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Mostrando entradas de 2009

Directo: Vic Chesnutt & Kristin Hersh - Old Music Hall, UW - Madison, WI (20th May 2000)

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El jueves, Kristin Hersh publicó un breve tweet en el que decía que tenía la canción 'Myrtle' de Vic Chesnutt en la cabeza, y pedía que le enviásemos pensamientos positivos. Siendo uno de sus mejores amigos desde hace más de quince años y conociendo la relación cómplice y la muy especial afinidad que tenían, pensé que probablemente Kristin había hablado con él por teléfono -como muchas otras veces ha contado de manera anecdótica- y que quizás Chesnutt estaba algo desanimado. Unas horas más tarde, Hersh escribió que no había tenido ninguna llamada durante la noche, y que eso la alegraba porque si no había noticias es que eran buenas noticias. Preocupado, pregunté; y leí lo que no deseaba leer: intento de suicidio, sobredosis de relajantes musculares, coma profundo del cual si despertaba le quedarían serias lesiones cerebrales por la cantidad de horas que pasaron hasta que le encontraron. No era la primera vez que intentaba quitarse la vida, pero Kristin aseguraba que esta

Imperdible: Aroah - "The Last Laugh" (2004)

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La atracción que siento por  The Last Laugh  (2004), concretamente por el tono que emplea  Irene Tremblay  (el nombre detrás de Aroah ), hace que me pregunte hasta qué punto soy masoquista. En este disco, su actitud me remite a la sensación que tienes cuando estás enganchado a alguien al final de una relación sentimental que no vas a terminar tú; ese punto en el que adviertes que sin duda la otra persona ya tiene la mente en otra parte. Puedes llorar y preguntarle por qué en busca de lo que ya no existe, pero no se sentirá especialmente conmovida, sino más bien violenta o a disgusto ante la revelación impúdica de esas emociones. Es una frialdad tan injusta como natural e imposible de disimular para quien la siente. Irreverente y juvenil como sonaba, ya lo decía en 'X-Song', un tema de su primer álbum  No Podemos Ser Amigos  (2002): "Para ti no hay justicia, y a mí me importa un bledo / Así es como soy" . ¿Para qué se van a andar con rodeos cuando no nos quieren, o

En el trastero: Throwing Muses - Demos 1983 / 1984

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¿Alguien se acuerda de cuando tenía catorce años? Séptimo, octavo curso; los juegos empiezan a quedar atrás a cambio de ese irracional mal humor adolescente, sueños sexuales diurnos, la absurda sensación de que uno es más mayor y avispado que los mayores avispados. Osadía inaplacable y, en un segundo, una inseguridad y una cobardía que hacen que la idea de vivir parezca eterna e insoportable... Y mucha, mucha energía desperdiciada. En mi caso, fue a esa edad cuando empecé a canalizarla componiendo canciones y tocándolas con un compañero de clase que no tenía tanto interés en esa catarsis como yo, supongo que porque él no sufría ninguno de los grandes problemas que pueden hundirte en ese microcosmos púber. No me hace falta comparar mis catorce años con los de nadie para saber cuán ridículos puderon ser hasta cierto punto, pero la verdad es que al toparme hace tres años con estas primeras maquetas de Throwing Muses , grabadas en 1983 y 1984 cuando Kristin Hersh (voz, guitarra) y T

Imperdible: Scout Niblett - "Sweet Heart Fever" (2001)

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Scout Niblett saludó al mundo con una peluca rubia engañosa. No hay más que verla, emulando el entusiasmo de una chanteuse pop con un sutil gesto travieso en la portada de Sweet Heart Fever   (2001) y contrastarlo con la música que recoge el disco para entender que hemos sido víctimas de una broma. Miremos más detenidamente y veremos que en los pelos despeinados de la parte superior quizás teníamos una pista. A diez años vista desde que grabara la maqueta que llamó la atención del sello Secretly Canadian y con un quinto álbum a la vuelta de la esquina, hoy por hoy conocemos bien las filias y las fobias de Niblett: su pasión por los extremos, por la fragilidad de unos acordes blues que abruptamente se convierten en riffs de fuzz mareante, por las miniaturas de batería y voz. Es cierto que en I Am (2003) fue la primera vez que echó toda la carne en el asador sin pensárselo y asentó las bases sobre las que ha desarrollado todo su trabajo posterior, pero Sweet Heart Fever queda como u

Imperdible: Retsin - "Salt Lick" (1995)

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Hay algo en Salt Lick (1995). Envuelto en su intimidad y su elaboración casera, no es que uno se sienta precisamente a salvo, cálido y como en casa, sino como si espiara a Tara Jane O’neil (voz, guitarra, batería) y a Cynthia Nelson (voz, guitarra) siendo un fantasma que puede encontrarse en su mismo espacio sin alterar su comportamiento. El olor a hollín en la ropa, el crujido de la leña y el cerrojo echado. Un intruso afortunado dentro de una caseta aislada en un bosque que respira bajo un cielo que tiene, permanente, el tono de las cinco de la tarde en un día de invierno, rozando la nocturnidad. Esa hora del día cuando la idea del peligro cobra más fuerza fuera y el calor del fuego es impagable dentro. Tara Jane y Cynthia ya habían coincidido en varias ocasiones antes de decidir juntarse, tocando con sus respectivos grupos (la primera en Rodan, emblemática formación de Louisville pionera en conciliar la violencia emocional de un rock abrasivo, con tintes de post-hardcore, con

Escenarios: Primavera Club (Barcelona), 9 al 13 de diciembre de 2009

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Primavera Club 2009 BCN: Todo al rojo Seis apuestas sobre seguro (y a la inversa) y su fortuna The Pastels Abriendo la tanda de conciertos en una sala Apolo algo desangelada (que fue llenándose durante la actuación: era pronto, quizás, para un miércoles laborable y además la recogida de abonos y su cambio por la pulsera produjeron retrasos a muchos), The Pastels subieron al escenario con una mezcla de timidez y nerviosismo; silencios tensos entre los temas, miradas inseguras y una sensación como de excesiva preocupación por su parte lastraron un poco su actuación. Eso y la elección de un repertorio anclado en los medios tiempos (bonitos, algunos en la voz de Katrina Mitchell particularmente encantadores, pero reiterativos) hizo de su concierto algo un poco insípido, y la mala mezcla del sonido (acoples por un lado y sección de viento inaudible por el otro) no ayudó. Aún así, destacable que nos despertaran en el tramo final con 'Nothing to Be Done' y , especialment

El despiece: Onion

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El pasado viernes pude ver en directo a Ainara LeGardon por segunda vez este año, presentando un disco ( Forgive Me if I Don't Come Home to Sleep Tonight ) que acaba de publicar después de meses de retrasos motivados por diversos contratiempos. Es simplemente el capítulo más reciente para una artista que a base de rigor, honestidad y pericia no ha hecho más que mejorar y consolidarse con los años, disfrutando de un reconocimiento unánime desde que inició su carrera en solitario con la aparición de In the Mirror (2003), un trabajo con el que se adentró en un terreno oscuro y doliente del que sigue explorando las cavidades. Lo que muchos desconocen más allá del apunte biográfico es que entre 1994 y 2003 estuvo al frente de una de las bandas en retrospectiva más memorables y extrañamente castigadas de la escena independiente española de los años 90, Onion , surgida en Salamanca cuando Elicer Palacios (bajo), Jorge Sierra (guitarra) y David (batería) -agrupados entonces en l

Escenarios: Ainara LeGardon - Heliogàbal (Barcelona), 20 de noviembre de 2009

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Cada vez es mayor el número de mujeres que ocupan un lugar notable dentro de la escena musical de nuestro país, o que al menos intentan estar. Muchas le ponen voz a nuestras desilusiones e ilusiones amorosas, a la nostalgia provocada por el paso del tiempo o la irremediable soledad, pero a veces lo que hacen parece genérico. Otras se ocupan bastante bien de articular discursos mordaces, hilarantes y cotidianos que nos hacen asentir con la cabeza, entre sonrisas y con los ojos entornados pensando "cuánta razón; patética vida". No encuentro a ninguna como Ainara LeGardon , a nadie que me haga mirar cara a cara con la aflicción; que explore ese territorio psicológico turbador y que pueda narrar de forma tan precisa lo que encuentra en esas excursiones; capaz de hacerte tiritar sin estridencias, de provocar tantas imágenes y reflexiones, de inspirar, con parcos elementos. Tengo un pánico aterrador a las alturas, nauseabundo vértigo; pero si se trata de sacar la cabeza a nuestr

Escenarios: Alondra Bentley - Sala Apolo (Barcelona), 18 de noviembre de 2009

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Pequeñas mesas con manteles rojos, algunos de ellos con pequeños agujeros de quemaduras, situadas a dos, tres metros del escenario; una veintena de ellas, supongo. Seamos románticos y no injustos: es el aspecto que tiene la sala Apolo cuando acontecen en ella los conciertos intimistas, que enriquecen el oído con sutilezas habitualmente acústicas y a ritmo de medio tiempo. Poder ver a Alondra Bentley sentado en una de esas mesas en Apolo en vez de estar de pie en una sala de menor aforo es necesario y de agradecer. A pesar de haber visitado la ciudad en anteriores ocasiones este año, Bentley no había tenido la oportunidad de ir más allá de los apresurados showcases, así que por primera vez presentaba Ashfield Avenue sin necesidad de mirar el reloj preocupada por el artista que actuaría después. La acompañaron sobre el escenario los habituales Caio Bellveser (contrabajo, piano), Xema Fuertes (guitarras, banjo, teclados) y Pepe Andreu , que aportó puntualmente pizcas de trompeta

Imperdible: The Slits - "Cut" (1979)

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Ojeando ayer el extenso e interesantísimo libreto que acompaña la reedición expandida del debut de The Slits , me topé con una cita de Viv Albertine (guitarra, voz) en la que reflexionaba diciendo que, mirando hacia atrás, grupos con chicas como ellas, The Raincoats, X-Ray Spex o Siouxsie & the Banshees aportaron cosas al punk que hicieron de él un movimiento musical mucho más interesante. El factor femenino y su particular sensibilidad; ese algo que siempre me ha atraído en la música desde pequeño y que aún hoy no consigo explicar bien. Pero hay algo definitivamente especial y fértil en el enfoque creativo de las mujeres y en cómo se expresan artísticamente; las cosas nunca son tan obvias. Cut (1979) es uno de los trabajos imprescindibles de la época post-punk, y uno de sus más sobresalientes exponentes en cuanto a inventiva, transgresión y creatividad; fascinante como solo puede serlo lo insólito. Dar con esa fórmula que acabó por hacer de Cut -y por extensión, de The Retur

Escenarios: Christina Rosenvinge - Sala Apolo (Barcelona), 17 de octubre de 2009

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Ayer hacíamos repaso mental y nos dábamos cuenta de que era la quinta visita de Christina Rosenvinge a Barcelona en apenas un año. Presentó Tu Labio Superior en noviembre de 2008 en la misma sala Apolo , cuando apenas llevaba dos semanas en las tiendas; vino sola con su piano y su guitarra acústica a la FNAC en enero; en febrero llenó la sala Bikini acompañada de Steve Shelley y Chris Brokaw; y en junio pasó la reválida rockera de nuevo con su banda de aquí. un recorrido que ha gozado de la misma suerte en otras ciudades de la península, y sin duda indicativo del excelente año que ha tenido Rosenvinge, quien supongo que no podía imaginarse, al volverse de estados unidos en 2005, que podría ocupar un lugar tan notable y cómodo dentro del panorama musical español haciendo las cosas a su manera. Las últimas citas de la gira de Tu Labio Superior han tenido un marcado tono intimista, y así fue ayer en Apolo. Nada de guitarras eléctricas para Christina ni para Charlie Bautista ,

Momentum: Nina Hagen - "Nina Hagen Band" (1978) / "Nunsexmonkrock" (1982)

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Hay una historia que he explicado cien veces, uno de los primeros recuerdos que guardo de mi vida. Cuando tenía unos cuatro años, allá por el año '88, uno de mis pasatiempos favoritos era escuchar música con un walkman  Sony WM-F5  -amarillo, con los botones de goma; irrompible: se me llegó a caer por el balcón del primer piso donde vivíamos y aún así siguió funcionando. Me acomodaba en una recurrida butaca de escay marrón con los auriculares puestos y una caja de zapatos donde guardaba tres cintas: Through the Looking Glass , de Siouxsie & the Banshees; Big Science , de Laurie Anderson; e In Ekstasy , de Nina Hagen , todas sin sus correspondientes cajas. Creo que nunca he preguntado a mis padres si las eligieron por alguna razón, si les parecían accesibles o educativas. Siouxsie me resultaba seductora, me embelesaba; Laurie, con su voz calmada, detallaba instrucciones y hacía reflexiones de las que no podría adivinar el peso hasta muchos años después; y Nina... Nina juga