompió ayer / y huyeron todos los conejos / se llevaron mis pequeños sueños y la magia queda muy lejos") y 'Taillights Are Burning', la captura de una nostalgia tan deslumbrante que sabe a júbilo.

En 1994 se produce finalmente el quiebre de La Fábrica Magnética, obstaculizando el progreso de la banda al sumarse a otras dificultades. Óscar recuerda: "[La quiebra] nos hizo bastante daño, porque teníamos maquetas preparadas y un contrato firmado, pero no tenían dinero para lanzar un nuevo disco y nosotros no podíamos grabar por nuestra cuenta si no nos daban el plácet. Coincidió con un lío monumental que tuvimos con dos managers sucesivos, uno de Zaragoza y uno de Madrid. Al final desaparecimos del panorama durante el año en el que todo bullía, cuando más grupos aparecían, y la verdad es que nunca nos recuperamos al 100%. Ese periodo, aún así, sirvió para que maduráramos como grupo y reflexionáramos sobre nuestras limitaciones como instrumentistas, en cuanto a imagen y a nivel de comunicación". En este periodo solo aportan 'Song for the Kids' al disco Navidades Furiosas (1993), para el que varias bandas compusieron o versionaron canciones afines con el espíritu de las fiestas navideñas; y la sofisticada 'Jody's Drunk' a otro recopilatorio, 18 Canciones Acústicas (1994), iniciativa de Pedro Vizcaíno de Grabaciones en el Mar (sello zaragozano que también acababa de empezar su andadura) que reunió a un buen puñado de bandas emergentes para contribuir canciones con arreglos acústicos.

Fue precisamente Vizcaíno quien les ofreció casa para editar el que podría considerarse su mejor disco, Fantastic Circus (1995). Si bien diríamos que su estilo no varió nunca en exceso, el año de reflexión obligada se adivina como fructífero para perfilar cualitativamente el nivel de composición e intenciones para el sonido de cara a este álbum, grabado en los estudios Waves que todavía tiene Juanma Mas en Almassora (Castellón). La figura detrás de algunos de los discos que mejor sonaban  en esta escena (los primeros de Usura, Silvania, Venas Plutón, Iluminados) vuelve a cumplir aquí con una producción donde el grupo suena más claro y sólido, dejando atrás el color que se le conocía hasta entonces -más cercano a esa humedad decadente de la década de los 80- y se incorporan arreglos versátiles, preciosistas: se traen al frente las guitarras acústicas si conviene ('Happiness') y se añaden nuevos detalles como acordeón, muy gráfico en la breve y reflexiva 'How to Grow Again?' o en 'Nervous Love', donde da el contrapunto a la electricidad. Todo suena más tangible y emocionante, y por primera vez ganan terreno las piezas que galopan de entusiasmo. 'Grenoble Station', 'Treasure' o 'Feedback Circle' son muestras vitalistas de un rock que tiene lo pegadizo de la new wave, e incluso los ratos intimistas como la mencionada 'Nervous Love' (una joya) o 'Mamuts' (delicioso pizzicato del violín) presentan tal paleta cromática que nos invitan a imaginar sin cerrarse a ser simples cavilaciones privadas. Otro detalle: aunque pocos, incluyen nuevos apuntes para su cancionero en castellano (como la saltarina 'Denique') después de darle a Dream Factory un repertorio íntegramente en inglés.


El grupo se separa definitivamente en 1996, siendo clave el abandono de Óscar Fayanás, aunque como él mismo resume "estábamos en un callejón sin salida. No podíamos crecer como grupo si no crecíamos a nivel de público, y no queríamos hacer concesiones para ser un grupo de multinacional. Entramos en un bucle de ensayos, conciertos sin mucha repercusión y pocas expectativas. Además nuestras vidas personales empezaban a divergir". Aparece como despedida el recopilatorio de rarezas Flash, en una tirada limitada de cuatrocientas copias. Se trata sin duda de un documento básico para los seguidores del grupo, pues en él se recopilan -en orden cronológicamente inverso- descartes de las sesiones de grabación para su último disco (Fantastic Circus podía haber tenido otras tres cartas ganadoras en las joviales 'Lágrimas', 'So Stout (Saint-Exupery)' y la inmensa 'Railway Train /2', toma alternativa mucho más ágil y emocionante de un tema que sí entró en el álbum madre); algunas maquetas grabadas para el disco que La Fábrica Magnética no pudo sacar en 1994 (continuistas en el estilo de su primer largo -'There She Goes' es particularmente genérica- y presumiblemente llenas de espacios vacíos a colorear cuando entrasen propiamente en el estudio, aunque 'Hopeless' y 'Live and Dream' vuelan alto en un paisaje conmovedor, y 'High Emotions' tiene el desenfado de los mejores temas pop de Fantastic Circus); y selecciones de las dos primeras maquetas que les dieron a conocer a principios de los 90, cuatro temas excelentes (el ruido y el ritmo monocorde de 'Inverted Ways'; lo naïf de 'Funny Valentine') que son una delicia a la altura de sus últimos tiempos, ejecutados con una inocencia acentuada.

Óscar fue el único que se mantuvo alejado del mundo de la música de manera pública. Pepe y Silvia continuaron en el grupo La Nube, un proyecto más punk-pop ya iniciado cuando aún estaban en El Regalo de Silvia que se separó a principios de la década pasada, y Jacobo tocó puntualmente con El Niño Gusano y más tarde en el grupo de música tradicional aragonesa Biella Nuei. Pepe toca hoy en día en Zorras Adolescentes. Jacobo falleció el 16 de enero de 2013 a la edad de 47 años.

Texto revisado y ampliado el 23 de enero de 2013.

Gracias a Óscar Fayanás y a Pepe Benito.

Para escuchar en Spotify:
El Regalo de Silvia - Dream Factory (1993) (disco original temas 1-14)


Inencontrables encontrables tras el click:
('Ballet', del CD recopilatorio que acompañaba a la revista Buceadora #1, 1996; 'Song for the Kids', de Navidades Furiosas, 1993; y 'Heaven', versión de Psychedelic Furs en directo)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Muchas gracias por tu post, soy de Zaragoza -aunque haga años que no vivo allí- y escuché intermitente a El Regalo de Silvia si bien la economía de un adolescente como era no me dio para hacerme con ninguno de sus discos. Ahora, gracias a Internet, estoy completando esta laguna :-)
pepe nube ha dicho que…
holaaa, acabo de encontrar tu comentario (no se hace cuanto esta puesto) soy pepe era el bateria de EL REGALO DE SILVIA, queria darte las gracias por acordarte de nosotros, me ha gustado mucho lo que has puesto. nunca aspiramos a nada, solo a hacer lo que nos gustaba, pero se agradece que alguien se acuerde. yo despues de el regalo, toque en otros grupos como LA NUBE o MANOLO KABEZABOLO. ahora toco en un grupo de punk rock llamado ZORRAS ADOLESCENTES, bueno gracias otra vez y si necesitas algo ya sabes, saludikos pepe www.myspace.com/pepenube
Joaquín ha dicho que…
El enlace del disco Dream Factory hay que cambiarlo por este:

http://www.musicapolar.com/blog/el-regalo-de-silvia-dream-factory-1993/
Estanis Solsona ha dicho que…

Gracias Joaquín
Luis Mendo Tomás ha dicho que…
¡Gracias por esos "inencontrables encontrables tras el click"! :-)
Punky ha dicho que…
buenas pepe me alegra saver de ti, un saludo kompi